Canto de júbilo

Éxodo: De la esclavitud a la libertad  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Este canto hace evidente que Dios es digno de ser alabado por lo que Él es, por lo que ha hecho al vencer a sus enemigos y por su fidelidad, al asegurar un futuro para Su pueblo, y ese es justamente el punto de nuestro sermón en la mañana de hoy.

Notes
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1 Cor 15:1-21
“¿Sufre alguien entre ustedes? Que haga oración. ¿Está alguien alegre? Que cante alabanzas.”
La música ha sido usada a ‬‬lo largo de la historia de la humanidad como una forma de expresar emociones. Cantamos cuanto estamos tristes o cuando estamos alegres, cantamos cuando estamos angustiados o cuando tenemos esperanza; incluso en culturas diferentes una de otra, la música es un elemento común como vehículo para exteriorizar la condición emocional interna del corazón.
Incluso en la Biblia, una de las cosas que encontramos en abundancia son cánticos. Los Salmos, por ejemplo, son una amplia colección de canciones para todos los momentos que el pueblo de Dios atravesará y vemos también como a menudo son usados para recordar verdades y transmitirlas de una generación a otra.
El texto que hoy veremos es precisamente un cántico, un himno precioso, cuidadosamente construido y que expresa el júbilo del pueblo de Dios por la victoria dada en el mar Rojo y la confianza que eso estaba trayendo a ellos para continuar en el camino hacia la tierra prometida.
Aunque pareciera una interrupción en la narrativa, este cántico es crucial para hacernos ver lo que el pueblo de entonces creía de Dios y por su puesto es un llamado a nosotros a alabarlo porque tenemos incluso mejores razones que ellos entonces.
Este canto hace evidente que Dios es digno de ser alabado por lo que Él es, por lo que ha hecho al vencer a sus enemigos y por su fidelidad, al asegurar un futuro para Su pueblo, y ese es justamente el punto de nuestro sermón en la mañana de hoy.
Contexto literario:
Esta composición que encontramos en el capítulo 15 está escrita en forma de poesía hebrea, la cual, a diferencia de la poesía nuestra, que es más caracterizada por la métrica y la rima, en el caso de los hebreos es más caracterizada por el uso de paralelos, constantes y figuras que comunican una misma idea de manera repetitiva.  No siempre es fácil ver una estructura en este tipo de poesía; sin embargo, este canto en particular nos deja ver algunas divisiones que nos facilitan su estudio. La clave está en leerlo e interpretarlo como lo que es, una canción, que inicia en el verso 1 con la frase: “cantaré yo al señor porque sea magnificado grandemente, ha hecho echado en el mar al caballo y el jinete” y cierra en el versículo 21 con las mismas palabras solo que dirigidas ahora a la congregación.
Entre esas dos declaraciones hay una estructura es más o menos como sigue:
1. Estrofa 1: Dios es digno de ser alabado por lo que es (1-2)
2. Estrofa 2: Dios es digno de ser alabado por lo que ha hecho al vencer a sus enemigos (3-12)
3. Estrofa 3: Dios es digno de ser alabado por lo que hará al cumplir sus promesas (13-19)
4. Una invitación a cantar al Dios que es digno de ser alabado (20-21)

Estrofa 1: Dios es digno de ser alabado lo que es (1-3)

Esta primera estrofa, bien pudiera ser un preludio, es una alabanza en principio muy personal. Es Moisés hablando en primera persona de las razones por las cuales él considera que Dios es digno de ser alabado y menciona por lo menos 3:
• Dios es digno de ser alabado porque Él ha dado su nombre a conocer. Como un Rey cuando recién se posesionaba enviaba un edicto a todas las provincias de que debían rendirle pleitesía, Dios ha dado a conocer su nombre por medio del juicio a la nación más grande del mundo. Él había hecho su aparición como un Dios fuerte y temible, que posiblemente no era conocido entre otros pueblos, pero que ahora iba a comenzar a ser conocido por sus obras.
• Él es Digno de ser alabado porque me ha fortalecido. Moisés está reconociendo que Dios le ha dado fuerzas en medio de su debilidad, que en principio él se vio a sí mismo como alguien débil y con muy pocas posibilidades de tener éxito, pero al mismo tiempo reconoce que Dios lo ha fortalecido.
• Él es digno de ser alabado porque ha sido mi salvación. Esto es particularmente impactante. Aunque Dios había salvado a todo Israel, en este momento él estaba meditando en su próvida salvación y eso lo llevaba a la alabanza.
• Dios es digno de ser alabado y exaltado porque ha sido fiel a su pacto. Es el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, pero el Dios también de su familia.
Estas son expresiones muy íntimas, motivos muy personales que estaban haciendo que Moisés explotara en cántico. Sin embargo, a pesar de que es algo que se menciona en primera persona, no es Moisés el centro del cántico, sino Dios. No es: mira lo que soy, sino, mira lo que ha hecho.  En efecto, una de las grandes tragedias de la iglesia moderna, ha sido convertir los cánticos en sus cultos en expresiones emocionales que solo se concentran en el hombre y no en Dios, en cómo se siente, en sus necesidades más inmediatas, pero no en la majestad del Señor. Pero ese no es el propósito de la alabanza en medio del pueblo de Dios. Es la proclamación del nombre de Dios y la exclamación de su grandeza.
Mi hermano, nosotros debemos siempre buscar los motivos por los cuales queremos y deseamos cantar al Señor. Adorar Su nombre. Muchas veces estamos tan concentrados en nosotros mismos, que nos olvidamos de lo que el Señor ha hecho y eso opaca nuestra alabanza.
Es a esto a lo que llamamos cantar con el entendimiento. Poder levantar nuestra voz con una comprensión clara de la obra de Dios en nosotros. Piensa en lo que el Señor ha hecho, de donde te ha rescatado, como te ha guardado en su fidelidad y esos son motivos para alabar y exaltar al Señor.

Estrofa 2: Dios es digno de ser alabado por lo que ha hecho al vencer a sus enemigos (3-12)

A partir del verso 3, el uso de las palabras cambia.  Pasa de ser una prosa progresiva en la que se exhiben motivos personales para alabar a Dios, a una descripción de hechos en los que se compara el poder de Dios con la fuerza de sus enemigos.
Dios es presentado aquí como el varón de guerra y usa figuras humanas para describir que Dios ni siquiera empleo todo su poder, sino solo su mano derecha u tampoco toda su ira, sino solo el soplo.
Los versículos 4-5 describen la obra: Hecho a la mar los carros de Faraón u el abismo los sepultó.
Versos 6-7 El Señor lo hizo con su diestra
Versos 8-10 El señor los derribó con el soplo de su aliento.
Todo esto para decir que:
“¿Quién como Tú entre los dioses, oh Señor? ¿Quién como Tú, majestuoso en santidad, Temible en las alabanzas, haciendo maravillas?”
En esta estrofa, el cántico está comparando el poder de Dios con el poder de sus enemigos y la conclusión es: Nadie es como el Señor.
Los dioses egipcios eran considerados poderosos, que no había otros como ellos, pero el Señor no requirió ni siquiera de sus dos manos para derribarlos. Cuando el enemigo creyó haber vencido y sacó su espada, tú solo soplaste y trajiste la victoria: ¡¿Quién cómo el Señor?!
Dios es digno de ser alabado porque Él es más poderoso que sus enemigos y los vence. Para nosotros esa victoria ha sido también confirmada:
Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz. Habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de Él. (Col 2:13-15)
Hablando de esa muerte, también la Biblia dice en 1 Cor 15:
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Devorada ha sido la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?». El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.  (1 Cor 15:53-57)
En el libro de Apocalipsis vemos que el motivo de la adoración celestial es precisamente obra consumada de Cristo en el pasado: Él fue inmolado.
Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación, y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos
En Cristo Jesús, nuestro más grande enemigo ha sido derrotado, el pecado y también, por extensión, la muerte. Al resucitar de entre los huertos, Él ha confirmado la victoria. El enemigo ha sido derrotado, justo cuando pensó haber vencido a Cristo en la cruz, el Señor triunfó sobre ello.
Cuando recordamos lo que Cristo ha hecho en la cruz, estamos afirmando los motivos suficientes para alabarlo y exaltarlo. Es por eso que siempre, cada domingo por la mañana, nosotros tenemos el mayor motivo para cantar: lo que Cristo ha hecho.
Ahora nuestro texto nos va a conducir rápidamente a otro cambio de lenguaje, un tercer movimiento que da lugar a la tercera estrofa del canto:

Estrofa 3: Dios es digno de ser alabado por lo que hará al cumplir sus promesas (13-19)

Noten que hasta ahora hemos visto que Dios es digno de ser alabado por lo que Es, también vimos que él es digno de ser alabado por lo que ha hecho al vencer a nuestros enemigos, pero ahora veremos, que Él es digno de ser alabado y exaltado por lo que hará, y eso lo sabemos porque en el texto, el lenguaje es más típico de algo que aún no ha sucedido, toma un aspecto profético, en cierto sentido.
El versículo 13 declara proféticamente que el Señor ha llevado a Su pueblo a su morada, lo da por hecho, y que en el camino, todos los enemigos tuvieron temor, nadie se puso en medio de ellos porque Sabino que el Señor estaba con Su pueblo.
Eso nos ayuda a entender por qué cuando ellos entraron a Jericó allí ya sabían que Dios iba con ese pueblo y se encerraron. También explica por qué durante el peregrinaje solo un pueblo, Amalec, quiso pelear con Israel, pero los demás sabían que el Señor estaba con Su pueblo, el mismo que había comprado o redimido. Que el Pueblo de Israel era su posesión.
El versículo 17 y 18 da una promesa maravillosa:
“Tú los traerás y los plantarás en el monte de Tu heredad, El lugar que has hecho para Tu morada, oh Señor, El santuario, oh Señor, que Tus manos han establecido. El Señor reinará para siempre”. Éxodo‬
¡Gloria a Dios! Porque si lo ven bien, esto no era una promesa que apuntaba a un futuro cercano o mediano, sino a la eternidad: ¡el Señor reinará para siempre!
Dios es digno de ser alabado porque sus promesas se cumplen.
El Pueblo de Israel todavía no había entrado al pleno desierto, pero iban a necesitar recordar este cántico mientras llegaban. Ellos necesitaban saber que así como Dios los había librado en el pasado para comprarlos con Su sangre, así ahora él cumpliría sus promesas hacia el futuro.
Cuanto ánimo nos da cantar de la vida venidera. De las promesas que se cumplirán, de la eternidad que nos espera.
La vida cristiana es un camino a veces desértico en el que vamos a necesitar recordar que el Dios que ha obrado en el pasado no dejará caer ninguna de sus buenas promesas hacia el futuro.
Necesitamos recordar que hay una vida que nos espera. Un cielo nuevo y una tierra nueva donde mora justicia.
Una de las cosas que uno puede ver en las estructuras de las letras de los himnos de siglos pasados es que casi todos incluían una estrofa sobre la vida venidera o el retorno de Cristo; pero hoy nos es muy fácil desconectarnos de esa realidad futura porque el aquí y el ahora es más fácil de procesar, requiero menos fe y menos esfuerzo mental. Pero la verdad es que en este mundo nunca vamos a experimentar la plenitud de Dios, por lo que somos llamados a anhelar esa esperanza y cantar de esa esperanza.
Hemos visto hasta aquí la estructura de este precioso cántico de Moisés, pero una canción no es canción si no se canta, por lo que vernos al final cómo María, la hermana de Moisés, llamó al pueblo a cantar y repetir la letra de este canto una y otra vez, lo que nos lleva al cuarto y último punto de esta enseñanza.

Una invitación a cantar al Dios que es digno de ser alabado (20-21)

Hasta ahora Moisés ha cantado esta canción al pueblo, pero la escena que sigue es la de María, la hermana de Moisés, de quien se dice profetiza porque ella también podía hablar en nombre de Dios, ella lideró un coro con otras mujeres y lo animó con panderos y danzas e invitó a todo el pueblo a cantar.
Ella repetía el estribillo del v1, muy probablemente al final de cada línea o estrofa y otras mujeres le seguían. No podemos imaginar con exactitud cómo eso se producía, pero debió ser algo fantástico. Cientos de miles de personas entonando un mismo cántico con júbilo y alegría de corazón.
No debemos tomar esto como un patrón para nuestros cultos porque no era ese el contexto, no había un templo y mucho menos un orden para la reunión, por lo que no deberías estimular a nadie al uso de danzas y folclor en nuestros servicios actuales, pero si hay un aspecto que es bueno considerar: toda la congregación de Israel cantaban el mismo canto con espontaneidad.
En el Nuevo Testamento vemos que cantar era parte de la liturgia de la Iglesia:
Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría, enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones. (Col 3:16)
Dios espera que Su pueblo cante y que crea lo que canta.Esa es la razón por lo que como iglesia nos esforzamos en escoger canciones que sean ricas en verdades bíblicas, consistentes teológicamente, pero también con una métrica que pueda facilitar el canto de la congregación, porque esto no se trata de que dos o tres con talento lo hagan sino de que toda la congregación participe.
Somos ministrados unos a otros cuando cantamos como iglesia reunida. Mantenerme callado es un acto egoísta. Por supuesto, puede que por alguna razón de aflicción alguien prefiera hacer una oración, pero esto deberían ser excepciones y no la regla. Queremos ser una congregación que proclama las verdades de Dios cantando.
Cantar no debe ser algo secundario o de relleno, es una parte central de nuestra vida como iglesia porque es una de las cosas que continuaremos haciendo juntos en la eternidad.
Si Dios nos ha dado la voz y los motivos de nuestro cuanto, entonces nuestra respuesta debe ser cantar.
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