El Espiritu Santo (Enfoque Bautista)

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CAPITULO  I

  • \\ INTRODUCCION AL ESTUDIO SOBRE EL ESPIRITU SANTO*


por Pastor Ron Crisp
Iglesia Bautista
Independence, Kentucky – USA

Antes de empezar nuestro estudio sobre la persona y obra del Espíritu Santo, es importante mantener la actitud correcta. Si realmente queremos recibir edificación de la Palabra de Dios, debemos recordar:

1. Orar para que el Espíritu Santo nos enseñe (Juan 14:26; 1 Corintios 2:11-13).

2. Someternos a las Escrituras como nuestra única regla de fe y práctica. Sobre todo en el estudio de la obra del Espíritu Santo, muchos se esfuerzan en hacer de su experiencia personal la autoridad final. Otros profesan haber recibido unas revelaciones "extra-bíblicas" en nombre del Espíritu de Dios (2 Timoteo 3:16-17; Isaías 8:19-20; Mateo 15:9).

3. Creer que Dios desea que entendamos las doctrinas de su Palabra. La existencia de las enseñanzas contradictorias en el cristianismo nunca debe ser utilizada para decir que la Biblia es tan incomprensible que no pueda ser interpretada en forma correcta. Nuestro Salvador prometió que el Espíritu nos guiará a toda verdad (2 Timoteo 2:15; Hechos 17:11-12; Juan 16:13).

4. Recordar empezar el estudio de la Palabra de Dios con humildad. La Biblia no contiene todo lo que queremos saber, pero sí contiene todo lo que necesitamos saber. Algunas verdades reveladas (tales como las relaciones entre los miembros de la Trinidad) son para ser creídas aunque el hombre mortal no es capaz de entenderlas completamente (Deuteronomio 29:29; Job 11:7; 2 Pedro 3:15-16).

5. Desear crecer espiritualmente mientras aprendemos. El conocimiento en sí sólo produce orgullo. Es triste pensar que algunas personas, aunque estudian acerca del Espíritu Santo, aún no son llenos del Espíritu ni producen el fruto del Espíritu en sus vidas (1 Pedro 2:2; 1 Corintios 8:1; Santiago 1:22).

I. EL OBJETIVO DE NUESTRO ESTUDIO

El objetivo de nuestro estudio es el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Trinidad. Nos sirve de ayuda empezar por examinar algunos de los títulos de esta Persona Divina.

A. El Espíritu - Romanos 8:23.

La palabra "espíritu" es una traducción en el Antiguo Testamento de la palabra hebrea "ruach" y en el Nuevo Testamento de la palabra griega "pneuma". Las mismas palabras son traducidas "viento" (Salmo 1:4; Juan 3:8). Estas palabras pueden referirse también al espíritu humano (1 Tesalonicenses 5:23), a los ángeles (Hebreos 1:7) o a la naturaleza de Dios (Juan 4:24). La idea general es la de un poder invisible. El Espíritu Santo, sin embargo, es una Persona Divina y nunca debe ser considerado como un espíritu creado (lo cual sería negar su deidad) o solamente como una presencia o poder de Dios (lo cual sería negar su personalidad).

B. El Espíritu Santo - Lucas 11:13

Se llama el Espíritu Santo porque:

1. Su naturaleza es eternamente y esencialmente santa.

2. Es Autor de toda santidad en el hombre.

C. El Consolador - Juan 14:16

D. Los títulos que revelan su relación con el Padre:

1. El Espíritu de Dios - Mateo 3:16

2. El Espíritu del Señor - Lucas 4:18

3. El Espíritu de Jehová - Jueces 3:10

4. El Espíritu de vuestro Padre - Mateo 10:20

E. Los títulos que revelan su relación con el Hijo:

1. El Espíritu de Cristo - Romanos 8:9

2. El Espíritu de Jesucristo - Filipenses 1:19

3. El Espíritu de Su Hijo - Gálatas 4:6

F. Los títulos que revelan sus atributos:

1. El Espíritu Eterno - Hebreos 9:14

2. El Espíritu de Santidad - Romanos 1:4

3. Los Siete Espíritus - Apocalipsis 3:1 (Esto implica su perfección).

G. Los títulos que revelan su obra:

1. El Espíritu de Verdad - Juan 14:17

2. El Espíritu de Vida - Romanos 8:2

3. El Espíritu de Gracia - Hebreos 10:29

4. El Espíritu de Adopción - Romanos 8:15

Hay aproximadamente cincuenta títulos dados al Espíritu Santo en la Biblia y cada uno nos revela un aspecto de su personalidad u obra.

II. LA IMPORTANCIA DE NUESTRO ESTUDIO

El estudio del Espíritu de Dios es importante a causa de Quién es, qué ha hecho y qué hará.

A. Su persona - El Espíritu Santo es Dios, y un conocimiento verdadero de Dios es la base de la religión.

B. Su obra - El mundo parece sólo asociar al Espíritu Santo con el fanatismo religioso; sin embargo, El actúa en todas las áreas de la vida. El es Creador, al igual que obra siempre en la providencia, la naturaleza, la política, la capacidad humana, la salvación y el crecimiento espiritual. Inspiró la Biblia y ahora alumbra nuestras mentes para comprenderla.

Su venida al mundo era tan necesaria para nuestra salvación, como la venida de Cristo. Sin el Espíritu Santo, nuestra religión sería como una cáscara vacía, y no tendríamos ninguna evidencia de nuestra salvación (Romanos 8:9). El Espíritu Santo nos da la vida física, la vida espiritual y después de la muerte terrenal la vida resucitada (Job 33:4; Juan 3:5; Romanos 8:11). El es Autor de todo lo bueno y agradable en nuestra vida (Gálatas 5:19-23).

CONCLUSION

¡Qué precioso es el Espíritu de Dios para el cristiano! Con los autores del Credo Niceno (una declaración doctrinal) podemos decir, "Y creo en el Espíritu Santo, el Señor y Dador de la vida, quien procedió del Padre y del Hijo, quien juntamente con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado".

CAPITULO II

 

  • \\ LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO

    *

INTRODUCCION

Al aproximarnos al estudio acerca de la Deidad del Espíritu Santo, enfrentamos la tendencia moderna de menospreciar la importancia de la doctrina. La apatía doctrinal es más peligrosa cuando concierne al conocimiento de Dios que cualquier otro tema doctrinal. Equivocarse respecto a cualquier persona de la Deidad es pervertir la doctrina de la Trinidad, y así desviarse del conocimiento del Dios verdadero. No hay salvación ni servicio aceptable cuando no se posee el conocimiento de Dios (Jeremías 9:23-24; Juan 17:3; Daniel 11:32; Oseas 6:6).

El estudio sobre Dios es la búsqueda más beneficiosa en que el pueblo de Dios puede ocuparse (Filipenses 3:8). No hay nada que pueda incrementar más nuestro conocimiento y humillarnos a la vez. El aprender de Dios fortalece nuestro compañerismo con Dios y llena nuestros corazones con tranquilidad (Job 22:21). Tenemos la base de nuestra confianza y gozo sabiendo que la persona del Espíritu Santo quien es Dios mismo mora en nosotros. Este pensamiento debe alentar nuestra fe (1 Juan 4:4) y hacernos evitar el pecado (1 Corintios 6:18-19). Que Dios utilice esta lección para confirmarnos en la gran realidad acerca de "La Deidad del Espíritu Santo".

I. LA TRINIDAD

La Biblia enseña que aunque hay un solo Dios (Deuteronomio 6:4), siempre hay tres personas en la Deidad (Mateo 28:19; 1 Juan 5:7). En nuestro estudio acerca de "La Deidad del Espíritu Santo" nos ayudaría tener en mente la relación entre las personas del Trino Dios.

A. Dios el Espíritu Santo - En la teología hablamos del Espíritu Santo como la tercera persona de la Trinidad quien procede del Padre y del Hijo (Juan 15:26; Salmos 104:30; Gálatas 4:6; Filipenses 1:19). "La Procesión Eterna" es la frase utilizada para describir la relación del Espíritu al Padre y al Hijo.

B. Dios el Hijo - Jesucristo es el unigénito Hijo de Dios. El siempre ha sido el Hijo del Padre (Gálatas 4:4; Juan 3:16; Isaías 9:6). "La Generación Eterna" es la frase utilizada para describir la relación de Cristo al Padre. En la teología hablamos de Cristo como la segunda persona de la Trinidad.

C. Dios el Padre - El Padre no "procede de" ni "se genera por" ninguno, y por eso hablamos de El como la primera persona de la Trinidad.

Debemos recordar que estos términos no implican ninguna inferioridad de las personas divinas. Aunque estas relaciones no puedan ser entendidas por la mente humana, debemos aceptarlas; si no, nos apartamos de la doctrina de Trinitarianismo al Unitarianismo. Quizás lo mejor que podemos hacer es concluir esta enseñanza con una cita de la Confesión de Fe Bautista de Filadelfia:

"En el Ser Infinito y Divino existen solamente el Padre, el Verbo (el Hijo) y el Espíritu Santo. Cada uno tiene toda la esencia divina pero las mismas no están divididas. El Padre no es de ninguno, sin género ni procedimiento; el Hijo es eternamente engendrado del Padre; y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo; todo infinito, sin principio, y por eso componen un solo Dios, quien no debe ser dividido en su naturaleza ni en su existencia, sino es distinguido por varias características peculiares y relativas, y relaciones personales; cuya doctrina de la Trinidad es la base de toda nuestra comunión con Dios, y la dependencia cómoda con Él".

II. LA DEIDAD DEL ESPIRITU SANTO

Hay cinco categorías que comprueban la Deidad del Espíritu Santo:

A. El Espíritu Santo se llama Dios. - Hechos 5:3-4 y 9; I Corintios 3:16; Efesios 2:22; 2 Corintios 3:17

1. El Espíritu se llama Adonai. - Compare Hechos 28:25 con Isaías 6:8-9.

2. El Espíritu se llama Jehová. - Compare Hebreos 10:15-16 con Jeremías 31:31-34.

B. Se asocia el Espíritu Santo con el Padre y el Hijo en un nivel igual. - Mateo 28:19 [Note que la palabra "nombre" está en forma singular y así significa que el poder, la gloria y la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo son uno]. - 1 Juan 5:7; 2 Corintios13:14.

C. Los atributos de Dios se atribuyen al Espíritu Santo.

1. Es Eterno - Hebreos 9:14.

2. Es Vida - Romanos 8:2.

3. Es Omnipresente - Salmo 139:7-8.

4. Es Santo - Mateo 28:19.

5. Es Omnisciente - 1 Corintios 2:10.

6. Es Soberano - Juan 3:8; 1 Corintios 12:11.

7. Es Omnipotente - Génesis 1:1-2; Juan 3:5.

D. Las obras de Dios se atribuyen al Espíritu Santo.

1. La Creación - Job 33:4

2. La Encarnación - Mateo 1:18

3. La Regeneración - Compare Juan 3:8 con 1 Juan 4:7.

4. La Resurrección - Romanos 8:11

5. La Inspiración de la Palabra de Dios - Compare 2 Pedro 1:21 con 2 Reyes 21:10.

E. La naturaleza del "pecado sin perdón" revela la dignidad divina del Espíritu Santo. - Mateo 12:31-32

CONCLUSION

Se resalta la importancia de esta lección al saber de las muchas sectas levantadas por Satanás para atacar la verdad de la Deidad del Espíritu Santo. Que eso nos incite a tener un mayor cuidado en darle al Espíritu Santo su debido lugar en nuestro amor y adoración.

CAPITULO III

  • \\ LA PERSONALIDAD DEL ESPIRITU SANTO*

INTRODUCCION

La personalidad (calidad o hecho de existir como persona) del Espíritu Santo es presentada tan claramente en la Biblia como la personalidad del Padre y del Hijo. Cuando los hombres niegan esta verdad es evidencia de una ceguera satánica. Satanás ataca cada verdad y ha atacado la doctrina de la personalidad del Espíritu Santo en dos puntos:

A. Una negación doctrinal

Arias, el hereje antiguo, habló del Espíritu como "la mera fuerza de Dios". Esto reduce al Espíritu de Dios a una muestra simple del poder del Padre. Este error todavía se sostiene por diferentes sectas.

B. Una negación práctica

Hay muchos religiosos que no niegan la personalidad del Espíritu Santo en su credo, mas en la práctica parece que le ven solamente como un insignificante poder. Porque el Espíritu obra sin ser visto, parecen confundir su persona con sus dones y obras. Estas personas frecuentemente se refieren al Espíritu de Dios como una "cosa" o dicen tener "mucho" del Espíritu. El autor recuerda haber escuchado a un predicador bautista decir: "El Espíritu está aquí con gran poder". Aquel hombre piadoso entonces se corrigió diciendo: "El Espíritu siempre está aquí con poder infinito y ahora nos manifestó su gran poder". Debemos tener cuidado en cómo hablamos del Espíritu bendito de Dios.

Las iglesias antiguas conocieron al Espíritu Santo como una persona divina a quien ellos podían seguir (Hechos 13:2) y tener comunión con El (2 Corintios 13:14). Debemos preocuparnos cuando perdemos la consciencia de su persona y presencia.

I. EL ESPIRITU SANTO ES ASOCIADO CON EL PADRE Y EL HIJO.

Es imposible imaginar cómo uno podría negar la personalidad del Espíritu y a la vez explicar las muchas Escrituras que tienen una lista de las tres personas de la Trinidad (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; 1 Juan 5:7). ¿Se puede apuntar un simple "poder" en una lista de personas?

II. EL ESPIRITU SANTO TIENE TODOS LOS ATRIBUTOS DE UNA PERSONA.

A. El Espíritu Santo Piensa. - 1 Corintios 2:10-11; Hechos 15:28

B. El Espíritu Santo Siente.

1. El se contrista. - Efesios 4:30

2. El se enoja. - Isaías 63:10

3. El nos ama. - Romanos 15:30 (Debemos mencionar que no podemos afligir a una persona la cual no nos ama).

C. El Espíritu Santo Ejercita su Voluntad. - 1 Corintios 12:11

D. El Espíritu Santo Actúa.

1. El inspiró las Escrituras. - 2 Pedro 1:21

2. El enseña. - Juan 14:26

3. El guía. - Romanos 8:4

4. El habla. - Hechos 8:29; 13:2

5. El convence. - Juan 16:8-11

6. El regenera. - Juan 3:5

7. El consuela. - Juan 14:16

8. El testifica. - Juan 15:26

9. El intercede. - Romanos 8:26

10. El llama a los Predicadores. - Hechos 13:2; 20:28

11. El crea. - Job 33:4

E. Nunca debemos confundir el "don del Espíritu Santo" con sus "dones". - 1 Corintios 12:4,7-11; Hechos 2:38

Todos los cristianos tienen el "don del Espíritu", pero nadie tiene todos los "dones del Espíritu".

F. Cristo consoló a los apóstoles al prometerles la presencia de otra persona divina en su ausencia. - Juan 14:16

La palabra "paracleto" traducida como "Consolador" en Juan 14:16 es traducida como "abogado" en I Juan 2:1 y se refiere a Jesucristo. Jesucristo es nuestro Consolador y así es entendido que el Espíritu como "otro Consolador" debe ser también entendido como otra persona divina. La palabra griega usada en Juan 14:16 por "otro" es "allos" que significa "otro del mismo género", como opuesto a "heteros" que significa "otro de un género diferente".

G. Las acciones de los hombres hacia el Espíritu son evidencias de que El es una persona.

1. Los hombres blasfeman contra el Espíritu. - Mateo 12:31

La naturaleza del "pecado que no se perdona" comprueba la personalidad del Espíritu Santo. Es la blasfemia de una persona y no de un simple poder lo que hace imperdonable tal pecado.

2. Los hombres mienten al Espíritu. - Hechos 5:3

3. Los hombres tientan al Espíritu. - Hechos 5:9

4. Los hombres resisten al Espíritu. - Hechos 7:51

5. Los hombres obedecen al Espíritu. - Hechos 13:2-3

H. Se usan pronombres personales en referencia al Espíritu Santo. - Hechos 13:2; Juan 14:16

CONCLUSION

En las siguientes lecciones estudiaremos los dones y la obra del Espíritu Santo. Antes de empezar, es importante que realmente entendamos quién es el Espíritu de Dios. Como un cristiano nuevo en la fe, yo notaba que muchas iglesias predicaban la obra de Cristo y el plan de la salvación, pero aparentemente se olvidaban de enseñar sobre la persona de Cristo. Espero que no caigamos en el mismo error en cuanto a la enseñanza sobre la persona del Espíritu Santo.

CAPITULO IV

 
LA DOCTRINA DEL ESPIRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO


INTRODUCCION

Aumenta grandemente nuestro aprecio de la obra del Espíritu Santo al estudiar su actividad en el Antiguo Testamento. Aun como creyentes que seguimos el Nuevo Testamento, nuestro sentido de dependencia del Espíritu de Dios se incrementa cuando examinamos sus múltiples obras en las vidas de los héroes de la fe del Antiguo Testamento.

Otra ventaja de estudiar esta doctrina en ambos testamentos es que se revela la unidad de la Palabra de Dios en una forma maravillosa. Aunque la Biblia produce una "revelación progresiva", sin embargo, Pablo nunca contradice a Moisés, mas lo tomó en cuenta al referirse a él para confirmar la doctrina. Los escritores del Antiguo y Nuevo Testamento revelan al Espíritu de Dios como Autor de todo lo bueno en el hombre.

I. LA PERSONA DEL ESPIRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Las referencias al Espíritu de Dios están esparcidas a través del Antiguo Testamento. Aunque la doctrina de la Trinidad brilla menos en el Antiguo Testamento, todavía son reveladas la personalidad y la deidad del Espíritu. En el primer versículo de la Biblia (Génesis 1:1), la palabra hebrea para "Dios" es una palabra plural. En Génesis 1:2, el Espíritu es mencionado expresamente. Dios también se refiere a sí mismo en forma plural (Génesis 1:26; 11:7) y por lo menos en un lugar son mencionadas juntas las tres personas de la Trinidad (Isaías 48:16). Muchos de los títulos del Espíritu Santo son encontrados en el Antiguo Testamento (Salmo 51:11; Zacarías 12:10 y Job 33:4).

II. EL ESPIRITU SANTO EN LA CREACION

Muchas de las obras de Dios se atribuyen a las tres personas de la Trinidad. Encontramos la misma verdad en cuanto a la creación. Mientras que el Padre y el Hijo se reconocen en esta obra (Hechos 4:24; Juan 1:3), el Espíritu de ninguna manera es excluido.

A. Fue activo en la creación del universo. - Génesis 1:2; Isaías 40:12-13; Job 26:13

B. Fue activo en la creación del hombre. - Job 33:4

C. Es activo en la preservación de la naturaleza. - Salmo 104:10-30; Isaías 40:7

III. LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN LA SALVACION

Desde la caída de Adán al pecado, el hombre se ha quedado en un estado inalterado de depravación. Sin la influencia de la gracia del Espíritu de Dios no ha habido nunca un tiempo cuando el hombre natural podía amar, confiar o acercarse a Dios. En cada época el Espíritu tenía que convencer (Génesis 6:3), vivificar (Salmo 119:25), iluminar (Salmo 119:27) y volver al alma a Dios (Salmo 65:3-4). El Espíritu Santo ha sido siempre el guía e instructor del pueblo de Dios (Nehemías 9:20).

Hay que rechazar la idea de que los creyentes del Antiguo Testamento no tenían al Espíritu Santo. Nadie niega que en el día de Pentecostés fue recibida una nueva manifestación del Espíritu (Juan 7:37-39; 14:16-17; Hechos 1:8), sin embargo, hay que afirmar que nunca hubo un hijo de Dios destituido del Espíritu. Nuestra naturaleza carnal nunca puede producir un creyente santo porque "lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:3-6; Romanos 8:7-8).

En Proverbios 1:23, "La sabiduría" prometió derramar su Espíritu sobre los que se arrepintieran al ser reprendidos por ella.

(Nota - La sabiduría, como está personificada en Proverbios no puede ser nadie más que Jesucristo mismo. Compare Proverbios 1:23 con Juan 7:37-39. Estudie, sobre todo, la última mitad de Proverbios 8. También compare Lucas 11:49 con Mateo 23:34.)

Mientras Cristo daba énfasis al descenso futuro del Espíritu, muy precisamente aclaró que el Espíritu Santo ya moraba con ellos (Juan 14:16-17).

Otro error que a veces se oye es la enseñanza de que los creyentes del Antiguo Testamento podían perder el Espíritu. Algunos han usado el caso de Saúl (1 Samuel 16:14) para comprobar esta enseñanza, pero confunden la obra del Espíritu en la salvación con la obra de equipar a los hombres para servir a Dios. El Espíritu Santo viene y sale de los hombres en muchos sentidos, pero nunca en cuanto a la salvación. Implicar tal enseñanza sería negar la seguridad del pueblo de Dios (Salmo 37:24).

IV. LA OBRA DEL ESPIRITU EN LA REVELACION

Cristo prometió que el Espíritu Santo sería nuestro maestro, así como el Espíritu de Dios también enseñaba a los creyentes del Antiguo Testamento.

A. El inspiró a los profetas. - 2 Samuel 23:2; Ezequiel 2:1-2; Miqueas 3:8

B. El inspiró las Escrituras del Antiguo Testamento. - 2 Pedro 1:21; Hechos 1:16

C. El instruyó al pueblo de Dios. - Nehemías 9:20

V. LOS DONES ESPECIALES DEL ESPIRITU MANIFESTADOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

A. Los dones políticos - Génesis 41:38; Números 11:25; 27:18

Fue el Espíritu de Dios quien le dio líderes a Israel.

Nota: Aun el Nuevo Testamento también dice que Dios ha establecido toda autoridad superior. (Romanos 13:1-2).

B. Los dones morales

1. El valor - Jueces 6:34; 11:29

2. La indignación - 1 Samuel 11:6

C. Los dones físicos

1. La fortaleza - Jueces 14:6; 15:14.

2. La habilidad de trabajar artes manuales (inventar diseños; trabajar en oro, plata, bronce, piedras, madera y toda clase de labor) - Éxodo 31:2-5

Todo esto nos debe enseñar el significado de Zacarías 4:6. Separados del Espíritu de Dios no podemos rendirle servicio aceptable a Dios.

VI. PROFECIAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO RESPECTO AL ESPIRITU

Aunque las profecías del Antiguo Testamento acerca de Cristo reciben mucha atención, no nos olvidemos de estudiar también esas que predijeron la venida y la obra del Espíritu de Dios.

A. Las profecías respecto a la obra del Espíritu durante el ministerio terrenal de Cristo - Isaías 61:1-3

B. Las profecías respecto a la obra del Espíritu durante el reino de Cristo - Isaías 11:1-9

C. La profecía del descenso del Espíritu en el día de Pentecostés - Joel 2:28

 

Nota: El autor desea mencionar que él no considera que el Día de Pentecostés fue el cumplimiento completo de esta Escritura.

D. Las profecías respecto a la obra futura del Espíritu Santo con los judíos - Isaías 44:2-3; Ezequiel 37:1-14; 39:28-29; Zacarías 12:10

CAPITULO V

 

  • \\ LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN RELACION A CRISTO*

INTRODUCCION

La interrelación entre las personas de la Trinidad siempre es incomprensible, y la relación entre el Espíritu de Dios y nuestro Señor encarnado es aún más rodeada de misterio. El Salvador era Dios omnipotente, omnisciente y perfecto. A la vez como hombre conoció el cansancio (Juan 4:6) y fue capaz de aprender y crecer (Lucas 2:52; Hebreos 5:8). Era auto-suficiente como Dios: sin embargo, en su humillación necesitó la unción del Espíritu. No nos entristezcamos por no comprenderlo todo, sino alegrémonos en el misterio de la piedad (1 Timoteo 3:16).

I. LA IMPORTANCIA DEL TEMA

Es muy importante la obra del Espíritu en la vida de Cristo, lo cual es evidente cuando consideramos que sus dos títulos "Cristo" y "Mesías" quieren decir "ungido". Jesús es el "Cristo" porque fue ungido con el aceite por el Espíritu en una manera preeminente (Hebreos 1:9; Juan 3:34; Hechos 10:38).

El Antiguo Testamento tiene mucho que decir acerca de Cristo como el ser ungido que iba a venir:

A. En la profecía - Favor de notar las siguientes Escrituras:

1. Salmo 45:7; 2:6; ("Puesto" viene de una palabra hebrea que significa "ungir". Un rey hebreo no fue "coronado", sino "ungido" como rey).

2. Isaías 10:27; Lucas 4:16-21; y Proverbios 8:23 (Aun antes de la creación, nuestro Señor fue predestinado a ser el "Cristo").

B. En símbolo -

1. La flor de harina simboliza el cuerpo de Cristo libre de pecado, y por eso tenía que ser sin levadura y ofrecida con aceite, lo cual simboliza al Espíritu Santo (Levítico 2:5).

2. La unción en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento los hombres fueron ungidos para los oficios de profeta, sacerdote y rey. Este símbolo encuentra su reemplazo en nuestro Salvador, el ungido de Dios para sus tres oficios:

a. Profeta - Isaías 61:1-3

b. Sacerdote - Hebreos 9:14

c. Rey - Isaías 11:1-4; 42:1-4

II. LA NECESIDAD DE LA UNCION

La pregunta de ¿por qué necesitaría el Hijo de Dios recibir la unción del Espíritu? es parte del gran misterio de la encarnación. Debemos quedarnos muy cerca de lo que Dios ha revelado en la Escritura para contestar esta pregunta y no errar por la especulación vana.

A. La unción de nuestro Señor le permitió ser como sus hermanos.

El pacto de gracia requirió que Cristo, para representar a su pueblo, tenía que hacerse siervo y tomar en sí la naturaleza humana (Filipenses 2:5-11; Hebreos 2:14, 17). De esta manera El llegó a ser el último Adán. Como los hijos de Dios dependen del Espíritu para el servicio, así Cristo también sirvió a Dios por el poder del Espíritu (Hechos 10:38, Isaías 61:1-3). Marcos, quien representa a Cristo como siervo, dijo que El fue impulsado por el Espíritu (Marcos 1:12).

B. Cristo tenía dos naturalezas.

Como hombre, Cristo era capaz de crecer y fue enseñado así por el Espíritu de Dios (Lucas 2:40; Isaías 11:1-4). Como hombre, Cristo fue guiado por el Espíritu (Lucas 4:1). Aun las obras de Cristo son atribuidas al Espíritu Santo (Mateo 12:28). En todo eso, Cristo nunca cesó de ser Dios, aunque su humanidad verdadera fue con certeza manifestada.

 

III. LOS PASOS DE LA ACTIVIDAD DEL ESPIRITU CON RELACION A CRISTO

A. El precursor de Cristo - Lucas 1:15, 41, 67

El Espíritu Santo capacitó a Juan el bautista para llevar a cabo su obra como precursor de Cristo. Aun los padres de Juan fueron llenos del Espíritu (Lucas 1:41, 67).

B. La concepción de Cristo -

El Espíritu de Dios formó el cuerpo humano de nuestro Salvador en el vientre de María.

C. El bautismo de Cristo -

Cristo recibió una nueva unción en su bautismo. El propósito de esto fue:

1. Dar una señal de la completa satisfacción del Padre para con Cristo (Mateo 3:17; Salmo 45:7).

2. Darles una señal a otros (Juan 1:32-34; 6:27). Juan reconoció que Jesús tenía el poder completo del Espíritu Santo (Juan 3:34).

3. Preparar a Cristo para el servicio (Isaías 61:1-4).

D. La tentación de Cristo - Mateo 4:1; Marcos 1:12.

Fue el Espíritu Santo quien llevó a Cristo al lugar de su prueba

E. El servicio de Cristo - Hechos 10:38; Lucas 4:16-21; Mateo 12:28

Las palabras maravillosas y las obras de Cristo fueron producidas por el poder del Espíritu.

F. La muerte de Cristo - Hebreos 9:14

G. La resurrección de Cristo - Romanos 1:4; 8:11; 1 Pedro 3:18

 

Nota: Se atribuye la resurrección, así como las otras obras del Espíritu Santo, al Padre y también al Hijo. Esto nos ayuda a recordar que Cristo nunca dejó de ser Dios ni de ejercer su propio poder divino.

H. La glorificación de Cristo - Mateo 3:11

Juan el bautista enseñó que solamente Cristo podía bautizar con el Espíritu. Esto no podía ocurrir hasta después de la ascensión de Cristo (Juan 7:39; Hechos 2:33).

Cristo realizó su obra redentora a favor de su pueblo, y por eso pudo otorgarles al Espíritu de vida y poder (Gálatas 3:13-14). Cuando la Biblia habla de que Cristo enviaría a su Espíritu, debemos entender que no significaba que el Espíritu no estaba presente antes de ese tiempo. Estas referencias más bien indican la venida del Espíritu en el Nuevo Testamento con poder y bendición.

[Note que en Juan 14:16-17 nuestro Señor habla del Espíritu como presente pero todavía para venir].

I. Cristo y su reino futuro en la tierra Isaías 11:1-4; 42:1-4

La Biblia relaciona la gloria del reino futuro de Cristo con el poder del Espíritu.

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO VI

  • \\ LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN LA INSPIRACION*

INTRODUCCION

Hoy en día, cualquier mención del Espíritu Santo trae a la mente de muchos los varios profetas y los que hablan en lenguas del movimiento carismático. Hay multitudes que aseguran tener revelaciones nuevas y dones especiales de sabiduría y ciencia. El autor se regocija porque, en oposición a todo esto, tenemos "la palabra profética más segura" que es la Biblia (2 Pedro 1:19-21). El Espíritu Santo nos ha dado una revelación tan completa en las Escrituras que su obra ahora es de "iluminar" en vez de "inspirar".

El autor se aflige al ver a los hombres como aceptan las alegaciones de profetas modernos y desprecian la Palabra de Dios, que todavía se mantiene en pie como faro de la verdad. La Biblia aparece como una "letra muerta" a aquellos que anhelan emocionarse con algo nuevo antes que orar por entender el mensaje de la Palabra de Dios ya escrita. La Biblia, como la obra más grande del Espíritu en la revelación, es en todo aspecto superior a:

A. La tradición - Mateo 15:1-9

B. La ciencia - I Timoteo 6:20

La ciencia verdadera trata de lo que se observa y se comprueba del mundo físico, pero no puede hacernos entender las cosas invisibles como el cielo, el infierno, la eternidad, etc., las cuales son realidades espirituales.

C. Las fábulas - 2 Timoteo 4:4

El "Libro de Mormón" nos da un ejemplo de las fábulas modernas.

D. Lo oculto - Isaías 8:19-20

E. Los que utilizan señales - Deuteronomio 13:1-3

Aunque en Hebreos 2:3-4 encontramos que usaron señales para confirmar la Palabra de Dios, también se permiten las señales falsas y prodigios para engañar a aquellos que no aman la verdad.

F. Los profetas falsos - 2 Pedro 2:1

G. La opinión - Proverbios 14:12

Se puede resumir la obra del Espíritu de Dios en la inspiración al declarar que "creemos en la inspiración verbal y plena de las Sagradas Escrituras". Utilizaremos la continuación de este estudio para examinar esta verdad.

I. LA INSPIRACION

En 2 Timoteo 3:16, encontramos que la Biblia es un libro inspirado. La palabra "inspiración" es una traducción de la palabra griega "theopneustic" y significa "Dios respiró o sopló". En 2 Pedro 1:21, encontramos que los hombres de Dios fueron inspirados por el Espíritu así como el viento mueve al barco. Aunque varias porciones de la Palabra de Dios fueron dadas por dictado (Éxodo 20:1), por visión (Apocalipsis 1:11), o por guía interna (Lucas 1:1-3), es evidente que toda la Escritura debe ser reconocida como la Palabra de Dios (Hebreos 4:12).

Nunca se debe entender la inspiración como un simple aumento del intelecto humano. La inspiración garantiza que cada palabra de la Biblia expresa lo que piensa el Espíritu. Esto es comprobado por las declaraciones bíblicas (2 Samuel 23:2-3; Jeremías 1:9) y también por el hecho de que algunos de los profetas tenían que estudiar sus propias Escrituras para ganar entendimiento de lo que habían escrito (1 Pedro 1:10-12). El énfasis de la palabra "inspiración" está en que las Escrituras vinieron de Dios. Los autores de las Escrituras por su naturaleza humana podían fallar, pero "nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:20-21).

 

 

II. LA INSPIRACION VERBAL

Cuando se usa el término "verbal" en relación con la "inspiración", esto implica que las mismas palabras de la Escritura son inspiradas. No entendemos la doctrina bíblica de la inspiración si enseñamos que los escritores de la Biblia fueron meramente ayudados por Dios, o que solamente sus doctrinas fueron inspiradas.

Las evidencias de la inspiración verbal son muchas. El Espíritu Santo enseña "palabras" (1 Corintios 2:13). Nuestro Señor enseñó que cada jota y tilde de la Escritura era segura (Mateo 5:18). David enseñó que las "palabras" del Señor fueron puras y serían preservadas (Salmo 12:6-7). Otros testificaron que la inspiración que recibieron era verbal (Jeremías 1:9; 2 Samuel 23:2). Pablo creyó que cada palabra de la Escritura fue inspirada y, esto se comprende en el hecho de que él estableció doctrinas basadas en una sola letra del abecedario en la Escritura (Gálatas 3:16).

III. INSPIRACION VERBAL PLENA

La palabra "plena" significa "llena" o "entera", e implica que toda la Biblia es inspirada. La Biblia no contiene la Palabra de Dios en parte, sino es la Palabra de Dios en su totalidad. Esto es declarado muy claramente en 2 Timoteo 3:16.

La inspiración verbal y plena de la Palabra de Dios es apoyada por nuestro Señor y sus apóstoles. Cristo enseñó de todo el Antiguo Testamento (Lucas 24:27) y citó los libros como Jonás o Daniel que ahora son atacados por los críticos. En Hechos 1:16 y 4:24-25, se habla del libro de Salmos como la Palabra de Dios. El apóstol Pablo citó a Moisés y a Lucas como autoridades iguales (1 Timoteo 5:18).

 

Nota: En esta Escritura, Pablo cita Deuteronomio y el Evangelio de Lucas. Moisés quien escribió Deuteronomio era el gran profeta y venerado por todos. El guió a Israel fuera de Egipto y escribió los primeros cinco libros de la Biblia. Por supuesto, la antigüedad de sus Escrituras impresionaría a los hombres. Lucas, en cambio, era un hombre más joven que Pablo y no era apóstol. El hecho de que Pablo utilizó las Escrituras de ambos hombres como autoridades iguales ciertamente acredita a nuestra doctrina de la inspiración.

En 2 Pedro 3:15-16, encontramos que Pedro estimó las epístolas de Pablo como "Escrituras". La iglesia primitiva no sabía nada de "etapas de inspiración" o porciones de la Biblia que no fueron inspiradas. Creyeron que todo fue "inspirado por Dios".

IV. INSPIRACION LIMITADA

Aunque es importante comprobar la inspiración verbal de la Escritura, es de igual importancia afirmar que solamente la Escritura es inspirada. Extender la inspiración más allá de la Biblia en estos días realmente es debilitar la Palabra de Dios como una revelación completa. Somos advertidos de no añadir nada a la Palabra de Dios (Apocalipsis 22:18). Las alegaciones de cada profeta moderno representan un ataque a la Palabra de Dios.

 

CONCLUSION

Algunos han declarado que enfatizar la obra del Espíritu Santo es promover el fanatismo. Esta conclusión falsa es causada por aquellos quienes buscan revelaciones del Espíritu de Dios aparte de la Escritura. Cuando uno entiende que el Espíritu Santo ha concluido su obra en la inspiración y que ahora está involucrado en abrir los corazones para entender la Escritura, él se librará de este error.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO VII

  • \\ LOS SIMBOLOS QUE REPRESENTAN AL ESPIRITU SANTO*

INTRODUCCION

Alguien ha dicho que la buena enseñanza "cambia los oídos de los hombres en ojos". Esto en verdad es ilustrado en la Biblia con sus símbolos, parábolas, símiles y metáforas. Las verdades espirituales están presentadas en una multitud de figuras terrenales.

La persona y la obra del Espíritu Santo están ilustradas en la Escritura por muchos símbolos. Un símbolo es un objeto, una persona o un evento que representa otro objeto, persona o evento por venir. En esta lección, queremos examinar algunos de los símbolos del Espíritu Santo. Se debe recordar que unas cosas pueden servir de símbolo de más de una persona o evento.

I. LA PALOMA

En Juan 1:32, encontramos al Espíritu tomando la forma de una paloma. Las características de la paloma que la hace un apropiado símbolo del Espíritu serían su belleza, su docilidad, su limpieza y el hecho de que se asusta fácilmente (Efesios 4:30). La paloma también es inofensiva (Mateo 10:16) y pacífica. Otros lugares en la Escritura donde se usa este símbolo son los siguientes:

A. En Génesis 1:2, menciona al Espíritu moverse sobre la faz de las aguas cuidando de la creación así como un pájaro cuida de su nido.

B. En Génesis 8:6-12, la paloma fue enviada fuera del arca por Noé. Aquí notamos por lo menos dos ilustraciones del Espíritu Santo.

1. La paloma, a diferencia del cuervo, rehusó quedarse fuera del arca cuando no encontró un lugar limpio donde descansar. El Espíritu, por supuesto, solamente mora dentro de aquellos que han sido lavados en la sangre de Cristo.

2. La paloma volvió con una hoja de olivo como señal de esperanza para aquellos que estaban en el arca. Esto simboliza al Espíritu quien se encarga de hacer sentir seguros de la salvación a los creyentes en Cristo.

Nota: Es interesante notar que el cuervo era una ave inmunda (Levítico 11:15). También se usan las aves en la Escritura como símbolo de espíritus de demonios (Mateo 13:4, 19; Apocalipsis 18:2).

II. EL ACEITE

El aceite de olivo era algo de gran importancia en Palestina, siendo usado para comida, medicina, iluminación y ungimiento. Es símbolo constante del Espíritu Santo en el Antiguo y Nuevo Testamento.

A. En Éxodo 40:9-11, encontramos que el tabernáculo, sus muebles y utensilios fueron ungidos con aceite. Como el tabernáculo era figura de Cristo, así el aceite también representa al Espíritu Santo cuando ungió a Cristo.

B. En Éxodo 27:20-21, notamos que el interior del tabernáculo era iluminado por el uso del aceite. Como cada uno de los muebles del tabernáculo era símbolo de Cristo, la interpretación es fácil. Sin la iluminación del Espíritu de Dios nadie vería la gloria de nuestro Salvador.

C. En Levítico 14:14-18, encontramos que para purificar al leproso, fueron usados la sangre y también el aceite. Esto revela que cuando uno se salva de la lepra del pecado, la sangre de Cristo y también la persona del Espíritu Santo tienen un trabajo que hacer.

D. La unción de los profetas, sacerdotes y reyes prefiguraba a Cristo como nuestro profeta, sacerdote y rey.

E. En Levítico 2:1, notamos que la flor de harina (símbolo de la carne inmaculada de Cristo) se ungió con aceite (símbolo del Espíritu Santo).

F. En la Biblia, con frecuencia se asocia el aceite con la curación (Isaías 1:6, Lucas 10:34, Marcos 6:12-13). El Espíritu Santo provee la curación espiritual.

 

III. EL AGUA

El agua es símbolo común del Espíritu Santo en la salvación. Mencionaremos algunos aspectos de este símbolo con sólo una explicación breve.

A. El agua es la fuente de vida. Sin ella, el mundo sería un cementerio seco y desolado. También es sólo la presencia del Espíritu que produce la vida espiritual y el fruto en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23; Isaías 44:3; Hechos 2:17).

B. La tierra tiene abundancia de agua. Así también los redimidos tienen una provisión abundante del poder del Espíritu (Juan 7:38).

C. El agua es necesaria para la limpieza. Es el Espíritu que limpia nuestro corazón en la regeneración y continúa limpiándonos cuando diariamente nos acercamos al Padre Celestial (Tito 3:5; Éxodo 29:4).

D. Se compara al Espíritu Santo con el agua viviente de un manantial que fluye. El es superior en todo aspecto a los "pozos" de este mundo, que contaminan al hombre y lo conducen a la muerte. Mientras que los placeres de esta vida pronto se marchitan y terminan, el Espíritu de Dios es una fuente constante de vida y gozo (Juan 4:14; 7:37-39).

IV. EL VIENTO

El viento es símbolo especial del Espíritu, así que la palabra "Espíritu" puede ser traducida como "viento" (vea Capítulo 1). Nuestro Señor usa el viento como símbolo del Espíritu (Juan 3:8).

A. El viento es invisible en sus obras (Juan 3:8). Cristo, por medio de esta ilustración, reveló que la regeneración, la cual es obra invisible del Espíritu no se puede relacionar con las señales visibles como el bautismo como medio de la salvación.

B. El viento no es controlado por el hombre (Juan 3:8). El Espíritu Santo es soberano en sus obras.

C. La presencia del viento es conocida por su influencia (Juan 3:8).

Igualmente se conoce la presencia del Espíritu Santo por su influencia en los corazones.

D. El viento es poderoso (Hechos 2:1-2). El Espíritu Santo puede romper el corazón más duro.

E. Como el viento impulsa un barco de vela, así el Espíritu de Dios inspiró a aquellos que escribieron las Escrituras (2 Pedro 1:21).

F. Como un viento seco puede marchitar la belleza de la naturaleza, así el Espíritu Santo puede disminuir el egoísmo en el corazón del hombre mediante su obra de convicción (Isaías 40:6-7).

V. EL FUEGO

A. En Hechos 2:3, encontramos que el fuego era una señal de la presencia del Espíritu. En el Antiguo Testamento vemos que el fuego es símbolo de la presencia del Señor (Éxodo 3:2), su aprobación (Levítico 9:24) y su protección (Éxodo 13:21). Tal vez todas estas ideas están incluidas en Hechos 2:3.

B. En Apocalipsis 4:5, el Espíritu es simbolizado por siete lámparas de fuego. El número siete ha confundido a algunas personas, pero parece referirse al entendimiento perfecto dado a Cristo como el ungido de Dios (Isaías 11:1-4; Apocalipsis 5:6).

CONCLUSION

No hemos en ningún sentido tratado con cada símbolo relacionado con el Espíritu de Dios en la Biblia, ni hemos investigado todo el significado en los símbolos mencionados. Que esta lección sirva como guía para animar al lector a estudiar aún más.

CAPITULO VIII

  • \\ LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN LA GRACIA COMUN - PARTE 1*

INTRODUCCION

La gracia común se define como la inmerecida bondad de Dios otorgada al mundo. Se llama "común" no para minimizarla, sino para distinguirla de la gracia "salvadora", o "eficaz". Los ejemplos de la gracia común provista de Dios para todo el mundo incluyen las necesidades físicas del hombre (Mateo 5:45; Hechos 14:17), el llamado del evangelio (Marcos 16:15), la influencia cristiana (Mateo 5:13) y la paciencia de Dios (Romanos 9:21-22).

Aunque cada una de las bendiciones ya mencionadas son externas, la gracia común aún va más allá de eso. Incluye muchas obras internas del Espíritu de Dios. Algunos se suponen que como el llamamiento eficaz sólo se concede a los elegidos, entonces el Espíritu Santo no obra en los demás en ninguna manera, pero esta es una conclusión falsa. La Biblia menciona que muchas veces el Espíritu Santo trataba con hombres que nunca fueron regenerados.

I. LA DEPRAVACION REFRENADA

El poder corruptivo del pecado es tan grande que solamente el poder restrictivo del Espíritu de Dios impide que este mundo rápidamente llega a ser un pozo negro insoportable. El hecho de que el gobierno civil, la familia, cultos públicos y un cierto grado de seguridad son permitidos existir en este mundo se debe atribuir a la gracia común. La moralidad y honestidad encontradas entre los incrédulos revelan que Dios impide a los hombres para que no den riendas sueltas a su depravación. Piense en lo que sería de nuestro propio país si cesara Dios de obrar a través de su pueblo preservando cierto grado de verdad y virtud. Si Dios cesara de refrenarlo, ¿dejaría vivir a algún creyente auténtico ese mundo que crucificó a Cristo? (1 Timoteo 2:1-2; Génesis 20:1-18)

El poder restrictivo de Dios es revelado en el hecho de que a Dios se le atribuye "endurecer los corazones" o "entregar a los hombres" a la iniquidad. Como Dios nunca es autor de pecado (Santiago 1:13) estas expresiones deben de significar que Dios quitó las restricciones que antes retenían a estos individuos (Éxodo 10:1; Salmo 105:25; 1 Samuel 2:25; Romanos 1:24, 26, 28). Eliminar las restricciones podría incluir permitir los eventos que revelan la naturaleza perversa del hombre, o la eliminación de la conciencia y temor del castigo. Las Escrituras también revelan que Satanás y sus demonios incitarán a los hombres a pecar siempre que sea permitido por Dios (2 Tesalonicenses 2:8-11; 1 Reyes 22:15-23; 1 Samuel 16:14).

El poder restrictivo del Espíritu es una bendición por la cual no debemos olvidarnos de agradecer a Dios. Los incrédulos quienes se jactan de la moralidad superficial y la cultura, no se dan cuenta de la profundidad de depravación que tienen reprimida dentro de sus propios corazones. Es una verdad gloriosa que Dios en realidad restringe todo pecado que al final no contribuye a su gloria (Salmo 76:10).

II. LA ILUMINACION DEL INCREDULO

La Biblia claramente enseña que los hombres no regenerados son ciegos espiritualmente (1 Corintios 1:18; 2:11-14; Efesios 4:17-18). Sus ojos están cerrados a la gloria de Cristo y a la naturaleza de la salvación. Esto, sin embargo, no quiere decir que están sin ningún conocimiento en el campo de la moral. Dios se complace de su obra en la gracia común para impartir algo de conocimiento al incrédulo.

A. Aun cuando los incrédulos aborrecen el conocimiento de Dios, nunca pueden lograr borrarlo de sus mentes (Romanos 1:23, 28). En cada nación, los hombres admiten la existencia de la Deidad. El ateísmo nunca ha sido natural para el hombre. Todo eso es porque, a Dios, le complació dar una manifestación universal de su existencia (Romanos 1:19-20).

B. Otra manifestación de la gracia común es la concesión al hombre del conocimiento del bien y del mal. El hombre natural odia la ley de Dios (Romanos 8:7), aunque no pueda borrar sus preceptos. Esto es porque el Espíritu Santo los ha escrito en su conciencia (Romanos 2:14-16). Esta Escritura comprueba que se le debe atribuir a Dios cualquier moralidad de parte del incrédulo.

Uno debe notar aquí que el incrédulo, tanto como el creyente, tiene la ley de Dios escrita en su corazón (Romanos 2:14-15; Hebreos 8:10). La diferencia es que el creyente no solamente tiene una revelación mucho más completa y espiritual de la ley de Dios, sino también se capacita para amarla (Romanos 7:22). El incrédulo tiene una perspectiva limitada de la ley de Dios, la cual produce culpabilidad y sujeción superficial en vez de la obediencia gozosa que Dios espera.

III. LOS DONES ESPECIALES

Cada buen don proviene de Dios (Santiago 1:17). El Espíritu es quien fortaleció a Sansón (Jueces 14:6) y le dio su habilidad a Bezaleel (Éxodo 31:2-5). ¿No debemos también atribuir las habilidades de aquellos quienes benefician a la sociedad de hoy a la obra del Espíritu de Dios?

Aún más allá de esto, encontramos que a veces se le dan al incrédulo dones espirituales. A Balaam fue dado el don de la profecía y Judas tenía el poder de hacer milagros (Mateo 10:1). Saúl profetizó y recibió poder para gobernar y luchar valientemente (1 Samuel 10:9-11; 11:6). En todo esto vemos que mientras uno debe diferenciar entre los dones espirituales y la gracia salvadora, no obstante, estos dones deben verse como bendiciones de Dios.

IV. LAS INFLUENCIAS ESPECIALES

El Espíritu Santo no limita su actividad al elegido, sino de hecho, muchas veces le ayuda y protege, influyendo en aquellos a su alrededor. Se nos ha dicho que Dios controla el corazón del rey (Proverbios 21:1). Uno piensa en Ciro, Artajerjes y Nabucodonosor. Ciro, aunque era pagano, fue llamado el ungido de Dios debido al propósito especial de Dios para él al ayudar a los judíos (Isaías 45:1). Recordemos como José y Daniel hallaron gracia con sus carceleros, y Jacob fue librado de la ira de Labán. Todo esto nos recuerda que Dios es capaz de influir al incrédulo hacia el bien (Proverbios 16:7).

CONCLUSION

Sea la restricción del pecado o el saciar nuestras necesidades físicas, todos debemos admitir que Dios es bueno para con los hombres (Salmo 145:9). ¡Qué equivocado está el hombre que atribuye todas las bendiciones de Dios sólo a los elegidos! Mejor tratemos de imitar a Dios siendo bondadosos con los hombres, ya sean buenos o malos (Mateo 5:43-48).

CAPITULO IX

 

  • \\ LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN LA GRACIA COMUN - PARTE 2

    *

INTRODUCCION

El peligro que los estudiantes de la Biblia enfrentan es la posibilidad de desarrollar una perspectiva de un solo lado de la doctrina. La persona que rechaza o la gracia común o la gracia eficaz siempre va a mal interpretar no solamente la Biblia, sino mucho de lo que ve a su alrededor. Un pastor de un tiempo atrás atribuyó el engaño de muchos "cristianos nominales" a los predicadores quienes no podían discernir entre la gracia común y la gracia salvadora, o a aquellos que enseñaron que la gracia común era gracia suficiente. ¡Cuántos hoy en día confunden cada manifestación religiosa con la regeneración! Procedamos entonces a examinar algunos de las obras del Espíritu que no resultan en la regeneración.

I. LA CONVICCION

En Génesis 6:3, encontramos que el Espíritu de Dios había contendido con los hombres antes del diluvio. Indudablemente su poder causó que la predicación de Enoc molestara a muchos. Desde aquel día, multitudes como Félix (Hechos 24:25) se han espantado bajo la Palabra de Dios, mientras que otros como Herodes la habrían recibido con atención y de buena gana (Marcos 6:20). Nuestro Señor prometió que el Espíritu convencería al mundo del pecado, justicia y juicio venidero (Juan 16:8-11). Tanto la Biblia como la situación actual nos hace admitir que hay muchos que no son salvos, aunque conocen que Dios ha tenido trato con ellos (Génesis 4:6-7).

II. LAS INFLUENCIAS ESPIRITUALES

En la regeneración se hace una obra permanente en el espíritu del hombre. Su corazón ya ama a Dios y sus ojos ya están abiertos para ver las verdades espirituales. No se puede derribar esa fe que es un fruto de la regeneración (1 Juan 5:4-5). Todo esto se atribuye al poder del Espíritu Santo (Juan 3:5).

Nada menos que el nuevo nacimiento puedo salvar al pecador, pero hay obras menores del Espíritu en que muchos mal interpretan como evidencias de la regeneración. Sólo Dios sabe cuán cerca están algunos en apariencia de ser salvos sin poseerlo nunca. ¿No hemos conocido a ciertos hombres que aparentaron amar a Dios y la verdad y aún así se cayeron?

La perseverancia es la característica principal que distingue entre la regeneración y los efectos pasajeros producidos por la gracia común. Esto es tan evidente que los teólogos anteriores hablaron de las influencias espirituales de la gracia común como "gracia temporal". Queremos mencionar sólo tres de las muchas Escrituras que demuestran esta gracia común y temporal.

A. En Mateo 13:1-24, tenemos la parábola del sembrador y la explicación inspirada de Cristo de la misma. Esta parábola servía para enseñar a los discípulos, tanto como a otros predicadores desde entonces, qué resultados podían esperar en sus ministerios.

Quizás la lección más importante de la parábola es que muchos recibieron la Palabra de Dios y profesaron conocer a Cristo. Pero en sus vidas después, demostraron no tener a Cristo.

Aunque el hombre por su naturaleza odia a Dios, todavía algunos, debido a la influencia del Espíritu, reciben su Palabra con gozo (v. 20); pero el cambio no dura. La fe verdadera es victoriosa, pero la fe temporal puede ser derrotada por pruebas (v. 21), tentaciones (v. 22) y herejías (2 Timoteo 2:18). La parábola del sembrador está demostrada en todas las iglesias que predican el evangelio hoy en día.

B. En 2 Pedro 2:20-22, tenemos otro ejemplo de aquellos quienes son influenciados por el evangelio, pero luego muestran su estado no regenerado. El autor con frecuencia encuentra útil comparar esta Escritura con 2 Pedro 1:3-4 para mostrar la diferencia entre la gracia común y la gracia salvadora.

1. Note primeramente en 2 Pedro 2:20-22 las características de aquellos quienes experimentaron solamente un cambio temporal.

a. Por un tiempo escaparon de los pecados más corruptos (v. 20).

b. Recibieron un grado de conocimiento (v. 20). Esto nos recuerda a Balaam quien recibió tal perspectiva de las cosas divinas, lo que causó que dijera, "Muera yo la muerte de los rectos" (Números 23:10); y aun así, murió sin Cristo.

c. Ellos cayeron (versículos 20-22). Pedro los compara con puercos y perros quienes han sido limpios por un tiempo, pero eventualmente se revela su naturaleza verdadera cuando vuelven a sus hábitos viejos.

2. Note las características de los hombres regenerados en 2 Pedro 1:3-4.

a. Ellos no solamente escaparon de los pecados más corruptos, sino que sus concupiscencias (deseos pecaminosos) fueron subyugadas a la voluntad de Dios.

b. Fueron "llamados" por la gloria y excelencia de Dios.

c. Fueron "participantes de la naturaleza divina".

d. Fueron dadas "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad", en lugar de sólo ciertas influencias.

e. No hay ninguna mención de su caída.

C. La última Escritura que notamos está en Hebreos 6:4-6. Algunos de los judíos quienes profesaron conocer a Cristo estaban en peligro de caer. El autor de la epístola a los hebreos les advierte que aquellos quienes niegan a Cristo después de haber experimentado la influencia de la gracia del Espíritu de Dios están en una condición desesperada. Pensamos en hombres como Balaam, Judas, Saúl, Demas, o los israelitas quienes murieron en el desierto. Ellos experimentaron el aliento del cielo, sin embargo murieron perdidos y desechados.

III. EL PROPOSITO DE LA GRACIA COMUN

El estudiante quizás desea saber los propósitos que Dios pueda tener en la gracia común. Notamos algunos de los objetivos que nuestro Señor logra en este tema.

A. Se magnifica la bondad de Dios. Dios demuestra su bondad al dar comida, bebida, aliento y vida misma a sus enemigos. El soporta por mucho tiempo aun a los que insultan su nombre. A muchos de estos mismos rebeldes, El envía su evangelio de la reconciliación e incluso obra en sus corazones, dándoles una inquietud por las cosas espirituales. ¿No queda magnificada grandemente la bondad de Dios por todo lo que hace a favor de sus enemigos que no lo merecen? Algunos pueden responder que porque la gracia común no es la gracia salvadora, entonces Dios no sería sincero al extenderla. Este argumento no reconoce que es el pecado del hombre que hace que la gracia común sea ineficaz. Si el hombre no fuera totalmente depravado, podría responder a la llamada general del evangelio. Dios no está bajo ninguna obligación de hacer algo para el hombre, y todo lo que El hace es una manifestación de su bondad.

B. La naturaleza depravada del hombre está descubierta realmente por la gracia común. El hecho de que falla toda manifestación de la gracia común, verdaderamente revela la magnitud de la depravación del hombre. Ni las bendiciones físicas, ni un evangelio de amor, ni siquiera el llamamiento del Espíritu Santo puede ser útil hasta que se imparta la nueva vida.

Nota: Esto ciertamente revela la falsedad de la idea arminiana de que la gracia común es una gracia suficiente.

C. La gracia común revela verdaderamente la justicia de Dios en el juicio. En Romanos 1:18-20, vemos que la revelación de Dios en la naturaleza ha dejado al hombre sin excusa. En Romanos 2:15-16, encontramos que se juzgarán los paganos con base a la ley escrita en sus corazones. Porque la gracia de cualquier clase siempre está opcional con Dios, y no obligatoria, eso deja al hombre sin excusa alguna.

D. El trato bondadoso de Dios al mundo en general provee a los cristianos un ejemplo de cómo deben tratar a su prójimo. Si somos como nuestro Padre Celestial, debemos amar y hacer lo bueno a nuestros enemigos (Mateo 5:38-48).

CONCLUSION

El autor ora para que cada uno de los que estudian esta lección gane un discernimiento de la manera en que Dios trabaja con el hombre. ¿Cuántos, de los que tienen sus esperanzas en una experiencia pasajera, tienen que ser despertados a su condición actual? Cuando Cristo dijo, "Esforzaos a entrar por la puerta angosta", ¿no estuvo Él advirtiéndonos de prestar atención que clase de fe tenemos? ¿No debe entender estos asuntos el que quiere ser un guía fiel de los ciegos espirituales?

CAPITULO X

  • \\ LA OBRA PREPARATORIA DEL ESPIRITU EN LA SALVACION*

INTRODUCCION

Normalmente hay una obra preparatoria antes de la regeneración que se produce en el corazón del pecador. Eso se espera porque la salvación es una obra moral así como una obra legal. A los que disfrutarán eternamente de los beneficios de la fe en Cristo, el Espíritu Santo les hace ver primeramente su necesidad de El. Para que el Salvador reciba toda la gloria en la salvación, debe ser quebrantado el espíritu egoísta del hombre que siempre se justifica.

Antes de comenzar este tema, tengamos cuidado de recordar que el Espíritu Santo es el agente soberano en la salvación. El trabaja como quiere, y la experiencia de uno no debe ser el patrón para los demás. Algunos pasan meses buscando la paz y la salvación, mientras que, a otros, el Espíritu Santo les hace sentir seguros luego (Hechos 8:26-39; 16:25-34). Algunos, como Pablo, encuentran al Señor aunque no lo buscaban (Romanos 10:20). A algunos, Dios les permite ver la profundidad de su depravación antes de encontrar la paz, mientras que otros son guiados al conocimiento pleno de su pecaminosidad hasta después de ser salvos. Regocijémonos que sólo Dios conoce nuestros corazones, y así sólo Él conoce la mejor forma de tratar a cada uno de sus hijos.

Teniendo cuidado de guardar estas ideas en mente, estudiemos algunas de las obras preparatorias del Espíritu en la salvación.

I. EL DESPERTAR

Nadie puede sobreestimar el peligro en que se encuentran los hombres incrédulos (Juan 3:18; Hebreos 10:31), y aun la Biblia los describe como dormidos, ciegos, muertos e inconscientes. La muerte, el pecado, el juicio y la eternidad no parecen ser realidades para los no regenerados (Isaías 28:15). Los hombres duerman profundamente en el mero borde del abismo del infierno.

Al convencer al pecador de los riesgos, el Espíritu de Dios sella en su mente la realidad de la eternidad y del juicio. El pecador llega a ser consciente de su peligro ante la ira de Dios. Los asuntos espirituales ya se hacen importantes. Esto induce a que algunos sean salvos y otros adormecen por una profesión vacía de fe en la religión o por la influencia del mundo (Hechos 24:25).

II. LA ILUMINACION

Aunque solamente los regenerados sean "renovados hasta el conocimiento pleno" (Colosenses 3:10) aun el incrédulo puede recibir un cierto grado de iluminación (Juan 1:9). Cuando un pecador está bajo la convicción, puede ser ignorante de la naturaleza de la fe, pero ve claramente el peligro del pecado y la seriedad de lo que es la eternidad. Por primera vez, su alma llega a ser importante para él. ¿No demuestra todo esto cierto grado de iluminación?

Es posible hacer que el hombre natural tema al infierno y se preocupe por su bienestar eterno. Esto, por supuesto, es diferente a la luz de la regeneración que habilita al hombre amar a Dios. Esta iluminación entonces es simplemente estimular la mente del hombre natural para ver el peligro del pecado y del juicio.

III. LA CONVICCION

Mientras el "despertar" trata con respecto al peligro, la "convicción" es la obra de Dios por la cual se manifiesta la causa de nuestro peligro. En la convicción, un hombre es convencido y reprobado en cuanto a su condición pecaminosa. Sólo esto puede darle al pecador el deseo de conocer a Cristo.

A. Las áreas de la convicción

En Juan 16:8-11, encontramos tres áreas en que el hombre es convencido.

1. Del pecado - Dios convence al hombre de pecados grandes que ha cometido (Hechos 2:36-37), del pecado original, del fracaso en sus deberes y del pecado de la incredulidad.

2. De justicia - El hombre está convencido de la justicia de Cristo, y de su necesidad de justicia (Mateo 5:6).

3. Del juicio venidero - El juicio a menudo tiene referencia a la soberanía. El hombre está convencido de que así como Satanás será derrotado, Cristo es el rey venidero y la resistencia es insensatez. Los poderes de la maldad no tienen ninguna oportunidad de victoria, y últimamente todos aparecerán ante Dios en el juicio.

B. La necesidad de la convicción

1. La convicción entonces prepara el alma para la fe en Cristo. Sin la convicción, el hombre no estaría dispuesto a admitir su contaminación total, ni vendría a Cristo como mendigo necesitado. "Cristo es el todo" (Colosenses 3:11) en salvación, y Dios quiere que los redimidos entiendan esto.

2. La convicción prepara al hombre para el arrepentimiento. La tristeza que es según Dios (2 Corintios 7:10) produce al arrepentimiento, lo cual es un cambio permanente del corazón y la mente en cuanto al pecado.

C. Los medios de la convicción

La convicción es una obra del Espíritu de Dios, y Él se complace usar ciertas verdades en esta obra. Como Él a veces usa la verdad de la ira de Dios para alertar a los pecadores, así en la convicción Él usa lo siguiente:

1. La ley (Romanos 3:19-20; 7:7-13) - Los hombres normalmente se comparan y juzgan entre ellos, pero en la convicción, vemos que la gloria de Dios es la meta que no alcanzamos (Romanos 3:23).

2. La bondad de Dios (Romanos 2:4) - Muchos testifican que fueron convencidos de sus pecados al contemplar la bondad de Dios para con ellos.

D. Las señales de la convicción verdadera

1. La convicción verdadera causa al hombre aceptar su culpa (Salmos 51:4, Lucas 18:9-14).

2. La convicción verdadera destruye el egoísmo y deseo de justificarse (Lucas 18:9-14, Isaías 64:6).

3. La convicción verdadera ve el pecado como algo contra Dios (Salmos 51:4, Lucas 15:18).

4. La convicción verdadera nos guía a Cristo, y no a la desesperación mundana (2 Corintios 7:10).

Puede ser que la convicción no sea una obra agradable, pero es necesaria. Vernos como somos es un requisito previo para ver a Cristo. En las primeras cuatro bienaventuranzas (Mateo 5:3-6), nuestro Señor explica que solamente aquellos que han experimentado la convicción son bendecidos en forma verdadera.

IV. EL DESEO DE BUSCAR A DIOS

Antes que un alma sea salva, el Espíritu Santo producirá con frecuencia en la persona el deseo de orar y oír la Palabra de Dios.

CONCLUSION

Esperamos que cada estudiante de la Palabra de Dios pueda ahora ver claramente que el propósito de la obra preparatoria del Espíritu en la salvación, es para preparar al pecador a que aprecie al Señor Jesucristo. Cada obra del Espíritu guía al pecador más cerca de la comprensión de que sólo la fe en Cristo puede salvar el alma.

CAPITULO XI

  • \\ LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN LA REGENERACION*

INTRODUCCION

Se usan las palabras "nacido de nuevo" comúnmente en los círculos religiosos. Sabiendo que Satanás es un maestro de redefinir los términos Bíblicos, por lo tanto, nos es menester declarar continuamente el significado bíblico de esas palabras.

I. LA NECESIDAD DEL NUEVO NACIMIENTO

En Juan 3:3 y 5, nuestro Señor aclara que la regeneración es necesaria para la salvación. El hombre no solamente necesita el perdón antes de que pueda tener compañerismo con Dios, sino tiene que renovar su naturaleza entera. El hombre natural es caído (1 Corintios 2:14), sensual (Judas 19), carnal (Romanos 8:5-7) y opuesto a lo espiritual (1 Corintios 2:15). Cristo revela que hay una distinción invariable entre el que nace de la carne y el que nace del Espíritu. Lo carnal puede ser religioso, distinguido, educado y aparentemente honrado, pero todavía es carnal (Juan 3:6).

Cada parte del hombre natural está manchado por el pecado. Su mente está entenebrecido para las cosas de Dios (1 Corintios 1:18; 2:14; Efesios 4:18). Su corazón está en un estado de enemistad contra Dios (Romanos 8:7; Jeremías 17:9). Su voluntad está dispuesta a llevar a cabo sólo los deseos de su naturaleza depravada (Juan 1:13; Romanos 9:16; Filipenses 2:13). La carne "para nada aprovecha" las cosas de Dios (Juan 6:63).

II. LA NATURALEZA DEL NUEVO NACIMIENTO

A. La regeneración definida

El cambio requerido en el alma del hombre para capacitarlo a entrar en el reino de Dios tiene por nombre la "regeneración" (Tito 3:5), "nuevo nacimiento" (Juan 3:3), o "nacer del Espíritu" (Juan 3:6). La regeneración es una obra instantánea del Espíritu de Dios por la cual una disposición santa es dada al alma. Los afectos son renovados en amor para con Dios, y la mente es iluminada y capaz de entender el reino espiritual. Como el cambio que se producirá en la tierra, cuando Cristo reine por mil años, se llama la "regeneración" (Mateo 19:28), así el nuevo nacimiento es una renovación del alma del hombre.

B. La regeneración ilustrada

El cambio maravilloso que tiene lugar en la regeneración es ilustrado en muchas maneras. Examinemos la terminología aplicada con el "nuevo nacimiento" para ilustrar mejor su naturaleza.

1. La "regeneración" o "nuevo nacimiento" es una comparación humana a lo que es producido en el alma del hombre por el milagro de la gracia. En la generación física se imparte la nueva vida y se produce una semejanza familiar, lo cual hace que el nacimiento físico sirva de ilustración en la maravillosa obra de la gracia de Dios en el hombre.

2. Una resurrección - Efesios 2:1, 5

3. Una renovación - Colosenses 3:10

4. Un traslado - Colosenses 1:13

5. Un corazón nuevo - Ezequiel 36:26

6. La ley escrita en el corazón - Hebreos 8:10

7. Una nueva criatura - 2 Corintios 5:17

8. Una iluminación - 2 Corintios 4:6

9. Un buen árbol - Mateo 7:17

10. Una creación - Efesios 2:10

C. La regeneración realizada

La regeneración es producida a un nivel más allá de la consciencia humana. Esto no quiere decir que el nuevo nacimiento nunca es acompañado por emociones fuertes, aunque la obra misma de la regeneración no es algo que se siente, sino algo comprobado por los frutos en la vida. La conversión es el resultado del nuevo nacimiento y esto, sí, lo vivimos. La regeneración es un hecho de Dios, pero la conversión es un hecho del hombre producido por el nuevo nacimiento.

III. EL MEDIO POR LO CUAL SE PRODUCE LA REGENERACION

La regeneración no es producida por el bautismo, ni por voluntad humana (Juan 1:13), ni por cualquier obra del hombre, sino que es una obra directa de Dios en el alma. Como el viento (poderoso, incontrolable e invisible), esta obra en ninguna manera es ocasionada, controlada o comprendida por el hombre (Juan 3:8). Esta obra, que a menudo se atribuye al Espíritu Santo, es una obra instantánea y directa de la voluntad de Dios sobre el alma. Aunque Dios usa medios en la salvación de los elegidos, aún se debe entender que la misma regeneración no es un esfuerzo cooperativo. La Biblia declara que "el nuevo nacimiento" es absolutamente necesario (Juan 3:3). Sin embargo lo hace igualmente claro que no está dentro del poder del hombre ocasionarlo, "sino de Dios". (Juan 1:13).

Esto nos lleva a una pregunta importante en cuanto al lugar que ocupa el evangelio en la regeneración. Se menciona la Palabra de Dios a menudo en relación con el nuevo nacimiento (1 Corintios 4:15; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:23; Salmo 119:93). ¿Cuál es el trabajo del evangelio para efectuar la regeneración? Algunos enseñan que muchos que nunca han oído hablar del evangelio son regenerados. Consideremos este asunto.

 

Nota: El caso de los niños que mueren en la infancia no está bajo consideración.

Al principio debemos entender que la regeneración es una obra directa de Dios en el alma del hombre, y por su naturaleza es producida en relación con el evangelio. La regeneración produce la fe y la fe es imposible sin el evangelio (Romanos 10:17). ¿Cómo puede uno creer en un Salvador de quien nunca ha oído (Romanos 10:14)? La regeneración también nos da un corazón para conocer y amar a Dios (Jeremías 24:7). Esto también implica un conocimiento a través de las Escrituras de quién es Dios. Si la regeneración no es producida en relación con la Palabra de Dios, tampoco puede producir la fe, el amor, la santidad y el entendimiento espiritual.


En 1 Tesalonicenses 1:4-5, encontramos a Pablo diciéndoles a los cristianos en Tesalónica que él supo de su elección por el hecho de que el evangelio había venido a ellos en poder. En la regeneración, Dios da poder al evangelio, abriendo el corazón para recibirlo (Hechos 16:14). Muchos, quienes han vivido sus vidas en la iglesia han testificado que cuando Dios los salvó, sintieron como si estuviesen escuchando el evangelio por primera vez.

Los que enseñan que la regeneración puede ocurrir separada del evangelio, parecen temer que aquellos que creen diferente atribuirán una porción del crédito para la obra de Dios al predicador del evangelio. Hablan de nuestra perspectiva como la "regeneración por medio del evangelio" y parecen creer que hemos reducido la regeneración a una obra simple de la persuasión moral. Estos temores, sin embargo, están sin base. Vemos la regeneración como una obra soberana y directa de Dios en el alma, pero no forcemos las Escrituras para enseñar que los hombres pueden realizarla separada del evangelio. Esto sería como si Dios otorgara al hombre el poder de ver sin creer la luz para que vea. Esto es un insulto a la sabiduría de Dios.

IV. EL FRUTO DE LA REGENERACION

Como la regeneración es comprobada solamente por sus frutos, debemos entonces saber cuáles efectos serán producidos en un hombre regenerado. Sin evidencia de fruto en la vida, ¿de qué otro modo sabemos si somos nacidos de nuevo o simplemente engañados? Hagamos una lista de algunas de las gracias producidas en el alma por la regeneración.

A. La fe - 1 Juan 5:4-5; Hebreos 12:2; 1 Pedro 1:3; Hechos 18:27

El lector debe entender que la regeneración no es antes de la fe, sino ocurre al mismo tiempo. La regeneración precede la fe solamente como su causa. Se produce la fe inmediatamente por el poder regenerativo de Dios y se hace al mismo tiempo que la regeneración. Eso se puede ilustrar de la siguiente manera. Una bala disparada a través de una pared inmediatamente produce un hueco. En cuanto al tiempo, la acción de la bala pegando a la pared no se puede separar del efecto producido, aunque la bala es la causa del hueco. La gracia que regenera produce inmediatamente la fe, pero lo precede como su causa.

B. El arrepentimiento - 2 Timoteo 2:25

C. El amor a Dios - 1 Juan 4:19

D. El amor a los creyentes - 1 Juan 4:7; 3:14

E. La perseverancia - Filipenses 1:6; 1 Juan 5:4-5

CONCLUSION

Esperamos que el análisis en cuanto al nuevo nacimiento haya sido de ayuda al lector. ¡Cuántos malinterpretan cada experiencia religiosa por esta obra maravillosa de la gracia! El conocimiento del nuevo nacimiento no es solamente necesario para hacer firme nuestra propia profesión de fe y elección, sino que también es necesario para ser testigos verdaderos de Dios a los demás.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XII

 

  • \\ EL ESPIRITU SANTO MORANDO EN NOSOTROS*

INTRODUCCION

Los apóstoles se llenaron de pesar y confusión por la mención de la muerte y partida de Cristo. La noche antes de su crucifixión, el Salvador los fortaleció al hablar de la venida de otro Consolador (Juan 14:16-17). Este Consolador no solamente les acompañaría por la vida, sino que moraría realmente en ellos. La morada del Espíritu de Dios en los creyentes todavía sirve de consuelo y apoyo. Nuestro Salvador ya no está con nosotros corporalmente durante las pruebas de cada día, sino que "Él que está en nosotros es más grande que él que está en el mundo" (1 Juan 4:4).

I. LA DOCTRINA BIBLICA ESTABLECIDA

El Nuevo Testamento enseña que el cuerpo de cada creyente es morada del Espíritu de Dios (1 Corintios 6:19; Juan 7:38-39). La morada del Espíritu dentro del creyente no debe ser confundida con sus obras bondadosas en el cristiano. La regeneración y los dones del Espíritu deben ser distinguidos del don del Espíritu mismo (1 Corintios 12:4; Hechos 2:38).

II. UN CONCEPTO FALSO

Ninguna verdad bíblica se escapa de la perversión efectuada por el hombre. El error más común acerca de la morada del Espíritu Santo en los creyentes es suponer que esta bendición no es común para todos ellos. Muchos enseñan que la salvación debe ser complementada por otra experiencia antes de que uno pueda disfrutar de la presencia y del poder del Espíritu. Según ellos esta experiencia se llamada la "segunda bendición", "santificación", o "bautismo del Espíritu Santo". Aunque varios grupos añaden su propia versión distorsionada, siempre queda la misma idea en general.

La falla principal de tal enseñanza es la idea de que esta experiencia complementa la salvación. En Cristo, el creyente ya tiene toda bendición (Colosenses 2:10; Efesios 1:3; 1 Corintios 1:30). Cuando pretenden minimizar nuestro concepto del valor de Cristo, ellos caen en ese error. El don del Espíritu viene a nosotros a través de la salvación en Cristo y no como un complemento hasta después de ser salvo (Romanos 8:32; Juan 7:39). El Espíritu Santo ha venido a magnificar a Cristo Jesús poniendo el énfasis en El, y no para llamar la atención hacia sí mismo.

III. LA DOCTRINA BIBLICA COMPROBADA

Aunque ya han sido mencionados algunos versículos que declaran nuestra doctrina en forma clara, las siguientes verdades de la Biblia también implican que el Espíritu de Dios mora en cada creyente.

A. Se recibe el Espíritu por medio de la fe. El estado de ser salvos y de recibir el Espíritu son lo mismo - Efesios 2:8; Juan 7:38-39; Hechos 11:16-17; Gálatas 3:2; Efesios 1:13.

B. Aquellos sin el Espíritu Santo son incrédulos - Romanos 8:9; 1 Corintios 2:9-15 y 12:3; Judas 19.

C. Se necesita la presencia del Espíritu para ser resucitado o trasladado - Romanos 8:11.

D. El Espíritu es un regalo - Hechos 10:45.

E. El Espíritu que Dios nos ha dado nos hace sentir seguros de nuestra salvación - 1 Juan 4:13 y 3:24; Romanos 8:15-16; 5:5.

F. Los creyentes son vencedores - 1 Juan 4:3-4.

G. Dios nos da el Espíritu porque somos sus hijos - Gálatas 4:6.

La idea de que un cristiano puede estar sin la presencia del Espíritu Santo contradice a todo lo que la Biblia enseña en cuanto a la salvación.

 

IV. SOLUCIONANADO LOS PROBLEMAS

Pasemos unos minutos pensando en algunas de las Escrituras que usan para enseñar el concepto falso de esta doctrina.

A. Efesios 5:18 - "Ser lleno" del Espíritu y "ser templo" de El no deben ser confundidos. Nunca hemos sido mandados a buscar ser templo del Espíritu de Dios, sólo hemos sido mandados a ser llenos de Él.

B. Hechos 5:32 - "...el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen". La obediencia mencionada aquí es simplemente la fe en Cristo en los que "obedecen al evangelio" (2 Tesalonicenses 1:8; Juan 6:28-29). Cristo promete que "de su interior correrán ríos de agua viva" al que cree en El. Luego, explica que los "ríos" se refieren al Espíritu Santo (Juan 7:38-39).

C. Vea en el Capítulo 20 los versículos relacionados al bautismo con el Espíritu Santo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XIII

  • \\ LA OBRA DEL ESPIRITU PARA HACERNOS SENTIR SEGUROS *

INTRODUCCION

El Señor desea que su pueblo disfrute de sentirse seguro de la salvación. Durante su ministerio terrenal, nuestro Salvador mismo les aseguró y consoló a aquellos que creyeron en El (Juan 14:1-3; Lucas 23:43). Habiendo ascendido al cielo, nuestro Salvador nos envió otro Consolador. El Espíritu Santo ahora tiene una obra muy definida, la cual es producir la confianza de la salvación.

Antes de estudiar sobre la obra del Espíritu para hacernos sentir seguros, repasemos algunas verdades básicas acerca de este tema. Esto beneficiará a aquellos que nunca lo han estudiado anteriormente.

I. LA DOCTRINA DE PODER SENTIRNOS SEGUROS DE LA SALVACION

A. La posibilidad de tener confianza de la salvación

1. El pueblo de Dios ha experimentado confianza de la salvación en el tiempo pasado - Salmos 23:6; 2 Corintios 5:1; Hebreos 11:13; Filipenses 1:21; 1 Juan 4:16.

2. La Palabra de Dios afirma que podemos tener certeza de la salvación - 1 Juan 5:13; 3:14.

3. Dios manda que busquemos estar seguros de la salvación - 2 Pedro 1:10; 2 Corintios 13:5.

4. La gracia de Dios es la base de la confianza en la salvación - Romanos 4:16.

Aquellos que hacen que la salvación dependa en parte de las obras del hombre nunca pueden predicar la seguridad en Cristo. Esto es ilustrado en todos aquellos grupos que enseñan que el hombre tiene que ayudar a ganar o a mantener su propia salvación.

B. La necesidad de sentirnos seguros de la salvación

Sentirnos seguros de la salvación es necesario para el gozo y servicio del creyente. La base de nuestro regocijo es tener la certeza de nuestra salvación (Lucas 10:20; Romanos 5:2). En igual forma, el servicio cristiano no es motivado por el miedo, sino por la confianza (Romanos 8:15; Gálatas 4:5-7). No servimos a Dios como esclavos con temor, sino como hijos gozosos. Nuestra fe funciona por el amor (Gálatas 5:6). La plena confianza quizás no es poseída por cada creyente, ni todos la gozamos al máximo siempre, pero cada cristiano debe buscar procurar hacer firme su vocación y elección (2 Pedro 1:10).

C. La base de la confianza

A veces nos preguntan si la base de la confianza está en la Palabra de Dios, o en nuestra experiencia. Esta pregunta es engañosa porque pretende poner la experiencia cristiana contra la Biblia. Aunque es un error basar nuestra confianza en las experiencias que no tienen base bíblica, cuando procedamos con nuestro estudio, se hará evidente que nuestra experiencia cristiana sí juega un papel en la confianza.

Hay muchos que nunca han experimentado una obra de gracia en su corazón y al final se encontrarán engañados habiendo sido instruidos por un mensaje deficiente que ignora la experiencia personal y sólo menciona "la fe". Rechazar las enseñanzas bíblicas acerca de la experiencia cristiana cuando se trata de la confianza no es "tener la fe en", sino "la ignorancia de" la Palabra de Dios. Entendemos entonces que la Palabra de Dios es la base de nuestra fe, y será el juez de nuestra experiencia (y no la reemplaza).

II. LA OBRA DEL ESPIRITU NOS HACE SABER CON SEGURIDAD QUE SOMOS SALVOS.

Las obras del Espíritu que producen esta confianza son múltiples. Para facilitar la comprensión, las dividiremos en tres categorías: (1) Las condiciones del evangelio, (2) El fruto de la regeneración y (3) El testimonio del Espíritu. Estas pueden ser llamadas las "tres etapas que nos hacen sentir seguros en Cristo".

A. Las condiciones del evangelio - Hechos 20:21; Juan 3:16; Lucas 13:3; Hechos 10:43; 17:30; Lucas 24:46-47.

Cualquiera que desee sentirse seguro de la salvación debe saber si ha cumplido con las condiciones por medio de las cuales Dios ofrece el perdón de los pecados. Estas por supuesto son el arrepentimiento y la fe. Recuerde que el arrepentimiento y la fe son acciones del hombre, pero son posibles por medio del poder habilitador del Espíritu Santo.

1. El arrepentimiento - No se debe confundir el arrepentimiento evangélico con la penitencia, o la reformación. El arrepentimiento es un "cambio de mente" que involucra:

a. Ser convencido de su pecaminosidad.

b. Estar triste por haber pecado contra Dios - 2 Corintios 7:10.

c. Desear ser perdonado y limpio del pecado. El arrepentimiento verdadero involucra más que un deseo por el perdón. El pecador verdaderamente arrepentido desea ser salvo del poder y la presencia de pecado, así como del castigo.

No se debe confundir el arrepentimiento con apartarse del pecado, volverse a Dios, o creer en Cristo. Estas cosas siempre siguen el arrepentimiento y verifican su presencia, aunque deben ser distinguidos de ello (Marcos 1:15; Hechos 26:20; 3:19; Mateo 3:8).

2. La fe - No se debe confundir la fe salvadora con una creencia intelectual en la existencia de Dios (Santiago 2:19), ni con una experiencia emocional pasajera.

La fe verdadera incluye:

a. Ser convencido espiritualmente de la verdad del evangelio (1 Corintios 2:45; 1 Tesalonicenses 1:4-5; 2:13).

b. Confiar sinceramente en Cristo Jesús para la salvación (Romanos 10:8-10; Hechos 16:30-31)

Algunos preguntarán por qué no concluimos aquí nuestra exposición de la obra del Espíritu en producir la confianza. La Escritura tiene mucho más que decir en cuanto a saber con seguridad que somos salvos. Nos revela que una persona puede arrepentirse sinceramente y confiar en Cristo sin saber con toda seguridad si es salva. Sentirse seguro no es parte de la esencia de la fe. Confiar en Cristo para la salvación no es lo mismo que saber que nos ha salvado (1 Juan 5:13; 2 Corintios 13:5). Aquellos que son nuevos cristianos frecuentemente tienen miedo de que su fe no sea la verdadera fe salvadora. Pueden ser atormentados por sus dudas sobre su condición y experiencia.

Muchos se confunden por aquellos que enseñan que la fe y la seguridad son lo mismo. Frecuentemente dicen, "No tendrían dudas si en verdad hubieran confiado en Cristo". Esto sería basar la confianza en nuestra propia opinión y desanimaría mucho al débil o temeroso hijo de Dios. Ellos enseñan que debemos creer que somos salvos para ser salvos.

La Biblia afirma que el sentimos seguros en Cristo es la consecuencia natural de la fe salvadora. Como resultado de examinar la conciencia y el estudio de las Escrituras (1 Juan 5:13), uno puede saber que tiene vida eterna.

Habiendo expuesto las condiciones del evangelio (el arrepentimiento y la fe), procederemos a las otras "etapas que nos hacen sentir seguros en Cristo" a través de las cuales el creyente nuevo llega a la certeza plena.

B. El fruto de la regeneración

¿Cómo sabe uno si su fe es verdaderamente la fe de los elegidos de Dios? El libro entero de 1 Juan fue escrito para contestar esta pregunta (1 Juan 5:13). En este sentido vemos que uno que realmente ha nacido de nuevo tendrá ciertas evidencias en su vida. Como el "Patito Feo" encontró su identidad verdadera al ver su reflejo, así el creyente logra a una certeza mayor al ver las características de la regeneración, no sólo en las Escrituras, sino también producidas en su propio corazón. "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16). ¿No es el testimonio de nuestro espíritu el conocimiento personal que tenemos de que el Espíritu Santo nos ha hecho criaturas nuevas en Cristo? (2 Corintios 5:17)

Nuestro Señor dijo que todo árbol es conocido por sus frutos (Mateo 7:17-20). Pablo sabía que los tesalonicenses fueron elegidos debido a la obra del Espíritu en sus vidas (1 Tesalonicenses 1:4-6). Las siguientes son algunas de las características de la regeneración que los creyentes verdaderos verán en sus propias vidas:

1. El reconocimiento de su pecado - 1 Juan 1:8,10; Mateo 5:3-4; Romanos 7:22-25

2. Un deseo nuevo de obedecer a Dios - 1 Juan 2:3; 5:2-3; 3:18-19; Romanos 8:14

3. El amor para con el pueblo de Dios - 1 Juan 3:14-15

4. Una fe vencedora - 1 Juan 5:4

5. Un oído abierto a la Palabra de Dios - 1 Juan 4:6

6. El amor para con Dios - 1 Juan 4:19

7. Una actitud nueva hacia el sistema de este mundo - 1 Juan 2:15

Permíteme concluir esta sección recordando al lector que las características de la regeneración no nos salvan, sino que nos revelan que somos salvos. El lado espiritual de la salvación se llama un "nuevo nacimiento" porque produce en nosotros una semejanza con nuestro Padre Celestial (2 Pedro 1:4; Colosenses 3:10). ¿Están manifestadas en su vida estas características?

C. El testimonio del Espíritu

En Romanos 8:16, encontramos que el Espíritu Santo tiene un testimonio que hace constar la realidad de nuestra salvación. Es diferente que el testimonio dado por nuestro propio espíritu de la nueva vida que tenemos en Cristo aunque siempre relacionado. Esta obra del Espíritu es una confirmación interna del amor y la aceptación de Dios para con nosotros por medio de Cristo.

En las Escrituras, se menciona que habíamos recibido el "espíritu de adopción" (Romanos 8:15; Gálatas 4:6-7) porque El realmente causa que el creyente se sienta como un hijo de Dios y lo incita a recurrir a Dios en oración. Aquellos que confían en Cristo son libres del espíritu de esclavitud y naturalmente miran a Dios como su "Padre".

Con este fin se dice que el Espíritu nos motiva clamar "Abba, Padre". "Abba" es una palabra que significa "padre" que no se les permitió usar a los esclavos hacia los hombres libres. Esto manifiesta el nuevo espíritu de libertad que siente el creyente. El Espíritu Santo los habilita a sentirse "hijos" en lugar de "esclavos" de Dios (Gálatas 4:5-7).

Más allá de eso, el "testimonio del Espíritu" involucra una manifestación directa del amor y la presencia de Dios en el alma del creyente. En Romanos 5:5, donde el contexto trata de hacernos sentir seguros de la salvación, encontramos que el Espíritu de Dios derrama el amor de Dios en nuestros corazones. Actualmente podemos experimentar el amor que Dios tiene para con nosotros (1 Juan 4:16). Cristo prometió manifestarse a aquellos que le aman (Juan 14:21). El cena con aquellos que se abren a él (Apocalipsis 3:20). Aunque no podemos siempre disfrutar de estas manifestaciones del amor de Dios, todavía como la novia en el Cantar de los Cantares, debemos orar para que el Espíritu nos traiga estos símbolos de amor (Cantar de los Cantares 1:2; 2:3-6). El testimonio del Espíritu es la razón principal por nuestra confianza, y cada hijo de Dios debe querer experimentarlo cada vez más con claridad y poder. "Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros" (Santiago 4:8).

CONCLUSION

En el estudio de este tema no debemos conformarnos con un entendimiento intelectual de la verdad. ¿Qué ganancia hay en conocer de la posibilidad de sentirnos seguros de la salvación, si no alcanzamos esta confianza plena en nuestra vida?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XIV

 

  • \\ EL CONSOLADOR*

INTRODUCCION

En la Cena del Señor, Cristo habló de su traición, muerte y próxima partida. Aunque Cristo había enseñado a sus apóstoles de esto por algún tiempo (Mateo 16:16-21), hasta entonces ellos comprendieron la realidad de su predicción. El pensamiento de vivir sin Jesús en medio de ellos los desanimó. Mientras Cristo siguió hablando de persecuciones venideras (Juan 16:1-4) sus corazones estaban llenos de tristeza (Juan 16:6).

Los apóstoles siempre esperaban enfrentarse con muchos problemas y persecuciones; sin embargo, se sintieron seguros con la presencia de Cristo. Nuestro Salvador había calmado cada tormenta, dio de comer a la multitud cuando estaban desamparados y echó fuera a los demonios cuando los discípulos no podían. El había sido su Guía infalible y su Maestro. Ahora se sentían como huérfanos desamparados. Para aliviarles la tristeza profunda de su pronta partida, nuestro Señor les habló de las palabras consoladoras de Juan, capítulos 14-16. Fue en este tiempo que les dio la promesa de otro Consolador (Juan 16:7).

Para los cristianos de hoy que nunca han conocido a Cristo según la carne (2 Corintios 5:16), los temores de los apóstoles parecen ser debilidades. Tenemos la tendencia de olvidar que toda nuestra fuerza y dirección proviene del Espíritu de Dios que mora en nosotros. En esta lección queremos ahondar en la obra del Espíritu como nuestro Consolador. Esta obra fue tan maravillosa que era conveniente que Cristo se fuese para que enviara al Espíritu Consolador (Juan 16:7).

I. ¿QUE ES EL CONSUELO?

Estar consolado es una experiencia agradable, la cual implica la presencia de un problema. Este mundo es un lugar de tribulación, persecución y lágrimas para el hijo de Dios. Antes de la partida de Cristo, El les aseguró a los apóstoles que las aflicciones serían parte de sus vidas (Juan 16:1-4).

El hijo de Dios no debe por consiguiente esperar escaparse de las aflicciones, sino más bien buscar el consuelo durante sus pruebas.

II. LA NECESIDAD DEL CONSUELO

El cristiano que pasa la vida como si fuera huérfano desamparado está viviendo ciertamente sin tomar en cuenta sus privilegios. La intención de Dios para con sus hijos es que tengan consuelo y gozo en este mundo (Juan 14:27; Juan 16:33; Romanos 14:17; Juan 14:18). A un cristiano descontento, le falta le fe (Romanos 15:13) y es de mal testimonio. El gozo del Señor es nuestra fortaleza y la clave del éxito en el servicio a Dios (Nehemías 8:10; Salmo 51:12-13).

Nota: Se debe mencionar que el gozo del cristiano no excluye un grado de pesar por el pecado interior y un anhelo para algo mejor en el cielo. Recibimos consuelo en nuestras aflicciones y podemos regocijarnos en las pruebas (Santiago 1:2).

III. EL CONSOLADOR

La palabra griega por consolador es "parakletos" que significa "llamado al lado de uno; en ayuda de uno". El Espíritu Santo como Consolador es nuestro ayudador, consejero y abogado.

En 1 Juan 2:1, se menciona a Cristo como nuestro "parakletos" (abogado). En Juan 14:16, Cristo dijo que enviaría "otro" Consolador. La palabra griega por "otro" es "allos" que significa "otro de la misma clase". El Espíritu Santo es entonces (como Cristo) una persona Divina quien nos cuida en la ausencia física de Cristo. Siendo omnisciente, El puede enseñarnos la voluntad de Dios. Siendo omnipotente, El nos sostiene en el mundo (1 Juan 4:4). Nos ama de la misma manera que Cristo y mantiene comunión con nosotros (Romanos 15:30, 2 Corintios 13:14).

IV. COMO CONSUELA EL ESPIRITU SANTO A LOS CREYENTES

A. El Espíritu enseña a los cristianos.

Cristo enseñaba a sus apóstoles constantemente durante su ministerio terrenal, pero en su partida ellos todavía tenían mucho que aprender. El entonces les prometió enviar "otro Consolador" quien continuaría enseñándoles (Juan 14:26; Juan 16:13-14). En este sentido el Espíritu Santo se llama el "Espíritu de verdad" (Juan 14:17). El Espíritu aun iba a darles las palabras necesarias cuando fueran llamados ante los tribunales (Mateo 10:17-20). En los tiempos apostólicos, El enseñó por medio de la revelación y la iluminación; desde que fue terminado el Nuevo Testamento, su obra se limita a la iluminación.

B. El Espíritu intercede por los cristianos.

En Romanos 8:26-27, encontramos que el Espíritu Santo intercede por nosotros y nos ayuda según la voluntad de Dios en nuestras oraciones.

Esto no debe ser confundido con la obra intercesora de Cristo quien solo es nuestro abogado (griego: "parakletos") con el Padre (1 Juan 2:1). Basada en la obra redentora de Cristo ya terminada, El intercede por nosotros ante del Padre. El Espíritu Santo, sin embargo, intercede de nuestra parte indirectamente, enseñándonos como orar. Se compara su obra con el trabajo de un abogado que instruye a su cliente acerca de lo que debería decir en la corte. En esto es interesante notar que la palabra "parakletos" tiene una connotación legal y es traducido "abogado" en 1 Juan 2:1. Es bueno saber que cuando nos arrodillamos en la oración tenemos a alguien que nos guía y que conoce la voluntad de Dios y puede dirigirnos en nuestros deseos y peticiones (Romanos 8:27; Zacarías 12:10; Efesios 6:18).

Nota: El autor no puede menos que reflejar el hecho de que nuestro Señor enseñó a sus discípulos a orar durante sus días en la tierra. El Espíritu Santo es verdaderamente "otro
Consolador" de la misma clase.

C. El Espíritu sella a los cristianos.

En Efesios 4:30, encontramos que los creyentes son sellados con el Espíritu hasta el día de la redención. El hecho de que el Espíritu mora en nosotros y estará para siempre en los creyentes fue usado por Cristo como base fuerte de consolación (Juan 14:16-17). Estas Escrituras parecen contrastar la presencia permanente del Espíritu de Dios con la naturaleza temporal de la presencia física de Cristo.

D. El Espíritu nos asegura a los cristianos que Dios nos ama.

El Espíritu Santo consuela a su pueblo elegido al hacerles entender en sus corazones el amor que Dios tiene hacia ellos (Romanos 5:5). El Espíritu nos revela todo lo que Dio nos ha preparado (1 Corintios 2:9-10) como resultado de su amor.

E. El Espíritu produce fe en los cristianos.

El Espíritu Santo es el proveedor de toda fe y esperanza en el creyente. El produce las gracias que actúan como un ancla para nuestras almas (Romanos 15:13; Gálatas 5:22; Hebreos 6:17-19).

F. El Espíritu produce gozo en los cristianos Romanos 14:17; Gálatas 5:22.

G. El Espíritu santifica a los cristianos.

El Espíritu Santo consuela al creyente por medio del fortalecimiento de sus gracias y le da victoria sobre el pecado. El Espíritu no permitirá que la obra iniciada en la regeneración sea superada o destruida por Satanás (Filipenses 1:6; Romanos 6:14).

H. El Espíritu da poder al evangelio.

El Espíritu Santo consuela al creyente al darle éxito en su obra de la Gran Comisión. No hemos sido dejados solos para hacer una tarea imposible, sino que somos dotados con poder celestial (Hechos 1:8 1 Pedro 1:12; 1 Tesalonicenses 1:5).

I. El Espíritu equipa a la iglesia.

El Espíritu Santo es un consuelo y una ayuda al pueblo de Dios al poner en las iglesias los dones que son necesarios para la edificación (1 Corintios 12:1-31; Efesios 4:11-12). La próxima vez que seamos bendecidos por el ministerio de otro creyente, debemos recordar quién le habilitó a aquella persona para que fuera una bendición.

CONCLUSION

Solamente el Salvador habló del Espíritu Santo como nuestro "Consolador", y esto apenas hacía algunas horas antes del Calvario. Para apreciar los beneficios que recibimos diariamente de nuestro Consolador y Abogado Celestial debemos meditar en los sentimientos de los apóstoles en aquella noche tan triste. Se sentían tan desamparados e infelices. ¿No es cierto que no estimemos debidamente la bendición que recibimos por causa de la venida del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XV

  • \\ EL ESPIRITU SANTO DE LA PROMESA*

INTRODUCCION

La obra del Espíritu Santo en el nuevo nacimiento nos convence que el pueblo de Dios es seguro en Cristo (Filipenses 1:6), y El además todavía tiene otra función asegurando la salvación. En Efesios 1:13, El se llama "el Espíritu Santo de la promesa" porque su misma presencia es una promesa de seguridad para el creyente. En este aspecto Él es visto como un sello y las arras. Aunque estos dos conceptos son muy diferentes, se los estudian juntos porque ambos se relacionan con la seguridad del creyente (Efesios 1:13-14; 2 Corintios 1:22).

I. EL ESPIRITU SANTO COMO SELLO

Se usa un sello para afirmar la propiedad. La presencia del Espíritu en un individuo es la evidencia de que pertenece a Dios.

Se usa el sello también para confirmar que algo es genuino o auténtico. Encontramos un ejemplo de esto en el ministerio terrenal de nuestro Salvador (Juan 6:27; Isaías 42:1-4). Se reconoce el creyente genuino por el hecho de que el Espíritu Santo mora en él (1 Juan 3:24).

El concepto principal del sello, sin embargo, es el de la seguridad. Note que esto está en las siguientes Escrituras: 2 Timoteo 2:19; Mateo 27:66; Apocalipsis 20:3. Compare Apocalipsis 7:4 y 14:1.

Los hijos de Dios son sellados hasta el día de la redención (Efesios 4:30). Pablo quiso expresar que los creyentes están preservados hasta que regrese su Señor, en cuyo tiempo recibirán la glorificación. Note que este sello es tan seguro que en lugar de amenazar a los efesos con la pérdida de él, Pablo más bien los incita a la santidad debido a la permanencia del sello.

A. El sello

En Efesios 1:13, vemos que el Espíritu Santo mismo es el sello. Es importante notarlo ya que algunos han intentado enseñar que somos sellados por la obra del Espíritu en lugar de decir que es por la presencia de su persona.

B. La naturaleza de sellar

Aquellos quienes enseñan que el creyente es sellado por una obra especial del Espíritu hacen que el sello sea algo experimentado. Ellos confunden el "sello con el Espíritu" con su obra en la santificación y su obra de hacernos sentir seguros de la salvación. La Biblia en cambio nunca describe el sello como una experiencia. El Espíritu obra para producir las experiencias cristianas, pero su presencia misma es el sello. No se ve el sello con el Espíritu entonces como una experiencia especial.

C. Quienes reciben el sello

Si confundimos el sello con sentirnos seguros, debemos creer entonces que no serían sellados aún los creyentes débiles. La Biblia sin embargo declara que cada creyente ha sido sellado (2 Corintios 1:22; Efesios 1:13 y 4:30). Esto es confirmado por el hecho de que ninguno está instruido a buscar ser sellado. Cada creyente puede regocijarse pues por la realidad del sello.

D. El propósito de sellar

Se sella a los cristianos para asegurarlos. El sello es la base de la seguridad y no el conocimiento. El Espíritu Santo es un sello maravilloso debido a su poder (1 Juan 4:4) y porque su obra en la salvación garantiza que El nunca nos dejará (Filipenses 1:6; Juan 7:38-39; 4:14; Juan 14:16).

E. El tiempo de sellar

Se sella al creyente cuando recibe al Espíritu. Esto ocurre cuando cree en Cristo (Gálatas 3:14; Juan 7:38-39; Efesios 1:14).

 

II. EL ESPIRITU SANTO COMO LAS ARRAS

Al demostrar nuestra seguridad, se ve al Espíritu Santo no sólo como un sello, sino también como las arras de nuestra herencia (Efesios 1:13-14; 2 Corintios 1:22; 5:5). Las arras son como un depósito que nos da la base para confiar en las intenciones del dador.

A. Las arras son parte del total. Nuestro Salvador murió para comprarnos todas las bendiciones espirituales (Efesios 1:3). Por fe recibimos al Espíritu Santo quien, como un regalo bondadoso, viene a nosotros a través de la obra de Cristo (Hechos 2:32-33; Juan 7:39).

B. Las arras son una promesa del futuro. Las arras sirven como promesa de que el resto del precio de la compra está por venir. Nuestro Salvador nos ha comprado una herencia maravillosa (1 Pedro 1:3-4). Esto incluye un cuerpo glorificado y una morada en el cielo.

Podemos estar seguros de que al tener las arras del Espíritu el resto de nuestra herencia vendrá ciertamente a nosotros (Efesios 1:13-14; Romanos 8:23). Una vez que las arras son dadas, el dador no puede quitarlas. Al llamar al Espíritu las "arras", Dios nos ofrece evidencia plena de su intención de glorificar a cada uno de su pueblo.

Romanos 8:23 dice que tenemos las "primicias" del Espíritu, lo cual es semejante a la idea de las "arras" y sirve para ilustrar lo mismo. Las primeras frutas a madurarse del árbol de olivo son las primicias. Estas confirman que el resto de la cosecha esta por venir. Al igual que el Espíritu mora ahora en nosotros y nos da una nueva naturaleza, también recibiremos algún día una nueva morada y un cuerpo nuevo algún día. El concepto de la seguridad es dar a entender que Cristo es las "primicias" de la resurrección (1 Corintios 15:20) porque El resucitó y aquellos en El resucitarán también. Se ven las "primicias" como las "arras" de la cosecha.

En los negocios, las "arras" le dan a una persona la seguridad y paz en su mente. Gocémonos de esto por lo que respecta a nuestra herencia. Dios no nos mantiene en incertidumbre, sino que nos da la seguridad de que nuestra herencia está "reservada en los cielos" (1 Pedro 1:4).


CONCLUSION

Esta lección debe ayudarnos a ver que la morada del Espíritu de Dios no es solamente nuestra fuente de vida y capacidad espiritual, sino también una esperanza segura para el futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XVI

  • \\ EL ESPIRITU SANTO COMO MAESTRO*

INTRODUCCION

De las muchas religiones en este mundo, solamente el cristianismo requiere un maestro sobrenatural. Ninguna preparación humana puede capacitarnos a comprender la verdad de Dios. Que esta lección sea usada por Dios para recordarnos de la gran necesidad de un Maestro Divino y del privilegio de tener al Espíritu Santo como tal Maestro. El es realmente el "Espíritu de verdad" (Juan 15:26).

I. LA INSPIRACION DE LA BIBLIA

La Biblia, como nuestro manual infalible de la fe y práctica, fue inspirada por el Espíritu Santo. Ciertamente la inspiración del Nuevo Testamento era una gran parte de la promesa de Cristo acerca de la venida del Espíritu como nuestro Maestro (Juan 14:26).

II. LA REGENERACION

El hombre incrédulo está en un estado de ignorancia total espiritualmente (2 Corintios 4:3-4; Juan 3:3; Efesios 4:18). La Biblia le describe como ciego, dormido, necio y entenebrecido. No se ve esta condición sólo como una falta de conocimiento, sino como una incapacidad natural de apreciar, comprender y recibir la verdad espiritual. Los pecadores pueden estar bien instruidos en la Biblia y aún así nunca realmente discernir las cosas de Dios (1 Corintios 1:18-21; 2:9-16).

Una gran parte de la obra del Espíritu en la regeneración consiste en darle a los elegidos un conocimiento verdadero de los asuntos espirituales (Colosenses 3:10; 1 Corintios 1:23-24). El nuevo nacimiento es comparado por Pablo con la creación de la luz (Génesis 1:3; 2 Corintios 4:6). Los creyentes han sido llamados "de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9). Cada Cristiano ha sido personalmente enseñado por Dios (Juan 6:45). Muchos testifican que eran miembros de una iglesia o hasta predicaron en el púlpito por años y aún eran espiritualmente ciegos hasta que Dios los salvó.

Nota: Tal vez el pensamiento más triste relacionado con este tema es que los no regenerados son inconscientes de su propia ceguera. Los ciegos intentarán incluso guiar a otros ciegos (Mateo 15:14).

III. LA VIDA CRISTIANA

La unción misma les enseña a los cristianos algo que no pueden aprender de los hombres (1 Juan 2:20,27; 2 Corintios 1:21). La unción es la comunicación del Espíritu para con el creyente (Compare Isaías 61:1 con Hebreos 1:9). Solamente por la dirección del Espíritu puede alguien vivir la vida cristiana.

A. El abre el entendimiento hacia las Escrituras.

El Espíritu Santo ilumina la mente del creyente para que pueda entender las Escrituras. Cristo les prometió a los apóstoles que aunque El se iría, el Espíritu vendría y les enseñaría (Juan 14:26). Se ve el cumplimiento de esta promesa en varias maneras:

1. En el libro de los Hechos, vemos que los apóstoles llegaron a comprender muchas de las enseñanzas de Cristo, las cuales no entendieron durante su ministerio terrenal.

2. El Espíritu Santo les guió a los apóstoles a escribir el Nuevo Testamento y les fue dada la manifestación del don de la profecía.

3. Actualmente ilumina a los creyentes mientras estudian la Palabra de Dios.

B. El guía al creyente.

El Espíritu Santo guía al creyente y lo capacita para conocer la voluntad de Dios (Romanos 8:14; Proverbios 3:5-6).

C. El glorifica a Cristo.

El Espíritu Santo en su enseñanza tiene el propósito de darle la gloria a Cristo. El Espíritu nos enseña de Cristo y lo hace precioso para nosotros (Juan 15:26; 16:14-15; 1 Pedro 2:7).

 

Nota: Es muy importante que entendamos que el Espíritu de Dios no ha venido ni a llamar la atención ni a darse la gloria a sí mismo. El Espíritu no nos llama a adorarlo (aunque es un objeto de la adoración), sino que nos guía a adorar a Cristo. En su enseñanza El muestra la verdad que anteriormente enseñó Cristo (Juan 14:26; 16:13-14) y le da la gloria a Cristo como el gran Maestro. Se encuentran las semillas de toda la verdad del Nuevo Testamento en las enseñanzas de Cristo.

Esto no significa que el Espíritu Santo es inferior al Hijo de Dios. Más bien, entendemos que en el pacto de la gracia cada Persona de la Trinidad tiene una obra diferente que hacer en la salvación. El Espíritu ha venido para guiar al hombre a Cristo.

D. El protege al creyente del error.

El creyente es seguro en Cristo porque el Espíritu lo ilumina acerca del peligro. En lugar de ser seducido por el espíritu del anticristo, los creyentes permanecen en el Salvador porque están enseñados por el Espíritu (1 Juan 2:18-20,26-27).

E. El enseña al creyente acerca de su santidad en Cristo.

El Espíritu Santo les revela a los creyentes la grandeza de su herencia y las maravillas del amor y poder de Dios manifestados en su salvación (1 Corintios 2:9-16; Efesios 1:15-19; 3:14-19).

 

CONCLUSION

Como cristianos, es nuestro deber estudiar la Palabra de Dios y escuchar bien la predicación (Hebreos 10:25). Sin embargo, no nos olvidemos de depender del Espíritu de Dios para un entendimiento claro.

CAPITULO XVII

  • \\ LA LLENURA CON EL ESPIRITU SANTO

    *

INTRODUCCION

Cada hijo de Dios es mandado a "ser lleno del Espíritu" (Efesios 5:18). Por lo tanto no estemos contentos solamente con aprender esta doctrina, sino que continuemos en la obediencia y realmente experimentemos la "llenura".

I. LO QUE NO SIGNIFICA "SER LLENO DEL ESPIRITU"

A. No es recibir más del Espíritu.

El Espíritu Santo mora en cada hijo de Dios. Porque el Espíritu de Dios es una persona, no sería lógico hablar de Él como si se le pudiera recibir poco a poco, o por partes.

B. No es el crecimiento espiritual.

El cristiano puede ser lleno del Espíritu en cada etapa de su crecimiento. Un recién convertido a Cristo puede ser lleno del Espíritu mientras que un cristiano maduro pueda entrar en un tiempo de fracaso en esta área. Vivir una vida "llena del Espíritu" debe ser visto como un estado de buena salud espiritual, la cual se puede experimentar en cualquier edad, pero la falta de buena salud impide el crecimiento, sea espiritual o físico.

C. No debe ser confundido con otras obras del Espíritu.

Las experiencias de "ser lleno del Espíritu" y "bautizado con el Espíritu" muchas veces han sido confundidas. Por supuesto, la llenura acompañó el bautismo con el Espíritu en Hechos 2. Confundirlos, entonces, es un error serio que distorsiona las dos verdades. El bautismo con el Espíritu fue dado en el Día de Pentecostés, aunque la gente fue llena del Espíritu incluso antes del nacimiento de Cristo. Somos mandados a ser llenos del Espíritu, sin embargo nadie ha sido mandado a ser bautizado con el Espíritu. Son experiencias claramente diferentes.

II. LO QUE ES "SER LLENO DEL ESPIRITU"

Ser lleno del Espíritu es simplemente estar entregado a El en cada área de nuestra vida. Esta experiencia es muchas veces, en forma directa e indirecta, comparada con la embriaguez (Efesios 5:18; Lucas 1:15; Hechos 2:13). Como el vino controla al ebrio haciéndole valiente y hablador, así el individuo que es lleno del Espíritu está bajo la influencia del Espíritu Santo. Se le hace valiente y capaz espiritualmente para testificar de su Señor.

Parece que las experiencias de aquellos que han sido llenos del Espíritu varían grandemente. El creyente a diario se llena del Espíritu cuando confiesa sus pecados y se rinde a Dios. La llenura en este caso no es tanto una experiencia emocional, sino más bien una continuación del compañerismo con Dios. En otras ocasiones la llenura llega al individuo sin ser buscada ni acompañada por señales especiales. Por favor, note las diferentes circunstancias concernientes a la llenura del Espíritu en los siguientes pasajes: Lucas 1:15, 41, 67; 4:1; Hechos 2:4; 4:8; 4:31; 7:55; 9:17; 11:24; 13:9; 13:52.

Estas Escrituras demuestran muy claramente que la experiencia de ser lleno del Espíritu no sigue ningún modelo en cuanto a las circunstancias. La experiencia vino antes y después del Día de Pentecostés, con y sin señales visibles, y sobre muchas clases diferentes de personas desde nuestro Salvador hasta un bebé aún no nacido. En la Biblia se asocia la llenura del Espíritu con la alabanza, el ganar almas y el juicio (en el caso de Barjesús).

Al notar todo esto, debemos tener cuidado de recordar que, a pesar de las circunstancias, la llenura misma es simplemente el Espíritu de Dios tomando el control de la vida de uno. En nuestra propia vida podemos tener tiempos en que estamos llenos del Espíritu y parecen experiencias muy emotivas, aunque en otras ocasiones, entregarse a Dios produce solamente el contentamiento del corazón y la paz de cada día en la vida cristiana. Debemos estar seguros de que cada cristiano puede ser lleno del Espíritu todos los días, sin tomar en cuenta la presencia o ausencia de ciertas experiencias.

Sólo Dios sabe qué obra en particular tenemos que hacer. Por lo tanto, sólo El puede determinar las circunstancias que rodean nuestra llenura diaria.

III. LAS CONDICIONES EN LAS QUE UNO ES "LLENO DEL ESPIRITU"

Porque hemos sido mandados a "ser llenos del Espíritu" (Efesios 5:18) es evidente que debemos cumplir ciertas condiciones. El cristiano que desea ser lleno del Espíritu debe notar lo siguiente:

A. No apagar al Espíritu - I Tesalonicenses 5:19.

B. No contristar al Espíritu - Efesios 4:30.

C. Andar en el Espíritu - Gálatas 5:16.

Esto es cederse al Espíritu en lugar de cederse al poder de la carne.

D. Orar - Hechos 4:31; Lucas 11:13.

Cada cristiano debe orar diariamente para andar más cerca de Dios y por una unción más grande del Espíritu en su vida.

Que triste es para un hijo de Dios deshonrar a su Señor y dejar que la carne perjudique su testimonio (1 Corintios 3:3). Dios utiliza a aquellos que "son llenos del Espíritu" (Hechos 6:3; 11:24).

IV. LOS RESULTADOS DE "SER LLENO DEL ESPIRITU"

A. El predicar valientemente - Lucas 1:15-16; Hechos 4:8; 4:31; 9:17-20; Isaías 61:1

B. El gozo - Hechos 13:52; Efesios 5:18-19

C. La unidad - 1 Corintios 3:1-3; Efesios 4:3

D. La alabanza - Efesios 5:19-20

E. El crecimiento espiritual - Cuando Dios está al mando de nuestras vidas podemos esperar crecer día tras día en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor (2 Pedro 3:18).

F. La conducta apropiada para con otros - En Efesios 5:21 al 6:9, Pablo habla de las varias obligaciones del esposo, la esposa, el hijo, el padre, el empleado y el patrón. Note que el contexto es la llenura con el Espíritu (Efesios 5:18). ¿No enseñó Pablo que solamente con el poder del Espíritu de Dios podemos cumplir con nuestras obligaciones de la vida?

 

CONCLUSION

Que cada uno de nosotros pueda considerar nuestro sagrado deber de "ser llenos del Espíritu" todos los días. El ser lleno del Espíritu debe considerarse como la experiencia normal para el cristiano en vez de un privilegio sólo para algunos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XVIII

 

EL FRUTO DEL ESPIRITU

INTRODUCCION

En Gálatas 5:17, encontramos que dentro del creyente hay dos poderes contrarios. El Espíritu de Dios mora en todos los creyentes y les guía (v.18) al camino de la justicia. La carne (la vieja naturaleza) por supuesto guía en oposición al Espíritu Santo y la nueva naturaleza. Esto produce una batalla constante en la vida de todos los cristianos (Romanos 7:15-23), y les causa el anhelo de la liberación de la carne (Romanos 7:24-25; 8:23).

Pablo sigue enseñado que ambos poderes producirán ciertas actitudes y obras en la vida de un individuo que se somete a ellos (Gálatas 5:19-23). Aunque las "obras de la carne" tanto como el "fruto del Espíritu" pueden manifestarse en la vida de un cristiano, Pablo explica que los creyentes se caracterizan mayormente por medio del último. La carne no está muerta todavía en un cristiano, sino que ha sido crucificada (Gálatas 5:24). Los términos "crucifixión" y "haced morir" son usados en la Biblia para describir la muerte lenta de la carne en la vida un cristiano, y cómo se debilita el poder de la carne. Aquellos cuyas vidas son manifestaciones constantes de las obras de la carne no entrarán al reino de Dios (Gálatas 5:21).

I. LA FUENTE DEL FRUTO EN EL CRISTIANO

Los creyentes a veces preguntan, ¿Por qué debemos luchar contra la carne en esta vida? ¿No es para que Dios nos enseñe que todo nuestro bien espiritual viene de parte de El? Nuestra naturaleza vieja no puede producir nada más que espinas y zarzas. Cada cosa que agrada a Dios en el cristiano debe ser llamada el "fruto del Espíritu".

Sólo por medio de someterse al Espíritu Santo puede el cristiano producir buenos frutos. Mientras nos sujetamos a Él, estos frutos pueden ser producidos en nuestras vidas. Nuestro Salvador ilustra esto en Juan 15:4-5, donde habla de sí mismo como "la vid" y el cristiano como "el pámpano". Sin tener unión espiritual con Cristo a través de su Espíritu, no habrá ninguna fuente de vida para los hijos de Dios.

II. LA IMPORTANCIA DEL "FRUTO DEL ESPIRITU"

Se ve la importancia del "fruto del Espíritu" en la vida de un cristiano al compararlo con los "dones del Espíritu". Aunque los dos son producidos por Dios, aún queda claro que el "fruto del Espíritu" es mucho más importante que los dones como una evidencia de la espiritualidad verdadera.

A. Los "dones del Espíritu" no ofrecen ninguna evidencia de la salvación porque a veces han sido dados a los incrédulos, como por ejemplo a Balaam y Judas. El "fruto del Espíritu", sin embargo, sólo puede ser producido en la vida de aquellos en los cuales mora el Espíritu Santo.

B. Los "dones del Espíritu" pueden usarse como un medio de glorificación personal en lugar de edificación común. La misma naturaleza del "fruto del Espíritu" previene su mal uso con fines egoístas (1 Corintios 12-14).

C. Los "dones del Espíritu" son soberanamente repartidos por Dios a quien El quiera mientras que cada cristiano, por medio de su relación con Cristo, puede producir el "fruto del Espíritu". A veces, los dones espirituales son puestos en las vidas de los orgullosos y egoístas mientras que los frutos espirituales sólo pueden ser producidos por la consagración y sumisión cristiana.

D. El amor (un fruto del Espíritu) es claramente superior a los "dones del Espíritu" (1 Corintios 12:31 al 13:13). Los "dones del Espíritu" deben ser regulados por el amor o dejarán de lograr su propósito de edificar al pueblo de Dios.

De ninguna manera se debe entender lo anterior para menospreciar los dones espirituales. Tienen su propósito dado por Dios. Hay que recordar que el "fruto del Espíritu" revela nuestra relación con Dios y forma nuestro carácter cristiano. Sin el espíritu cristiano producido en nosotros por la sumisión a Dios, todo lo demás es en vano y nuestro testimonio es inútil.

III. LA NATURALEZA DEL "FRUTO DEL ESPIRITU"

En Gálatas 5:22-23, encontramos nueve gracias que se manifiestan como "fruto del Espíritu."

A. El Amor

Es el afecto que se le muestra a Dios y al hombre. Es producido por el nuevo nacimiento (1 Juan 4:7-8) y es descrito por Pablo en 1 Corintios 13:1-8. Solamente cuando somos controlados por el Espíritu de Dios podemos amar verdaderamente.

B. El Gozo

Es la alegría santa que proviene de conocer a Dios y al creer en sus promesas. Es necesario para el servicio cristiano (Deuteronomio 28:47; Salmo 51:12-13) y es un atributo de los cristianos que son llenos del Espíritu.

C. La Paz

Es la disposición pacífica de la mente y del corazón que resulta de la certeza de que hemos sido perdonados y que Dios es capaz de satisfacer cada necesidad (Filipenses 4:6-7).

D. La Paciencia

Es la característica del cristiano de no ser ofendido o provocado fácilmente.

E. La Benignidad

Es el espíritu amable y benévolo evidente en aquellos que andan con Dios.

F. La Bondad

Es la excelencia moral en general sin un motivo oculto.

G. La Fe

La fe verdadera es producida por el Espíritu de Dios, sea la fe salvadora o la fe ejercitada diariamente en las promesas de Dios según aparezcan las necesidades y pruebas.

H. La Mansedumbre

Es la disposición de contenerse ante la provocación causada por una consciencia de nuestra propia perversidad (Mateo 5:4-5). Y es el Espíritu Santo quien produce esta humildad en los hijos de Dios.

I. La Templanza

Es el dominio propio y moderación encontrada en aquellos que viven sólo para la gloria de Dios.

IV. LA UNIDAD DEL "FRUTO DEL ESPIRITU"

El autor recuerda de una encuesta en la que les preguntó a los cristianos: ¿Cuáles de los "frutos del Espíritu" son manifestados en sus vidas? Esta pregunta lleva algunas implicaciones falsas. Los creyentes pueden tener sólo un don espiritual, pero no es el caso con el "fruto del Espíritu". Los cristianos llenos del Espíritu tendrán todos los "frutos del Espíritu" porque la "mente de Cristo" (Filipenses 2:5) está en ellos. Cuanto más controlados por el Espíritu de Dios estén, serán aún más como Cristo en cada área de su carácter.

La unidad del "fruto del Espíritu" se ve en el hecho de que se incluyen todos bajo el primero, lo cual es el "amor". En Romanos 13:8-10, encontramos que el amor cumple la ley. Se incluyen todos los deberes humanos bajo el orden de amar a Dios y al prójimo. Sería un estudio provechoso para el estudiante de la Palabra de Dios el meditar en la descripción del amor hecho por Pablo en 1 Corintios 13:1-8. Veríamos rápidamente que cada uno de los frutos del Espíritu se manifiesta en el amor.

CONCLUSION

Se juzga fácilmente la veracidad de nuestra relación estrecha con el Espíritu Santo por la manifestación del "fruto del Espíritu" en nuestras vidas. La formación continua de nuestro carácter depende de la influencia ya sea de la carne o del Espíritu Santo.

CAPITULO XIX


LOS PECADOS CONTRA EL ESPIRITU SANTO

INTRODUCCION

Cada persona de la Santa Trinidad tiene una obra distinta que hacer en el gran plan de la redención. Por causa de que su obra y modo de manifestación son diferentes, descubrimos que hay pecados que se pueden perpetrar contra las distintas Personas de la Trinidad (Mateo 12:32).

El Espíritu Santo tiene la obra particular de tratar con los corazones de los hombres y llevarlos a que reciban los beneficios salvadores de la obra de Cristo. El mora en los creyentes y está presente con las iglesias del Señor. El también convence a los incrédulos y contiende con los pecadores (Génesis 6:3). Debido a su obra en nuestras vidas y entre nosotros, la Biblia menciona ciertos pecados que se cometen contra el Espíritu mientras El lleva a cabo su obra especial. Que Dios use esta lección para hacer que cada uno de nosotros sea más consciente al peligro de desagradar al Espíritu de Dios.

I. MENTIRLE AL ESPIRITU SANTO

En Hechos 4:34 al 5:11, tenemos la historia de Ananías y Safira mintiéndole al Espíritu Santo. Su pecado no era sustraer parte del dinero, sino el fingir haber dado todo para recibir el honor por un sacrificio que no hicieron. Ananías y Safira son los padres de todos aquellos que buscan alabanza por una consagración que no poseen.

Traer tal engaño a la iglesia es pecar contra el Espíritu Santo. Tratar de engañar a la iglesia es intentar engañar al Espíritu quien es el administrador omnisciente de la asamblea. Los hombres se olvidan de que el no tomar en serio la iglesia de Dios significa el no tomar en serio a Dios. Al llevar a cabo su pecado, Ananías y Safira tentaron a Dios (Hechos 5:9) y su destino llegó a ser una advertencia a aquellos que siguen sus pasos.

II. CONTRISTAR AL ESPIRITU SANTO

En Efesios 4:30, Pablo nos manda a no contristar al Espíritu Santo de Dios. El hecho de contristar al Espíritu implica que el Espíritu ama al pueblo de Dios. Nosotros sólo podemos contristar a alguien cuando no agradecemos su amor y bondad y lo pagamos con desprecio.

Esta idea del amor del Espíritu es usada por Pablo como motivo para no contristarlo a El. El hecho de que El nos sella revela que su amor le hace morar en nosotros para ayudarnos y bendecirnos. El hecho de que nos sella hasta el día de la redención nos demuestra que nunca nos abandonará. A la luz de tal amor y bondad, ¿desearíamos pecar y así contristarlo?

El Espíritu Santo es contristado por el pecado en la vida de los creyentes. Nuestro cuerpo es su templo y debemos tener cuidado de no mancharlo. El es absolutamente santo y el pecado le es ofensivo. Las maneras particulares en que se contrista al Espíritu están mencionadas en el contexto de Efesios 4:30.

A. Palabras deshonestas - Efesios 4:29, 31; 5:4

B. Actitudes pecaminosas - Efesios 4:31

C. Hechos inmorales - Efesios 5:3

Que Dios nos ayude ser conscientes de su presencia y caminar con prudencia.

III. APAGAR AL ESPIRITU SANTO

En I Tesalonicenses 5:19, somos advertidos de no apagar al Espíritu. Un creyente lo podría hacer por un tiempo cuando endurece su corazón contra la dirección del Espíritu. Tengamos cuidado de no reprimir la voz del Espíritu de Dios. Los hombres como David, Abraham y Jonás parecen haber apagado al Espíritu por un tiempo y pagaron caro. Este pecado ciertamente trae un castigo y nos deja expuestos para cometer muchos errores. Se puede apagar al Espíritu en las siguientes maneras:

A. Por rebelarse contra la Palabra inspirada de Dios como está escrita en la Biblia o como fue dada oralmente en los tiempos anteriores por los profetas (1 Tesalonicenses 5:20)

B. Por ignorar los reproches del Espíritu cuando lo hayamos contristado
C. Por resistir la dirección interna del Espíritu para nuestras vidas

IV. RESISTIR AL ESPIRITU SANTO

En Hechos 7:51, Esteban acusó a los judíos de resistirse al Espíritu Santo así como lo hicieron sus padres (Hebreos 3:7-10; Isaías 63:10). En Génesis 6:3, Dios menciona que el Espíritu contendía con la gente antes del diluvio. Algunos han tratado de interpretar estas Escrituras sólo como referencias a la rebelión de la gente contra la Palabra de Dios. Concluyen erróneamente que, como la obra del Espíritu en los escogidos es eficaz, El nunca obraría en los corazones de aquellos que finalmente no serán salvos. Siempre la rebelión contra la Palabra de Dios es resistirse al Espíritu Santo, pero no hay ninguna razón para negar que El obre personalmente con aquellos que nunca se salvan. Así como otras bendiciones de la gracia común (como el llamamiento del evangelio), los esfuerzos del Espíritu con los no-elegidos son ineficaces solamente debido a la depravación de sus corazones.

V. BLASFEMAR CONTRA EL ESPIRITU SANTO

En Mateo 12:22-32, tenemos la historia de algunos que cometieron ese imperdonable pecado. Los fariseos acusaron a Cristo de obrar por medio del poder de Satanás. Al decir esto, ellos blasfemaron al Espíritu Santo por cuyo poder Cristo había obrado (Hechos 10:38). Nuestro Señor proclama que este pecado es imperdonable.

Esto es bastante simple, pero cuando los hombres empiezan a aplicar estos preceptos a nuestros días, resulta gran confusión. Algunos han afirmado que el pecado imperdonable no se puede ser cometido hoy, y otros lo han definido simplemente como morir sin Cristo. (Este último pensamiento confunde el asunto, porque el pecado imperdonable ciertamente es condenado en este mundo así como en el venidero). El autor quisiera saber por qué no se puede aceptar la afirmación de Cristo de que el pecado imperdonable es blasfemar conscientemente (abusar profanamente e insultar) al Espíritu Santo. Esas personas incrédulas quienes intencionalmente difaman al Espíritu de Dios nunca serán los receptores de su poder regenerativo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XX

 

 
LOS DONES DEL ESPIRITU

INTRODUCCION

En esta lección estudiaremos el tema de los dones del Espíritu.

I. LOS DONES ESPIRITUALES DEFINIDOS

Los dones del Espíritu son habilidades y dotaciones que llegan a uno por el trabajo interno del Espíritu Santo (1 Corintios 12:4-11). Deben ser distinguidos del don inicial del Espíritu mismo (Hechos 2:38; 10:45; 11:17; 1 Corintios 12:4). Los dones espirituales no deben ser confundidos con las habilidades naturales o talentos. Uno nace con ciertas habilidades que pueden ser desarrolladas. Los dones espirituales en cambio no son productos del nacimiento, sino del poder del Espíritu Santo.

II. LOS TIPOS DE DONES ESPIRITUALES

Se encuentra una lista de los dones espirituales en Romanos 12:5-8; Efesios 4:11-12; y en 1 Corintios 12:8-10, 28-29. Varias clasificaciones que se sugieren son:

A. Administrativo / funcional / señal

B. Edificación / autenticación

C. Permanente / temporal

Algunos dones entonces fueron dados como señales (lenguas, milagros, sanidad, etc.). Otros dones habilitan a la iglesia a funcionar en una manera ordenada (ayuda, gobierno) o bendicen a aquellos con necesidades especiales (mostrando la misericordia). Un número grande de los dones tienen que ver con el ministerio de la Palabra (enseñanza, profecía, etc.) Aquellos dones que se dieron para satisfacer las necesidades únicas de las iglesias apostólicas, que por supuesto eran temporales, incluyen todos los dones de señal y cualquier don que involucraba la revelación directa aparte de la Biblia.

Al notar los diferentes tipos de dones espirituales, debemos mencionar también que la Biblia habla de ciertos tipos de hombres dotados (1 Corintios 12:28-29). Los hombres que se ocupan de estas posiciones deben, sin duda alguna, poseer más que un don para llevar a cabo su trabajo. Ellos en sí son dones para que la iglesia se perfeccione (Efesios 4:7-12). Algunos de estos oficios, como el de apóstol o profeta, eran temporales.

III. EL ORIGEN DE LOS DONES DEL ESPIRITU

Los dones del Espíritu tienen un origen doble.

A. Fueron dados por Cristo - Efesios 4:7-11

B. Son dados por el Espíritu - 1 Corintios 12:4-11

Se reconcilian estos dos puntos por el entendimiento que el Espíritu fue otorgado a la iglesia por Cristo. El Espíritu ha sido llamado el "regalo de la ascensión" de Cristo para la iglesia (Hechos 2:33; Juan 7:39). El Espíritu, ya habiendo sido enviado, ahora produce dentro de nosotros las habilidades espirituales necesarias a la iglesia.


IV. ¿A QUIEN FUERON DADOS LOS DONES DEL ESPIRITU?

Aunque todos los creyentes tienen dones espirituales (1 Pedro 4:10; 1 Corintios 12:7), todavía es correcto decir que los dones fueron dados especialmente a la iglesia local. Todos los cristianos no son miembros de una de las iglesias del Señor, pero es la voluntad de Dios revelada en su Palabra que deben servir así. La iglesia es la propia esfera para el ejercicio de los dones del Espíritu. Los dones fueron dados a la iglesia para su desarrollo espiritual (Efesios 4:8-12, note el versículo 12; 1 Corintios 12:14-31, note los versículos 27-28). Los dones son dados a los creyentes individualmente con el propósito que toda la asamblea sea bendecida.

La relación entre los dones del Espíritu y la iglesia se ven en el concepto neo-testamentario de la iglesia como el templo de Dios y como el cuerpo de Cristo. Mientras que la regeneración nos hace "piedras vivas" (I Pedro 2:5), son los dones del Espíritu lo que causa que estas "piedras vivas" formen un templo de Dios que esté "bien coordinado" (Efesios 2:21). Como el cuerpo humano tiene muchos miembros que contribuyen al bienestar general de todo el cuerpo, así la iglesia local como un cuerpo de Cristo es suplida con cada función necesaria a través de los diferentes dones de sus miembros (1 Corintios 12:12-28; Efesios 4:16). Los dones del Espíritu fueron dados a la iglesia porque ella es responsable de promover el crecimiento espiritual del pueblo de Dios (Efesios 4:11-16).

Quizás éste es el lugar apropiado para mencionar que el concepto carismático (de recibir los dones espirituales con fines de ser bendecido personalmente) es completamente falso. Cada don es para un beneficio colectivo de la iglesia local, o sea el cuerpo de Cristo colectivamente. No recibimos los dones para ser beneficiados personalmente, sino para el beneficio de todo el cuerpo. Como en el cuerpo humano, hay una dependencia mutua entre los miembros. El bien del cuerpo en su totalidad debe ser el factor que controla el ejercicio de cualquier don espiritual. Este es el tema central de Pablo en 1 Corintios, Capítulos 12 al 14.

V. LA REGULACION DE LOS DONES DEL ESPIRITU

Puesto que los dones espirituales son dados para el beneficio del cuerpo en su totalidad, ellos deben ser regulados de manera que ayuden a realizar este fin. Hay reglas específicas determinadas (1 Corintios 14:27-35) y el principio general es dejar que nuestras acciones sean controladas por el amor hacia otros. El amor es tan importante en el ejercicio de los dones espirituales que la exposición bíblica más grande del amor se encuentra en medio de una discusión de los dones espirituales (1 Corintios 13:1-13).

Al mencionar la regulación de los dones espirituales, se nota que esto implica que aquellos que posean dones espirituales pueden controlarlos (1 Corintios 14:32-33). Pues aquellos que interrumpen los cultos con acciones desenfrenadas no pueden atribuir su conducta al poder del Espíritu de Dios.

VI. ¿SE DEBE BUSCAR LOS DONES ESPIRITUALES?

En nuestros días, muchos son enseñados a buscar y orar por los varios dones espirituales. Esto es un error peligroso y absurdo. La persona que enseña de esta manera demuestra su falta de entendimiento en cuanto a los dones del Espíritu. Considere los siguientes hechos:

A. En las Escrituras, nadie fue instruido a buscar y orar por los dones espirituales.

B. Todos los cristianos tienen uno o más dones espirituales (1 Corintios 12:4-11).

C. Estos dones son otorgados por el Espíritu Santo de acuerdo a su soberana voluntad (1 Corintios 12:11). La iglesia, al igual que el cuerpo humano, está diseñada por Dios (1 Corintios 12:18-28). No escogemos nuestro propio lugar en el cuerpo de Cristo.

D. Los miembros del cuerpo de Cristo tienen dones diferentes (1 Corintios 12:14-20). La idea de que todos debemos anhelar el mismo don es una equivocación.

E. Los cristianos son enseñados a estar contentos con sus dones (1 Corintios 12:14-16, 29-30).

Algunos han concluido falsamente que 1 Corintios 12:31 y 14:1 enseñan que debemos buscar los dones espirituales. Lo que Pablo dijo es que aquellos dones que bendicen a los demás deben ser aun más estimados por la iglesia. En lugar de desear la gloria personal, los creyentes deben anhelar tener los dones que puedan bendecir a otros. En la iglesia de Corinto no todos podían ser profetas (1 Corintios 12:29), sino que este don debía ser anhelado y estimado porque era una bendición para otros. La iglesia entera debía deleitarse con los dones que la edificaron.

 

Nota: En 1 Corintios 12:31 y 14:1, parece que Pablo habla de la iglesia en su totalidad. La idea parece ser que la iglesia, como un cuerpo, debe desear que Dios levante hombres quienes puedan servir de bendición para todos. Es totalmente diferente la idea de que un individuo busque ser dotado con cierto don. ¡Qué bendición si todos poseyésemos esta actitud!

VII. EL PELIGRO DE LOS DONES ESPIRITUALES

Los dones del Espíritu fueron dados para ser una bendición, pero siempre existe la posibilidad de que pueden ser mal usados. Al contrario del fruto del Espíritu, los dones pueden producir el orgullo. A veces donde hay una multitud de dones espirituales hay poca gracia. (Compare 1 Corintios 1:7 con 3:1-3). Considere los siguientes puntos:

A. Se reciben los dones espirituales por el bien de otros. Por eso la recepción de un don espiritual no garantiza una bendición personal.

B. Los dones espirituales no son ninguna muestra segura de que uno es un hijo de Dios. Judas y Balaam recibieron dones espirituales.

C. La posesión de dones espirituales, a diferencia de la posesión de los frutos del Espíritu, en ninguna manera demuestra que nuestra vida cristiana agrada a Dios (1 Corintios 13:1-3). Aquellos que manifiestan los frutos del Espíritu andan cerca de Dios. No se puede decir lo mismo de aquellos que poseen dones espirituales.

D. Los dones espirituales pueden exponernos a ciertas tentaciones cuando no son regulados por el amor. Los corintios usaron sus dones como un medio para glorificarse a sí mismos.

Lo anterior en ninguna manera pretende despreciar los dones espirituales; la intención en sí es advertir a aquellos que abusan de los dones o los confían como evidencia de su aceptación personal por Dios.

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