El hospital más cercano

Toda herida busca sanidad  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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¿Por qué nos enfermamos?

Juan 9:1–3 NVI
1 A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. 2 Y sus discípulos le preguntaron: —Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? 3 —Ni él pecó, ni sus padres—respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
No somos los únicos que nos preguntamos el por qué de muchas enfermedades.
A partir de cierta edad nos preocupamos por buscar en los alrededores de nuestra casa el hospital más cercano, la clínica o farmacia a la que vamos a ir cuando nos enfermemos próximamente.
Recientemente estamos pasando una temporada de enfermedades en casa, el virus va saltando de uno a otro y así nos lleva como dos meses, con apenas unos días de salud entre uno y otro.
Los cuestionamientos vienen:
La pregunta natural: ¿Hay un virus en el ambiente?
La pregunta del yo: ¿Tendré bajas las defensas?
La pregunta social: ¿Quién fue el culpable de que me enfermara?
La pregunta de la guerra espiritual: ¿Abrí alguna puerta al enemigo?
La pregunta religiosa: ¿Estará Dios enojado y mandándome juicio?

El factor natural

Hay factores que, combinados provocan virus y estos, a su vez, enfermedades.
Aquí me refiero a los factores de la naturaleza que afectan nuestro organismo.
Ante estos, diríamos que son situaciones que tienen que pasar o que van a pasar.

El factor del yo

Hemos crecido con deficiencias congénitas (heredadas) que nos predisponen.
Por otro lado nuestras rutinas de alimentación y descanso influyen en nuestros estados de salud y resistencia a ciertas enfermedades.
Como ser humano con un cuerpo vulnerable, puedo enfermarme aun sin saber que me expongo a ciertos padecimientos.

El factor social

Ignaz Philipp Semmelweis, médico húngaro. Notó que hasta un 35 % de las mujeres que daban a luz morían. Hizo investigaciones y análisis y en 1847 propuso una solución que fue refutada por casi toda la comunidad científica, pero que, al reconocerse la medida, salvó a millones de mujeres y lo sigue haciendo: lavarse las manos.
Los seres humanos hemos provocado y creado virus en los laboratorios como potenciales bombas biológicas.
A raíz de las enormes empresas, se industrializan miles de productos derivados del petróleo, con ultra procesados cuyos componentes artificiales nos enferman.
El negocio de las comidas rápidas a bajos costos y rápida entrega, sustituimos las comidas y nos enfermamos de obesidad, colesterol, diabetes, etc.

El factor guerra espiritual

Es una forma de vida que nos mantiene alerta de la acción del enemigo, quien también tiene poder y puede no solo enfermar sino también sanar.
Aunque a veces nos llevamos esto al extremo y vemos al diablo donde no está directamente involucrado, lo cierto es que la enfermedad es una manera en la que el enemigo nos puede atacar, justo porque somos sus enemigos.

El factor religioso

La enfermedad podría ser una forma de juicio, pero no siempre lo es. De hecho, cada vez que los cristianos se enferman no es porque Dios los castiga.
Nos llevamos este pensamiento al extremo viendo solo el carácter justo de Dios y no la totalidad de quién él es.
Hay cristianos que no pueden estar en paz, son perseguidos por sus propias conciencias creyendo que Dios los castiga con enfermedades cada vez que peca. Si Dios hiciera eso no estaría sano ni un solo día de su vida.

El propósito de este mensaje: la enfermedad del cuerpo es una herida para el alma

1. Dar consuelo

Estamos enfermos y la enfermedad no nos gusta.
También hemos sido afectados porque no vemos que Dios sane siempre nuestras enfermedades.

2. La enfermedad no es solo física

La enfermedad no solo castiga nuestro cuerpo, también lastima nuestra alma.
La enfermedad que no se sana trastoca todas nuestras actividades, afectando nuestro bolsillo, relaciones y el desempeño en nuestros compromisos.
La enfermedad lastima nuestra relación con Dios y nuestra relación con él a través de la oración.

3. Las creencias acerca de Dios

Tenemos una mala teología sobre la sanidad y la fe
Si Dios sana siempre no sería Dios sino el genio de la lámpara
Si yo manipulo a una persona para que haga todo lo que quiero la hago perder su identidad, valor y seguridad.
Aunque amo a mis hijos no les doy todo lo que quieren

4. La actitud correcta

Como la de aquellos tres frente al horno de fuego: Dios tiene el poder de librarnos pero si no lo hace igual le servimos.
Debemos limpiar nuestra mente de las creencias mal aprendidas

5. Centralidad en Dios, no en nosotros

Jesús les dice a sus discípulos que la atención no debe estar en el pecado ni en el pecador sino en quien tiene el poder para sanar.
Porque tenemos la misma actitud de los discípulos, cuestionando la enfermedad y olvidándonos de lo más importante: centrarnos en Dios.
Dios no creó al ser humano enfermo, sino sano. La enfermedad vino como consecuencia del pecado, lo cual significa que, independientemente de la causa, todos podemos y nos vamos a enfermar.
Dios está interesado en nuestra salud, a lo largo de la historia vemos que ha provisto una vía de sanidad. Lo hizo, por ejemplo, con su pueblo, cuando atravesó el desierto y le dijo a Moisés que levantara una serpiente para que todo el que fuera picado quedara sano.

La actitud frente a la enfermedad...

No hay forma de que nos gusta la enfermedad, pero sabremos que llegará en algún momento de nuestras vidas, ¿Cuál es la actitud que debemos tener ante esos tiempos?
La actitud correcta no cambia la enfermedad pero nos hace transitar por ella de una mejor manera, evitando las heridas innecesarias.
Romanos 8:18–23 NVI
18 De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. 19 La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, 20 porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza 21 de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. 23 Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo.
Una actitud correcta frente a la enfermedad debe incluir:
1. El entendimiento de nuestra vulnerabilidad como seres humanos, sometidos a un cuerpo que está muriendo a causa del pecado.
2. La voluntad diligente de acudir a Dios en busca de consuelo y sanidad, reconociendo quién es él.
3. Una fe que es desafiada a crecer mientras conoce a Dios, sabiendo que podríamos estar al borde de un milagro, porque Dios puede sanarnos.
4. La sensibilidad a las enfermedades de otros, quienes también sufren y a quienes podemos consolar
5. El recordatorio de que nuestra enfermedad anuncia la restauración de todas las cosas, el día de Jesucristo y su poder no solo para quizás hacer algo en el presente sino para definitivamente restaurar absolutamente toda la creación.
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