El pan que sacia viene del cielo

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INTRODUCCIÓN: En América latina, pienso que en todos los países del mundo, pero no me gusta hablar de los ausentes, hay grupos religiosos que son conocidos como “Cristianos de Alka-Seltzer”, la razón para llamarlos así es que comienzan con muchas ganas, emociones y deseos, pero al poco tiempo se marchan de las iglesias y la congregación se disuelven.

Algunos investigadores del fenómeno del crecimiento de la iglesia, han determinado, que muchas de estas personas no tuvieron una fe real, sino que fueron impactados por emociones y actos sobrenaturales, llamados milagros de avivamiento, por eso cuando se acaba la temporada de acciones sorprendentes, su fe se desvanece igual que la espuma del producto efervescente.

Esta situación no es nueva, está presente en la Palabra de Dios, en la historia de la Iglesia Apostólica, basta recordar el caso de un mago que quiso comprar el poder del Espíritu Santo, mostrando que no creía que los milagros realizados por los apóstoles no tenían el sello de Dios, sino a un secreto mágico.

El pasaje de Juan 6:24-35 muestra a un grupo de personas, quienes había seguido a Jesús desde Capernaúm, traspasando el mar de Galilea, motivados por el milagro de haber alimentado a 5 mil personas. Ellos buscaban un rey terrenal, un líder con poderes, no al Salvador ni al dador de la fe y la vida eterna que los librara de la condena por los pecados.

El Señor estableció un diálogo con ellos para mostrarles quien era y ofrecerles, por gracia, la verdadera comida y bebida, que sacia, no el hambre y la sed física, sino a las almas sedientas y hambrientas espiritualmente que necesitan la reconciliación con Dios, mediante el perdón y la salvación y esto solo lo puede dar Cristo.

¿Tienes hambre y sed espiritual? Cree en Cristo Pan del cielo para ti.

1. COMER EL PAN DEL CIELO NO ES UN ACTO HUMANO. Juan 6: 25-26ª.

25Y hallándolo al otro lado del mar, le preguntaron:—Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26Respondió Jesús y les dijo: —De cierto, de cierto les digo que me buscan.

Ellos saludan al Señor como Maestro, v.24, pero de inmediato hacen una pregunta ¿Cuándo llegó?, mejor dicho ¿Cómo llegó?

Su pregunta revela la motivación de sus corazones para buscar a Jesús. El Señor reconoce que ellos le buscan, pero sus intenciones no eran creer, era saber si Jesús había cruzado el mar haciendo otro milagro. Ellos jamás lo vieron en la ruta, subido en otras barcas, simplemente lo encontraron del otro lado. Por esta razón preguntan, evalúan a Cristo y su poder.

Ellos no buscaban a Jesús para ser llenos espiritualmente. Lo buscaban por más comida, navegaron porque lo que vieron les causó asombro y quería ver más, pero sus ojos estaban ciegos espiritualmente. Buscaban a Cristo para entretenerse y por comida gratis.

Esta misma realidad la encontramos hoy. Algunas personas van a la Iglesia no para nutrirse de la Palabra de Dios, ni siquiera para dar gracias a Dios por las bendiciones que nos concede. La gente muchas veces va a la Iglesia porque quiere la emoción que mueve la mente y no la fe que cambia el corazón.

¿Y a usted? ¿Qué lo mueve a manejar o tal vez caminar hasta la Iglesia?

El Señor nos pregunta a todos: ¿Por qué me buscan? ¿Qué respondemos?

2. COMER EL PAN DEL CIELO NO VIENE DE EVENTOS SORPRENDENTES. Juan 6: 30-31.

30Entonces le dijeron: — ¿Qué señal haces tú, para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces?

Con la respuesta de Jesús, estas personas quedan en evidencia sobre sus motivaciones para seguirle: ¿Quieres nuestra fe? Tú necesitas probar tus poderes. Tu necesitas hacer cosas para que nosotros decidamos si seguirte o no.

Para terminar de mostrar como el pecado dominaba sus corazones, rechazando la riqueza de la Palabra de Dios, afirman que lo que hizo al alimentar a cinco mil personas, no necesariamente revelaba el poder de Dios, total, para ellos, Moisés lo hizo mejor: 31Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio a comer pan del cielo”. ¿Qué estaban diciendo? Tú necesitaste cinco panes y dos pescados para hacer el milagro, en cambió Moisés no tenia nada, el maná bajo del cielo. ¿Quieres que te sigamos? Realiza otro milagro, superior al que hizo Moisés.

Ellos confiaban en la razón. Pero Jesús ofrecía la fe divina que transforma el corazón, la fe genuina que hace felices a los que creen sin ver, los que creen por oír la Palabra de Dios y es el Señor quien muestra con sus palabras la ineptitud de los humanos para comprender el plan de salvación. Es el Señor quien revela su identidad y da la fe que salva, mediante su perdón, y por gracia.

El Señor no es un payaso de circo que vino para que el mundo viera los malabarismos y sus trucos de magia. El Señor vino a reconciliar al mundo con Dios, para mostrar el poder del evangelio, vino a ofrecer su vida por nuestra redención.

3. COMER EL PAN DEL CIELO ES UN REGALO DE DIOS EN CRISTO. Juan 6: 26-29; 32-35.

Necesitamos ver cada uno de estos versículos para descubrir, con la ayuda de Dios: ¿Qué tiene Jesús para todos nosotros?

(1) 26Respondió Jesús y les dijo: —De cierto, de cierto os digo que me buscan, no porque han visto las señales, sino porque comieron el pan y se saciaron. Cristo no vino a dar el pan que sacia temporalmente.

(2) 27Trabajen, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre, porque a este señaló Dios, el Padre. Nuestra mirada no debe estar en las cosas materiales que se acaban. Cristo nos da la fe con sentido correcto. El deseo del Señor es darnos el pan que termina con el hambre espiritual para siempre: el pan de vida eterna.

(3) 28Entonces le preguntaron: — ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? De nuevo la naturaleza pecadora entra en escena. Ellos querían hacer algo, obras para Dios, como si Dios y su gracia no son suficientes. (4) El Señor les aclara la diferencia entre Moisés y Él: 32Y Jesús les dijo: —De cierto, de cierto les digo: Moisés no les dio el pan del cielo

(5) La fe no se trata de lo que las personas hacen, sino de lo que Dios hizo 32… pero mi Padre les da el verdadero pan del cielo, 33porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.

(6) La verdadera obra de salvación viene como regalo de Dios a la humanidad y todo lo que el ser humano debe hacer es creer en Cristo, así dice el Señor: 29Respondió Jesús y les dijo: —Esta es la obra de Dios, que crean en aquel que él ha enviado.

(7) La Palabra de Cristo tuve su efecto en los que escucharon y su interés cambió, de la motivación material a la que concede el Espíritu Santo. 34Le dijeron: —Señor, danos siempre este pan.

(8) La petición de ellos tuvo la inmediata respuesta del Señor: 35Jesús les respondió: —Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás. En una palabra: Crean en mí, porque yo soy el pan del cielo.

CONCLUSIÓN:

La diferencia entre una creencia de Alka-Seltzer y una fe genuina está en la fuente. Los primeros confían en sus emociones y razones, la fe auténtica hace que nuestra mirada se centre en Cristo, el autor y consumador de la fe.

La fe es el regalo que Dios nos da para entender, creer y confesar su palabra, no confiando en los espectáculos emocionales sino en Cristo que es pan y agua de vida.

La fe verdadera es poder contemplar y creer en la obra que Cristo hizo en la Cruz, al morir por nuestros pecados.

La fe sólida que permanece y no se diluye, nos nutre con el pan del cielo que es Cristo. Amén.

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