Los primeros seguidores

El salón de Jesús  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Imaginamos a los primeros discípulos como los titanes de la fe, gente santa, pero cuando vemos quiénes fueron los primeros seguidores de Jesús, pensaríamos que Jesús se juntaba con la gente equivocada. Jesús quiere gente que saben que son pecadores, no gente que se cree santa.

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¿Qué imagen te viene cuando piensas en los primeros seguidores de Jesús?

¿Cómo eran los que caminaban con Jesús día tras día?
Ese debe ser el deseo de cada uno de nosotros.
Los discípulos andaban con el Salvador de la humanidad día y noche.
Uno rápido asume que seguramente debían ser gente santa.
Así es como siempre los presentan culturalmente
Los discípulos que conocemos de la Biblia tenían preguntas como cualquier otra persona, y hasta recibían sus regaños de parte de Jesús.
Pero esos son los discípulos de Jesús.
La pregunta sigue siendo: ¿cómo eran los primeros seguidores de Jesús?

“El que escucha mi voz...”

Mark 2:13 NTV
13 Entonces Jesús salió de nuevo a la orilla del lago y enseñó a las multitudes que se acercaban a él.
Jesús predicaba su mensaje donde la gente podía escucharlo. Jesús buscaba dónde habían espacio abiertos para que el público lo viera y se acercara. Jesús se exponía también a cualquier crítico.

“Próximo.”

Mark 2:14 NTV
14 Mientras caminaba, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en su cabina de cobrador de impuestos. «Sígueme y sé mi discípulo», le dijo Jesús. Entonces Leví se levantó y lo siguió.
Leví se sentaba junto al camino, algo así como el empleado del peaje, pero con el fin de cobrar los impuestos romanos (o federales en nuestro contexto). Leví era el recuerdo constante de que Israel era territorio o una colonia romana. Nadie quería asociarse con Leví.
Todos veían a Leví, pero nadie quería acercarse a Leví. Todos sus compatriotas debían despreciar a Leví por el simple hecho de hacer su trabajo.
Jesús hizo la fila que todos los judíos tenían que hacer para continuar con su camino, pero le pagó a Leví con algo más valioso que una moneda romana.
“El maestro de amor y salvación quiere que le siga.”

Bienvenido, Jesús

Mark 2:15 NTV
15 Más tarde, Leví invitó a Jesús y a sus discípulos a una cena en su casa, junto con muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama. (Había mucha de esa clase de gente entre los seguidores de Jesús).
Al parecer la frustración es compartida por los compañeros de Leví. Por fin, alguien lo ama.
Pero notamos algo que no suele cuadrar con nuestra visión de Jesús.
Jesús es rodeado por pecadores de mala fama.
El séquito de los maestros de la ley tenía que ser y aparentar ser santo, pero Jesús se rodeaba con gente que no cualificaban.
¿Tenemos que ser santos y gente buena para comenzar a seguir a Jesús?
Muchas veces le ponemos trabas, o requisitos a aquellos que quieren simplemente comenzar a seguir a Jesús, cuando Jesús aceptaba a sus seguidores tal como llegaron a Él.
¿Quiénes son los rechazados de este mundo? ¿A quiénes la gente mira con desprecio?
Nos sentimos cómodos compartir el evangelio con la gente que son buenas o de buen parecer, pero Jesús iba directo a donde estaban sumisos en pecado, y a los rechazados.

Todo de Jesús

Mark 2:16 NTV
16 Cuando los maestros de la ley religiosa, que eran fariseos, lo vieron comer con los cobradores de impuestos y otros pecadores, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué come con semejante escoria?».
¡Cuántas veces hemos rechazado la oportunidad de presentar el Evangelio porque pensamos como los fariseos!
Quizás hasta has pensado, “yo quiero que fulano se convierta, pero que no vaya a mi iglesia.”
Los fariseos pensaban “un maestro de la ley no debe aceptar a alguien como Leví. No se ve bien.”
Es cierto que el pasado de estos seguidores de Jesús podían tener momentos oscuros, pero la misma imagen o carácter pleno de Jesús puede transformar hasta el peor de los pecadores.
Si no tienes resultados cuando presentas a Jesús a otro, quizás no estás presentando todo de Jesús.

Vengan a mí.

Mark 2:17 NTV
17 Cuando Jesús los oyó, les dijo: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores».
Jesús conoce cuán rota y hueca está la humanidad más que cualquier otro, y vino al mundo para sanarla. Jesús invita hasta la persona más rota de este mundo para sanarla. Jesús murió por nuestros pecados y salvación, pero también quiere restaurar nuestros corazones y dignidad.
No estamos completamente vivos hasta que conocemos a Dios.
Porque la gloria de Dios es un hombre vivo; y la vida del hombre consiste en contemplar a Dios. - Ireneo, 2do siglo AD, discípulo del Apóstol Juan
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