Cambios necesarios

Éxodo: De la esclavitud a la libertad  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Éxodo 18
El camino del necio es recto a sus propios ojos, pero el que escucha consejos sabios. Proverbios 12:15
Este proverbio contienen una gran verdad, además del contraste obvio y es esta: nadie es lo suficientemente sabio y para no necesitar del consejo de otros, ni lo necesariamente completo como para no ser ayudado; ni siquiera un hombre en una relación tan intima con Dios como Moisés. 
Después de unas jornadas intensas, marcadas por el drama, la angustia producida por la sed, la inclemencia del hambre y de una agotadora guerra de espadas, la calma llegó al campamento de los judíos. 
Han llegado a la estación más importante de su recorrido. Tienen a la vista el imponente monte Sinaí, El Monte de Dios y la tranquilidad se puede percibir incluso en el canto matutino de los pájaros. La calma llegó después de la tormenta. 
Este es el epílogo de lo que hemos llamado “la segunda temporada” de la serie que cuenta la historia de un pueblo que ha escapado de la esclavitud por la mano poderosa de Dios y que ahora ha pasado las duras pruebas del desierto. Este podría ser el escenario perfecto para el fin de nuestra historia; pero no, todavía queda mucho por recorrer, unas leyes que recibir y una tierra que poseer, lo que va a requerir de varios ajustes y también de un encuentro con Dios, lo cual veremos en capítulos subsiguientes, pero por ahora, nos concentraremos en estas escenas de transición, que bien podrían pasar desapercibidas por su poco dramatismo en comparación con lo visto hasta ahora; sin embargo, tienen mucha información útil para nosotros. 
El punto que quiero argumentar en este texto es bastante simple:
Dios provee a su pueblo la sabiduría necesaria para garantizar su subsistencia. 
Y veremos en este texto que dicha sabiduría no es necesariamente mística, sino que viene a través de recursos humanos que él usa para poder traer cambios y ajustes necesarios para poder continuar en el camino hacia la tierra prometida. 
El texto tiene dos divisiones naturales que son las que emplearemos como encabezados en la mañana de hoy:
El consejero de los cambios (1-12)
Los consejos para los cambios (13-27)
El consejero de los cambios (1-12)
El nombre de Jetro vuelve a aparecer en el libro de éxodo después de lo visto en los primeros capítulos y es él la figura central de esta porción. Su papel, aunque fugaz, es determinante en la vida de Moisés y en la historia en general de Israel. 
Él había escuchado todo lo que Dios había hecho con Moisés y decido ir al encuentro llevando consigo a Séfora, esposa de Moisés, y a sus dos hijos, quienes por cierto, habían sido enviados de vuelta a casa de Jetro (Ex 4:20). No sabemos con certeza la razón por la que Moisés prefirió ir a Egipto sin su familia, pero todo parece indicar que se debió a un acuerdo temporal de no exponer a su familia a las luchas que enfrentaría. 
Al llegar, Jetro se presenta ante Moisés de acuerdo con el protocolo del Medio Oriente, no entró con imponencia y Moisés lo recibió con una profunda manifestación de respeto. 
El encuentro es lo típico o de una familia que, con buenas relaciones, se ponen al día de las últimas cosas y Moisés le cuenta detalles de lo que había sido toda su travesía y como el Señor lo había acompañado en todo momento. 
Le habló de cómo el Señor había hecho cosas por amor a Israel en Egipto, como los guardo en el desierto y como les había ayudado en la guerra. 
La respuesta de Jetro es interesante:
Se alegró de lo que Dios había hecho aunque él mismo no era un Israelita
Alabó a Dios y lo bendijo por ser un Dios poderoso que libra a su pueblo 
Confesó al Señor como Dios grande entre los dioses. 
Ofreció holocausto al Señor y sacrificio y comió con los ancianos y con Aarón 
Esta es una escena increíble y quisiera quedarme aquí para que veamos algunos detalles interesantes. 
Aunque Jetro no eran un judío, era un madianita, vemos cómo está aquí alabando al Señor por Su grandeza. Es posible que Jetro tuviera algunas nociones de Dios por ser un descendiente de Abraham, después de todo era un sacerdote, alguien que ofrecía sacrificios, pero aquí, por medio del testimonio de Moisés, está conociendo a Dios más profundamente y se está incorporando al pueblo de Dios. 
Aquí hay una anticipación de lo que Dios haría con Israel. El plan del Señor era hacer grande sus obras, de modo que los que oyeran de tales obras alabaran a Dios y le reconocieran. La salvación no es algo reservado solo para los judíos, sino para todos aquellos que vinieran.  Hay una mesa dispuesta para todos aquellos que vengan a él de toda tribu, pueblo, lengua o nación. Esta escena de una mesa con comida y personas de naciones distintas alabando a Dios por sus obras es hermosa y premonitoria. Anuncia la gran obra del Señor. 
Es curioso que mientras los amalecitas, también gentiles, se armaron contra Israel para hacerle guerra, este hombre de Medían escoge el camino de alabar y someterse al Dios de los Israelitas. Esta es la historia de la humanidad: o te resistes a Dios y enfrentas las consecuencias o le reconoces y le adoras. 
Pudiéramos decir que Moisés informó y perfeccionó la fe de Jetro, dándonos así un modelo para la evangelización y el discipulado.  
Más adelante veremos cómo Jetro aconsejó a Moisés y Moisés recibe el consejo, pero esta es una recreación perfecta de cómo funciona la vida en comunidad, damos unos a otros y recibimos los unos de los otros. Esta es una dinámica ideal. 
Aunque esta es una escena perfecta para terminar nuestra historia, todavía hay algo más que Dios hace por medio de Jetro y esto es usarlo para proveer una estructura para la administración de justicia de Israel. Lo que nos lleva a nuestro siguiente encabezado:
Los consejos para los cambios (13-27)
A la mañana siguiente, todavía con Jetro en el campamento, Moisés continúa con lo que parece eran sus rutinas diarias, atender a las multitudes desde la mañana hasta en la tarde y Jetro le hace a su yerno dos preguntas claves:
¿Qué es lo que haces?
¿Por qué lo haces solo? 
Jetro quería entender en que consistía el trabajo de Moisés y la razón por la cual estaba trabajando solo en esa tarea tan compleja. 
La respuesta de Moisés se corresponde con lo obvio: el pueblo me busca y yo les declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes. 
Aquí debemos hacer un pare. ¿A qué leyes se refiere Moisés? Si este texto es cronológico y guarda una relación de tiempo (esto se infiere de las menciones de tiempo como “a la mañana siguiente”, etc.) entonces la ley de Dios todavía no la habían recibido, entonces ¿sobre qué se legislaba? Bueno, recordemos que después de los eventos en Mara con las aguas amargas y el incidente del reclamo por comida, Dios dio algunas leyes que debían ser obedecidas. No tenemos detalles de ellas, pero sabemos que eran estatutos que debían ser observados.  Además de eso, la ley que ellos recibirían en El Monte Sinaí era más orientada a aspectos morales y ceremoniales, algunas de las leyes civiles ya estaban en funcionamiento y tal parece que Moisés era el encargado de juzgar ciertos asuntos. 
Es también importante considerar que muy posiblemente las solicitudes se habían aumentado luego de ver el papel mediador de Moisés en la guerra con Amalec, lo que hacía que una intervención y cambios en el esquema se hicieran más urgentes. 
El problema
Jetro le declara a Moisés el peligro de esto (17-18):
Desfallecerás del todo, tú y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti, no podrás hacerlo tú solo. 
Es posible que esto sea obvio para nosotros, pero por alguna razón no lo era para Moisés. Es lo que sucede cuando lo que hacemos tiene una buena justificación espiritual: nunca nos fijamos en lo peligroso que puede llegar a ser el exceso. 
Podemos hacer cosas espirituales y, aun así, pecar contra Dios al descuidar áreas que son importantes. 
No tenemos que hacer todo lo que físicamente podemos hacer. 
En cuanto a las cosas relacionadas con Dios, el fin no justifica los medios. Las formas importan. 
Estar más ocupados no necesariamente nos hace más espirituales. 
Jetro le dice a Moisés que él estaba en peligro, el pueblo estaba en peligro, porque en algún momento Moisés iba a ser insuficiente y eso podía traer anarquía y caos; pero incluso si eso fuera en nuestro tiempo diríamos que su esposa y sus hijos estaban en peligro, su familia. 
La solución 
Pero como buen consejero, Jetro no solo señal el problema, sino una solución: delegar
El trabajo debía de distribuido de modo que no todo el peso recayera sobre Moisés y eso seguía una estrategia:
Moisés era el líder y quien debía someter los asuntos difíciles a Dios 
Él debía enseñar al pueblo general las leyes y por dónde andar. Esto para evitar que las violaran por desconocimiento y reducir las “consultas”. 
Debía escoger él entre todo el pueblo varones con las siguientes características: virtuosos, temerosos de Dios, varones que amen la verdad (confiables), que no sean avaros o fáciles de sobornar. 
Debía ponerlos en estructuras jerárquicas. Jefes de mil, cien, cincuenta y diez. 
Moisés solo debía juzgar los casos que escaparan a esa escalera de autoridad. 
¿Y cuál era la meta de todo eso? Hacer fácil para Moisés el llevar la carga. 
Dios conoce nuestras limitaciones y se ocupa de que no llevemos nuestros cuerpos y mentes más allá de lo que podamos soportar.  
No hay nada pecaminoso en hacer arreglos en nuestras rutinas con el fin de cosechar más descanso.
Todo esto era algo que Dios estaba usando para preparar al pueblo para recibir la ley de forma más completa, pues cuando está se presentará de manera formal iban a aumentar las demandas y era necesario estar preparados. Los cambios que Dios estaba introduciendo eran necesarios para entrar a una nueva etapa como pueblo de Dios. 
La solución puesta en marcha 
Moisés, como buen hombre sabio, escuchó el consejo. Me encanta el verso 14, para mí tiene una fuerza increíble:
Moisés escuchó a su suegro, e hizo todo lo que había dicho.
Esto habla de la sabiduría y humildad de Moisés, quien siendo alguien que hablaba directamente con Dios, no menospreció el consejo de su suegro. 
El orgullo es un terreno duro en el que el consejo sabio nunca florece. 
Por el contrario, la humildad es una tierra fértil para la reprensión oportuna. 
El orgullo no escucha porque el orgullo ya sabe — Kevin Vanhoozer
El nuevo sistema, los nuevos cambios, pronto comenzaron a funcionar, incluso antes que Jetro se fuera. 
Aunque Moisés quiso que Jetro se quedara (Nm 10:29), este decidió irse a su tierra de vuelta, confirmando que su misión, se había cumplido.  
Cuando leemos un pasaje como estos, es inevitable verlo como fuente de sabiduría práctica para todo lo que demande trabajo en equipo y administración. De hecho, esta estructura de gobierno, por así decirlo, se preservó en Israel por siglos y en los días de Cristo y los apóstoles seguía siendo empleada. 
En el libro de Hechos, por ejemplo, se nos dice que los apóstoles enfrentaron dificultades cuando la iglesia comenzó a crecer y actuaron de manera similar, escogiendo a hombres idóneos para liderar ciertas tareas. 
A nivel pastoral, este texto nos muestra la necesidad de una pluralidad de ancianos y diáconos para la administración de una iglesia, porque un solo hombre no tiene todos los dones o todas las capacidades para hacer todo el trabajo que demanda una congregación local
Pero este pasaje debe verse con una perspectiva mucho más amplia. Desde esta óptica, Moisés no es solo un modelo para los pastores de iglesias locales, sino que es un tipo de Cristo; en el nuevo pacto, solo Cristo es el mediador entre Dios y los hombres, no los pastores, y a diferencia de Moisés Cristo no se cansa; sin embargo, él también estableció una estructura para Su pueblo:
Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por tanto, dice: «Cuando ascendió a lo alto, Llevó cautiva un gran número de cautivos, Y dio dones a los hombres». Esta expresión: «Ascendió», ¿qué significa, sino que Él también había descendido a las profundidades de la tierra? El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo.
Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. 
Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error. Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, de quien todo el cuerpo, estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen, conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor. (Ef 4:7-6)
En la era de la iglesia Cristo es la cabeza, los pastores enseñan la verdad y el trabajo de cuidado lo hacemos unos a otros. En esta estructura el pueblo de Dios no depende de un solo hombre, sino que su cuidado depende cada creyente, cada miembro del cuerpo. 
Como iglesia debemos crecer en la idea de que somos un cuerpo y cada uno es indispensable. Nos necesitamos unos a otros. 
Necesitamos profundizar nuestro sentido de comunidad, aconsejarnos, amonestarnos, animarnos, orar, exhortarnos, unos a otros. 
Dios no nos diseñó para que cada uno corra esta carrera solo, es imposible, nos necesitamos unos a otros para llegar a la meta. 
Si tú eres alguien que ha estado aquí escuchando la predicación y asistiendo cada domingo, pero sin hacer relaciones profundas, es muy difícil que puedas llegar así al final. Necesitas preguntarte ¿por qué me cuesta someter mi vida a otros, abrirme, compartir, aconsejar y ser aconsejado? 
No seas llevado del individualismo de la época, la familia de la fe es un regalo que no podemos desperdiciar. 
Es mi oración que el Señor nos ayude a comprender cada vez con mayor profundidad cuánto significa caminar y correr la carrera de la fe acompañando. 
Piensa en qué tal vez el Señor te ha traído hoy a escuchar esto para que tomes en serio la idea de qué hay cambios que son necesarios, qué hay cosas que es necesario ajustar antes de experimentar mayor bendición del Señor, y luego no lo pienses, solo hazlo. El Señor es quien produce el querer como el hacer por Su buena voluntad.
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