La Señal de los Panes

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Introducción

Todos los que somos padres o los que fuimos hijos nos podemos identificar con esto - necesitamos ser corregidos una y otra vez.
Se le dice al hijo:
No dejes las llaves en el coche.
No dejes las luces del coche prendidas.
No dejes abierto al refrigerador.
…pero, nos damos cuenta que se vuelven a repetir los mismos errores.
Pareciera que no importa cuantas veces tratemos de repetir la lección, simplemente no lo captan, no obedecen, no corrigen su comportamiento.
Hoy que continuamos nuestra serie en el evangelio según Marcos vamos a estudiar una situación similar en la cual Jesús exhorta a sus discípulos porque no han captado la enseñanza, no han corregido su manera de pensar, no hay avance en ellos. Hoy veremos:
El milagro de se repite
La incredulidad continúa
En los fariseos
En los discípulos

El milagro de se repite

Al leer los versículos 1-9 nos damos cuenta que es una escena que parece que se repite.
Vimos un milagro similar en Marcos 6:30-44 - el milagro de la alimentación de los 5,000.
En ese milagro, Jesús multiplicó cinco panes y dos peces para dar de comer a una multitud de 5,000 personas.
No es idéntico el milagro pero si es bastante parecido.
Marcos ahora nos dice:
Marcos 8:1–3 NBLA
1 En aquellos días, cuando había de nuevo una gran multitud que no tenía qué comer, Jesús llamó a Sus discípulos y les dijo*: 2 «Tengo compasión de la multitud porque ya hace tres días que están junto a Mí y no tienen qué comer; 3 y si los despido sin comer a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos».
Notemos la compasión de Jesús por la gente.
La compasión de Jesús se extiende aun a las necesidades más ordinarias como el hambre.
Jesús había estado predicando por tres días y la gente seguía muy atenta a cada una de sus palabras.
Ha de ver sido algo maravilloso escuchar a Jesús enseñar la palabra de Dios.
Es algo que deben aprender los predicadores - predicar de tal manera que la gente desee seguir escuchando.
Que digan algo que valga la pena escuchar.
Esta gente tenía oídos para oír y estaban muy atentos a cada proclamaba Jesús.
Jesús teme que si despiden a la gente, corren el riesgo de desfallecer en el camino puesto que no han comido.
Los discípulos también ven la situación bastante critica:
Marcos 8:4 NBLA
4 Sus discípulos le respondieron: «¿Dónde podrá alguien encontrar lo suficiente para saciar de pan a estos aquí en el desierto?»
A diferencia de la alimentación de los 5,000 (donde había la posibilidad de ir a las aldeas y comprar alimento), en este caso están en el desierto donde no hay la posibilidad de adquirir pan.
Están en un lugar asolado / desierto donde ni siquiera se necesita pensar en cuanto dinero se necesita para comprar pan puesto que no hay ningún lugar cercano para comprar.
Es una situación desesperante por donde se encuentran, por la necesidad de hambre, y por no tener ni siquiera la posibilidad de solucionar el problema.
Es una situación imposible donde solo Dios puede intervenir - y esta es la clave, esta es enseñanza que los discípulos aun no logran entender.
No logran entender que Jesús obra en situaciones imposibles - no porque es un hacedor de milagros sino porque es Dios en la carne.
Jesús, movido por compasión, interviene:
Marcos 8:5–10 NBLA
5 «¿Cuántos panes tienen?», les preguntó Jesús. Ellos respondieron: «Siete». 6 Entonces mandó* a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, los partió y los iba dando a Sus discípulos para que los pusieran delante de la gente; y ellos los sirvieron a la multitud. 7 También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos, mandó que estos también los sirvieran. 8 Todos comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas. 9 Los que comieron eran unos 4,000. Jesús los despidió, 10 y subiendo enseguida a la barca con Sus discípulos, se fue a la región de Dalmanuta.
Se encuentran siete panes y unos pocos pececillos - es lo único que tienen.
Jesús da gracias por los panes y los pececillos - esto es importante porque aquí Jesús muestra la fuente del poder que produce la multiplicación de los panes y pececillos.
Lo reparten entre la gente y todos quedan saciados de tal manera que se recogen siete canastas.
Ahora, esta es la segunda vez que Jesús hace semejante milagro.
Es realmente asombroso que Jesús haya, en dos ocasiones distintas, hecho un milagro tan sorprendente.
De la nada, el Hijo de Dios, hizo el pan y los pececillos.
Pero notemos que a diferencia de los milagros del sordomudo, del paralítico, de la hija de Jairo, etc…hay algo que ocurre en los otros milagros que no ocurre en estos milagros.
En los otros milagros la gente quedaba asombrada.
En estos milagros Marcos no indica que la gente ni los discípulos se hayan maravillado de lo que ocurrió.
Lo curioso de esto es que realmente era un milagro digno de admiración pues es imposible alimentar a tanta gente con tan poco alimento.
Es posible que Marcos nos quiere decir que al hombre le es muy difícil ver la mano de Dios cuando obra en lo ordinario de la vida.
Nuestra naturaleza humana nos ciega y no permite que veamos el poder de Dios en el día a día.
Queremos ver milagros y prodigios para asombrarnos y dar gloria a Dios, pero cuando el milagro fue solo para darnos un pedazo de pan y un poco de pescado - parece algo tan ordinario que no despierta en nosotros asombro / admiración.

La incredulidad continúa

Ahora, los siguientes versículos (11-21) nos muestran como la gente es cegada por la incredulidad.

En los fariseos

Veamos lo que hacen los fariseos:
Marcos 8:11–13 NBLA
11 Entonces salieron los fariseos y comenzaron a discutir con Él, buscando de Él una señal del cielo para poner a prueba a Jesús. 12 Suspirando profundamente en Su espíritu, dijo*: «¿Por qué pide señal esta generación? En verdad les digo que no se le dará señal a esta generación». 13 Y dejándolos, se embarcó otra vez y se fue al otro lado del lago.
Los fariseos piden a Jesús que les dé una señal para mostrar quien es.
Pero, ¿acaso no han escuchado de los milagros que Jesús ha hecho?
Es como si acabase de resucitar a un muerto, y le están preguntando que haga un milagro para mostrar quien es.
Pero, notemos que Jesús no lo hace.
Jesús no va caer en la trampa de estos religiosos incrédulos.
Son religiosos, guardan la ley, pero su corazón está lejos de Dios.
Son personas tan cerradas que no hay suficientes señales o milagros que los pueda convencer para que crean que Jesús es el Mesías.
Pero, la incredulidad de los fariseos es solo un anticipo de la incredulidad de los discípulos que han estado siguiendo a Jesús.

En los discípulos

Pero, nos damos cuenta que los fariseos no son los únicos incrédulos. Marcos nos narra una escena dónde muestra la incredulidad de los discípulos.
Lo primero que vemos es que de las siete canastas que sobraron de panes y pececillos, los discípulos no tomaron ni un solo pan para su viaje.
Marcos 8:14 NBLA
14 Los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no tenían consigo en la barca sino solo un pan.
No olvidemos que han salido de Dalmanuta y ahora van a cruzar al otro lado del lago.
Era de esperar que ellos iban a llevar suficiente alimento para los trece (Jesús y los doce).
Lo segundo que vemos es la exhortación de Jesús:
Marcos 8:15 NBLA
15 Jesús les encargaba diciendo: «¡Tengan cuidado! Cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes».
Acaban de tener un encuentro con los fariseos que estaban pidiendo que Jesús hiciera una señal. Pero, ellos estaban cegados por su incredulidad.
Luego, en pasajes anteriores vemos que los que estaban del lado de Herodes se caracterizaban por ser gente inmoral (puesto que el mismo Herodes tenía por mujer a la esposa de su hermano).
Unos estaban cegados por su religiosidad y los otros por su vida inmoral. Amabas cosas ciegan al hombre para no reconocer a Jesús como el Mesías, como el Salvador.
Jesús exhorta a sus discípulos a no dejarse contaminar por la religiosidad de los fariseos ni por la inmoralidad de los de Herodes.
Pero notamos que los discípulos a pesar de haber estado caminando con Jesús por buen tiempo siguen sin entender el lenguaje de Jesús.
Marcos 8:16 NBLA
16 Y ellos discutían entre sí que no tenían panes.
Las palabras de Jesús parece que fueron por encima de sus cabezas.
No captan, no entienden, en lugar de analizar las palabras de Jesús comienzan a pelear entre ellos por haber olvidado el pan / por no haber traído pan.
Jesús se da cuenta de la pelea entre ellos:
Marcos 8:17–18 NBLA
17 Dándose cuenta Jesús, les dijo*: «¿Por qué discuten que no tienen panes? ¿Aún no comprenden ni entienden? ¿Tienen el corazón endurecido? 18 »Teniendo ojos, ¿no ven? Y teniendo oídos, ¿no oyen? ¿No recuerdan
Jesús diagnóstica la situación y sabe que es porque aun no entienden.
Los discípulos tienen mucho por aprender.
Su corazón aun está endurecido y no pueden captar las verdades espirituales que Jesús ha estado enseñando.
¿Qué es lo que impide que nosotros captemos las verdades espirituales de la Palabra de Dios?
Es lo mismo que tenía cegados a los fariseos y a los de Herodes - una mera apariencia religiosa y una vida inmoral.
Esto impide que comprendamos la verdad del mensaje divino.
Así que Jesús saca el bisturí y la hunde dónde está el problema de los discípulos:
Marcos 8:19–21 NBLA
19 cuando partí los cinco panes entre los cinco mil? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?». «Doce», le respondieron*. 20 «Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogieron?». «Siete», le dijeron*. 21 Entonces les dijo: «¿Aún no entienden?».
Jesús los hace recordar los dos milagros de la alimentación milagrosa.
Recuerdan los detalles del milagro.
Saben cuanta gente fue alimentada.
Saben cuanto sobró.
Ellos estuvieron allí.
Pero, el problema de ellos es que ahora se están peleando porque nadie trajo pan.
Se están peleando porque dejaron las siete canastas llenas de pan.
No han entendido lo que Jesús les quiso enseñar mediante estos milagros.
¿Qué les quiso decir Jesús con esos milagros?
Que solo Dios puede producir panes y peces de la nada.
Que él no solo lo puede hacer sino que lo ha hecho en dos ocasiones diferentes. Lo ha mostrado con hechos.
Que el hecho de que no tienen pan ahorita, no es problema. Tienen entre ellos al hacedor de panes, tienen entre ellos el que de la nada puede alimentar a la multitud - alimentar a trece personas no es ningún problema para el que pudo alimentar a los 5,000 y a los 4,000.
Pero, ellos no entienden y tal vez porque se deba a lo que hemos mencionado - tal vez no creen que Jesús pueda obrar en lo más sencillo del día a día.
Tal vez su incredulidad es tan sutil que no pueden ver a Jesús como el que sostiene su vida, el que permite que su corazón siga latiendo, el que permite que su sangre siga fluyendo, el que permite que sus pulmones sigan operando tras cada respiro.
No pueden ver la intervención de Dios en el diario vivir, en el día a día:
En las necesidad de mi trabajo
En mis problemas económicos
En mi falta de presupuesto
En mi problema familiar
…y lo que tal vez nos tiene cegados en nuestra religiosidad o nuestra vida inmoral.

Conclusión

La voluntad de Dios es que reconozcamos nuestra falta de fe y veamos a Dios como el Señor, como el ayudador, como el que interviene en nuestro diario vivir.
No es el Dios de los domingos.
No es el Dios a quien acudimos cuando realmente no podemos.
No es el Dios a quien vamos cuando tocamos fondo.
Es el Dios con quien tenemos comunión y a quien acudimos para cada paso, para cada momento, para cada instante de nuestra vida - porque de él dependemos y es su gracia la que nos sostiene.
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