Santos, Glorioso y hermosos en Cristo

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Introducción

Regresamos este año con nuestra serie expositiva del libro de Exodo. Hasta el Capitulo 23 vimos como Dios redime a su pueblo de Egipto y los trae a su monte santo para adorarle. Desde el Capitulo 24, Vemos a Israel adorado a Dios en el Monte Sinaí- Luego Moisés se queda por 4o días en la cumbre del monte recibiendo instrucciones tocantes a la adoración, estas instrucciones se extienden hasta el capitulo 31.
Aprendimos aquí que el fin ultimo del hombre, el gran propósito de la redención que que podamos glorificar a Dios y disfrutar de él para siempre.
Y hasta aquí hemos visto las instrucciones para la construcción del tabernáculo, el pueblo debía recolectar ofrendas para su construcción y debían hacerlo según el modelo que Moisés vio en el monte. El tabernáculo sería un microcosmos del cielo para el pueblo de Dios, una recordatorio perenne del pacto de gracia que Dios estableció con ellos en el Sinaí cuando comieron y se regocijaron delante de la presencia de Dios.
Por esta razón el tabernáculo debía tener un patio que recreara las orillas del monte Sinaí, una lugar santo que recreara la mitad del monte donde pudieron subir Aron y los ancianos de Israel y un lugar santísimo que recreara la cumbre del monte donde ascendió Moisés. Cada uno de estos espacios estaba dividido por cortinas y tenía su propio mobiliario que hemos visto con detalle.
Ahora que hemos visto como Israel debía levantar la tienda de Dios y su mobiliario, vamos a considerar esta mañana como Dios escoge de entre el pueblo a un grupo especial de sacerdotes para servir en su tienda y ordena diseñar para ellos un atuendo especial que los distinga a los ojos de todo Israel, la intención de Dios era que dicho atuendo reflejara su santidad, gloria y hermosura a los ojos de Israel.
Estos sacerdotes representarían a Dios ante el pueblo, y al tiempo serían los representantes del pueblo delante de Dios. De manera que el atuendo del sacerdote también señalaba a Israel la santidad, la gloria y la hermosura con la que fueron revestidos al entrar en pacto con Dios. Dios había llamado a Israel a ser un pueblo de sacerdotes y de gente santa, su especial tesoro entre los pueblos, ellos estaban siendo llamados a reflejar su gloria entre las naciones.
Esta mañana veremos que para estar en la presencia de un Dios Santo, Glorioso y Hermoso, debemos estar revestidos de santidad, gloria y hermosura, y esta santidad, gloria y hermosura nos ha sido dada por gracia en la persona de Cristo.
Espero que esta enseñanza sobre las vestimentas sacerdotales te recuerde tu identidad en Cristo y la vocación a la que fuiste llamado, es mi oración que todos salgamos de este lugar motivados por lo que somos: a servir a Dios con gozo en medio de este mundo.
Leamos la Palabra santa de Dios, Exodo 28.
Cualquier persona que lee estos pasajes se dará cuenta de inmediato que no es posible acercarse a Dios de manera casual, vemos aquí la necesidad de un mediador y la necesidad de que este mediador sea santo, glorioso y hermoso delante de sus ojos. Estos son los términos que Dios establece para tener comunión con su pueblo en el desierto, notamos que él mismo elige los que serán sus mediadores (Aaron, sus hijos: Nadab, Abiu, Eleazar e Itamar. y él mismo escoge también el atuendo con el pueden presentarse delante de él en representación del pueblo:
Aron debe estar vestido con:
Un Efod: (como un chaleco que se ajustaba con un sinturon)- con 2 Piedras de Onice en las hombreras que tenían grabados los nombres de las Doce Tribus de Israel - Estas piedras le recordaban a Israel y a Aaron, que él fungí como mediador del pueblo, Aaron era un representante del pueblo de Israel delante de Dios (Vs.12). El levantaba al pueblo sobre sus hombros para llevarlo delante de Dios después de haber expiado sus pecados.
Un Pectoral: (era como una bolsa cuadrada que se lleva sobre el pecho - era como la coraza de una armadura)- El pectoral tenía 4 filas de tres piedras preciosas engastadas en oro, cada piedra representaba cada una de las tribus de Israel - Es interesante que estas piedras estaban en el Eden, simbolizaban además la gloria con la que fue revestido Adan según Ezequiel 28:13 y son parte de la gloria que resplandece en el cielo en Apocalipsis 21:19-20. Este pectoral se aseguraba al Efod con cordones y argollas de oro, de esta manera quedaba fijado sobre el corazón de Aron cuando entraba al santuario. Esto servía como memorial delante de Dios, de manera que Aaron cuando entraba como representante de Israel, debía saber que para Dios este pueblo es su especial tesoro - el juicio o el destino de Israel esta en manos de un Dios que los tiene en su corazón. el Urim y el Tumim… Aseguraban a Israel que Dios le guiaría.
Un manto azul, era usado para las vestiduras reales, era el tinte mas costoso.... este mando se usaba debajo del Efod y estaba bordado con granadas y campanillas de oro. Un comentarista dice: “Lo que anunciaba la llegada del sumo sacerdote eran sus campanillas de oro. Indicaban que era santo, que estaba haciendo el trabajo de Dios a la manera de Dios, y así lo mantenían a salvo en la presencia de Dios. El sumo sacerdote tenía que andar con cuidado. Tenía que llevar sus campanillas o moriría .- Este manto representaba la justicia que Dios.
Una mitra con una lamina de oro fino que tenía grabada la frase “Santidad a Jehová”. El uso de esta mitra al presentar las ofrendas de expiación a Dios presentadas por el pueblo era muy importante, la mitra aseguraba que los adoradores obtuvieran gracia delante de Dios, aseguraban el favor inmerecido de Dios para ellos y el perdón de sus pecados.
Estas eran las vestiduras de Aaron como sumo sacerdote, vestiduras que señalan su oficio en el tabernáculo como mediador y sacerdote:
El levantaba al pueblo sobre sus hombros para llevarlo delante de Dios después de haber expiado sus pecados (Efod).
El podía interceder a Dios por el pueblo, con la garantía de que sería escuchado, pues el pueblo que representaba era el especial tesoro de Dios (Pectoral).
El podía acercarse a Dios confiado como un mediador, porque había sido revestido de su justicia. Aaron era un pecador, pero Dios los había revestido de su justicia (Manto Azul).
Su oficio como mediador al presentar las ofrendas por el pecado del pueblo, aseguraban la gracia, el favor inmerecido de Dios para ellos, el perdón de sus pecados.
Sus hijos deben vestirse con túnicas, un cinto, una tiara y ambos debían ponerse calzoncillos de lino.
Las vestiduras de Aaron y sus hijos eran sagradas o santas, que distinguirían a los sacerdotes de la gente común (Vs.2), todo Israel podía ver que ellos fueron apartados, consagrados, santificados por Dios para el oficio sacerdotal (Vs. 41), ellos no se auto-proclamaron, fueron designados, apartados:
Hebreos 5:4 NBLA
Nadie toma este honor para sí mismo, sino que lo recibe cuando es llamado por Dios, así como lo fue Aarón.
Esto es lo que significa ser santo, apartado de lo común… El sacerdote era el hombre mejor vestido de Israel, diferente a todos. Como sacerdotes, ellos representaban al pueblo que Dios había apartado para si:
Éxodo 19:6 NBLA
”Ustedes serán para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Estas son las palabras que dirás a los israelitas»
Los atuendos del sumo sacerdote eran también costosos, el material con el se debía fabricar era muy fino, constaba de Oro, azul, purpura, carmesí, lino torcido y piedras preciosas (Los mismos materiales del tabernáculo - ellos reflejarían la gloria de Dios) Cuando la gente les veía, sabían que pertenecían al tabernáculo, estaban reflejando la gloria (el Honor, el peso de su autoridad) y la belleza o hermosura de Dios.
Isaías 6:3 NBLA
Y el uno al otro daba voces, diciendo: «Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos, Llena está toda la tierra de Su gloria».
Salmo 27:4 NBLA
Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: Que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura del Señor Y para meditar en Su templo.
Todo esto nos enseña sobre el oficio del sacerdote y su dignidad como gente santa, gloriosa y hermosa que manifestaba la gloria de Dios. Un oficio representativo que señalaba al pueblo de Dios su identidad como una nación de sacerdotes y de gente santa, el especial tesoro de Jehová entre todos los pueblos de la tierra. Israel era una nación santa, gloriosa y hermosa a los ojos de Dios, gracias al oficio de este mediador.
Dice Philip Graham en su comentario: “El sumo sacerdote era santo en nombre del pueblo. Su salvación dependía de la justicia representativa estampada en su frente. Cuando el pueblo veía la inscripción, sabía que Dios los aceptaría, considerándolos santos a sus ojos. Puesto que es un Dios santo, sólo puede aceptar un sacrificio santo ofrecido por un representante santo. La única persona a la que se le permitía acercarse a Dios era el mediador, y sólo si estaba vestido de santidad.
La comunión de Dios con su pueblo, dependía del trabajo de este sacerdote. Si Dios no lo aceptaba, ellos morirían en sus pecados, si Dios lo aceptaba ellos eran recibido a la comunión.
Cada vez que el sumo sacerdote ministraba a Dios, el pueblo de Dios se preguntaba ¿Dios Nos aceptará o nos rechazará? ¿Nos condenará por nuestros pecados o nos aceptará sobre la base de un sacrificio santo ofrecido por este sacerdote santo?
Esta pregunta se responderá de una vez por todas en el día del juicio, cuando cada persona comparezca ante Dios. Entonces sólo sobrevivirán los santos, pues, como dice la Escritura, "sin santidad nadie verá al Señor" (Heb. 12:14). Solo gente santa, gloriosa y hermosa puede estar delante de Dios y personas pecadoras pueden tener esto por medio de un mediador santo, glorioso y hermoso.
Mas adelante en la historia de la redención, leemos sobre una visión de Zacarías, que retrata el fracaso de los sacerdotes como representantes de Israel, Zacarías se debió sentir aterrado por la visión, no había esperanza para él con el fracaso de este ministerio.
Zacarías 3:1 NBLA
Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del Señor; y Satanás estaba a su derecha para acusarlo.
Zacarías 3:3 NBLA
Josué estaba vestido de ropas sucias, en pie delante del ángel.
Era el día de la expiación y el representante de Israel estaba delante de la presencia de Dios con sus vestidos manchados de excremento. Este excremento señala la vileza del pecado de Josue y del pueblo, su orgullo, lujuria, avaricia, su egoísmo y autocompasión- el pecado es inmundicia a los ojos de Dios. Son un hedor para sus narices.
Dios quería que Zacaría viera y oliera esto. El sumo sacerdote, la persona que debía ser santa a los ojos de Dios, era inmundo delante de la santidad de Dios. Ademas Satanás es su acusador y con toda la razón… Josue era hombre muerto e Israel estaba sin esperanza, pues si su representante estaba lleno de inmundicia, ellos estaban llenos de inmundicia, por lo tanto eran culpables delante de Dios.
Zacarías esta viendo aquí una visión de la humanidad perdida en el pecado, una visión de nuestra condición como pecadores moribundos, sin esperanza, culpables ante Dios.
Lo increíble de esta visión, es que Josue no muere, Dios no le destruye por la intercesión del Angel de Jehová que muestra su gracia para con este pobre pecador. El Angel de Jehová recuerda que Dios ha elegido a un pueblo para si, y ordena que a Josue se le quiten sus vestiduras viles y le pongan ropas limpias de gala, puesto que él se encargo de quitar su pecado.
Luego el Angel ordena que le pongan a Josue un turbante limpio sobre su cabeza. De esto dependía la salvación de Josue y del pueblo, el turbante era lo que declaraba que el pueblo al que representaba el sumo sacerdote era "SANTO PARA EL SEÑOR".
Isaías 61:10 NBLA
En gran manera me gozaré en el Señor, Mi alma se regocijará en mi Dios. Porque Él me ha vestido de ropas de salvación, Me ha envuelto en manto de justicia Como el novio se engalana con una corona, Como la novia se adorna con sus joyas.
La visión de Zacarías trataba del perdón de los pecados. Trataba de la justificación. Se trataba de cómo Dios declara justos a los pecadores imputándoles su justicia. El profeta continuó diciendo que lo que había visto era "una señal de lo que estaba por venir", Dios enviaría a su siervo, al renuevo, al salvador que quita el pecado del mundo en un solo día (Zac. 3:8, 9
Zacarías 3:9 NBLA
”Porque la piedra que he puesto delante de Josué, sobre esta única piedra hay siete ojos. Yo grabaré una inscripción en ella”, declara el Señor de los ejércitos, “y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día.
Este es Jesus. Lo que el Antiguo Testamento dice sobre el sacerdocio señala a Jesucristo, a quien Dios designó como nuestro gran Sumo Sacerdote.
Juan 19:2 NBLA
Y los soldados tejieron una corona de espinas, la pusieron sobre Su cabeza y lo vistieron con un manto de púrpura;
Juan 19:23 NBLA
Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron Sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza.
Juan incluyó estos detalles no porque le interesara la moda, sino porque conectaban con el Antiguo Testamento. Por un lado, confirmaban la profecía del Salmo 22 de que la gente apostaría por la ropa del Mesías. Pero también apuntaban a la identidad de Jesús como sacerdote. ¿Quién era el hombre del Antiguo Testamento que vestía una túnica sin costuras, tejida con púrpura? Era el sumo sacerdote, cuya túnica estaba hecha de una sola pieza, con una abertura para la cabeza. Al mencionar el manto sin costuras, Juan dio a entender que, cuando Jesús murió en la cruz, estaba realizando la obra sumosacerdotal de cargar con nuestro pecado.
El sumo sacerdote era una sombra; Jesús es la realidad. Él hace por nosotros todo lo que el sumo sacerdote debía hacer por Israel. Lleva sobre sus hombros la carga de nuestros pecados. Lleva nuestras preocupaciones cerca de su corazón. Nos representa ante Dios. Y mientras realiza esta labor sacerdotal, permanece en perfecta santidad, para que nosotros seamos santos ante el Señor.
Jesus levanto al pueblo sobre sus hombros para llevarlo delante de Dios después de haber expiado sus pecados en la cruz del calvario (Efod).
El como nuestro sumo sacerdote, luego de levantarse de la muerte y ascender al cielo, hasta el día de hoy intercede por nosotros, nos lleva en su corazón como su especial tesoro. (Pectoral) Él siempre te lleva cerca de su corazón. Si le sigues, no dejará que te extravíes en la dirección equivocada. Por la enseñanza de su Palabra perfecta, por la dirección de su Espíritu Santo y por la guía de su providencia diaria, te dirigirá por el camino que debes seguir.
El es el siervo justo de Jehová que nos imputa su justicia y nos presentas justos y sin mancha delante de su santidad. (Manto Azul).
Su santidad asegura la gracia, el favor inmerecido de Dios para nosotros. Por su obra, por su vida de perfecta obediencia y su muerte en la cruz, nosotros somos hijos amados, herederos de todas las bendiciones de Dios, por gracia. La santidad no es algo que Jesús se pone en la frente. Es lo que Él es santo y nos hace santos por nuestra unión con él-
Hebreos 7:26 NBLA
Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores, y exaltado más allá de los cielos,
1 Corintios 1:30 NBLA
Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención,
El es santo para nosotros, para que nosotros podamos ser santos para Dios. La Biblia dice además que si pecamos, "tenemos a uno que habla al Padre en nuestra defensa: Jesucristo, el Justo" (1 Jn. 2:1). Así que si miramos a Jesús con fe -como los israelitas miraban a su sumo sacerdote- seremos santos para el Señor.
A menudo intentamos encubrir nuestro pecado, disfrazándonos para ser lo suficientemente buenos para Dios. Lo que deberíamos hacer es confesar nuestro pecado y buscar la salvación en Cristo.
Al igual que Josue, la dignidad que ostento como pastor no es mía, yo estoy cubierto de inmundicia por causa de mis pecados, lo que me hace digno como pastor y lo que los hace dignos a ustedes como hijos de Dios es la perfecta santidad de Cristo nuestro representante y sumo sacerdote. Minémosle a él, aferrémonos de su cruz donde murio por nuestros pecados.
Yo tampoco soy la buena persona que me gustaría pensar que soy. Y tú tampoco lo eres. Todos estamos cubiertos con la suciedad de nuestro pecado. Lo que necesitamos es alguien que nos represente ante Dios en perfecta santidad. Así que miramos a nuestro santo sacerdote -el Señor Jesucristo- y nos aferramos a la cruz donde murió por nuestros pecados.
Conclusión:
Por la gracia de Cristo, por su obra como mediador, nosotros en el El somos un pueblo Santo, glorioso y hermoso, llamado a reflejar la gloria de Dios
1 Pedro 2:9 NBLA
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
La vocación y el atuendo de Aaron, ahora es nuestro en Cristo.
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