Los Profetas de Israel

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Introducción a la Serie sobre el papel que los profetas del AT llevaron a cabo en la nación de Israel.

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INTRODUCCIÓN.

A lo largo de la historia de la redención que vemos en las Escrituras, Dios a usado a distintas personas, con distintos oficios con el fin de darnos pinceladas de su obra, que culminaría en la persona de nuestro Señor Jesucristo.
Los tres oficios distintivos que podemos encontrar a lo largo de todos el AT, son el sacerdote (encargado de ser una mediador entre Dios y su pueblo), el Rey (responsable de gobernar y guiar al pueblo a depender de Dios en todos los aspectos de su vida diaria) y el Profeta (el vocero del mensaje de Dios delante de pueblo para redarguir, reprender, exhortar, animar y consolar).
Encontramos que la biblia contienen los escritos y las historias de hombre que fueron conocidos como los profetas. Algunas veces, los libros de los profetas se dividen en “profetas mayores” y “profetas menores”.
Esta distinción no es una referencia a los profetas mas importantes o menos importantes, sino al volumen de sus escritos canónicos. Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel se conocen como los profetas mayores porque escribieron en extenso, mientras que Amós, Oseas, Miqueas, Jonás, entre otros, se conocen como los profetas menores porque sus escritos son mucho más cortos.
Profeta = .heb 5030; Nabi; hombre inspirado, aquel que anuncia, profecía. gr 4396; profetes; Uno que habla en lugar de otro, orador inspirado. Uno que predice algun acontecimiento
La primera vez que aparece este terminó en las Escrituras, se utiliza en Abraham.
Génesis 20:7 (NBLA)
»Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Pero si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos»
A lo largo de la vida de Abraham vemos que Dios se le revelaba, se comunicaba directamente con el, que es un intercesor eficaz, pero en su caso el terminó profeta, tiene mayormente la implicación de un hombre inspirado, lleno del Dios.
Aarón es segunda persona que aparece en la Biblia mencionado como profeta.
Éxodo 7:1 (NTV)
Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Presta mucha atención a lo que voy a decir. Yo haré que para el faraón parezcas como Dios, y tu hermano Aarón, será tu profeta.
Aarón era el portavoz de Moisés, Dios lo había designado como quien llevaría el mensaje delante del faraón.
En Aarón y Moisés vemos una sombra de lo que sería el ministerio que los profetas llevaría a cabo, llevando el mensaje de Dios al pueblo.
No obstante, Moisés es el profeta preeminente del periodo del AT, con el se introduce el tema de la profecía israelita.
A partir de Moisés y durante toda la historía de la nación de Israel hasta los días de Malaquías, Dios estaría comunicando su Palabra a su pueblo por medio de una sucesión de profetas que seguirán los pasos de Moisés.
Números 12:6–8 (DHH)
el Señor les dijo: «Escuchen esto que les voy a decir: Cuando hay entre ustedes un profeta de mi parte, yo me comunico con él en visiones y le hablo en sueños; pero con mi siervo Moisés no lo hago así. Él es el más fiel de todos mis siervos, y con él hablo cara a cara y en un lenguaje claro. Y si él me ve cara a cara, ¿cómo se atreven ustedes a hablar mal de él?»
Moisés fue el modelo de todos los profetas que vinieron después de él, en cuanto a la unción, doctrina, la enseñanza y actitud en cuanto a la ley.
Cada una de las palabras que Moisés transmitió al pueblo de Israel, nunca fueron producto de emociones, pasiones o intuiciones; sino que estan en conformidad con la Ley. (Moisés no manipulo al pueblo para su beneficio, como muchos lo hacen el día de hoy)
Moisés como profeta de Dios, revelo la palabra al pueblo de Israel, y su ministerio fue atestiguado no solo por la Palabra que decía; sino por todos los hechos milagrosos que le siguieron durante su ministerio. (la vara en serpiente, el mana, el mar rojo, el agua de la roca, etc)
Dios por medio de la ley, estableció advertencia sobre los falsos profetas.
Deuteronomio 13:1–5 (RVR60)
1 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, 2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.
Las señales y prodigios milagrosos no eran signo de que la profecía fuera fiel a Dios.
Este es un principio que se mantiene vigente el día de hoy. Los milagros, las señales no son sinónimo de la aprobación de Dios. (Recordemos Satanás también puede imitar los milagros.
¿Cuál era la clave para saber si el profeta en cuestión venía de parte de Dios o no? El mensaje que iba precediendo a las Señales, si el mensaje no tienen nada que ver con los fines de Dios, no era de parte de Dios
Cualquier señal o milagro por impresionante que parezca, si este no va antecedido por la proclamación del verdadero evangelio, no significa que Dios este en eso.
4 En pos de Jehová vuestro Dios andaréis (caminar, comportamiento); a él temeréis (reverencia), guardaréis sus mandamientos (observar, conformar, ajustar, concordar ) y escucharéis (prestar atención y responder en conformidad ) su voz, a él serviréis (adorar), y a él seguiréis(aferrarse a, sostener firme). 5 Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.
Los falsos profetas fueron un costante problema en Israel. En vez de hablar los Oráculos de Dios, describían sus propios sueños y opiniones, diciéndole al pueblo solo lo que ellos querían oir.
Los profetas que llevaban a pueblo por otro camino, era dignos de muerte, porque su labor era trasmitir el mensaje de Dios. Si ellos estaban persiguiendo sus objetivos, o si estaban promoviendo la agenda de otro que no fuera la de Dios, el resultado de esto era la muerte.
Hoy muchos estan agradecidos que estemos bajo la gracia de los contrario cuantos falsos profetas no estaría ya bajo 3 metros en la tierra, por estar condiciendo al pueblo detrás de dioses que no es Dios.
Los profetas verdaderos de Dios son siempre 100 por ciento exactos. Los “profetas” modernos se jactan de hablar con un 75% de precisión, o tal vez con un 80%, pero esa sola admisión los estigmatiza como falsos profetas. Un profeta enviado por Dios nunca se equivoca, lo que predice sucederá.
Los creyentes hoy deben actuar con discernimiento espiritual porque “muchos falsos profetas han salido por el mundo”
1 Juan 4:1–3 (NTV)
Queridos amigos, no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios, porque hay muchos falsos profetas en el mundo. Esta es la manera en que sabremos si tienen o no el Espíritu de Dios: si una persona que afirma ser profeta reconoce que Jesucristo vino en un cuerpo humano, esa persona tiene el Espíritu de Dios; pero si alguien afirma ser profeta y no reconoce la verdad acerca de Jesús, aquella persona no es de Dios. Tal persona tiene el espíritu del Anticristo, del cual ustedes oyeron que viene al mundo, y de hecho, ya está aquí.
Juan deja claro que la primera prueba de un verdadero ministro de la Palabra es la confesión de que Jesucristo a venido en carne y es realmente el hijo de Dios.
Cuando escuchas a un maestro que es verdaderamente siervo de Dios, el Espíritu que mora en tu corazón responderá a la palabra que se enseñe (1 Jn 2:18-27) El mensaje será fiel a las Escrituras y exaltará a Jesucristo.
Dios prometió a su pueblo que levantaría un profeta como Moisés.
Deuteronomio 18:15–19 (NVI)
15 El Señor tu Dios levantará de entre tus hermanos un profeta como yo. A él sí lo escucharás. 16 Eso fue lo que le pediste al Señor tu Dios en Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: “No quiero seguir escuchando la voz del Señor mi Dios, ni volver a contemplar este enorme fuego, no sea que muera.”
17 »Y me dijo el Señor: “Está bien lo que ellos dicen. 18 Por eso levantaré entre sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. 19 Si alguien no presta oído a las palabras que el profeta proclame en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas.
Este pasaje encuentra su cumplimiento final en el profeta que es igual y ciertamente superior al profeta Moisés, Jesucristo.
Hch 3:22-26 “Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.”
He 3:2-6 “el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.”
Como Moisés, Cristo es el mediador del pacto entre Dios y su pueblo (Lc 22:20, He 8:7-13). A diferencia de Moisés, Cristo no solo habla las palabras de Dios; El mismo es la Palabra de Dios (Jn 1:1-18).
Es algo mu serio escuchar la palabra de Dios y no respetara y obedecerla, porque es la palabra del Dios viviente, el Dios de verdad.
Las escrituras con un tesoro de valor incalculable, nos enseñan lo que necesitamos saber acerca de Dios, de camino de la salvación, y como vivir una vida santa y que agrade al Señor. No hay substitutos para la palabra de Dios. Pedro tenía razón “Señor ¿a quien iremos? Tu tienes palabras de vida eterna Jn 6:68.
Los profetas del AT eran hombres llamados de manera sobre natural y única por Dios, y de esa misma forma ellos recibían un mensaje específico de Dios para una persona o para todo el pueblo que debía ser trasmitido.
Isaías 6:1–8 (RVR60)
1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor (Adonai /El Señor Jesucristo sentado en toda su gloria) sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
La forma en la que Dios se presento delante de Isaías, rebasa cualquier entendimiento.
El mensaje que el profeta iba a llevar debía ser celestial, por eso el profeta debía tener una profunda comunión con el dueño del mensaje que iba a portar.
5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
Todos los profetas al ver como Dios era el que los llamaba para ser sus voceros, captaron que el llamamiento que habían recibido, estaba muy por encima de ellos mismos, por lo tanto reconocían quienes eran ellos delante de Dios.
6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
Antes que Isaías pudiera ir a hacer la labor de llevar el mensaje de Dios al pueblo, el tenía que ser limpiado por Dios.
Antes de ir a ministrar a otros, debemos dejar que Dios nos limpie a nosotros primeramente.
Al ver esta visión tan sublime de la Gloria de Jesús, Isaías estaba convencido completamente de quien era el, y quien era el Señor Jesucristo.
Se dio cuenta de su pecado, y eso lo llevo a arrepentirse y confesar sus pecados, y como consecuencia obtuvo el perdón de sus pecados y la limpieza de su corazón.
Al Igual que Isaías, el Señor Jesucristo nos perdona, si reconocemos nuestro pecado, confesamos nuestra maldad y nos arrepentimos.
8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
La respuesta inmediata a una visión celestial tal sublime, y a una limpieza y renovación total, es un compromiso de amor, lealtad y servicio a quien a tenido tantos favores.
Dios hablo su palabra a través de los labios y los escritos de los profetas.
El resultado de una hombre arrepentido, perdonado y limpiado, es que se convirtió en un vocero del mensaje de Dios.
Los profetas era equipados de tal manera por el ES que sus palabras era las palabras de Dios. Por eso es que los mensajes proféticos solían empezar con la frase “Así dice el Señor”.
El mensaje de profecía que estos hombres anunciaban incluía tanto la predicción del futuro (predecir) como la proclamación presente y exhortación de la palabra de Dios (anunciar).
Isaías 38:1–6 (RVR60)
1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
Por medio de la boca de Isaías, Dios le estaba haciendo saber a Ezequias cual era el mensaje para el y le estaba reconviniendo a poner en orden todas sus cosa antes de morir.
Se ven aqui los dos elementos que contenía el mensaje de la profecía 1) Un exhortación presente y la proclamación del mensaje de Dios. Ordena tu casa”; 2) predicción de acontecimientos futuros porque morirás y no vivirás
2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, 3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
La exhortación de parte de Dios que contenía el mensaje de Isaías para el Rey, cumplió su proposito, llevarlo a humillarse más a Dios, que buscara su rostro con toda sinceridad y humildad.
Ese era el fin que cada exhortación que los profetas daban al pueblo de Israel, constreñir sus corazones y que el pueblo pudiera arrepentirse y volverse a Dios de todo corazón.
4 Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. 6 Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
Es probable que Isaías estaba por abandonar la casa de Ezequías cuando Dios le estaba dando este nuevo mensaje.
Ese mismo día Ezequías recibió la respuesta a su oración.
No solo estaba la exhortación en el mensaje, sino también la consolación y el ánimo para el rey. Esa era la labor del Profeta en Israel.
Y no solo eso Dios estaba prometiendo que en el futuro mientras durará el reinado de Ezequías (15 años más) Dios iba a proteger a la nación de la invasión extranjera.
Los profetas, al igual que el rey y el sacerdote, eran elegidos por Dios para llevar a cabo su llamado. Sin embargo a diferencia de ambos, los profetas no heredaban a algun miembro de la familia el llamado, porque su llamado era especial, pues Dios era el que los llamada y los preparaba.
Jeremías 1:4–5 (RVR60)
4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: 5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Antes de que Jeremías recibiera el llamado “formal” de parte de Dios para ejercer la labor profética en Israel; el ya lo había determinado en sus planes que así fuera.
No era porque fuera Jeremías perteneciera a una casta especial o que fuera de una familia en particular; sino que Dios soberanamente ya lo había determinado así.
Dios tiene un plan trazado desde la eternidad para cada uno de nosotros. Nada altera sus planes, el te creo y me creo con un propósito; “Vivir para su gloria”, cada día que pasa y no vives para eso, estas desperdiciando la vida que Dios te ha dado.
Cuando Jeremías recibió el llamado de Dios para el ministerio profético, era muy joven y quizá estaba próximo a comenzar a ejercer el sacerdocio en el templo, sin embargo, Dios tenía otros planes.
No era lo mismo ser sacerdote, que profeta, el oficio de sacerdote no tendría que enfrentarse con el pueblo, sino solo dedicarse al cumplimiento de lo establecido en la ley, pero como profeta, iba a enfrentar dificultades en la misión.
Jeremías 1:6 (RVR60)
Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
Parte importante del ministerio de Jeremías, se llevó a cabo durante el reinado de Joacaz, Joacim y Sedequías reyes que marcaron el final de la nación de Juda y que se dedicaron a hacer lo malo delante de los ojos de Dios.
Denunciar el pecado del Pueblo, reprenderlos de todas sus perversiones, llamarlos al arrepentimiento y volver a Dios, que era la tarea de Jeremías como profeta, no era popular, ni tampoco bien apreciado por los habitantes de la nación.
Los verdaderos profetas eran a menudo severamente perseguidos y rechazados por sus contemporáneos, por negarse a hacer concesiones a la proclamación de todo el consejo de Dios.
Los profetas también estuvieron profundamente preocupados por la justicia social y la rectitud. fueron la conciencia de Israel, llamando al pueblo al arrepentimiento.
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