Una Oración Para Alcanzar Las Metas

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TEXTO: (Juan 17:15)  No ruego que los quites del mundo,  sino que los guardes del mal.

TEMA: “UNA ORACIÓN PARA ALCANZAR LAS METAS”

INTRO.: Vv. 11-16.Cristo no ora que ellos sean ricos y grandes en el mundo, sino que sean resguardados del pecado, fortalecidos para su deber, y llevados a salvo al cielo. La prosperidad del alma es la mejor prosperidad óptima. Rogó a su santo Padre que los cuidara por su poder y para su gloria, para que ellos se unieran en afecto y trabajo aun conforme a la unión de Padre e Hijo.

No oró que sus discípulos sean quitados del mundo, para que pudieran escapar de la ira de los hombres, porque tenían una gran obra que hacer para la gloria de Dios, y para beneficio de la humanidad. Él oró que el Padre los resguardara del mal, de ser corrompidos por el mundo, los remanentes de pecado en sus corazones, y del poder y astucia de Satanás. Así, pues, ellos pasarían por el mundo como cruzando territorio enemigo, como Él había hecho. Ellos no son dejados aquí para procurar los mismos objetivos que los hombres que les rodean, sino para glorificar a Dios y servir a su generación. El Espíritu de Dios en los cristianos verdaderos se opone al espíritu del mundo.

O. T. Como se puede hacer efectiva la oración en nosotros:

 

I.- CONFIRMANDO LA SALVACIÓN.-

a).- Para alcanzar las metas en Cristo no podemos tener otras bases.

(Juan 17:3)  Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,  el único Dios verdadero,  y a Jesucristo,  a quien has enviado.

b).- Tenemos la protección de Jesús, por guardar su palabra, como fruto de la salvación.-

(Juan 17:6)  He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste;  tuyos eran,  y me los diste,  y han guardado tu palabra.

(Juan 17:7)  Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado,  proceden de ti;

(Juan 17:8)  porque las palabras que me diste,  les he dado;  y ellos las recibieron,  y han conocido verdaderamente que salí de ti,  y han creído que tú me enviaste.

(Juan 17:9)  Yo ruego por ellos;  no ruego por el mundo,  sino por los que me diste;  porque tuyos son,

(Juan 17:10)  y todo lo mío es tuyo,  y lo tuyo mío;  y he sido glorificado en ellos.

c).- Mantener la unidad entre hermanos y la Trinidad.-

         (Juan 17:11)  Y ya no estoy en el mundo;  mas éstos están en el mundo,  y yo voy a ti.  Padre santo,  a los que me has dado,  guárdalos en tu nombre,  para que sean uno,  así como nosotros.

II.- ACEPTANDO LA PROTECCIÓN

a).- En obediencia.-

         (Juan 17:12)  Cuando estaba con ellos en el mundo,  yo los guardaba en tu nombre;  a los que me diste,  yo los guardé,  y ninguno de ellos se perdió,  sino el hijo de perdición,  para que la Escritura se cumpliese

b).- Ver a Jesús en su trono, completa el gozo, es tiempo de la protección del E. S.

(Juan 17:13)  Pero ahora voy a ti;  y hablo esto en el mundo,  para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.

c).- Por el poder de la palabra la cual creemos y estamos sujetos, palabra que no es de este mundo.

(Juan 17:14)  Yo les he dado tu palabra;  y el mundo los aborreció,  porque no son del mundo,  como tampoco yo soy del mundo.

(Juan 17:15)  No ruego que los quites del mundo,  sino que los guardes del mal.   

(Juan 17:16)  No son del mundo,  como tampoco yo soy del mundo.

(Juan 17:17)  Santifícalos en tu verdad;  tu palabra es verdad.

(Juan 17:18)  Como tú me enviaste al mundo,  así yo los he enviado al mundo.

(Juan 17:19)  Y por ellos yo me santifico a mí mismo,  para que también ellos sean santificados en la verdad.

 

III.- APASIONADOS POR NUESTRO DESTINO

a).- Usted y yo estamos incluidos.

(Juan 17:20)  Mas no ruego solamente por éstos,  sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

b).- Manteniendo la unidad:

(Jun 17:21)  para que todos sean uno;  como tú,  oh Padre,  en mí,  y yo en ti,  que también ellos sean uno en nosotros;  para que el mundo crea que tú me enviaste.

(Jun 17:22)  La gloria que me diste,  yo les he dado,  para que sean uno,  así como nosotros somos uno.

(Jun 17:23)  Yo en ellos,  y tú en mí,  para que sean perfectos en unidad,  para que el mundo conozca que tú me enviaste,  y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

c).- Sin perder de vista nuestra meta final:

(Juan 17:24)  Padre,  aquellos que me has dado,  quiero que donde yo estoy,  también ellos estén conmigo,  para que vean mi gloria que me has dado;  porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

(Juan 17:25)  Padre justo,  el mundo no te ha conocido,  pero yo te he conocido,  y éstos han conocido que tú me enviaste.

(Juan 17:26)  Y les he dado a conocer tu nombre,  y lo daré a conocer aún,  para que el amor con que me has amado,  esté en ellos,  y yo en ellos.

CONCLUSIÓN: 

Lo que en esta vida podemos recibir es pasajero.          Lo de Dios es eterno, nunca se acaba.

No hay nada en este mundo que sea perfecto.              En Dios todo es perfecto.

Las cosas y las personas cambian.                                          En Dios todo es seguro, nada cambia.

Si amas al mundo, tu destino será el infierno.                                 Si amas a Dios, el quiere que le acompañes por la eternidad en el paraíso, en su presencia.

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