Tocando A Nuestros Vecinos

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Tocando A Nuestros Vecinos                                             El Dueño del Mesón

Lucas 2:1—7

La Palabra nos muestra claramente a Dios, como un Dios que desea entrar a nuestras vidas y tocarnos de una forma maravillosa, de una forma redentora.

Pablo nos dice que “…Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación…” (2 Corintios 5:19).

La esencia del mensaje de la Navidad es la siguiente: Dios hizo lugar en Su corazón para cada uno de nosotros al enviar a Su Hijo Jesús a nuestro mundo.

Como vimos la semana pasada: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).

Dios nos tocó con Su amor a través de Su Hijo Jesús, y es nuestra responsabilidad el tocar a otros… el hacer lugar para otros en nuestro corazón…

I.                   ¿Tendremos Nosotros Lugar?

Las palabras familiares de las Escrituras no nos dan muchos detalles.  Dejan mucho lugar a la imaginación. 

Ni siquiera sabemos el nombre del Dueño del Mesón en Belén, pero me imagino que estaba pasando por los mismos problemas que los demás mesoneros.

Había caos en todos los hoteles en esa noche.  El gerente del “Holiday Inn” ya no tenía ningún lugar  debido al constante tráfico de aquellos que llegaban al pueblo para registrarse en el censo. El gerente del “Marriott-Belén” le escribía un telegrama a las oficinas centrales pidiendo permiso para cerrar las puertas del hotel. 

Todo el mundo estaba buscando lo mismo: Una cama tibia, un techo sobre sus cabezas y una deliciosa cena: Pan con una rebanada de queso. 

Casi puedes verlo: María y José caminando en Belén, buscando un lugar donde pasar la noche.  El intoxicante aroma de pan recién horneado estaba en el aire; después de todo, Belén significa “Casa de Pan.”  Me imagino que habrían panaderías en cada esquina.  Todo parecía acogedor.  Lo que ellos no se imaginaban era que no había lugar para ellos en la ciudad.

Pero pronto se dieron cuenta.  Hotel tras hotel, la respuesta era la misma: “NO VACANCY” (No hay lugar). 

Pero María y José recibieron aun otra bendición de parte del Señor. 

Un Mesonero, sin nombre, sensible a la necesidad obvia de esta joven pareja, llegó a su rescate. 

El los llevó a un pequeño establo, utilizado para los animales, donde ellos podrían resguardarse del viento y del frío, y donde eventualmente el bebé sería arrullado en un pesebre lleno de paja.

Tal vez no nos parezca mucho, Un Establo… pero piensa en esto: “Si su motel estaba lleno a capacidad, ¿Qué otra alternativa tenía este hombre? 

Al menos yo estoy impresionado con el hecho de que el hizo todo lo posible para recibir a María y a José en su hogar, en su vida, a pesar de todo el estrés y todo el trabajo que tenía en esa noche.

El hizo todo lo posible para recibir a dos desconocidos, sin saber que en realidad estaba recibiendo al Rey de Reyes y Señor de Señores; a Jesús

II.                El Mejor Regalo: Servir al Necesitado

Sin duda, el Mesonero había sido instruido en la Palabra del Señor y estaba respondiendo a las necesidades de estos viajeros de acuerdo a su fe. 

Proverbios 19:17 nos dice: “Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones” (NVI). 

En esencia, lo que hacemos por otros es un “Favor” al Señor. 

¿No es eso curioso?  Se parece muchísimo a la Parábola de “Las Ovejas y Las Cabras” en Mateo 25 (35-40). 

Aquí Jesús nos da una imagen del día del gran juicio. 

En realidad, Jesús nos reta a que consideremos la forma en que respondemos a las personas con las que nos encontramos quienes complican nuestras rutinas diarias. 

¿Te acuerdas de sus palabras?  Déjame resumirlo “Aquel que visita a los presos, viste a aquellos que están desnudos y ofrece hospitalidad a aquel que necesita alojamiento, está, en efecto, ofreciendo esos actos de bondad a Mí.”

La Navidad es una temporada donde pensamos en regalos.  Vamos de Compras y los envolvemos y los damos, gastando aquel dinero que necesitábamos para poder vivir. 

Y si somos sinceros, muchos de los regalos que recibimos los olvidamos inmediatamente, porque ni siquiera los deseábamos. 

La verdad es que muchas de esas cosas en las que gastamos nuestro dinero la gente no las necesita o no las aprecian. 

Tal vez me equivoco, pero escúchame un momento, Si la Navidad es el Cumpleaños de Jesús, ¿Por qué no nos preocupamos más por los regalos que le damos a Él? 

Una de las razones es que nos vemos atrapados en el “espíritu” de la temporada (regalos, decoraciones, fiestas) y quitamos nuestros ojos del Cristo de la Navidad. 

Por lo tanto, comenzando desde hoy, nosotros nos vamos a proponer el experimentar una Navidad centrada en Cristo, enfocándonos todos los días en El.  Así que, (LEVANTANDO EL DIARIO DEVOCIONAL) usa todos los días el Diario Devocional como tu guía para esta Navidad. 

Pero volviendo al Mesonero.  Su ejemplo nos muestra la clase de regalos que Jesús está buscando. 

Cuando servimos con nuestras vidas a aquellos en necesidad, estamos dando verdaderos regalos al Señor. 

El Dueño de aquel Mesón en Belén no sabía que a través de su respuesta a María y a José le estaba realmente ministrando a Jesús; al Rey de reyes y Señor de señores. 

Pero de todas formas, el lo hizo, como para el Señor. 

Gracias a las enseñanzas de Jesús tenemos razón para creer que el hacer lugar para los demás es una forma directa de servirle a Él.

III.  Nuestro Hogar: Lugar de Refugio

Yo creo que podemos decir seguramente que nuestros vecinos no son deambulantes.   Todo lo contrario. 

Pero te aseguro que todos tienen necesidades. 

Como en aquella noche en Belén, algunas de las palabras que podemos utilizar para describir a nuestros vecinos durante este tiempo serían: ocupados, exhaustos, o confundidos. 

Contrario a María y a José, nuestros vecinos no están buscando un lugar en donde dormir.  Pero si necesitan un lugar donde puedan encontrar descanso de las dificultades que presenta este mundo. 

Ellos necesitan ese “Toque de la Navidad,” ese toque que tal vez nunca hayan sentido. 

Necesitan un toque de hospitalidad en el que puedan sentir el acogedor abrazo de amor de nuestro Dios.

Durante algún tiempo hemos estado hablando de la necesidad de que nosotros nos convirtamos en personas que comparten el toque de Dios/el toque de Navidad con otros.

…que seamos hombres y mujeres que se paran en la brecha e interceden a favor de nuestras comunidades…  que seamos gente al servicio de Dios…

En otras palabras, que nuestros hogares, nuestras vidas, se conviertan en lugares donde muchos puedan venir y orar, interceder, y tocar a aquellos que están perdidos en un mar de desesperación.

Cada uno de nosotros podemos ministrar a través de la hospitalidad (utilizar nuestros hogares como una herramienta para el ministerio).  Cada uno de nosotros puede abrir sus puertas para el servicio de Dios.

Si entendemos que somos Mayordomos del Señor, entonces tenemos que entender que estamos en esta ciudad, en el día de hoy, para que seamos los representantes del Toque de Amor de Nuestro Dios…

Todos sabemos que hay muchos problemas en este mundo.  Muchos enfrentan: depresión, alcoholismo, padres que sufren de Alzhéimer, enfermedades terminales, desempleo, divorcio, niños con problemas, jóvenes que se han ido de los hogares. 

El punto fundamental es que nuestros vecinos nos necesitan.  Ellos necesitan un toque que pueda servir como conducto de la gracia sanadora de nuestro Dios.  Y solo nosotros le podemos proveer ese toque.

Al abrir nuestros hogares; mientras oramos por ellos; mientras desarrollamos relaciones auténticas con ellos, el amor de Dios va a brillar y les va a dar el consuelo y la dirección hacia la salvación que ellos necesitan.

Conclusión:

Algunos creyentes nunca hacen el esfuerzo de entablar nexos de amistad con algún vecino o con algún compañero de trabajo que no conoce al Señor para así hablarle de Cristo. 

De hecho, a veces, nos comportamos de tal manera que lo que hacemos es alejar a aquellos que necesitan de nosotros. 

Escucha esta historia: “En el antiguo Bagdad, vivía un mercader llamado Darío.  Este hombre tenía un gran problema.  Su mercancía era de la mejor calidad y la cantidad de oro que el cobraba era justa; sin embargo, el solo era capaz de atraer un mísero manojo de clientes, a pesar de que su tienda estaba muy bien localizada.  En su desesperación, buscó el consejo del filósofo Aurelio, quien le dijo: “Darío, la fuente de tus problemas es obvia para todo el mundo, menos para ti.  Tú buscas clientes, cuando deberías buscar amigos.  Quieres que te conozcan como el proveedor de finas mercancías, pero tu conducta ha edificado una barrera de enemistad.  Escucha bien: Las buenas mercancías no son suficientes.  El secreto es: Buenas mercancías junto a la buena voluntad de los hombres.”     

Tocar a nuestros vecinos con nuestra amistad, nuestras oraciones, nuestro cuidado y nuestra hospitalidad son formas tangibles en las que podemos expresar el Toque de la Navidad. 

El establecer conexiones significativas; conexiones que señalen hacia Cristo durante esta temporada es una forma en que podemos expresar nuestra gratitud hacia un Dios que extendió Su mano hacia nosotros en nuestra necesidad y nos invitó a entrar en Su corazón. 

Cuando abrimos las puertas de nuestros hogares a otras personas (jóvenes y adultos) que están deseando con todo su corazón el tener un contacto significativo con otros, también le estamos abriendo la puerta a nuestro Señor. 

Tal vez no había lugar para Cristo en el Mesón de Belén, pero en esta Navidad tú puedes hacer lugar para otros en tu vida, en tu hogar, en honor a Nuestro Señor.

Mi oración es que tú tomes seriamente esa oportunidad de Tocar a Tus Vecinos con el amor de Dios en Cristo durante esta Temporada Navideña y abras las puertas de tu hogar y de tu corazón para que ellos puedan experimentar el Toque de la Navidad.    

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