FORMACIÓN DE HÁBITOS FAMILIARES

SOY LUZ EN MI FAMILIA  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Poner en práctica una ética que fortalezca el hogar.

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META:
Identificar en la biblia los buenos ejemplos de hábitos familiares.
Despertar el deseo de formar buenas costumbres en casa.
Poner en práctica una ética que fortalezca el hogar.
INTRODUCCIÓN:
La mayoría de los hábitos que manifiestan los adultos son aprendidos en el trasfondo familiar. Es necesario identificar lo que consciente o inconscientemente practicamos.
DEFINICIÓN:
Un sinónimo de hábito es costumbre, que podría ser definida como una conducta aprendida por su repetición en forma frecuente en nuestra vida diaria.

1.- Origen de los hábitos familiares.

Las diversas conductas se adquieren en los años de desarrollo dentro del núcleo familiar.

Ejemplos:
Nuestros padres son puntuales para presentarse a sus trabajos, pero dan poca importancia a la puntualidad dentro del núcleo familiar.
Papá es responsable para cubrir las necesidades familiares, pero casi a diario riñe violentamente con mamá.
Mamá es muy esmerada en mantener limpia la casa, pero frecuentemente murmura de otras familias.
Cuando han sido de esta manera las cosas los hijos están repitiendo las mismas acciones casi inconscientemente, tanto las buenas como las malas.
El hogar es el centro de aprendizaje de los principales hábitos o costumbres de nuestra vida.
Por ejemplo: la escuela, los maestros, los compañeros con los que participamos.
Estos pueden influir positiva o negativamente en nuestra forma de ser.
La iglesia es el centro de reunión para la adoración y el desarrollo cristiano.
Al formar un grupo social definido, el ejemplo del grupo influye en nuestra persona.
La comunidad cristiana es un grupo diverso, pero con cierta compactación social, con costumbres familiares delineados y con ciertos conceptos religiosos o antirreligiosos.
Los miembros están en un proceso, conformando su nueva vida a los preceptos de la palabra de Dios.
Nuestro centro de trabajo se convierte en una fuente de costumbres.
Solo la convicción profunda de Jesucristo puede hacer que nosotros influyamos en los compañeros de trabajo y no ellos sobre nosotros.

2.- La Biblia y los hábitos.

En Levítico 18, Dios prohibe a su pueblo las costumbres inmorales de las naciones vecinas.

Lev 18.30 “ Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.”
Jesús tenía un buen hábito: Ir a la sinagoga para enseñar al pueblo en el día de reposo. (Luc 4:15-16) ¿Cómo adquirió esta costumbre? En su infancia con José y Maria (Luc 2:41, 42)
En cuanto a Timoteo, una característica de su personalidad fue su fe no fingida (2 Tim 1:5) Pablo destacó que este buen hábito lo había tenido su abuela, después Eunice su madre y finalmente Timoteo.
Pablo enseñó a los corintios acerca del principal medio de comunicación, que es la palabra hablada. “No erréis, las malas conversaciones… (1 Cor 15:33)

3.- Cómo identificar y fortalecer los buenos hábitos.

Practiquemos el respeto, a medida que se va perdiendo, se destruye la estructura que sostiene a la familia, la reverencia a los padres nunca debe desaparecer.
Una de las características de los hombres impíos de los últimos tiempos será la desobediencia a los padres (2 Tim 3.2)
Todo joven puede ser de gran ayuda para los padres en las actividades hogareñas.
Estamos para servir, no para ser servidos. (Mat 20.26-28) Y hacerlo con toda solicitud. (Heb 13.16)

4.- Una palabra al hijo huérfano.

La mayoría de los hijos han tenido la dicha de conocer a sus padres, algunos han sufrido la pérdida de ellos y otros ni siquiera tuvieron la oportunidad de conocerlos.
Los que se encuentran en este caso, ahora pueden consolarse al saber que son hijos de Dios. (Juan 1.12)
Y que en Él pueden encontrar un ejemplo a imitar. (Salmo 10.14)
CONCLUSIÓN:
Esta lección nos ha invitado a evaluar nuestros hábitos escolares, laborales, morales, sociales y espirituales. reforcemos aquellos que sean agradables al Señor y corrijamos los negativos. (Rom 14.12)
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