La historia que sigue haciendo historia

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Vida cristiana=experiencia de transformación

Venimos a Jesús y entonces todo empieza a cambiar.
Cambia nuestro conocimiento de Dios
Pasamos de vivir sin propósito a que Dios se nos revele
Empezamos creyendo que Dios es como nosotros y terminamos entendiendo que nos está cambiando a ser como él.
Pasamos de la soledad a la vida en comunidad.
De ser oidores nos convertimos en hacedores obedientes de la palabra de Dios.
Empezando solo asistiendo a la iglesia y después no podemos evitar servir a Dios con toda la pasión.
Pasamos de vivir vidas individualistas a tener un compromiso con una misión y un propósito.
En la vida cristiana, la fe también experimenta cambios.
¿Es su fe de hoy semejante a la que tenía antes?
Hoy quiero ilustrar un proceso de fe que se cumple en la vida del cristiano, a través de tres eventos en la vida de Jesús.

La fe que se activa por ver

Marcos 9:21–27 NVI
21 —¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?—le preguntó Jesús al padre. —Desde que era niño—contestó—. 22 Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. 23 —¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible. 24 —¡Sí creo!—exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe! 25 Al ver Jesús que se agolpaba mucha gente, reprendió al espíritu maligno. —Espíritu sordo y mudo—dijo—, te mando que salgas y que jamás vuelvas a entrar en él. 26 El espíritu, dando un alarido y sacudiendo violentamente al muchacho, salió de él. Éste quedó como muerto, tanto que muchos decían: «Ya se murió.» 27 Pero Jesús lo tomó de la mano y lo levantó, y el muchacho se puso de pie.
Vamos a Jesús, porque hemos visto algo de él.
Al entrar en contacto con Jesús descubrimos dos cosas:
Jesús puede.
Nuestra fe no es suficiente.

La fe que se activa sin ver

Lucas 7:6–10 NVI
6 Así que Jesús fue con ellos. No estaba lejos de la casa cuando el centurión mandó unos amigos a decirle: —Señor, no te tomes tanta molestia, pues no merezco que entres bajo mi techo. 7 Por eso ni siquiera me atreví a presentarme ante ti. Pero con una sola palabra que digas, quedará sano mi siervo. 8 Yo mismo obedezco órdenes superiores y, además, tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace. 9 Al oírlo, Jesús se asombró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, comentó: —Les digo que ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande. 10 Al regresar a casa, los enviados encontraron sano al siervo.
Al creer descubrimos dos cosas:
No somos dignos
Tenemos una necesidad

La fe que se activa en la acción

Mateo 7:7–11 NVI
7 »Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. 8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 9 »¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? 11 Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!
Al actuar descubrimos dos cosas:
En nombre de quién pedimos
Dios da lo mejor