De la ekklesía a la kirché

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Texto: Matt 16:18 “Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”
Una ekklesía era sencillamente una reunión o asamblea de personas que habían sido convocadas con un propósito concreto.
La iglesia como comunidad de personas Iglesia en el Antiguo Testamento

Por un lado, veamos el uso de la palabra “iglesia” en el Antiguo Testamento. El vocablo hebreo es qahal, “reunión.” Entre otros textos, la palabra se utiliza en Levítico 4:13, donde correctamente la NVI la traduce como “comunidad” y “asamblea.” La palabra hebrea para “asamblea,” que la versión griega o Septuaginta (LXX) traduce como ekklesia, significa llamar o congregar, y se usa no solamente aplicándola al hecho de llamar, sino también con relación a la asamblea de los llamados.

La palabra ekklesía nunca se refirió a un lugar específico, sino a una reunión específica.
Tanto en la literatura secular como en la sagrada, la palabra ekklesía siempre se refería a una reunión de personas:
unidas por una identidad.
y una razón de ser que les eran comunes.
Por consiguiente, cuando Jesús usó este término, los discípulos entendieron que estaba diciendo:
«¡Voy a edificar mi propia asamblea de personas, y el cimiento de esta nueva asamblea seré YO!».
Antes de Constantino
Antes de la subida de Constantino al poder, la adoración de los cristianos era relativamente informal.
Los creyentes se reunían en casas, disfrutando de lo que ellos llamaban «banquetes de amor», el equivalente antiguo de una comida comunitaria.
Después de comer, cantaban himnos, leían las Escrituras, conversaban sobre teología y compartían la Santa Cena.
Act 2:42 “Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración.”

Después de Constantino

Después de la conversión de Constantino, personas influyentes trajeron consigo sus antiguos conceptos de adoración al profesar creer en Cristo y comenzaron a influenciar comunidades cristianas.
A la adoración cristiana se comenzaron a incorporar elementos tomados del protocolo imperial, como el uso de incienso, los ropajes llenos de ornamentos, los desfiles procesionales, los coros, la pompa y el boato.
La adoración se volvió formal y jerárquica, relegando a la congregación a ser un simple grupo de espectadores.

Poco tiempo después de Constantino

Al cabo de una década, la ekklesía dejó de ser un movimiento.
Ya no era un grupo de personas en expansión que compartía una identidad y una razón de ser comunes. Se había convertido en un lugar.
Los romanos le daban a cada uno de estos lugares de reunión el nombre de basílica, la palabra latina usada para identificar a un edificio público o un lugar oficial de reunión.
Las culturas góticas (o germánicas), también bajo la influencia del cristianismo, usaron la palabra kírika, que se convirtió en kirche en el alemán moderno.
La palabra significaba «casa del Señor», y se usaba para referirse a todo lugar de reunión ritual, tanto cristiano como pagano.
Este término se convirtió en el usado con mayor frecuencia en los pueblos de origen germano para referirse a la ekklesía de Jesús, y de él nació la palabra inglesa «church».
Aunque la mayor parte del Nuevo Testamento en inglés es una traducción del texto griego palabra por palabra, en este caso no lo es.
La palabra church no es una traducción del griego. Es una sustitución del griego.
Y una mala sustitución. El término alemán kirche y el vocablo griego ekklesía se refieren a dos conceptos muy diferentes.
Una kirche es un lugar.
Una ekklesía es una asamblea o reunión de personas con un propósito determinado.
Un cambio de visión
Este cambio en el vocabulario señaló un cambio drástico en cuanto a énfasis y orientación.
La iglesia ya no era un movimiento popular edificada sobre el simple conocimiento de quién era Jesús.
La iglesia se convirtió en el sinónimo de un lugar. Esto creó una dinámica nueva e inesperada para la iglesia.
Ahora, quienquiera que fuera el que controlara el edificio de la iglesia, era el que controlaba a la iglesia.
Peor aún, en el siglo cuarto y en tiempos posteriores, quienquiera que fuera el que controlaba el edificio de la iglesia, controlaba las Escrituras.
¡Ya en la Edad Media de Europa, la Biblia estaba literalmente encadenada al púlpito! Esto condujo a una tragedia mayor todavía.
Los que controlaban la propiedad de la iglesia y controlaban las Escrituras, terminaron controlando al pueblo. Y por último, al propio gobierno.

Algunas preguntas de reflexión

Desde el siglo primero hasta el siglo veintiuno, siempre ha habido un remanente; un grupo que se ha negado a sustituir la ekklesía de Jesús por la kirche.
Necesitamos examinar nuestras kirches para hacernos algunas preguntas incómodas. Preguntas como estas:
¿Nos estamos moviendo o solamente reuniendo
¿Estamos marcando una diferencia capaz de ser medida en nuestras comunidades locales o solo nos estamos dedicando a celebrar servicios?
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