Semilla en Tierra Buena

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Introducción

Una de las cosa que la gente sabe acerca de la manera en que Jesús enseñaba es que enseñaba por medio de parábolas.
Cuando leemos los cuatro evangelios nos damos cuenta que Jesús usaba escenas, experiencias, ilustraciones del día a día para enseñar una verdad espiritual.
Entre las parábolas de Jesús están:
El buen samaritano
La moneda o la oveja perdida
Las diez vírgenes
Hoy vamos a mirar una de las parábolas más largas que aparecen en el NT: La parábola del sembrador.
El peligro de predicar una porción tan conocida, como hoy, es que pensemos que es como mirar una película que ya miramos.
Cuando uno ve una película por primera vez, estamos emocionados porque es la primera vez que la miramos.
Pero, cuando ya la hemos visto, es posible que la veamos por obligación; porque al fin y al cabo ya la miramos. Ya sabemos como va a terminar.
Hoy vamos a considerar:
La ocasión
El sembrador y los cuatro terrenos
La interpretación
El buen terreno

I. La ocasión

En los capítulos anteriores hemos visto el desarollo del ministerio de Jesús, comenzando en en río Jordán.
Juan Bautista lo reconoció como el Mesías, el que bautiza con el Espíritu Santo.
Los primeros discípulos Simón, Andrés, Jacobo, y Juan, recibieron el llamado de seguirlo y convertirse en pescadores de hombres.
La población de Galilea y sus alrededores comenzaron a seguir a Jesús al ver sus milagros, sanidades, liberaciones, etc.
Pero, entre todos estos que recibieron el evangelio:
Hubieron fariseos que se resistieron al mensaje de Jesús.
Hubieron escribas que acusaron a Jesús de estar poseído por Belzebub.
…y su misma familia no podrían creer que Jesús era el Mesías de Israel. Tan perplejos estaban ante el comportamiento de Jesús que pensaban que estaba “fuera de sí” (Marcos 3:21).
Así que hasta el momento vemos aquellos que abrazaron el mensaje del reino con fe, con gozo, con alegría y muchos otros que rechazaron al Mesías de Dios.
Es dentro de este contexto que Jesús aparece nuevamente junta al mar para enseñar a las multitudes:
Marcos 4:1 NBLA
Comenzó Jesús a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a Él una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar.
Vemos a esta gran multitud seguir a Jesús.
Notemos como sube al barco y reman dentro del mar - la misma agua ayuda para amplificar la voz de Jesús para que los que están a la orilla del mar lo puedan escuchar.
Jesús abre su boca y comienza su enseñanza:
Marcos 4:2 NBLA
Les enseñaba muchas cosas en parábolas, y les decía en Su enseñanza:

II. El sembrador y los cuatro terrenos

Marcos registra la enseñanza de Jesús:
Marcos 4:1–9 NBLA
Comenzó Jesús a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a Él una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas en parábolas, y les decía en Su enseñanza: «Escuchen: El sembrador salió a sembrar; y al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. »Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. »Pero cuando salió el sol, se quemó, y por no tener raíz, se secó. »Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. »Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno». Y añadió: «El que tiene oídos para oír, que oiga».
Jesús utiliza una escena/actividad con la cual estaban muy familiarizados los que estaban escuchando a Jesús.
Vivían en una sociedad agrícola y por tanto todos conocían el trabajo/actividad de un sembrador.
Este sembrador salió a sembrar y mientras sembraba la semilla cayó en cuatro clases de terreno.
Terreno 1: tierra dura/compacta porque era la tierra junto al camino. Allí pasaban las carretas y la gente caminando. Por tanto era tierra dura. Las aves comieron la semilla que estaba sobre la superficie.
Terreno 2: tierra con piedras. La semilla al brotar la raíz tuvo dificultad en encontrar la tierra y poder extender su raíz. Sale el sol y seca la pequeña planta al no poder extender sus raíces y tener acceso al agua.
Terreno 3: tierra llena de espinos/maleza. Todos tenemos la experiencia de tener que limpiar nuestro jardín de la maleza. La maleza crece tan rápido que si no tenemos cuidado va a ahogar las plantas de buena semilla. En este caso, los espinos crecieron y ahogaron la planta de buena semilla.
Terreno 4: buena tierra, creció y se desarrolló la semilla, dio fruto, y produjo fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.

III. La interpretación

Notemos lo que sucede…porque es posible que pasemos por alto este detalle.
De los versículos 1-9 vemos que está toda la multitud.
Es una multitud.
Algunos vinieron por curiosidad, otros por interés genuino, otros tal vez porque pensaban que iba a ser otro día de milagros.
…¿cómo sabemos esto?
Marcos 4:10 NBLA
Cuando Jesús se quedó solo, Sus seguidores junto con los doce Le preguntaban sobre las parábolas.
Cuando termina Jesús su enseñanza se entiende que se esparció la multitud.
La multitud mixta escuchó la parábola…pero al terminar Jesús la enseñanza, Marcos registra que solo quedaron Jesús, sus seguidores, y los doce discípulos.
Es a este pequeño grupo a quienes Jesús va a dar la interpretación de lo que acaba de enseñar:
Marcos 4:11 NBLA
«A ustedes les ha sido dado el misterio del reino de Dios», les decía, «pero los que están afuera reciben todo en parábolas;
Jesús va a mostrar/revelar el principio espiritual que contiene la parábola del sembrador.
Los de afuera no lo van a recibir, es más no lo pueden recibir.
La interpretación de la parábola la vemos en los versículos 14-20.
Marcos 4:14–20 NBLA
»El sembrador siembra la palabra. »Estos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. »Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que solo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se apartan de ella. »Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril. »Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno».
En el versículo vemos el protagonista de la parábola - el sembrador.
El sembrador es el que siembra la parábola.
En este caso, el sembrador es Jesús.
Jesús ha estado sembrado su palabra entre los habitantes de Israel.
Él es el sembrador supremo.
Pero a la misma vez el sembrador es todo aquel, que obediente al mandato de Jesús, va a sembrar la semilla del evangelio:
Mateo 28:19 NBLA
»Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
Romanos 10:15 NBLA
¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: «¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien!».
1 Corintios 9:16 NBLA
Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo. Pues ¡ay de mí si no predico el evangelio!
El sembrador sale por el camino predicando la palabra para cumplir el mandato que ha recibido.
Su trabajo es simplemente ser fiel y sembrar la semilla.
Pero, Jesús va a interpretar el significado de los cuatro terrenos.
Para poder entender bien los cuatro terrenos - podemos decir:
La semilla cayó en tres terrenos pero tales eran las condiciones que no dieron fruto.
La semilla que cayó en buena tierra, esta semilla fue la que dio buen fruto.
Así que lo que queremos saber es cuales son los tres terrenos donde la semilla no pudo dar buen fruto.
Esto es lo que Jesús va a interpretar en los versículos 15-19.
Terreno 1: escuchan la palabra pero viene Satanás se lleva lo que fue sembrado.
Terreno 2: reciben la palabra con gozo pero cuando viene la aflicción/persecución por causa de la palabra, se apartan de ella.
Terreno 3: reciben la palabra pero las preocupaciones del mundo, los asuntos terrenales, las riquezas en esta vida la ahogan y no produce fruto.
¿A qué quiere llegar Jesús?
Jesús ha estado sembrando la semilla pero se ha enfrentando con estas tres clases de terrenos.
Hay gente que no tuvo tiempo para considerar el mensaje porque el enemigo como león rugiente pronto arrebato lo que fue sembrado.
Otros, al temer la persecución de sus familiares o ser expulsados de la sinagoga por seguir a Jesús prefirieron apartarse de Jesús. Prefirieron no arriesgar su seguridad.
Y aun otros, pensaron que seguir a Jesús iba a interrumpir demasiado su vida cómoda que tenían.
Algunos tal vez eran cobradores de impuestos - al seguir a Jesús ya no iban a poder estafar a los que pagaban el impuesto.
Otros tal vez no querían dejar su vida vana de vicios, de juego, de maldad.
Otros tenían mayor interés en las cosas terrenales que podían ver y no en una vida “eterna” que no podían percibir con sus ojos.
Jesús aquí los obstáculos que enfrenta la predicación del evangelio.
Jesús sabe que su predicación va a ser rechazada por una de estas tres razones.
Todos los que han predicado/compartido el evangelio han tenido la experiencia de ser rechazados.
De pronto uno no puede entender como es que la gente pueda rechazar semejante mensaje - si es un mensaje de perdón, de ser reconciliados con Dios, de ser libres del infierno y de la condenación.
…pero aún así el hombre rechaza el mensaje del reino. Otros no solo lo rechazan sino que ser burlan de aquellos que creen en lo que ellos ven como simples tonterías.

IV. El buen terreno

Pero no vayamos a perder la esperanza. Hubo un terreno entre cuatro donde cayó la semilla y dio buen fruto:
Marcos 4:20 NBLA
»Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno».
Esta tierra no estaba compacta, no estaba llena de piedras, no tenía espinos ni maleza, sino que era una buena tierra.
Cayó la semilla y dio buen fruto - produjo fruto al treinta, al sesenta, y al ciento por uno.
Esta tierra tenía la condición perfecta para que la semilla de la palabra de Dios germinará, extendiera sus raíces, creciera, y pudiera dar fruto.
Y Jesús mismo experimentó a gente con estas características como cuando llamo a sus primeros discípulos para convertirlos en pescadores de hombres.
Les hizo el llamado.
Sembró la palabra.
…y lo siguieron porque la semilla cayó en buena tierra.
¿Así que hermanos, cual es el problema?
El problema no es con el sembrador.
El problema no es la semilla.
El problema es el terreno.
El problema es el ser humano.
El problema es la condición humana.
El problema es el hombre que vive enfocado en su egoísmo, su pecado, sus pasiones, su adoración de las cosas de este mundo.
El problema es el hombre que vive atado por las cadenas de sus propios malos deseos.
…y todo esto aleja al hombre de Dios de tal manera que se puede sembrar la palabra pero nunca va a dar buen fruto.

Conclusión

La semilla puede sembrarse en estos tres terrenos, y nunca va a dar buen fruto porque es tierra mala.
Amados hermanos, ¿acaso no es motivo de perder la fe?
¿Acaso no nos hace perder la esperanza que algún día nuestros seres queridos que han rechazado el evangelio una y otra vez…vayan algún día a recibir el mensaje del evangelio?
La realidad es que el terreno por sí mismo no puede cambiar su condición.
La tierra del camino no puede convertirse en tierra buena por sí misma.
La tierra llena de piedras no puede eliminar las piedras por sí misma.
La tierra llena de espinos y maleza no puede liberarse y convertirse en buena tierra.
…alguien tiene que venir y hacer la obra de limpieza, de labrador, de preparar la tierra.
…y ese alguien es Dios.
Y todos los que ahora creemos lo hemos vivido. Lo hemos experimentado.
Todos los que estamos aquí eramos uno de estos tres terrenos.
Todos llegamos a rechazar el evangelio, otros por más que se les predicaba no lo entendían.
Otros vivían interesados en mil cosas menos en la realidad de que habían ofendido a Dios y que necesitaban su perdón.
…¿cómo es que nuestra vida pasó de ser tierra mala a tierra buena?
Ezequiel 36:26–28 NBLA
’Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. ’Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas. ’Habitarán en la tierra que di a sus padres; y ustedes serán Mi pueblo y Yo seré su Dios.
Este es un milagro que solo Dios puede hacer.
Dios, por su Espíritu Santo, transformo nuestra vida y la convirtió en buena tierra de tal manera que cuando volvimos a escuchar su palabra algo diferente pasó: prestamos oído, quisimos saber más, nos conmovió, nos transformó, y ahora ha producido fruto en nuestras vidas.
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