Profanando lo sagrado

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A partir de Nehemías 13 reflexionaremos acerca de cómo se encontraba el pueblo de Israel una vez el muro terminado, aunque hubiéramos esperado un final feliz, no sucede así y Nehemías tiene que poner orden después del desorden que se produjo desde su partida.

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Introdución

Si Nehemías hubiera terminado su relato en el capítulo 12 podríamos decir que la historia tiene un final feliz. Sin embargo, la Biblia nos presenta la cruda realidad de la vida y aunque cuentos, películas, series o videojuegos intenten presentar historias con finales felices, la realidad sabemos que en multitud de ocasiones no es así, el sabor amargo de la tragedia siempre estará en nuestros paladares mientras nos encontremos en este mundo hostíl lleno de pecado.
Esta misma realidad es la que encontramos que este pasaje con el pueblo de Dios, en este capítulo se nos detalla muy bien la realidad espiritual del pueblo de Dios en los tiempos de Nehemías. Pudiera ser que Nehemías se viera tentado a concluir su relato con un final más optimista y más edificante como con el precioso culto que encontramos en el capítulo 12 donde vemos al pueblo de Dios adornando, vemos al pueblo involucrado en el servicio, ofrendando con generosidad y obedientes a su palabra.
Del capítulo 12 al capítulo 13 según creen los teólogos hubo un intervalo de aproximadamente y llama la atención lo mucho que se desviaron de Dios nada más que Nehemóias regreso de nuevo a la corte del rey Artajerjes.
Rápidamente el pueblo de Dios se olvido del pacto que habían realizado a Dios y se apartaron de Dios profanando de nuevo las cosas consagradas de Dios sin temor ninguno hacia Dios.
Dios había dado al pueblo de Israel un libro sagrado que era la ley de Dios escrita en el pentateuco y la estaban desobedeciendo como analixaremos a continuación, también Dios le dio un lugar consagrado que era el templo y lo estaban profanando metiendo a extranjeros a vivir dentro del templo tal y como hemos leído es nuestras biblias y por último, Dios santificó un día, el sábado, que curiosamente Israel también lo profanó al no guardarlo para el Señor tal y como nos enseña los últimos versículos de este capítulo. Pero el pueblo no se conformó con contaminar todo lo anterior, sino que también profanaron el matrimonio uniendose con extranjeros cosa que la ley prohibía
Una lección es clara aprendemos de toda esta serie y es que lo importante no es como se comieza, sino como termina, el pueblo de Dios desde el regreso de Nehemías había caminado muy bien y lo estaban haciendo por el camino correcto. Sin embargo, por no velar por su santidad rápidamente se apartaron ya que el pecado se enseñorea de nosotros muy fácilmente tal y como Dios le quiso enseñar a Caín, y no solo eso, sino que también tenemos a Satanás que está como león rugiente alrededor nuestra porque desea devorarnos, deséa que rompamos nuestra lealtad con Dios y para ello nos seduce con sus artimañas y engaños.
Espero y deseo que no nos pase a nosotros como a Israel en los tiempos de Nehemías, dado que la recaída espiritual ocurrió durante la ausencia de Nehemías de Jerusalén, que tu vida espiritual no dependa de quién esté al frente. Algunas personas son como Eliasib que sirven a Dios cuando alguien los está observando, pero cuando nadie los observar vuelva a sus mismas andadas, nuestra relación con Dios ha de ser undependiente a quién esté en frente del pueblo de Dios, tenemos que ser obedientes a Dios sea quien sea que nos observe porque en realidad quién nos está observando en todo momento es Dios y es ante Él que tenemos que rendir cuentas no ante ningún ser humano.

Profanando su Palabra (1-3)

Y ahora sí veamos como el pueblo de Dios se había desviado de su Creador. Y empezaron por olvidar la ley de Dios, por apartarse de la ley de Dios dado que en Deuteronomio 23:3-6 “»No entrará el amonita ni el moabita en la congregación de Jehová, ni siquiera en su décima generación; no entrarán nunca en la congregación de Jehová, por cuanto no se adelantaron a recibiros con pan y agua al camino cuando salisteis de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam hijo de Beor, de Petor, en Mesopotamia, para maldecirte. Pero no quiso Jehová, tu Dios, oir a Balaam; y Jehová, tu Dios, cambió la maldición en bendición, porque Jehová, tu Dios, te amaba. No procurarás su paz ni su bien mientras vivas, y esto para siempre.” Tenían totalmente prohibido dejar que un amonita o moabita perteneciera al pueblo de Dios, gloria a Dios que con la venida de Cristo la salvación no se ha reservado para un pueblo en específico o para una étnica o raza específica, sino que las puertas del cielo están abiertas para que toda persona que quiera entrar y formar parte de la iglesia pueda hacerlo, pero en esa época no podía entrar ningún extranjero en la congregación de Israel, sobre todo si eran amonitas y moabitas.
Y la razón principal por la cual no podían pertenecer esas razas al pueblo de Dios, es porque cuando estuvieron por el decierto la nación amonita no dejó entrar a Israel por sus territorios para conquistar Canaán y la nación de Moab no podía entrar porque contrató a Balaam para que maldijera al pueblo de Dios en su travesía por el desierto.
Suelo ocurrir con frecuencia que nuestro concepto de pecado se limita a quello que se comete y es una ofensa para Dios, perjudica a otras personas y nos echa a perder a nosotros. Pero, no podemos olvidas que podemos agraviar a Dios igualmente con lo que no hacemos o dejamos de hacer pero deberíamos haber hecho. Los amonitas tuvieron una oportunidad única de tratar bien a los israelitas, pero se obstinaron en negarles todo tipo de ayuda.
Los cristianos no deberíamos de imitar la mala conducta de los amonitas negando la ayuda al que la necesite. Necesitasmos descubrir formas originales en las que ofrecer hoy el ``agua y pan´´ que necesitan. Se necesita hacer cosas prácticas para remediar las tremendas necesidades de millones de personas.
Luego la Biblia pasa ha hablarnos acerca de la actitud de los moabitas de maldecir al pueblo de Dios. Esta parte en este contexto es una pura mina de oro dado que Dios está hablando claramente al pueblo de Dios ya que la actitud de maldecir al pueblo de Dios es un claro eco a lo que hicieron Tobías y Sanbalat al pueblo de Israel en Nehemías 6:12-13 “Reconocí que Dios no lo había enviado, sino que decía aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado. Pues fue sobornado para intimidarme, para que así yo pecara. Ellos aprovecharían esto para crearme mala fama y desprestigiarme.” Lo sorprendente de esta historia es que ahora estos dos personajes se habían introducido dentro del pueblo de Dios, los israelitas no habían aprendido la lección.

Profanando el templo (4-9)

Y con esta idea en mente, unámosla con este segundo punto ya que están realcionados ya que la profanación del templo se produjo porque Tobía se quedó a vivir en el mismo templo de Dios. Los israelitas y para ser más exacto Eliasib había preaprado una habitación para Tobías en el templo. Cómo es posible con lo bien que Dios habí tratado a su pueblo ahora ellos se comporten de esa manera con Dios y con aquellos que realmente los habóian tratado mal, los habían amenazado e intimidado ahora lo tratan tan bien.
Tobías había participado en el complot militar para atacar a Israel y suspender la reconstrucción del muro. También había participado en el plan para distraer y destruir a Nehemías. Ahora el antiguo enemigo se había vuelto a sentar cómodamente dentro del templo y es respetado por el pueblo. Era un hecho muy triste que las ofrendas no fueran suficientes para llenar el espacio destinadas a ellas. Pero lo más grave de todo era que se le había asignado una porción de la casa de Dios a un oagano que no había escondido sus intenciones contra Dios y su pueblo, era como meter un lobo en medio de un rebaño de ovejas. Porque cuando no nos llenamos de las cosas de Dios al final acabamos llenándonos con las cosas del mundo.
A dios le importa mucho con quiénes nos comprometemos y entramos en alianzas, pactos y acuerdos ya sean matrimoniales o de negocios. Ya que sin la expulsión de lo malo, lo bueno no puede prosperar y si no se promueve el bien, el mal puede resurgir inesperadamente tal y como aprendemos del pueblo de Dios en los tiempos de Nehemías y tal y como más tarde Jesús nos enseñaría cuando nos hablo acerca de lo peligroso que es tener nuestras casas vacías y ordenadas, refiriéndose a nuestra vidas, ya que podían venir demonios todavía peores a los anteriores para estropear el orden que había.

Profanando el sábado (15-22)

Lo tercero que veremos que profanó el pueblo de Israel fue el sábado, pero todo comenzó cuando el pueblo de Israel dejó de contribuir para sustentar a los levitas y a los contares, ellos al no poderse sustentar tuvieron que dejar el oficio para regresar a sus heredades y seguir con el trabajo que tenían anteriormente.
De esta forma el pueblo de Dios había abandonado la casa de Dios al no contribuir en su mantenimiento, como el pueblo de Dios se emparentó con el extranjero aunque pareciera eso inofensivo en realidad no lo era, dado que eso le llegó a cerrrar acuerdos con los enemigos de Dios y se acabaron debilitando hasta tal punto que desaparecieron los cantores y levitas del templo para quedarse en el templo un extranjero llamado Tobías, el pueblo de Israel vendieron su consagración y por lo tanto entregaron el templo a sus adversarios.
Cuando Nehemías se pregunta por qué abandonaron la casa de Dios en realidad es una pregunta con el fin de hacerles una reprimienda dado que no cumplieron sus promesas, las que habían hecho en su presencia en Nehemías 10:39 “Porque a los depósitos del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores. Y prometimos no abandonar la casa de nuestro Dios.” Ellos prometieron no abandonar la casa de Dios al entreagr sus ofrendas, pero ahora la casa de Dios estaba sin ofrendas porque habían abandonado la preomesa que habían hecho.
El pueblo de Dios se había vuelto demasiado codicioso tanto que no solo los llevaron a incumplir sus promesas de sustentar a los levitas y cantores, sino que también profanaban el sábado trabajando en vez de utilizarlo para descansar, ellos pensaban que si trabajan el sábado obtendrían todavía más dinero y por lo tanto tendrían más prosperidad en sus hogares, lo que se habían olvidado es que Dios es quien da la prosperidad a sus hijos, puedes tener mucho dinero y vivir en tu interior en un profundo tormento, porque la paz y la prosperidad no la dan el dinero, sino Dios a través de su Espíritu Santo.
El pueblo de Dios no solo lo deshonraban con el dinero al no dar el diezmo para el sustento de la obra de Dios, sino que también lo deshonraban con su tiempo ya que no guardaban el sábado para Dios, sino para hacer negocios.
Dios instauró el día de repeso con el fin de que el pueblo de Dios recordara la creación ya que Dios al séptimo día descansó y para que recordaran la redención ya que dicho pueblo había sido rescatado de la esclavitud y servidumbre en la que vivían en Egipto que los obligaban a trabajar todos los días, y eso mismo tendróia que ser el día del señor para cada uno de nosotros, un día en el que recordaramos a nuestro Dios como creador de todas las cosas cuanto existen, tanto visibles como invisibles, como recordar la redención que Él ha hecho en nuestras vidas enviando a Cristo a morir por cada uno de nosotros.
Sin lugar a duda, nuestra sociedad occidental se está volviendo como la sociedad en los tiempos de Nehemías ya que cada vez somos más materialistas, la imparable popularidad de la lotería de navidad nos muestra como síntoma evidente el creciente interés en la prosperidad material, todos en nuestra sociedad vuscan la properidad material olvidándose que sin la prosperidad espiritual dicha prosperidad solo es paja que se prende y se esfuma con rapidez.
Recordemos nosotros también el día del señor y no lo profanemos, usémolos para estar con la familia en la fe, usémolos para honrar a Dios, para recordar su creación y para recordar su redención, pero no para enfrascarnos en las cosas diarias, para eso ya tenemos el resto de los días de la semana, no le robemos a Dios aquello que le pertenece, porque recordemos que el tiempo también es suyo.

Profanación del matrimonio

Y ya en el último punto que reflexionaremos en este mensaje, será ver como el pueblo de Dios profanó el matrimonio. Tan solo unos años atrás, el pueblo de Dios se había ocupado de reedificar la muralla, cuando tanto amonitas como los hombes de Asdod se habían confabulado para subir y pelear contra Jerusalén tal y como nos enseña Nehemías 4:7-8 “Pero aconteció que oyeron Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod que los muros de Jerusalén eran reparados, pues ya las brechas comenzaban a ser cerradas, y se encolerizaron mucho. Conspiraron luego todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.” Y ahora despúes de 15 años que es lo que está haciendo Israel, casandose con las mujeres de Asdod, amonitas y moabitas, hasta tal punto que los hijos que nacían en dicho seno familiar eran inculcados por sus madres en sus leyes, tradiciones y lengua produciendose un olvido de la lengua hebrea.
El pueblo de Israel al casarse con extranjeras estaba entregando y perdiendo sus raíces. Cuando nos unimos a yugo desigual nosotros también estamos entregando nuestras raíces y valores como cristianos, estamos entregando la educación de nuestros hijos a alguien que no los va a inculcar en el temor de Dios ¿Hasta qué punto estás dispuesto a entregar tus raíces a tu enemigo?
Sin embargo, el caso más escandaloso lo encontramos en el niesto del sumo sacerdote ya que se había casado con una hija de Sanbalat, aquella persona que hemos visto a lo largo de la serie que tantos males había traído a Israel en la construcción del muro. Este enlace es símbolo de la gravedad del problema enseñándonos hasta dónde había llegado la indiferencia incluso de los líderes del pueblo de Dios.
Después de Nehemías tomar cartas en el asusto, prepara su libro par concluirlo con unas palabras finales que merece la pena detenerse en ellas. Mientras que Nehemías en nuestros días es recordado por reconstruir los muros de la ciudad de Jerusalén, él no quería ser recordado por tal cosa y así lo manifiesta los últimos versículos del libro de Nehemías.
En vez de ser una alabanza a Nehemías por haber reconstruido el muro de Jerusalén, lo que pide es ser recordado por su obra para Dios en cuanto a la reforma espiritual que hizo en su pueblo. Las últimas oraciones de este capítulo son como un monumento a toda la obra de Nehemías.
Es significativo que Nehemías no mencionara su gran obra de restauración de los muros de Jerusalén; desebana que se le recordara principalmente por la contribución que hizo a la reforma espiritual de Israel. Aunque según los criterios de nuestro mundo, Nehemías era un laico, su obra espiritual significaba mñas para él que sus logros como gobernador de la nación, ya que toda obra que podamos hacer para la obra de Dios vale mucho más que cualquier obra que podamos hacer para este mundo caído que será algún día renovado y transformado. Termino con las mismas palabras que pronunció un día Johannes Kepler«Que mi nombre perezca, si tan solo con ello el nombre de Dios es por ello exaltado»
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