La Historia de dos Ciegos

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Introducción

La vista es uno de nuestros sentidos fundamentales.
¿Cómo sería nuestra vida sin poder mirar?
No conoceríamos el rostro de nuestros hijos.
Tendríamos que ser guiados por otros o por lo menos por un bastón.
Estaríamos privados de mirar los colores, el amanecer / anochecer.
No tendríamos acceso a la lectura, con excepción del braile.
Por eso, en los EEUU, el mercado de servicios para corregir la vista es de $15,000M anuales. Intentamos corregir nuestra vida por:
Lentes / anteojos
Cirujía Lasik
Corrección de cataratas, etc.
Hoy continuamos con nuestra serie en Marcos donde nos encontraremos con dos ciegos.
Uno era ciego y logra mirar mediante un milagro de Jesús
El otro ciego, puede mirar y comienza a perder su vista

Ciego #1

Marcos presenta a nuestro primer ciego en Marcos 8:22-26.
Mark 8:22–26 NBLA
22 Llegaron* a Betsaida, y trajeron* a Jesús un ciego y le rogaron* que lo tocara. 23 Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: «¿Ves algo?». 24 Y levantando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pero los veo como árboles que caminan» 25 Entonces Jesús puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y veía todo con claridad. 26 Y lo envió a su casa diciendo: «Ni aun en la aldea entres».
Jesús y sus discípulos llegan a Betsaida, el pueblo natal de Pedro.
Al llegar le traen a Jesús un ciego.
No sabemos si este hombre era ciego de nacimiento.
Lo que si sabemos es que el hombre dependía de otros para ser llevado a Jesús.
Esto debe animarnos a tener interés por los que no conocen a Dios.
Dios puede usarnos para traer a otros a conocer a Jesús.
Dios puede usarnos para traer a otros ciegos espirituales para conocer al verdadero Dios.
Notemos la fe de los que traen a Jesús.
Le ruegan que lo toque.
Aparentemente tienen fe que Jesús puede hacer algo por ellos.
Que esta sea también nuestra oración por nuestros seres queridos.
Veamos lo que hace Jesús.
Toma al ciego de la mano y lo saca fuera de la aldea.
Vemos a Jesús tomar su mano ya que de otra manera no podría seguir a Jesús.
El hombre tiene que ser llevado.
Lo saca fuera de la aldea para estar solo con él.
Pareciera que Jesús quiere tener un tiempo particular para este hombre necesitado.
Lo saca de donde hay distracciones.
Luego, Jesús escupe en sus ojos.
Similar al milagro de la sanidad del sordo tartamudo, Jesús hace una acción donde el hombre ciego podría percibir (mediante el tacto) lo que Jesús va a hacer por él.
En seguida le pregunta si puede ver algo.
Lo sorprendente es lo que sucede en los vv. 24-25.
El hombre parece que ya puede ver algo.
El hombre confirma que puede ver a la gente pero que parecen árboles caminando.
El hombre parece que ha recuperado parcialmente la vista - pero su vista no está al 100%.
Notemos que en los demás milagros Jesús no le pregunta a la persona si puede caminar (paralítico), escuchar (sordo), o si nota un cambio en su piel (leproso).
Recordemos que Jesús está a solas con el hombre.
Tal vez en este caso, el hombre ha venido con incredulidad y está flaqueando en la fe de que Jesús pueda hacer algo por él.
Jesús en seguida vuelve a poner las manos sobre el hombre y ahora puede ver con total claridad.
Vemos la sanidad completa del hombre.
Dios ha hecho un milagro recreando los lentes oculares, el nervio ocular, etc.
Por último, Jesús le dice al hombre que vaya a su casa y que no enter en la aldea.
Así que tenemos aquí al primer ciego.
No podía ver y tras el encuentro de Jesús ahora mira con total claridad.
La vida del hombre fue de la ceguera a una vista clara.

Ciego #2

A nuestro segundo ciego lo tenemos en los vv. 27-33.
Ahora, usted estará pensando que en estos vv. no vemos a otro ciego.
Los únicos personajes que vemos aquí son Pedro y los demás discípulos de Jesús.
Pero, si hay un ciego.
Aquí hay un hombre que está luchando con su vista - pero no está luchando con la vista de sus ojos físicos sino que está luchando con su visión espiritual.
El creyente debe estar consciente que existen dos clases de ceguera:
La ceguera física que es cuando somos privados de la vista y somos como el primer ciego - no vemos, tenemos que ser guiados por otros, etc.
La ceguera espiritual que es cuando no podemos percibir o entender las cosas y planes de Dios.
Esta clase de ceguera es mucho más grave ya que impide que podamos conocer quien es Dios, quien es Jesús, cual es el plan de Dios para la humanidad.
Podríamos decir que el hombre en su estado natural no solo está muertos en delitos y pecados sino que también es un ciego espiritual pues no percibe / no puede mirar / comprender el mensaje del evangelio de Jesús.
Así que nuestro segundo ciego es Pedro, uno de los discípulos de Jesús.
Lo curioso de estas dos escenas que narra Marcos (vv. 27-30 y 31-33) es que Pedro inicia con una visión clara y termina con una visión cegada / o por lo menos una visión opacada.
Pedro con visión
Mark 8:27–30 NBLA
27 Jesús salió con Sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo; y en el camino preguntó a Sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy Yo?». 28 Le respondieron: «Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, uno de los profetas» 29 Él les preguntó de nuevo: «Pero ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?». «Tú eres el Cristo», el respondió* Pedro. 30 Y Jesús les advirtió severamente que no hablaran de Él a nadie.
Jesús sale de Betsaida y se dirige con sus discípulos a Cesarea de Filipo.
En el camino, Jesús aprovecha para investigar con sus discípulos acerca de la percepción que tiene la gente acerca de él.
Por eso pregunta Jesús “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”
Ellos responden como ha respondido la gente anteriormente, como en el caso de Herodes y los habitantes de Jerusalén, unos decían que Jesús era:
Juan el Bautista
…otros decían que era Elías
…otros decían que era alguno de los profetas
Decían esto porque Jesús había estado haciendo milagros.
La gente sabía que solo los profetas del AT hacían milagros como señal que Dios los había enviado.
Pero, de pronto Pedro dice:
Mark 8:29 NBLA
29 Él les preguntó de nuevo: «Pero ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?». «Tú eres el Cristo», el respondió* Pedro.
Notemos la visión espiritual de Pedro.
Aquí no está hablando un ciego espiritual.
Aquí está hablando un hombre con una visión clara de quien es Jesús.
Jesús declara que Jesús es el Cristo.
Cristo se refiere al concepto de ungido de Dios, el elegido de Dios, al que Dios ha enviado.
Pedro reconoce la identidad de Jesús.
Pedro, por medio del Espíritu Santo, puede percibir que Jesús es el Mesías prometido del AT.
Jesús es el cumplimiento de las promesas de Dios de que enviaría a un redentor para salvar a su pueblo de sus pecados.
Todo aquel que puede ver en Jesús al prometido de Dios, al salvador que Dios ha enviado, tiene visión espiritual dada por Dios.
Pedro con visión nublada
Pero, en la segunda narrativa vemos a un Pedro muy diferente.
Mark 8:31–33 NBLA
31 Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar. 32 Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús. 33 Pero Él volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres».
Jesús aprovecha el momento para explicar lo que significa que él es el Mesías de Dios.
Ser el Mesías de Dios no significa que Jesús es un rey terrenal y que pronto va a romper el dominio que los romanos tienen sobre Israel.
Ser el Mesías de Dios significa que él:
Va a padecer muchas cosas
Va a ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas
Va a ser muerto
…pero va a resucitar
Esto es lo que significa que Jesús es el Mesías de Dios.
Para que sean cumplidas las profecías en Génesis, en Isaías, en Malaquías, etc., el Mesías de Dios tiene que padecer y dar su vida por su pueblo.
Genesis 3:15 NBLA
15 »Pondré enemistad Entre tú y la mujer, Y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, Y tú lo herirás en el talón».
Isaiah 53:5 NBLA
5 Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados.
Pero, aunque el Mesías debía padecer a causa del pecado de su pueblo (ya que pagaría el precio de su pegado recibiendo sobre su cuerpo el castigo que merecíamos), sabemos que la historia no termina en una derrota sobre la cruz.
La historia del Mesías no termina como un cadaver colgado sobre la cruz.
La historia continua ya que tres días después de ser sepultado el Mesías muerto resucita por el poder del Espíritu Santo para demostrar su victoria sobre el pecado, sobre la muerte, y sobre todo sobre Satanás - el adversario.
Así que esto es vital que entendamos.
Es de suma importancia que comprendamos que este es el plan de Dios.
No puedo haber sido de otra manera.
Por eso nos dice Marcos que Jesús “les decía estas palabras claramente”.
Era vital, era indispensable que ellos comprendieran estas verdades espirituales.
¿Pero, cual ha sido el problema de los discípulos hasta ahora?
Mark 8:18 NBLA
18 »Teniendo ojos, ¿no ven? Y teniendo oídos, ¿no oyen? ¿No recuerdan
Mark 8:21 NBLA
21 Entonces les dijo: «¿Aún no entienden?».
Y es lo que sucede aquí:
Mark 8:32–33 NBLA
32 Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús. 33 Pero Él volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo*: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres».
Pedro lleva a Jesús aparte y lo reprende.
Imaginemos la locura de Pedro.
Pedro el pescador, Pedro el impulsivo, ahora toma a Jesús aparte y pretende darle una lección a Jesús.
Pedro no puede creer lo que Jesús está diciendo, particularmente de que Jesús va a padecer y ser muerto.
Por tanto, Jesús mira a Pedro y a sus discípulos y reprende a Pedro.
Jesús le dice que se quite de delante de él.
Es como si Pedro fuera un obstáculo en el camino de Jesús que se tiene que quitar para que Jesús pueda continuar.
Pero lo más sorprendente es que Jesús asocia a Pedro con Satanás pues está queriendo impedir el plan de Dios.
Satanás es el adversario que se opone a los planes de Dios.
Jesús percibe que Pedro está pensando simplemente con un hombre / un mortal.
Su mente no está pensando conforme a los planes de Dios.
El plan de Dios es que su Mesías padezca y muera por el pecado de su pueblo.
El plan humano de Pedro es que Jesús triunfe como Mesías pero que no tenga que padecer y mucho menos morir.
…así que la visión de Pedro se nubla, se opaca, pierde visión - porque no está percibiendo las cosas conforme a la voluntad divina.
Pedro va de tener una visión clara a una visión nublada.

Conclusión

Pero, lo maravilloso de esto es que sabemos que Pedro continuó siguiendo a Jesús.
Pedro no fue un caso perdido.
Pedro fue como muchos de nosotros en nuestro caminar cristiano - un momento tenemos vista clara y comprendemos el plan de Dios y caminamos en su voluntad - y de pronto se nubla nuestra vida, se opaca nuestra visión.
Esto puede suceder porque comenzamos a vivir de acuerdo a los principios y valores humanos.
Esto puede suceder porque ignoramos el mensaje de la Biblia e impide que sea renovada nuestra mente conforme al mensaje de Dios.
Hoy venimos a esta casa de oración con distintos niveles de visión espiritual.
Todos necesitamos más visión espiritual.
Afortunadamente, aquí está el Maestro de Galilea que está dispuesto a tocar y abrir nuestros ojos espirituales de tal manera que podamos orar como el salmista:
Psalm 119:18 NBLA
18 Abre mis ojos, para que vea Las maravillas de Tu ley.
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