Guerra Espiritual - 3

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Los Tres Enemigos

La carne
El mundo
El diablo
Antes de tomar nuestro receso de Julio comenzamos a considerar lo que la Biblia enseña acerca de la guerra espiritual.
Vimos que la guerra espiritual es algo real.
La guerra espiritual inició en las regiones celestiales cuando Satanás se rebeló contra Dios.
La guerra espiritual es algo que lidiamos cada día en tres esferas. Cada una de nuestros esferas representan un enemigo del cristiano.
La guerra contra nuestra carne
La guerra contra el mundo
La guerra contra el diablo
Hoy estaremos considerando la guerra espiritual que lidiamos contra la carne.
La guerra contra nuestra carne es la más difícil porque es el enemigo que nos acompaña todos los días.

¿En que área se manifiesta la batalla contra la carne? En nuestra mente

Muchas veces olvidamos lo que sucedió en la caída - después del primer pecado de nuestros primeros padres.
Tras el primer pecado, el hombre perdió la habilidad de conocer a Dios.
Pero, también perdimos la habilidad de conocer que perdimos la habilidad de conocer a Dios.
…esto es la ceguera espiritual.
Adán y Eva cambiaron su visión espiritual por la ceguera espiritual.
Pero, esta condición es tan grave que nos dejó tan ciegos que creemos que podemos ver.
Antes de la caída, el hombre conocía muy bien a Dios, se conocía muy bien a sí mismo, y tenía una percepción clara de todo a su alrededor.
Pero, la caída nos lleva a ver las cosas con una percepción equivocada y lo lamentable es que creemos que esta falsa percepción es realmente la realidad.
El vaso en el agua (hay una diferencia entre lo que percibimos y entre lo que realmente es).
Así que para que tengamos una percepción correcta acerca de las cosas (que es bueno, malo, pecado, honroso, etc.) necesitamos ver lo que Dios dice al respecto en su palabra. De otra manera solo estaremos juzgando de acuerdo a nuestra percepción equivocada.
Veamos lo que la Biblia dice acerca de las consecuencias de la caída y como afectaron nuestra mente.
2 Corintios 4:4 NBLA
4 en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.
Romanos 8:7 NBLA
7 La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo,
2 Timoteo 2:26 NBLA
26 y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.
Ezequiel 11:19 NBLA
19 »Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
Así que necesitamos ponernos los lentes de la Palabra de Dios para poder percibir correctamente las cosas.

Nuestra carne es dominada por nuestra mente caída

Al no percibir bien las cosas, nos dejamos llevar por nuestros deseos carnales creyendo que estamos haciendo bien las cosas - porque tenemos una percepción distorsionada.
Esta batalla la describe Pedro como un combate de las pasiones carnales contra nuestra alma.
1 Pedro 2:11 NBLA
11 Amados, les ruego como a extranjeros y peregrinos, que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra el alma.
Muchas veces pensamos que las pasiones carnales o los deseos de la carne se refieren a los pecados sexuales ilícitos, al asesinato, a los vicios, etc.
Pero, estos son solo algunos ejemplos (tal vez más escandalosos) de los deseos de la carne.
Gálatas 5:19–21 NBLA
19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, 20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, 21 envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
En este pasaje notemos como Pablo menciona pecados escandalosos pero también otros pecados que no son tan escandalosos pero son igual obras de la carne.
Entre los deseos de la carne también están el materialismo, el orgullo, la vanidad, el odio, el machismo, etc.
Por ejemplo, la gente que tienen un deseo intenso de tener un cuerpo perfecto - se hacen una cirujía tras otra para tener el cuerpo perfecto.
En algunos casos, ponen su salud en riesgo pero no les interesa porque creen que es bueno, correcto lo que están haciendo.
Tienen una mente distorsionada y por tanto han dejado que estos deseos dominen su comportamiento.
Entonces, en lugar de entregar sus fuerzas y energías a la búsqueda de Dios, al estudio de su palabra, etc., dedican su vida entera persiguiendo satisfacer sus deseos carnales.
Pablo ilustra esta lucha, como una lucha que vive el creyente - no solamente los que no creen en Jesús:
Gálatas 5:17 NBLA
17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen.
Los cristianos tenemos deseos de nuestra carne que están en oposición al Espíritu.
El deseo del Espíritu se opone a lo que la carne desea.
Así que día a día hay una batalla interior entre la carne y el Espíritu.
Por ejemplo, sabemos que debemos leer la Palabra de Dios.
Tenemos un buen deseo del Espíritu.
Pero, luego pensamos:
Necesito dormir.
No entiendo lo que leo.
No traje mi papelito de las preguntas.
Ya es muy noche.
Mañana puedo leer.
…y sucede que pasa un día, dos días, etc., y no hemos leído la Palabra.
La carne ganó la batalla porque permitimos que los deseos de la carne dominaran nuestro comportamiento.

¿Cómo podemos ganar la batalla contra la carne?

Necesitamos entender la debilidad de nuestra carne.
Romanos 7:18 NBLA
18 Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno. Porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no.
Como no hay nada bueno en nosotros, no se trata de tener más ganas de hacer el bien, no se trata de un programa de doce pasos, no se trata de ir al psicólogo, no se trata de adoptar nuevos hábitos, no se trata de leer libros de superación personal.
Necesitamos ser sinceros y reconocer cuando lo que estamos sintiendo, pensando, etc., es un deseo de la carne y no un deseo del Espíritu.
Luego, al ver que no hay nada bueno en nosotros que nos va a permitir hacer frente a nuestra carne…necesitamos clamar a Dios que nos dé el poder necesario para resistir los deseos de la carne y abrazar los deseos del Espíritu.
Filipenses 2:13 NBLA
13 Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención.
Al hacer esto, vamos a estar debilitando cada día más y más el poder de la carne.
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