Espíritu Santo
Top Bible Verses about Espíritu Santo
Génesis 1.2
Joel 2.28–29
Lucas 4.18
Juan 14.16–17
Juan 15.26–16.15
Hechos de los Apóstoles 2.1–4
Famous Christian Quotes About Espíritu Santo, Pentecostés
El Espíritu une a los cristianos mutuamente y con Dios
Todos nosotros, recibiendo uno y el mismo Espíritu, el Espíritu Santo, estamos de alguna manera unidos entre nosotros y con Dios. Aun en nosotros, siendo muchos, Cristo que es el Espíritu del Padre y su propio Espíritu, habita en cada uno de nosotros separadamente, siendo el Espíritu uno e indivisible, une los separados espíritus de las individualidades de cada uno de nosotros, como tenemos un ser separado en su propia simplicidad natural en unidad, hace que todos se manifiesten sucesivamente en él, a través de sí mismo, y como uno solo. Porque así como el poder de su santa carne hace que todos existan para ser miembros del mismo cuerpo, así mismo también el Espíritu de Dios indivisible que habita en todos siendo uno, nos une a todos juntos en una unidad espiritual.
El Espíritu imprime la imagen de Dios en los creyentes
Cuando Dios imprime su sello en el corazón de una persona mediante su Espíritu, sucede una especie de santa impresión, una imagen que se deja impresa en el corazón por medio del Espíritu, como ocurre con un sello sobre cera caliente. Y este sello santo, o imagen impresa, exhibe a la conciencia una evidencia clara de que el asunto en cuestión es el hijo de Dios, aquello que la Escritura denomina como el sello o
las arras del Espíritu, y el testimonio o la evidencia del Espíritu. Y esta marca estampada por el Espíritu en los hijos de Dios es su propia imagen. Esa es la evidencia mediante la cual son conocidos como hijos de Dios, tienen la imagen de su Padre estampada en su corazón mediante el Espíritu de adopción.
La revelación gradual de la Trinidad
El Antiguo Testamento proclamaba abiertamente al Padre y oscuramente al Hijo. El Nuevo manifestó al Hijo, e indicó la divinidad del Espíritu. Ahora el mismo Espíritu habita entre nosotros y nos proporciona una demostración más clara de sí mismo. Porque no era seguro, cuando la divinidad del Padre aún no era reconocida, proclamar claramente al Hijo; ni cuando la del Hijo todavía no había sido recibida para cargarnos aún más (si se me permite el atrevimiento de la expresión) con la del Espíritu Santo; para que la gente no pueda, como los hombres cargados más allá de sus fuerzas con alimentos, o los que presentan los ojos demasiados débiles para ver la luz del sol, arriesgarse a perder aun lo que estaba al alcance de sus poderes.