Servicio

Los seres humanos tenemos naturalmente pensamientos tan pequeños acerca de la majestad y la ley de Dios que consideramos que cualquier servicio es suficientemente bueno para él y en conformidad con su ley. Pensamos que los tiempos muertos y sobrantes son aptos para rendir servicio a Dios. Cuando nos rendimos de sueño al terminar la jornada y no tenemos fuerzas ni capacidades para realizar ninguna actividad, consideramos que es un tiempo propicio para abrir nuestro corazón a Dios. ¡Cuán pocos sacrificios matinales Dios recibe de parte de muchas personas y familias! Los seres humanos saltan de sus camas para llevar a cabo sus placeres carnales o empleos mundanos, sin pensar siquiera en su Creador y Preservador ni tener ninguna reflexión acerca de su voluntad como la regla para nuestra obediencia cotidiana.

La verdadera fe evangélica es de tal naturaleza que no puede permanecer inactiva, sino que se hace manifiesta en toda su justicia y obras de amor. Muere a la carne y a la sangre; destruye todas las concupiscencias y deseos prohibidos, busca, sirve y teme a Dios de todo corazón, viste al desnudo, alimenta al hambriento, conforta al afligido, alberga al pobre, ayuda y consuela a todos los oprimidos, devuelve bien por mal, sirve a aquellos que la injurian, ora por los que la persiguen, enseña, amonesta y reprueba con la Palabra del Señor, busca lo que está perdido, venda lo que está herido, sana lo que está enfermo y preserva lo que está sano. La persecución, el sufrimiento y la ansiedad que le sobrevienen por amor a la verdad del Señor, es para ella un gozo glorioso y un consuelo.

No es costumbre que una persona inteligente vista y cuide a una parte de su cuerpo y deje el resto destituido y desnudo. ¡No! La persona inteligente se muestra solícita con todos sus miembros. Y así mismo ha de ser con aquellos que forman la iglesia y el cuerpo del Señor. Todos los nacidos de Dios, que han recibido el don del Espíritu del Señor y que, según las Escrituras, han sido llamados a integrar un solo cuerpo de amor en Cristo Jesús, están preparados por ese amor para servir a su prójimo, no sólo con dinero y con bienes, sino también conforme al ejemplo de su Señor y Cabeza, Jesucristo, de manera evangélica, con la vida y con la sangre … ¡Miren!, una comunidad así es la que nosotros enseñamos.