Las Cinco Ws del Periodismo y la Encarnación de Jesús

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Introducción

Estamos a cinco semanas de celebrar la encarnación de Jesucristo.
Aunque sabemos que no ocurrió en diciembre, creemos que fue el evento más transformador de la historia de la humanidad: Dios se hizo carne y habitó entre nosotros.
La iglesia de Cristo ha utilizado las cinco semanas antes del 25 de diciembre como un tiempo de preparación para esta gran celebración. A este tiempo de preparación se le ha llamado “adviento” que significa “venida”.
Vamos a pausar nuestra serie en el evangelio según Marcos y dedicar cinco semanas para reflexionar sobre la encarnación de Jesús.
He tomado esta idea de uno de los profesores del serminario Southwestern (David Allen) y estaremos tomando cinco pasajes del Antiguo Testamento que hablan acerca de la encarnación de Jesús.
Estaremos considerando la encarnación de Jesús desde el punto de vista de un periodista.
Los periodistas se entrenan para contestar las cinco W’s (se les conoce en inglés the five Ws.
Who, what, where, when, why
Quién, qúe, dónde, cuándo, por qué
Cada semana estaremos contestando una de estas preguntas.
Hoy estaremos considerando el “qué” de la encarnación de Jesucristo.
¿Qué fue lo que anunció el profeta Moisés en el libro de Génesis?
¿Qué es lo que estuvieron esperando los patriarcas, los jueces, los reyes, y los profetas de Israel?
¿Qué es lo que estaba esperando, en el primer siglo, Simeón cuando iba al templo para adorar a Dios día tras día?
Hoy veremos:
Genesis 3:15 NBLA
»Pondré enemistad Entre tú y la mujer, Y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, Y tú lo herirás en el talón».
Hoy veremos:
La caída del hombre
El anuncio de una esperanza

I. La caída del hombre

Nuestros primeros padres han desobedecido la orden de Dios.
Han comido del árbol prohibido.
Han quebrantado la ley de Dios.
Han comparecido ante la presencia de Dios y están recibiendo la sentencia por su pecado/falta/transgresión.
Genesis 2:16–17 NBLA
Y el Señor Dios ordenó al hombre: «De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás»
Genesis 3:11 NBLA
«¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo?», le preguntó Dios. «¿Has comido del árbol del cual Yo te mandé que no comieras?»
Adán y Eva no pueden ocultar su falta ante la presencia de Dios.
A partir de este momento, nuestros primeros padres comienzan a experimentar las consecuencias de su pecado:
Sienten verguenza ante la presencia de Dios.
Huyen ante la presencia de Dios.
Experimentan por primera vez la mortalidad al recibir la sentencia capital:
Genesis 3:19 NBLA
»Con el sudor de tu rostro Comerás el pan Hasta que vuelvas a la tierra, Porque de ella fuiste tomado; Pues polvo eres, Y al polvo volverás».
A partir de este momento, ellos y todos sus descendientes vivirían con una naturaleza pecaminosa y conocerían:
El dolor
La tristeza
La enfermedad
La tragedía
La ansiedad
La debilidad
El pecado
Etc.
Dios podría haber eliminado a nuestros primeros padres.
Dios podría haberlos desaparecido.
Podría haber hecho una nueva creación.
De pronto nuestra mente se va inmedeatamente a la expulsión de nuestros primeros padres del jardín de Dios.
Los vemos huyendo de la presencia de Dios.
Los vemos mirar hacía atrás contemplando el paraíso que perdieron.
Los vemos cabizbajos caminando hacía un futuro incierto, tenebroso, desconocido.
Pero, debemos detenernos unos momentos en Genesis 3:15 porque es aquí donde aprendemos que:
El plan de Dios no fue eliminar a nuestros primeros padres.
Los planes de Dios no se verían frustrados.
Dios tomaría esta situación tan triste, tan imposible, tan perdida, y encendería una luz de esperanza en medio de las tinieblas que parecían haberse apoderado sobre la creación.

II. El anuncio de una esperanza

Dios proclama/anuncia/declara una esperanza en medio del dolor de pecado.
Genesis 3:15 NBLA
»Pondré enemistad Entre tú y la mujer, Y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, Y tú lo herirás en el talón».
Notemos que Dios declara que a partir de ese momento vendría una batalla entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente.
La simiente de la mujer se refiere a sus descendientes: a sus hijos, nietos, bisnietos, etc., hasta llegar a nosotros porque todos procedemos de Adán y Eva.
La simiente de la serpiente se refiere a todo lo que produce Satanás, nuestro enemigo.
No se refiere a hijos, nietos, bisnietos, de Satanás porque Satanás y los demonios son seres espirituales/angélicales que no pueden reproducirse.
Más bien, se refiere a una batalla permanente, una lucha continua entre los descendientes de la mujer y a las influencias del maligno sobre la simiente de la mujer.
Es aquí donde concluímos que Satanás y el mundo de los demonios odían a la humanidad. Nosotros mismos somos testigos de como el pecado (que siempre se relaciona con Satanás y los demonios) acaban con el hombre:
La drogadicción
El narcotráfico
El odio
La mentira
Los vicios
La inmoralidad sexual
Destruyen la salud mental y fisica del hombre. Lo acaban hasta llevarlo a la tumba.
Satanás y los demonios odían al ser humano y lo quieren ver destruído. ¿Por qué será?
Por que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios.
Satanás odía todo lo que Dios representa y por lo tanto su anhelo más grande es destruír a todo lo que tenga alguna relación con Dios.
Por cierto, toda ley que intenta destruir al ser humano es de orígen Satánico/diabólico (aborto, eutanasia, legalisación de drogas).
Vivimos en un mundo donde Satanás y los demonios están obrando para destruir al ser humano. Esta lucha no se compara con las guerras entre las naciones.
…porque es una lucha silenciosa que Satanás logra lidiar en la mente y corazón del ser humano.
Satanás está cautivando a niños, jovenes, adultos, y ancianos, de manera silenciosa.
…y lo peor de todo es que no podemos hacer nada para defendernos.
Satanás y los demonios son seres angelicales.
Su poder supera a la fuerza humana.
No podemos librarnos de su influencia ni de su poder sobre la humanidad.
Habíamos dicho que Dios estaba dando una luz de esperanza y hasta el momento hemos hablado de una realidad oscura/triste/deprimente.
Pero, debe ser así porque no podríamos apreciar la luz de esperanza sin primero considerar las densas tinieblas.
Nadie jamás ha apreciado el agua hasta que se siente completamente agotado y muriendo de sed.
La esperanza la vemos en Genesis 3:16 cuando Dios dice que vendría alguién que heriría la cabeza de la serpiente.
Vendría uno que nacería de la simiente de la mujer.
Sería un ser humano similar a nosotros.
Nacería de una mujer.
Sería un ser humano de carne y hueso.
Este maravilloso heriría a la serpiente.
Notemos la clase de herida.
La Biblia es muy clara cuando habla de la clase de herida - sería una herida en la cabeza de la serpiente.
Herir a una serpiente en la cola o en el abdomen podría causarle daño temporal…pero una herida en la cabeza sería una herida mortal.
Aquel que vendría de la simiente de la mujer lo dejaría inmovilisado, deshabilitado, destruído, acabado, aniquilado.
Pero, a la misma vez que le da la herida mortal a la serpiente, la serpiente aprovecharía para herir su talón.
Al aplastar su cabeza con el pie, la serpiente tendría suficiente tiempo por lo menos para abrir su boca y enterrar sus colmillos en el talón del que la hiere.
Va a ser vencida la serpiente, pero ella lo va a herir.
No va a morir sin antes dar guerra y herir al que la va a destruir.

Conclusión

Este pasaje nos habla acerca de Jesucristo.
Contesta a la pregunta de ¿qué va a suceder cuando el Hijo de Dios sea encarnado?
Es mediante la encarnación de Jesús, en el nacimiento hace 2,000 años de Jesús de Nazaret, que viene a la tierra aquel que por fin va a destruir las obras de maldad.
Es en el nacimiento de Jesús que Dios va a derrotar completamente el poder de las tinieblas.
Es mediante la encarnación de Jesús que Dios va a venir a destruir las obras de maldad.
1 John 3:8 NBLA
El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
Esta es la luz que alumbra en medio de las tinieblas.
Esta es la luz de esperanza que comenzó a brillar miles de años antes del nacimiento de Jesús.
Ese día de tanto dolor, de tanta derrota, de tanta oscuridad, tras el pecado y juicio de nuestros primeros padres, que comenzó a alumbrar la promesa del nacimiento de aquel que vendría a destruir las obras del maligno.
Ese día sería destruido el poder que el enemigo tiene sobre la humanidad.
Ese día sería inhabilitado el enemigo de nuestros almas para ya no tener más dominio sobre el hombre.
Ese día Dios proclamaría liberación a los oprimidos. Es por eso que Jesús puede proclamar en la sinagoga de Nazaret:
Luke 4:18 NBLA
«El Espíritu del Señor está sobre Mí, Porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, Y la recuperación de la vista a los ciegos; Para poner en libertad a los oprimidos;
Luke 4:21 NBLA
Y comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que han oído».
Pero, recordemos bien lo que dice Génesis 3:15; la serpiente va a herir su talón.
No será una herida mortal.
No será una herida fatal.
No será una herida permanente.
Pero, sí logrará causarle una herida.
Muchos creyentes han visto en este pasaje el anuncio de la traición de Jesús, su sufrimiento de Jesús, su juicio, y eventualmente su crucifixión.
El anuncio de Génesis 3:15 es que Dios vendría, en la persona de Cristo, a destruir para siempre las obras de Satanás y los demonios, pero esto no se lograría sin dolor.
El camino a la vida fue mediante el dolor.
El camino a la victoria fue mediante el sufrimiento.
El camino a la paz fue mediante la soledad y abandono del Calvario.
Esto es el qué de la encarnación - qué es lo que iba a suceder? El nacimiento del que destruye al enemigo pero que a la vez sería herido - pero sería una herida momentanéa. En cambio, la herida del enemigo sería una herida mortal.
Este es el mensaje que predicamos.
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