Valentía

¿Por qué deberías temer que te despojen de aquello a lo que has renunciado para Cristo? Si eres cristiano, esta es la primera lección que aprendes: negarte a ti mismo, tomar tu cruz y seguir a tu Maestro, por lo que el enemigo llega demasiado tarde. No tienes vida que perder porque ya se la has dado a Cristo y ninguna persona puede tomarla sin que Dios lo permita. Todo lo que tienes está asegurado y aunque Dios no te ha prometido inmunidad de esta clase de sufrimiento, sí se ha comprometido a soportar la pérdida, de hecho, pagándote ciento por uno, y no deberás esperar por ello hasta el mundo venidero.

Aun los predicadores se dedican a arreglar sus sermones para no desagradar a nadie. Su intención es buena y su labor también, sin embargo, son pocos los que los oyen y enmiendan sus vidas. Pero, ¿por qué no son muchos los que, como resultado de sus sermones, se abstienen de pecados públicos? Bueno, yo pienso que eso se debe a que los predicadores son hombres demasiado prudentes. A diferencia de los apóstoles, no arden con el gran fuego del amor de Dios y dejan a un lado la prudencia mundana; y por consiguiente, su fuego emite muy poco calor.

Quien no muere cuando debía morir y quien muere cuando no debía hacerlo, ambos son igualmente cobardes. Desear vivir cuando uno es llamado a morir es una señal de cobardía, porque alguien así tiene temor de ingresar a la lista con el rey de los terrores. Desear morir cuando uno es llamado a vivir habla de una criatura de corazón débil, porque una persona así no se atreve a mirar una aflicción o un desastre a la cara; por lo que encuentra refugio en la muerte.