Verdad Revelada

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Bienvenido

La semana pasada hablamos sobre la Verdad de la Resurrección de Jesucristo después de su brutal muerte en la cruz y su entierro en la tierra durante tres días. También hice referencia a un interesante fenómeno que ocurrió en varias ocasiones después de la resurrección. Hoy examinaremos principalmente dos pasajes en los que discípulos de Cristo -los que caminaron con él y estudiaron bajo su dirección, los que estuvieron más cerca de él- se encontraron con la persona resucitada de Jesucristo y hablaron con él sin reconocerlo.
En primer lugar, Jesús se apareció a María Magdalena cuando ésta llegó al sepulcro por la mañana temprano...
John 20:1–2 NBLA
1 El primer día de la semana María Magdalena fue* temprano al sepulcro, cuando todavía estaba* oscuro, y vio* que la piedra ya había sido quitada del sepulcro. 2 Entonces corrió* y fue* adonde estaban Simón Pedro y el otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo*: «Se han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde lo han puesto»
John 20:3–10 NBLA
3 Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo, y fueron hacia el sepulcro. 4 Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro; 5 e inclinándose para mirar adentro, vio* las envolturas de lino puestas allí, pero no entró. 6 Entonces llegó* también Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y vio* las envolturas de lino puestas allí, 7 y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con las envolturas de lino, sino enrollado en un lugar aparte. 8 También entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. 9 Porque todavía no habían entendido la Escritura de que Jesús debía resucitar de entre los muertos. 10 Los discípulos entonces se fueron de nuevo a sus casas.
John 20:11–13 NBLA
11 Pero María estaba fuera, llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó y miró dentro del sepulcro; 12 y vio* dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13 «Mujer, ¿por qué lloras?», le preguntaron*. «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto», les contestó* ella.
John 20:14–16 NBLA
14 Al decir esto, se volvió y vio* a Jesús que estaba allí, pero no sabía que era Jesús. 15 «Mujer, ¿por qué lloras?», le dijo* Jesús. «¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo*: «Señor, si usted lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo me lo llevaré». 16 «¡María!», le dijo* Jesús. Ella, volviéndose, le dijo* en hebreo: «¡Raboní!» (que quiere decir Maestro).
John 20:17–18 NBLA
17 Jesús le dijo*: «Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: “Subo a Mi Padre y Padre de ustedes, a Mi Dios y Dios de ustedes”». 18 María Magdalena fue* y anunció a los discípulos: «¡He visto al Señor!», y que Él le había dicho estas cosas.
[orar]

¿Quién era María Magdalena?

María Magdalena es una discípula destacada, que aparece en momentos críticos de la historia de Jesús. Su participación más significativa es que fue la primera en enterarse de la resurrección de Jesús y la primera en proclamarla a los demás discípulos. Aunque el relato difiere ligeramente en los cuatro evangelios, todos coinciden en que fue la primera en revelar la verdad de la resurrección a los demás.
La semana pasada puse el ejemplo de encontrarme con uno de vosotros en HEB y reconoceros y poder mantener una conversación con vosotros sobre cosas que habíamos hablado anteriormente. No es probable que no te conozca o te reconozca, incluso si hubiera oído la noticia de tu muerte. De hecho, te reconocería y celebraría que siguieras vivo y coleando.
Sin embargo, en el evangelio de Juan, María se encuentra con Jesús y no lo reconoce. De hecho, piensa que es el cuidador del cementerio.
Permítanme ser claro al decirles que María Magdalena conocía bien a Jesús y Jesús la conocía a ella. A menudo se confunde a María Magdalena con María de Betania, la hermana de Marta y Lázaro, que ungió los pies de Jesús. En realidad hay seis o siete mujeres llamadas María en el Nuevo Testamento, lo que hace que esto sea algo confuso.
María de Magdala forma parte de un grupo de mujeres que mantenían a Jesús y a los Doce discípulos con sus propios medios. María fue una de las varias a las que se les quitaron los demonios...
Luke 8:1–3 NBLA
1 Poco después, Jesús comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios. Con Él iban los doce discípulos, 2 y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; 3 Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes; Susana y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos.

María Magdalena conocía a Jesús pero no lo reconoció

María Magdalena conocía a Jesús y debería haberlo reconocido cuando lo encontró en el cementerio después de su resurrección. Sin embargo, no lo reconoció.
John 20:11–15 NBLA
11 Pero María estaba fuera, llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó y miró dentro del sepulcro; 12 y vio* dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13 «Mujer, ¿por qué lloras?», le preguntaron*. «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto», les contestó* ella. 14 Al decir esto, se volvió y vio* a Jesús que estaba allí, pero no sabía que era Jesús. 15 «Mujer, ¿por qué lloras?», le dijo* Jesús. «¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo*: «Señor, si usted lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo me lo llevaré».
No se nos explica por qué no le reconoció. Podría ser que estuviera llorando o hablándole mientras él no estaba frente a ella. Era temprano por la mañana y podía estar oculto en las sombras. Ciertamente, ella no esperaba encontrarlo resucitado en carne y hueso, a pesar de que él había predicho su regreso de la tumba.
Sin embargo, creo que Jesús le ocultaba su identidad hasta que estuviera listo para ser revelado.
John 20:16 NBLA
16 «¡María!», le dijo* Jesús. Ella, volviéndose, le dijo* en hebreo: «¡Raboní!» (que quiere decir Maestro).
Al parecer, su respuesta al reconocer a su Maestro fue muy emotiva.
John 20:17 NBLA
17 Jesús le dijo*: «Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a Mis hermanos, y diles: “Subo a Mi Padre y Padre de ustedes, a Mi Dios y Dios de ustedes”».
Al parecer, se apegó a Jesús, aferrándose a él de tal manera que no quería perderlo de vista. El relato de Mateo dice que se agarró a sus pies en actitud de adoración.
No tenemos la sensación de que sea una respuesta molesta a su prendimiento, más bien parece una forma de decir que él tiene una tarea que realizarle y que le estaba asegurando que volvería a verle antes de ascender al Padre.

Los discípulos de Emaús no le reconocieron

Pasamos al relato de Lucas, donde había dos discípulos caminando por la carretera de Emaús. Esto fue el mismo día de la resurrección en el camino que salía de Jerusalén. Emaús estaba a siete u ocho millas de Jerusalén, quizás a tres horas o más caminando...
Luke 24:13–15 NBLA
13 Aquel mismo día dos de los discípulos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén. 14 Conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. 15 Y mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos.
Esto es interesante, el texto aquí dice que estos dos discípulos...
Luke 24:16 NBLA
16 Pero sus ojos estaban velados para que no lo reconocieran.
Es decir "Se les impidió reconocerle", dice, pero no se nos dice por qué se escondió Jesús.
Luke 24:17 NBLA
17 Y Él les dijo: «¿Qué discusiones son estas que tienen entre ustedes mientras van andando?». Y ellos se detuvieron, con semblante triste.
Estos discípulos, y otros, estaban desanimados por el resultado del juicio y muerte de Jesús a manos de la ocupación romana. En este punto aprendemos bastante sobre lo que el seguidor medio de Jesucristo creía acerca de su gran rabino, a quien suponían el Mesías largamente esperado...
Luke 24:18–24 NBLA
18 Uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo: «¿Eres Tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días?» 19 «¿Qué cosas?», les preguntó Jesús. Y ellos le dijeron: «Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron a sentencia de muerte y lo crucificaron. 21 »Pero nosotros esperábamos que Él era el que iba a redimir a Israel. Además de todo esto, este es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. 22 »Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, 23 y al no hallar Su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que Él vivía. 24 »Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a Él no lo vieron»
Estos discípulos hablaban aquí de sus esperanzas de que Jesús fuera el redentor largamente esperado que se deshiciera de los grilletes de la opresión romana y permitiera a Jerusalén volver a su gran gloria.
También revelan que habían tenido noticias de las mujeres que habían visitado el sepulcro esa misma mañana. Sin embargo, también parecen indicar aquí que dudaban de la veracidad de la resurrección y de las noticias que las mujeres habían traído a la reunión de discípulos tras su encuentro con los ángeles.
Jesús respondió...
Luke 24:25–27 NBLA
25 Entonces Jesús les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 »¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en Su gloria?». 27 Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras.
Jesús les reprendió por su lentitud para creer. Está claro que Jesús pasó varias horas con estos discípulos sin revelarse a ellos. O más bien, tal vez se les estaba revelando poco a poco profundizando en las Escrituras y señalando la verdad utilizando las palabras de los profetas.
Luke 24:28–29 NBLA
28 Se acercaron a la aldea adonde iban, y Él hizo como que iba más lejos. 29 Y ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos.
...
Luke 24:30–35 NBLA
30 Al sentarse a la mesa con ellos, Jesús tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos. 32 Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?» 33 Levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, 34 que decían: «Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón» 35 Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Este relato me parece muy interesante. Una vez más, al igual que María Magdalena, estos discípulos conocían a Jesús. Después de haber pasado varias horas caminando hacia Emaús y de haber comido juntos, precisamente en el momento en que Jesús bendijo el pan y lo partió, sólo entonces lo reconocieron. Y con la misma rapidez con que lo reconocieron, desapareció de repente de su vista...
Qué sorprendente debió de ser aquello.
A veces me gustaría que tuviéramos más de esta conferencia registrada en nuestras escrituras como Jesús explicó el significado de todas las escrituras de Moisés a los profetas. Que asombroso seria tener esa revelacion e interpretacion.
Sin embargo, esa revelacion esta escondida de nosotros, excepto a traves de las ensenanzas de Pablo y los otros apostoles.

La Necedad de la Cruz

De hecho, a veces vemos un significado oculto similar, en el que el significado de las escrituras se oculta a aquellos que rechazan el mensaje del evangelio.
Pablo escribe a la iglesia de Corinto hablando de la locura de la cruz...
1 Corinthians 1:18–25 NBLA
18 Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. 19 Porque está escrito: «Destruiré la sabiduría de los sabios, Y el entendimiento de los inteligentes desecharé». 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que sabe discutir en este siglo? ¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este mundo sea necedad? 21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios mediante la necedad de la predicación salvar a los que creen. 22 Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles. 24 Sin embargo, para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.
Lo que Pablo está diciendo aquí es que la sabiduría de la humanidad nunca puede dar sentido a la cruz y a su necesidad.
1. Algunos tropiezan con la cruz - Los judíos ponen mucho énfasis en los signos milagrosos. Los lideres religiosos pidieron repetidamente a Jesus que realizara signos milagrosos para ellos. En la mayoría de los casos, Jesús rechazó estas peticiones. Mientras ellos buscaban un rey poderoso que acabara con la opresión de los romanos, Jesús apareció como un siervo sufriente. Isaías 53 describía a un Mesías muy diferente, que sería golpeado, escarnecido y asesinado, una muerte que la mayoría de los judíos consideraría vergonzosa.
Los líderes judíos veían la muerte de Jesús en la cruz y su fracaso en salvarse a sí mismo como una debilidad.
Principio Cuando esperas un resultado equivocado, ningún signo milagroso te convencerá de la verdad.
2. Algunos sólo pueden ver necedad en la cruz - Mientras los judíos buscaban señales y milagros, los gentiles buscaban sabiduría. Nosotros somos muy parecidos a los gentiles en nuestra forma de pensar occidental. Antes de conocer a Cristo, miramos la cruz y sólo vemos necedad. Cuando la humanidad mira a Cristo con un punto de vista humano, sólo pueden verlo como un acto tonto que no sirvió para nada.
Pablo sabía que la mayoría de la gente nunca aceptaría verdaderamente la verdad de la cruz, porque estaban inmersos en una perspectiva equivocada, una manera equivocada de pensar.
Principio La sabiduria humana nunca te conducira a la verdad espiritual.
3. La sabiduría de Dios sólo nos puede ser revelada por Dios mismo
Pablo enseñó a la iglesia de Corinto que...
la necedad de Dios revela la sabiduría y la debilidad de Dios revela una fuerza superior a la que podemos imaginar entre los humanos.
La única manera en que la necedad de la cruz puede revelarse como sabiduría es a través del llamado por la gracia de Dios...
2 Thessalonians 2:13–14 NBLA
13 Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque Dios los ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad. 14 Fue para esto que Él los llamó mediante nuestro evangelio, para que alcancen la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
No hay cantidad de sabiduría humana o señales milagrosas que puedan volver a Cristo al corazón endurecido. Esa es la obra del Espíritu Santo: atraer al hombre a la verdad del mensaje del Evangelio.
Pablo continúa explicando cómo Dios utilizó las cosas insensatas del mundo para revelar su verdad.
1 Corinthians 1:26–31 NBLA
26 Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. 27 Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. 28 También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, 29 para que nadie se jacte delante de Dios. 30 Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención, 31 para que, tal como está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor».
Hizo primeros a los últimos, fuertes a los débiles. Dio gloria a los que el mundo considera débiles.
Lo hizo para que de ninguna manera pudiéramos pretender haber ganado nuestra salvación por nuestros propios méritos. Ninguno de nosotros se ha ganado la gracia de la salvación. En cambio, hemos ganado la muerte y el tormento...
Romans 3:23 NBLA
23 por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios.
Sin embargo, a través de Cristo, no obtenemos la muerte que merecemos, sino la justificación y la redención que Cristo ganó para nosotros en esa miserable cruz.
Romans 3:24 NBLA
24 Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús,

¿Qué significa?

La iglesia de Corinto, como he dicho a menudo, se parece mucho a nuestras iglesias occidentales modernas. El teólogo y escritor Stephen Um dice que la moneda cultural de los cristianos de Corinto era el intelecto (o la sabiduría) y su mercancía era la influencia (o el poder). Y añade: "Su argumento es nuestro argumento".
1 Corintios-La Palabra de la Cruz (Su historia es nuestra historia) - Stephen T. Um
La sabiduría, el conocimiento, el intelecto y la educación son la principal moneda cultural en la mayoría de las ciudades de hoy. Todos queremos triunfar, tener influencia, "marcar la diferencia", y la forma en que tratamos de lograrlo es mediante la acumulación de conocimientos. Los símbolos del conocimiento (títulos académicos, asociación institucional, etc.) son símbolos de poder latente. Nuestra cultura valora mucho la inteligencia, la reflexión y la articulación. Al fin y al cabo, respetamos a quienes "lo han conseguido", ya sea por los cauces ordinarios de la ascensión cultural (Harvard, Yale, etc.) o por un esfuerzo empresarial extraordinario.
Los cristianos de Corinto experimentaron un espíritu de competición y de superación en su cultura. Este espíritu invadió la iglesia, al igual que invade nuestras iglesias hoy en día.
Vuelvo a lo que escribió Stephen Um, porque es tan aplicable a la condición que vemos prevalecer en la iglesia de hoy...
1 Corintios-La Palabra de la Cruz (Espíritu de Competencia y Logro)
Entonces, ¿qué termina sucediendo? ¿Cómo se ve esto horizontalmente? ¿Qué sucede cuando logramos, cuando realizamos, cuando agarramos, cuando perseguimos? En última instancia, nos llevará a un punto en el que acabaremos siendo conscientes de nuestro rango. Aunque evitemos con éxito el sectarismo descarado basado en la raza, el género, etc., seguiremos haciendo una distinción primaria entre "alguien" y "nadie". Aunque no menospreciemos a nadie por su raza, es muy posible que sí lo hagamos por su rango social. Si hemos alcanzado logros, si hemos rendido y nos hemos ganado una posición social valiosa, nos resultará fácil despreciar a alguien que está por debajo de nosotros. Los corintios eran culpables de este error, al igual que muchos cristianos hoy en día.
El espíritu que Pablo está promoviendo aquí es que la sabiduría y el poder en la estimación de Dios son contrarios a la sabiduría humana y las estructuras de poder.
No podemos razonar nuestro camino a la salvación. En el camino de Dios, tenemos que renunciar a nuestra sabiduría terrenal para encontrar la sabiduría de Dios, que es muy superior. Sin embargo, nos encontramos con que tememos perder poder cuando renunciamos a lo que creemos saber.
Por eso tenemos que renunciar a nosotros mismos y a lo que creemos tener para alcanzar la salvación de la cruz...
Matthew 16:24–25 NBLA
24 Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que Me siga. 25 »Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará.
Luke 14:27 NBLA
27 »El que no carga su cruz y me sigue, no puede ser Mi discípulo.
Galatians 2:20 NBLA
20 »Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Conclusión

La verdadera pregunta hoy aquí es ¿qué camino estás siguiendo en tu propia vida?
¿Te estás aferrando a un poder que no significa nada en la economía de Dios?
¿Te aferras a una sabiduría que no tiene sentido a la luz del Evangelio?
¿O aceptas el hecho de que tienes que negarte a ti mismo, negar tu sabiduría, negar tu poder y tomar la cruz de Jesucristo?
¿Estás dispuesto a perder tu vida para encontrar la salvación en Cristo?
Este es el camino a la salvación en Cristo.
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