Los dos misioneros

René D. Quiñones
El salón de Jesús  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Jesús nos enseña que las misiones no se pueden medir por números ni cifras de conversiones. Las misiones son para cambiar la vida y la eternidad, aunque sea la de una sola persona.

Notes
Transcript
Handout

¿Cómo la gente mide el éxito?

Por los números, que haya dejado un legado, y que la gente se quede con ganas de más.
¿Tenemos la misma vara de medida con nuestros misioneros, y con las iglesias?

Destrucción interior

Mark 5:1–5 NTV
1 Entonces llegaron al otro lado del lago, a la región de los gerasenos. 2 Cuando Jesús bajó de la barca, un hombre poseído por un espíritu maligno salió del cementerio a su encuentro. 3 Este hombre vivía entre las cuevas de entierro y ya nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. 4 Siempre que lo ataban con cadenas y grilletes —lo cual le hacían a menudo—, él rompía las cadenas de sus muñecas y destrozaba los grilletes. No había nadie con suficiente fuerza para someterlo. 5 Día y noche vagaba entre las cuevas donde enterraban a los muertos y por las colinas, aullando y cortándose con piedras afiladas.
Jesús viajó a una región pagana para enseñar y llevar a otros para el arrepentimiento, cuando se encontró con una escena parapelos
Este hombre estaba destruido espiritualmente. Aunque físicamente era fuerte, su interior estaba atrapado en tinieblas.
No sabemos cómo fue que esta persona haya llegado a este nivel, pero claramente era un caso serio, y gracias a Dios que Jesús llegó al rescate.

La verdadera identidad

Mark 5:6–8 NTV
6 Cuando Jesús todavía estaba a cierta distancia, el hombre lo vio, corrió a su encuentro y se inclinó delante de él. 7 Dando un alarido, gritó: «¿Por qué te entrometes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡En el nombre de Dios, te suplico que no me tortures!». 8 Pues Jesús ya le había dicho al espíritu: «Sal de este hombre, espíritu maligno».
El espíritu reconoció la verdadera identidad de Jesús. El “disfraz de humano” de Jesús no lo engañó.
Nosotros realmente cargamos la luz de Dios.
La maldad le teme a Dios.
¿Les ha ocurrido que la gente se da cuenta que eres cristiano sin que menciones una palabra ni hacer gesto alguno?

Las puertas del Infierno no prevalecerán

Marcos 5:9–14 (NTV)
9 Entonces Jesús le preguntó: —¿Cómo te llamas? Y él contestó: —Me llamo Legión, porque somos muchos los que estamos dentro de este hombre.
10 Entonces los espíritus malignos le suplicaron una y otra vez que no los enviara a un lugar lejano. 11 Sucedió que había una gran manada de cerdos alimentándose en una ladera cercana. 12 «Envíanos a esos cerdos —suplicaron los espíritus—. Déjanos entrar en ellos».
13 Entonces Jesús les dio permiso. Los espíritus malignos salieron del hombre y entraron en los cerdos, y toda la manada de unos dos mil cerdos se lanzó al lago por el precipicio y se ahogó en el agua.
14 Los hombres que cuidaban los cerdos huyeron a la ciudad cercana y sus alrededores, difundiendo la noticia mientras corrían. La gente salió corriendo para ver lo que había pasado.
El pasaje nos presenta una ambigüedad. Comienza con un solo demonio, pero ahora menciona muchos demonios.
Sin embargo, sea un demonio o millones, todos les temen a Jesús.
Los demonios prefirieron morir que estar ante la presencia de Jesús.
La obra de Jesús corrió como fuego por aquella región. Este hombre llegó de la nada, y de repente libró al hombre que todos le temían, y mandó a matar a todos esos cerdos.
Seguir a Jesús, obedecerlo, envía ondas como de terremoto alrededor de nosotros.

Nueva vida

Mark 5:15 NTV
15 Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre que había estado poseído por la legión de demonios. Se encontraba sentado allí, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo.
La libertad espiritual sana nuestro interior.
¿De dónde salió la ropa?
Quizás la ropa se la dieron Jesús y sus discípulos. Ellos decidieron perder, sacrificar algo de ellos para restaurar la vida de este hombre

¿El fracaso?

Si esto fuera una película, este es el momento perfecto para que el Evangelio sea predicado, y que toda la región se convierta
Mark 5:16–17 NTV
16 Entonces los que habían visto lo sucedido, les contaron a los otros lo que había ocurrido con el hombre poseído por los demonios y con los cerdos; 17 y la multitud comenzó a rogarle a Jesús que se fuera y los dejara en paz.
¿Por qué la gente rechazó a Jesús? ¿Por la pérdida de los cerdos?
Jesús les libró de un problema serio, y aún así fue rechazado.
No esperes que seguir a Jesús te haga bienvenido donde sea que vayas.
Si Jesús fue rechazado por sanar a alguien, no te sorprendas que la gente te rechace por menos.
¿Si Jesús fuera un misionero, qué nota le darías?
Liberó al endemoniado
Destruyó la economía local
La gente lo rechazó
Un solo converso.
Duró un solo día
En cualquier métrica, Jesús sacó un 1/5
Mark 5:18–20 NTV
18 Mientras Jesús entraba en la barca, el hombre que había estado poseído por los demonios le suplicaba que le permitiera acompañarlo. 19 Pero Jesús le dijo: «No. Ve a tu casa y a tu familia y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y lo misericordioso que ha sido contigo». 20 Así que el hombre salió a visitar las Diez Ciudades de esa región y comenzó a proclamar las grandes cosas que Jesús había hecho por él; y todos quedaban asombrados de lo que les decía.
¿Las misiones se tratan de convertir a millones, o que la gente conozca quién es Jesús?
El Evangelio comienza en casa, en lo pequeño.
Las cicatrices de la vida pasada se tornaron en huellas de vida eterna.
¿Cómo sería el mensaje de este hombre?
Andaba en cementerios, pero ahora camino en el Reino de Dios
Vivía encadenado, pero Jesús me libertó
Vivía ensangrentado, pero Su sangre me limpió
Tenía mil demonios por dentro; ahora Dios vive en mí.
OPCIONAL
Mark 6:53–56 NTV
53 Después de cruzar el lago, arribaron a Genesaret. Llevaron la barca hasta la orilla 54 y bajaron. Los habitantes reconocieron a Jesús enseguida 55 y corrieron por toda la región llevando a los enfermos en camillas hasta donde oían que él estaba. 56 Por donde iba —fueran aldeas, ciudades o granjas— le llevaban enfermos a las plazas. Le suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de su túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados.
El evangelio de un hombre hizo que toda esta región suplicara para Jesús los visitara.
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