El Médico Divino

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Introducción

Muchos de nosotros hemos dicho o escuchado la expresión de:
El doctor X, es un muy buen médico (de cabecera, oftamólogo, cirujano, etc.)
Cuando una persona llega a enfermarse ve la necesidad de acudir a un médico - no cualquier médico; sino uno de esos buenos médicos.
Un médico reconocido.
Un médico donde la gente hace fila para poder recibir una consulta.
Cuando estamos sanos no nos preocupamos por conocer quienes son buenos médicos.
Los jóvenes, seguramente no saben ni como se llama el nombre de su pediatra.
En cambio, los que ya somos de más edad nos hemos hecho muy buenos amigos de nuestros médicos y cirujanos.
Los que tenemos más edad, y sobre todo los que hemos luchado con alguna enfermedad, vemos la necesidad de consultar con los mejores médicos.
Solo una persona enferma ve la necesidad de tener un buen médico a quien pueda acudir.
Hoy en nuestra lectura vemos al Señor Jesús expresar este mismo sentir:
Marcos 2:17 “Al oír esto, Jesús les dijo*: «Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».”
Hoy veremos:
Jesús llama a los no deseados
Jesús come con los no deseados
Jesús sana a los que reconocen que están enfermos

I. Jesús llama a los no deseados

Jesús sigue ministrando en la región de Capernaúm, a la orilla del mar de Galilea.
Marcos 2:13 NBLA
Jesús salió de nuevo a la orilla del mar, y toda la multitud venía a Él, y les enseñaba.
Jesús está a la orilla del mar, cerca de la playa.
Vemos como se reúne la multitud para poder escuchar su enseñanza.
Jesús ha ganado fama por sus milagros, porque ha expulsado demonios, ha limpiado leprosos.
Pero, vemos que él insiste en enseñar a las multitudes.
Las multitudes parece que ahora están siendo atraídas por la enseñanza de Jesús.
Jesús ha venido a enseñar con autoridad, muy diferente los escribas y fariseos.
Marcos 1:22 NBLA
Y se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Se cumple la palabra de los Salmos:
Salmo 45:2 NBLA
Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derrama en Tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Jesús está a punto de tener un encuentro con el autor de uno de los Evangelios - Mateo.
Aquí inicia la historia de Mateo.
Aquí inicia su testimonio.
Marcos 2:14 NBLA
Al pasar, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: «Sígueme». Y levantándose, lo siguió.
Sabemos que este Leví, es el mismo de Mateo 9:9 donde se narra la misma historia.
Marcos lo llama Leví y en Mateo, del que estamos leyendo, se identifica como Mateo.
Notemos como se le describe. Mateo estaba “sentado en la ofician de los tributos”.
Mateo era un recaudador de impuestos.
En la RV60 a los recaudadores de impuestos se les llama publicanos.
¿Quienes eran?
Bueno, recordemos que para este tiempo Israel era gobernada por los romanos.
Los romanos imponían impuestos a los pueblos que controlaban.
Cobraban impuestos comerciales, de carretera, y de ingresos.
La historia nos dice que durante el tiempo de Jesús, Herodes Antipas, gobernaba la región de Galilea.
Para poder mantener funcionado el sistema de gobierno romano había que cobrar impuestos.
Por tanto, los romanos habían desarrollado un sistema mediante el cual contrataban gente del mismo pueblo ocupado para que ellos cobraran el impuesto a su misma gente.
Los romanos les imponían una cuota mínima.
A estos oficiales se les llamaba publicanos/recaudadores de impuestos.
El problema es que estos hombres se enriquecían porque era una puerta amplia para la corrupción.
Ellos no cobraban el impuesto justo sino que cobraban más de lo requerido y así se enriquecían.
Ya se imaginarán como los consideraban los israelitas.
El pueblo de Israel estaba viviendo bajo la ocupación de los romanos - un pueblo gentil, idolatra, que no mantenía los mismos valores revelados en el Antiguo Testamento.
Esto enfurecía a los israelitas porque no eran libres para gobernarse a ellos mismos.
Aparte de vivir bajo la ocupación de un pueblo extranjero, había que pagar un impuesto para solventar los gastos.
En otras palabras, pagaban el impuesto que mantenía funcionando y en poder al gobierno romano.
Pero, quizá lo que más enfurecía a los israelitas es que gente de su misma nación, su misma sangre, su misma familia, eran los que cobraban el impuesto y que se enriquecían a costas de su gente.
Esto es lo que era Leví/Mateo un recaudador de impuestos.
Leví era despreciado por sus compatriotas.
Es posible que Leví era la verguenza de su familia.
Estaba trabajando para el enemigo - los romanos.
Así que lo que vemos aquí es un hombre ejerciendo su trabajo de extorsión y robo a su misma gente.
Jesús pasa cerca de “la oficina de los tributos”.
Marcos 2:14 NBLA
Al pasar, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: «Sígueme». Y levantándose, lo siguió.
Después de este momento, la vida de Leví jamás volvió a ser la misma.
A este que toda su nación lo despreciaba y quizá hasta su propia familia - Jesús llama para ser su discípulo.
Así como Jesús llamó a Andrés y Pedro a Jacobo y Juan, ahora llama a este que la gente lo rechazaba por la vida que llevaba.
Jesús llama a que sea su discípulo a uno no deseado en Israel, a uno despreciado, a uno que era visto con menosprecio y odio.
Jesús llama a los que no son deseados.

II. Jesús come con los no deseados

Pero el trato de Jesús con Leví va más allá de llamarlo a que sea su discípulo.
Marcos 2:15 NBLA
Y sucedió que estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y Sus discípulos; porque había muchos de ellos que lo seguían.
Ahora están en casa de Leví.
Leví ha convidado a Jesús a su casa pero hay muchos otros más.
La Biblia dice que la casa esta llena de “muchos recaudadores de impuestos y pecadores”.
¿De donde salió tanta gente?
Se supone que los recaudadores de impuestos eran despreciados.
Bueno, la realidad es que aquí tenemos un grupo de gente que eran despreciados por la misma razón.
Era su círculo de apoyo.
Eran despreciados porque todos eran recaudadores de impuestos.
Tenían la misma vida, tenían las mismas costumbres, estafaban a su gente de la misma forma.
Pero, no solo se menciona a los recaudadores de impuestos sino se mencionan también a “pecadores”.
No sabemos que es el pecado que ellos cometían.
Quizá esto se refiere a gente que tenían vidas inmorales.
O tal vez se refiere a gente que no vivían de acuerdo a las normas religiosas.
Seguramente lo que está sucediendo es que Leví ha tenido un encuentro con el Señor Jesús.
Ha conocido al salvador Jesucristo.
Ha sido llamado a ser su discípulo.
Ha dejado su puesto, su vida de enriquecimiento ilícito.
Ahora, su nueva identidad está en Jesús - es un discípulo de Jesús.
Leví ha invitado a todos sus conocidos a conocer a Jesús.
Y vemos que hace Jesús: Marcos 2.15 “Y sucedió que estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y Sus discípulos; porque había muchos de ellos que lo seguían.”
Muchos se habían convertido en discípulos de Jesús.
Muchos de estos recaudadores de impuestos y pecadores se habían convertido al Señor.
Ellos habían, al igual que Mateo, tenido un encuentro con Jesús.
Y ahora Jesús está comiendo con ellos.
Se entiende que muchos de ellos seguían a Jesús pero otros no lo seguían aún.
¿Y cual es el deseo del creyente?
Nuestro deseo es que los que no lo conocen puedan conocer a Jesús.
Nuestro deseo es que los que no han tenido un encuentro con Jesús - que ellos lo puedan conocer.
Notemos que aunque Jesús pudo haber enseñado en esta reunión, Marcos no lo menciona.
Marcos nos dice que estaba comiendo Jesús con ellos.
En la Biblia el concepto de comer con otro es muy importante porque habla de tener comunión, una relación más cercana, estar en paz, mostrar bondad/amor hacía los demás.
A estos que la sociedad los despreciaba por ser recaudadores de impuestos o simplemente gente pecadora (de dudosa vida, de vidas desordernadas, etc.); vemos que Jesús come con ellos mostrando que él no iba a despreciarlos como lo hacía el resto de la sociedad.

III. Jesús sana a los que reconocen que están enfermos

Pero, todo esto provoca un conflicto:
Marcos 2:16 NBLA
Cuando los escribas de los fariseos vieron que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a Sus discípulos: «¿Por qué Él come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?»
De alguna manera los escribas de los fariseos se dan cuenta que Jesús está comiendo con esta gente despreciable.
Los fariseos eran la secta judía que se esforzaba en guardar los 613 mandamientos del Antiguo Testamento.
Ellos creían ser gente piadosa, gente muy religiosa, gente que conocía las Escrituras.
Al darse cuenta que Jesús come con ellos levantan sospecha contra Jesús por estar comiendo con esta gente tan despreciable.
¿Cómo es posible que Jesús, siendo un rabino, un maestro de la palabra, un conocer de las Escrituras, pueda comer con esta gente indeseable?
Ahora, mucha gente mal interpreta este pasaje y dice:
Aquí la Biblia nos enseña que los cristianos que quieren mostrar el amor de Cristo deben estar dispuestos ir a las reuniones donde están los que no conocen a Dios.
Si nuestros amigos hacen una fiesta donde hay baile, bebida, pleito, etc., pues allí deben estar los cristianos en primera fila.
Los cristianos deben ser los primeros en acompañar a sus amigos a una cantina.
Los cristianos deben estar en los eventos de los que no son cristianos…porque esto es mostrar el amor de Cristo.
Porque cuando no lo hacemos, somos igual que los fariseos.
Somos igual que esos fariseos religiosos que criticaban a Jesús por estar con los pecadores de su epoca.
Pero para poder interpretar este pasaje, es necesario ver lo que dice Jesús:
Marcos 2:17 NBLA
Al oír esto, Jesús les dijo*: «Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
Jesús sabe que los fariseos se escandalizan que Jesús haya estado comiendo con los despreciados de Israel.
Pero, Jesús con esta respuesta nos da la razón por la cual estaba comiendo con ellos.
Jesús presenta dos clases de personas - un sano y un enfermo.
Jesús dice que el sano no tiene necesidad de médico.
Jesús dice que el enfermo tiene necesidad de un médico.
Jesús dice que el sano es el que es justo (libre de pecado, intachable, irreprensible).
Jesús dice que el enfermo es el pecador.
Por tanto, Jesús vino como el médico divino para traer sanidad al pecador / al enfermo.
¿Qué está sucediendo?
¿Quienes son los sanos / los justos de esta historia?
Estos son los fariseos.
No porque realmente sean justos y porque viven según la ley de Dios.
Son justos en su propia opinión.
Ellos creen que son justos y que no necesitan de Jesús.
Creen que son justos y creen que no necesitan al Cordero que ha venido a quitar el pecado del mundo.
Creen que son santos y que no necesitan el perdón de Dios.
En cambio, algunos de los recaudadores de impuestos y pecadores, han reconocido su estado de enfermedad.
Han reconocido no solamente que son despreciados por sus compatriotas sino que están bajo la ira de Dios.
Han reconocido su odio, su rencor, su mentira, su egoísmo, su vanagloria, sus malos pensamientos, etc., y por tanto reconocen cuan enfermo está su corazón a causa de su pecado.
Han reconocido su grave problema.
Jesús ha estado con ellos - no porque Jesús quizó acompañarlos en su vida de pecado sino porque son enfermos que han reconocido su grave enfermedad y que necesitan que Jesús sane su alma, sane su corazón, y los limpie de todo pecado.
No puede haber peor enfermo que aquel que cree estar sano.
Esta es la condición de la mayoría de la humanidad.
Todos los seres humanos estamos enfermos, tenemos una enfermedad terminal, tenemos una enfermedad mortal que nos va a llevar no solamente a la tumba sino al infierno.
¿Pero, cuantos realmente han reconocido su estado de gravedad?
Bendito sea Dios que muchos escucharon el llamado de Jesús diciendo: Sígueme y comenzaron a seguir al maestro.
…no porque se creen mejor que los demás.
…no porque son más buenos que los demás.
Sino porque reconocieron su estado de enfermedad y acudieron al único que podía intervenir en sus vidas - al médico divino.
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