El Dia de Reposo

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El día de reposo como una señal de la santificación del pueblo de Dios y como una señal de la consumación de la obra de Dios

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Introducción

Esta mañana terminaremos con las instrucciones que Dios da a Moisés para la construcción del tabernáculo.
Hasta aquí hemos visto como cada aspecto del tabernáculo señalaba al pueblo de Dios: su esperanza en el Mesías y en la consumación del pacto de amor que Dios había establecido con ellos.
El tabernáculo era una sombra de las cosas celestiales, de la realidad que hoy estamos disfrutando como creyentes en Cristo, al haber sido escogidos, redimidos y unidos a Cristo en un lazo de comunión eterna que disfrutaremos plenamente en gloria.
El tabernáculo era pues un lugar de comunión, un lugar para adorar a Dios. Antes de terminar con las instrucciones para su construcción, Dios termina con una instrucción más en Exodo 31:12 sobre guardar el día de reposo. Dios no solo provee a Israel un lugar temporal para adorar, sino también un día completo para hacerlo.
De manera que Dios ordena el lugar y el día para su adoración. Así como el lugar, en nuestro texto veremos como el día, será para Israel una Señal del evangelio, especialmente de la santificación que Dios obra y la consumación del plan de Dios para ellos.
Ya hemos leído en tres ocaciones sobre el día de reposo en Exodo (Éxo. 16:23; Éxo. 20:8-11; Éx. 23:12) este es un tema muy importante, no era algo periférico en el propósito de Dios para la iglesia, es una ordenanza en la ley Moral, civil y aquí en la ley ceremonial.
Y aunque nos puede parecer repetitivo lo que veremos hoy, no es redundante. Este texto tiene dos cosas nuevas referentes a la teología del día de reposo que hará que nos sintamos motivados a observarlo. Hoy veremos como en esta instrucción particular, Dios nos enseña que el día de reposo es una señal de la santificación del pueblo de Dios y es una señal de la consumación de la obra de Dios
Es mi oración que cada uno de nosotros aprenda a apreciar y aprovechar al máximo este día de gloria que el Señor santifico para nuestro beneficio.
Éxodo 31:12–18 NBLA
El Señor habló a Moisés y le dijo: «Habla, pues, tú a los israelitas y diles: “De cierto guardarán Mis días de reposo, porque esto es una señal entre Yo y ustedes por todas sus generaciones, a fin de que sepan que Yo soy el Señor que los santifico. ”Por tanto, han de guardar el día de reposo porque es santo para ustedes. Todo el que lo profane ciertamente morirá. Porque cualquiera que haga obra alguna en él, esa persona será cortada de entre su pueblo. ”Durante seis días se trabajará, pero el séptimo día será día de completo reposo, santo al Señor. Cualquiera que haga obra alguna en el día de reposo ciertamente morirá. ”Los israelitas guardarán, pues, el día de reposo, celebrándolo por todas sus generaciones como pacto perpetuo” »Es una señal entre Yo y los israelitas para siempre. Pues en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó de trabajar y reposó». Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés sobre el monte Sinaí, le dio las dos tablas del testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.
Veamos en primer lugar, que el día de reposo es:

1. Una señal de la santificación del pueblo de Dios.

13. Ellos debían guardar este día, porque es una señal entre Dios y ellos, una señal que les recordará que Dios es el SEÑOR que los santifica. 17. Es una señal para siempre.
Ezequiel 20:12 NBLA
’También les di Mis días de reposo por señal entre ellos y Yo, para que supieran que Yo soy el Señor, el que los santifica.
¿Que es una Señal?
De antemano el pueblo de Israel conocía algunas cosas que sirvieron como señal de la relación de Dios con ellos:
Podemos leer en Genesis por ejemplo sobre la existencia del árbol de la ciencia del bien y del mal y del árbol de la vida. Eran Señales de las promesas de vida eterna en el pacto que Dios estableció con la humanidad en Adan.
También leemos de la señal que Dios puso para él en las nubes después del diluvio, por este arco iris sabemos que Dios nunca olvidará su promesa de no destruir mas la tierra por medio de un diluvio.
En el pacto de Dios con Abraham tenemos otra señal, la circuncisión, que le recordaba al patriarca y a todas las personas que el representaba dentro de su casa, la promesa de que de su simiente vendría el salvador prometido por Dios en Genesis 3:15.
El sábado tiene este mismo carácter.
Es una señal visible para que Israel recuerde que Dios es quien los santifica. ¿Como hace Dios esto?
Dios los había apartado de entre las naciones, los había redimido de Egipto,
Dios también les había dado un camino para acercarse a El por medio de un mediador al que anticipaban los sacerdotes y un sacrificio que anticipaban los animales limpios, de manera que Israel fuera su especial tesoro, su reino de sacerdotes. El tabernáculo era un medio que Dios usaba para señalarles esto, que Dios los santificaba por la obra de expiación, los santificaba por la obra de la santificación progresiva y los santificaba al prometerles estar con él en gloria.
Dios también santificó a Israel epatándolo de las costumbres paganas de los pueblos circundantes; Israel debía ser un "reino de sacerdotes y una nación santa" (Éxodo 19: 6). Debían ser santos como Dios era santo.
Para Israel el sábado no es un fin en sí mismo. Era un símbolo, una señal de que Dios estaba con ellos “Santificándoles”.
Para nosotros de este lado de la historia, el día domingo tiene esta misma connotación. Este es un día santo, que nos recuerda que Dios es quien nos da la santidad que necesitamos, si es que queremos acercarnos para tener comunión con él. La santificación que Dios obra, es absolutamente esencial para nuestra salvación y relación con Dios.
No podemos santificarnos a nosotros mismos. No hay nada que podamos hacer para hacernos aceptables para Dios. Necesitamos que Dios nos santifique. Bajo el nuevo pacto, cada vez que consagramos este día para el Señor:
Celebramos su Resurrección, su victoria sobre el pecado y la muerte, recordamos que somos un pueblo redimido por su sangre. De manera que Cristo es la fuente de nuestra santificación. Por el el E.S. ha venido a nuestra vida para hacernos santos para nuestro Dios en la regeneración. Dios nos santifica hoy por el poder, la presencia y la obra de su Espíritu Santo. No somos simplemente salvos del pecado y la muerte y luego nos dejamos a nosotros mismos para que trabajemos en nuestra salvación. Por el contrario, Dios es quien nos conforma a la imagen de su Hijo por obra del Espíritu Santo. Los días del Señor son una señal visible de que Dios está trabajando en medio de nosotros, de que nos está conformando a la imagen de su Hijo.
Cada vez que apartamos un domingo, Dios usa su palabra, los himnos, los sacramentos y la comunión con nuestros hermanos, como un medio de gracia mediante el cual nos santifica.
Cuando apartamos el domingo, también testificamos al mundo que nos rodea, el hecho de que hemos sido separados por Dios para ser su pueblo especial. No pertenecemos a este mundo. Hemos sido redimidos para el reino de Dios, un reino que, a diferencia de todos los reinos de este mundo, no será conmovido. Cada domingo, nos recordamos a nosotros mismos y le decimos al mundo que nos rodea que necesitamos que nuestro Señor trino nos alimente, nos hable, nos perdone nuestros pecados, nos consuele con su presencia y nos santifique, para hacernos más como Cristo.
Descuidar el día de reposo nos conduce invariablemente a descuidar la vida cristiana. Dios no nos ha dado un día para agobiarnos sino para bendecirnos. Él nos ha dado un día de 7 para ayudarnos a reservar tiempo para las cosas que realmente son importantes y que son fáciles de descuidar. De manera que Dios nos libera de toda responsabilidad para que elijamos lo mejor.
El domingo es un día para reunirnos con el pueblo de Dios, para adorarle y nutrir nuestra fe a travez de los medios de gracia que Dios ha diseñado para nuestra santificación.
El compromiso de apartar el domingo afectará nuestras relaciones con los no cristianos. Para los vecinos no cristianos, el domingo es simplemente un fin de semana que dedican a la recreación, el deporte, la familia, el mercado, arreglo de casa, etc… vamos a ser tentados a vivir de esta manera.
Pero si apartamos el domingo para servir al Señor colectivamente y lo hacemos nuestra principal prioridad, estaremos confesando a otros cuál es nuestro fin ultimo, donde esta nuestro corazón, cual es nuestro hogar, nuestra verdadera familia, nuestro verdadero descanso y satisfacción en esta vida: “El reino de nuestro Señor”
Además, si este día es una señal de la santificación que Dios obra en nuestra vida, debemos honrarlo como lo hacemos con el bautismo y la Cena del Señor.
Dios no solo nos enseña en este texto, que el día de reposo es una señal de la santificación del pueblo de Dios y también nos enseña que el día de reposo es:

2. una señal de la consumación de la obra de Dios

Dios le reitera a Moisés que el pueblo no debía hacer ningún trabajo el sábado. La razón es que (Vs.7) Descansamos de nuestro trabajo el sábado porque Dios descansó de su obra de crear el mundo el primer sábado.
No descansamos del trabajo porque hay algo malo en el trabajo. Descansamos de nuestros trabajos ordinarios debido a la trascendencia del trabajo.
¿Que significa el trabajo en la creación de Dios?
Todo el trabajo que hacemos tiene sus raíces en el mandato de Dios para Adán y Eva en Genesis 1 y 2: ellos debían llenar, sojuzgar la tierra y llenarla de la gloria de Jehová. Siendo Adán portador de la imagen de Dios se le hizo este llamado, y una vez que completara esa tarea, podría entrar al eterno reposo sabático de Dios.
Cuando Adán pecó contra Dios, fracasó en cumplir esa tarea, con el resultado de que él y toda su descendencia fueron excluidos del reposo de Dios.
Pero Dios en su misericordia envió a Jesucristo, el último Adán, para triunfar donde Adán había fracasado: Jesús obedeció perfectamente la voluntad de su Padre. Llevó a cabo la tarea que le fue asignada, y lo hizo como representante federal del pacto, de todos aquellos creen en él. Por eso solo podemos recibir la promesa de entrar en el reposo de Dios poniendo nuestra fe en Cristo.
De manera que el sábado es una señal del evangelio. El sábado nos dice que no podemos entrar en el reposo, en el reino eterno de Dios, por nuestro propio trabajo. Tenemos que descansar de nuestras obras y dejar que Dios haga su obra en nosotros. Tenemos que cesar de todos nuestros intentos de apaciguar la ira de Dios y ganarnos su favor. Sólo podemos entrar en el descanso de Dios a través de la fe en Cristo.
A los que están agobiados por el peso de la ley y las exigencias aplastantes que ella nos impone como pacto de obras, Jesús les dice esto:
Mateo 11:28–30 NBLA
»Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. »Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. »Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera».
Como creyentes, hemos sido liberados del pesado yugo de tener que ganarnos el favor de Dios por nuestro cumplimiento de su ley. Hemos venido a Cristo y hemos recibido el descanso de Dios no como un salario, sino mas bien como un regalo que nos fue dado libremente.
Y habiendo recibido este don, mostramos nuestra gratitud sometiéndonos al yugo de Cristo, siguiendo la ley de Dios como regla de vida pero no como forma de ganar la vida.
Cuando comprendemos el significado teológico del trabajo en relación al sábado, podemos saber por qué los quebrantadores del sábado estaban sujetos a la pena de muerte en Israel (Vs.14-15)
Un israelita que trabajaba en sábado estaba tratando de entrar en el reposo de Dios por medio de sus propios esfuerzos. No estaba descansando de sus obras y dejando que Dios obrara en él. El mensaje general previsto del sábado como señal era que Dios estaba trabajando en medio de Israel, santificando a su pueblo, llevándolos a completar su viaje al lugar de su reposo celestial.
Quebrantar el día de reposo era un símbolo de no confiar en Dios para proveer lo que necesitaban para su salvación. Las Escrituras dejan muy claro que aquellos que tratan de alcanzar la salvación por sus obras serán condenados: Romanos 3:20 “Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.” Gálatas 3:10 “Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: «Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas».” En Israel, trabajar en sábado era un símbolo de tratar de entrar en el reposo de Dios por las obras de la ley.
¿Como Israel conocía esto para su provecho?
Recordemos que la primera vez que la nación del Israel recibió esta instrucción fue cuando Dios proveyó el mana, Se les ordeno guardar provisiones para no recogerlo el día de reposo Exodo 16:23 Los Judíos ya sabían de la existencia de un día de reposo para adorar a Dios y descansar de su trabajo. Israel sabía que el sábado fue un precepto que Dios estableció desde el principio y fue santificado por Dios como un día especial para orientar la vida de Adan hacia su esperanza escatológica de entrar en el reposo de Dios, luego de terminar su trabajo. El hombre perdió esta esperanza por la entrada del pecado.
Pero noten, que ahora Dios redime a Israel y le provee mana del cielo durante su paso por el desierto. Durante 6 días Israel debía recoger el alimento que venía de la mano de Dios, seguido por un día de reposo para dedicarlo a servir a Dios (Este día ellos no debían recoger mana), con esto Dios les estaba recordando que su esperanza de entrar en su reposo estaba no en su obra sino en la obra, en el trabajo de Dios.
Por esta razón se les ordena santificar el sábado en la ley moral Exodo 20:8-11 - Israel debe celebrar el sábado con esperanza en el mesías, quien luego de llevar a cabo la obra de Dios, les introduciría al reposo eterno en gloria - Así como Josue lo hizo al introducirle a Canaan.
La ley moral que recibieron de la mano de Dios, escrita por el dedo de Dios, debía ser una norma de vida para ellos, a luz de la redención que Dios había obrado en su favor, ellos debía guardar esta ley y esperar en su salvación con expectativa y esperanza.
Es por esta razón que Dios en el texto sentencia con pena de muerte al que profane este día santo. El profanador, estaba evidenciando un corazón que no confiaba en la obra de Dios, el trabajo de Dios.
Lo mismo ocurre hoy con nosotros. solo que debemos recordar que la relación del Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento es de sombra y realidad. La sombra indicaba que debía morir el profanador del sábado, ahora en la realidad también habrá muerte:
Apocalipsis 19:15 NBLA
De Su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones y las regirá con vara de hierro. Él mismo pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso.
Apocalipsis 19:21 NBLA
Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca de Aquel que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de sus carnes.
La razón es la misma, todo el que intente entrar en el reposo del Señor, el sábado eterno, por su propia obra en lugar de la obra de Cristo, solo vendrá a condenación. Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios en Cristo Jesús es vida eterna.
Amigos, hermanos ,ningún pecador debería morir cuando Dios, la segunda persona de la Trinidad, ha realizado el trabajo que Adán no pudo hacer en nombre del pueblo de Dios. Cuando Cristo se puso de pie en la sinagoga y leyó el pasaje de Isaías sobre el año del Jubileo y pronunció que el pasaje se había cumplido en medio de ellos, estaba anunciando que él era el que estaba haciendo el trabajo.
Mateo 11:28–30 NBLA
»Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. »Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. »Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera».
Vengan a Cristo, si no lo han hecho. Dios no quiere la muerte del pecador.
Cuando ponemos nuestra confianza en Cristo para nuestra salvación, hay un sentido en el que inmediatamente entramos en el eterno descanso sabático.
Hebreos 4:3 “Porque los que hemos creído entramos en ese reposo, tal como Él ha dicho: «Como juré en Mi ira: “No entrarán en Mi reposo”», aunque las obras de Él estaban acabadas desde la fundación del mundo.”
Por la fe, ya participamos de las bendiciones que Cristo tiene en gloria por su obra completada. No entramos en el reposo de Dios por nuestro propio trabajo, sino por el trabajo de otro. Al mismo tiempo, todavía no hemos entrado en la plenitud del reposo de Dios:
Hebreos 4:9–10 NBLA
Queda, por tanto, un reposo sagrado para el pueblo de Dios. Pues el que ha entrado a Su reposo, él mismo ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las Suyas.
Seguimos esperando recibir la herencia imperecedera que Cristo ha asegurado para su pueblo. Tenemos al Espíritu Santo como garantía de esa herencia, y por el poder de Dios somos guardados por medio de la fe para una salvación preparada que será manifestada en el tiempo postrero, pero aún estamos esperando entrar la consumación del descanso sabático de Dios.
De manera que ya hemos sido justificados, hoy estamos siendo santificados, y un día seremos glorificados. Hasta que lleguemos a la etapa final de la salvación, hasta que llegue nuestra glorificación, el sábado continúa funcionando como una señal que apunta hacia adelante a ese gran día.
Por esta razón, el sábado debía guardarse como de una señal perpetua (vs.13,16). Apunta a algo que es eterno. El día de reposo nos recuerda que la vida tiene un propósito, una meta, un final. El descanso de Dios en el séptimo día no fue el descanso por agotamiento, sino un descanso por la la finalización de su obra creadora. Era el descanso de un Rey sentado en su trono para gobernar sobre el reino que ha sometido bajo sus pies.
Nuestra observancia del sábado testifica que creemos que Dios es el Señor de la historia y que está llevando todo a su consumación final. El Día del Señor es como lo fue para Israel, una señal de la consumación del trabajo de Dios en nuestra redención.
Por esta razón nosotros no seguimos nuestras vidas como lo hacen las religiones paganas, sin saber nunca descansar. Muchas religiones paganas nunca tienen un final, como la idea de la reencarnación. Sin embargo, el Día del Señor es una señal de que Dios un día nos resucitará y disfrutaremos de ese día de gloria en toda su plenitud.
Todos y cada uno de los días del Señor, cesamos de nuestras labores, miramos hacia atrás en la obra terminada de Cristo, adoramos a nuestro Señor trino en celebración de esa obra terminada que será un día consumada en gloria cuando Cristo venga.
¿Con qué frecuencia anhelamos ese día de gloria, aprovechando el Día del Señor como una oportunidad para probar el cielo, descansar de nuestras labores, escuchar al Señor hablarnos, tener comunión con el pueblo de Dios y adorar a nuestro Dios trino? Estas son las cosas que haremos en la eternidad.
De manera que el día de reposo sigue siendo una señal para nosotros, una señal de que Dios nos está santificando y una señal de que Dios llevara todo hasta su consumación final.

Conclusión

Es mi oración que tengamos una comprensión completa del día de reposo, que comprendamos por qué dejamos de trabajar.
Dejamos de trabajar porque estamos reconociendo que el Día del Señor es una señal de que nuestro Señor trino nos está santificando y que hay un final. Es una señal de que Cristo ha venido y ha hecho el trabajo en nombre del pueblo de Dios y que él regresará y pondrá fin a todas las cosas.
Observemos el Día del Señor con gran alegría, sabiendo que es una señal visible para el mundo que nos rodea de que Dios nos está santificando. Observemos el Día del Señor con gran entusiasmo, sabiendo que estamos probando un sorbo de la gloria que vendrá y que Cristo volverá para consumar la obra que comenzó.
Espero que este estudio del tabernáculo haza bendecido sus vidas mis hermanos. Espero, como dice Fesko que....
“La próxima vez que leas las narraciones del tabernáculo, recordemos que estamos leyendo sobre instrucciones e imágenes oscuras de la persona y la obra de Cristo. Estamos leyendo acerca de la iglesia, el templo final y la morada de Dios que tiene a Cristo como la piedra angular principal con los apóstoles y profetas como fundamento, un templo que se está construyendo juntos en una morada para el Señor trino”
Debemos leer el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo Testamento y ver la luz de Cristo.
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