Motivos por los que Israel no salió del desierto: 4 - El desánimo

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Introducción

Estaban muy cerca de la tierra prometida. Los espías tardaron cuarenta días en ir y volver, ¿cuanto habría tardado todo el pueblo? Evidentemente más, pero aún así no sería mucho, dos meses, tres como mucho.

Sin embargo se dejaron llevar por el desánimo, y pensaron que jamás podrían entrar en tierra prometida.

Las causas del desánimo

La duda o la falta de fe

Fijémonos en las palabras de Moisés:

"... «Subid de aquí al Neguev y luego subid al monte. Observad cómo es la tierra y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, escaso o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas, y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no. Esforzaos y traed de los frutos del país»..." (Números 13.17-20, RVR95)

Es cierto que Dios les había mandado que reconocieran la tierra. Pero en las palabras de Moisés encontramos ciertas dudas:

El pueblo que la habita, si es fuerte o débil, escaso o numeroso: ¿Podremos vencerle?

Cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no: ¿Será buena la tierra?

Moisés podría haberles mandado diciendoles que trajesen los frutos de esta tierra tan fértil a la que iban. Podría haberles dicho que trajesen pruebas de lo maravillosa que eran para animar al pueblo, sin embargo, los manda a hacer una evaluación, a que la juzguen y pongan nota a lo que Dios ya les había dicho que era la tierra prometida, de la cual fluia leche y miel.

La duda es la semilla que va a generar el desánimo en nuestras vidas. Y tenemos que tener cuidado porque la duda es contagiosa. Mosies contagió a diez de los doce espías, y éstos al resto del pueblo.

La duda no es otra cosa que la falta de fe en nuestras vidas. O creemos, o no creemos. No hay término medio. No hay un estado intermedio. O confias o no confias. Si tienes dudas sobre alguien, es que no te fías de él. Si tienes dudas sobre las promesas de Dios es que no confías en Él.

Sobredimensionar los desafíos

Vieron a los habitantes más poderosos de lo que eran. Vieron a los cananeos como gigantes. Cuando sobredimensionamos un problema, un desafío, o cualquier clase de desierto, el desánimo entrará en nuestras vidas.

Infravalorar nuestros recursos

No sólo le dieron más poder a los cananeos sino que ellos se menospreciaron. Se vieron como langostas, los cananeos podrían matarlos sólo con pisarlos. De la misma manera que es peligroso el orgullo, como ya vimos domingos atrás, el minusvalorarse es peligroso porque producirá desánimo en nuestras vidas.

Olvidarse de que Dios es con nosotros

Pero aunque fuese cierto que ellos eran como langostas, se olvidaron de que Dios estaba a su lado. Que era Dios quien les había prometido esa tierra, que Dios los había sacado de la esclavitud de uno de los imperios más poderosos de aquel momento: Egipto, y que Él podría del mismo modo entregarles la tierra que les había prometido.

El peligro del desánimo

El desánimo es peligroso porque nos hace abandonar el viaje. Cuando un atleta no tiene expectativas de llegar a la meta, abandona. ¿Para que esforzarse más? ¿Para que invertir más de nuestros recursos si sabemos que no vamos a terminar?

El desánimo hará que tiremos la toalla y nos olvidemos de las promesas de Dios para nosotros.

El antídoto contra el desánimo

¿Cuál es el antídoto contra el desánimo? Vayamos punto por punto.

Contra la duda: la fe

La fe debemos ejercitarla cada día. Debemos ejercitar nuestra confianza en Dios. La fe no es algo que hicimos una vez cuando nos convertimos y ya está. La fe tiene que ser un estilo de vida. Algo diario. Y cuanto más ejercitemos nuestra fe, más tendremos.

Contra el sobredimensionar los desafíos: el compararlos con Dios

Si comparamos cualquier desafío o enemigo con Dios, lo encontraremos pequeño. Porque no hay nada ni nadie más grande que Dios. Él es el todo poderoso. Él es el omisciente. Él es el Señor y Rey de toda la creación.

Comparemos los desafíos no con nosotros mismos sino con Dios.

Contra infravalorarnos: vernos como Dios nos ve

Si Dios nos demanda algo, o nos llama a algo es porque Él nos capacitará para hacerlo. Veamonos como Dios nos ve. Él nos da más valor del que nosotros nos pensamos.

Contra el olvido de que Dios está a nuestro lado: cultivar una relación cercana a Dios.

Si tenemos una relación diaria con Él, no nos olvidaremos de Él. Si no nos relacionamos con Dios, nos olvidaremos de que está a nuestro lado.

Por eso es fundamental tener una relación cercana y constante con Dios.

Conclusión

No podemos dejar que el desánimo inunde nuestras vidas. No podemos dejarnos vencer por lo grande que parezca el problema y olvidarnos de que Dios está a nuestro lado. Cuando atravesemos desiertos en nuestra vida, desechemos toda sombra de desánimo que pueda desaparecer.

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