EL BAUTISMO DEL SEÑOR. ¿Por qué Jesús fue bautizado?

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INTRODUCCIÓN: La Iglesia histórica tiene un calendario especial para celebrar o conmemorar eventos importantes. Pasamos del tiempo de Adviento, es decir la espera de la llegada o nacimiento de Cristo, a la Navidad, cuando nace y, la siguiente estación es la Epifanía.

Siempre es importante no repetir como los “loros”, sino entender de qué se trata cada festividad en la vida de la Iglesia.

¿Qué es la Epifanía? La Epifanía, es una palabra cuya raíz viene del griego: επιφάνεια que significa: manifestación. En nuestro lenguaje religioso cristiano, enseñamos en esta festividad que Jesús se manifiesta en su humanidad. Lo hizo en Navidad, también en el momento que los Magos de Oriente vinieron a adorarlo, y, en este Domingo, el Señor se da a conocer en el bautismo como él que vino para dar salvación.

La Epifanía implica el comienzo de una etapa importante en el ministerio público de nuestro Señor Jesucristo, cuyo propósito se deriva de su misión de que era el Cristo, el Salvador.

¿Qué importancia tiene para nosotros el hecho de que Jesús haya sido bautizado? Enseñamos que el Bautismo es necesario para salvación, porque en el Sacramento, Dios, por gracia y fe, nos da, confiere y sella el perdón de los pecados.

En el Bautismo de Jesús encontramos elementos importantes que necesitamos considerar: (1) Jesús no necesitaba ser salvado, porque Él es Salvador. (2) Jesús no necesitaba perdón de sus pecados, porque “Él no conoció pecado, ni hubo engaño en su boca”.

El texto del evangelio de Mateo está mostrando claramente la misericordia y el amor de Dios por toda la humanidad, porque Jesús, quien “No conoció pecado, ni hubo engaño en su boca, se hizo pecado por nosotros, para darnos la salvación”.

La respuesta que el Señor da a San Juan Bautista, explica su razón de ser bautizado, la cual nos sirve a nosotros también: “Nos conviene cumplir toda justicia”.

Estudiemos a la luz de la Palabra de Dios: ¿Por qué Jesús fue bautizado?

1. EL BAUTISMO DE JESÚS REVELA QUE ÉL SE HIZO PECADO POR NOSOTROS.

Mateo 3: 16-17

Los versículos de Mateo 3: 16 y 17, como cada parte de la Biblia, hace brillar el amor del Padre para toda la raza humana.

(1) ¿De dónde viene la palabra que se escucha? “17 Una voz de los cielos decía”. (2) ¿Quién habla? Está hablando Dios Padre. (3) ¿Qué dice Dios Padre? "17 Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia." (4) ¿Qué significan estas palabras? Dios Padre está dando públicamente su aprobación, su divino testimonio de que el Señor haga la tarea que lo trajo al mundo: "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores." (1 Timoteo 1.15)

Existe otro elemento que debemos considerar. Dios aprueba y pone su sello de aprobación sobre la misión salvadora de Jesús. ¿Cuál es este sello? 16 He aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él.

Dios Padre estaba complacido, dio su aprobación con el Espíritu Santo, de que Jesús, quien nació sin pecado, comenzara su ministerio de salvar a los pecadores.

En el bautismo Dios da a todos una puerta de salvación mediante el bautismo que "El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva " (1 Pedro 3.21) Debo confesar que una de las cosas, muy malas, que identifica a los hispanos es que dejamos el bautismo de nuestros hijos para cuando tengamos dinero para hacer la fiesta o cuando escojamos los padrinos más convenientes.

El gesto de Jesús, al hacerse pecado por nosotros “cumplir toda justicia”, sumado a los beneficios que recibimos en el Bautismo, deben ser nuestra motivación. No es la fiesta ni los compadres, es lo que Dios nos da, ofrece y sella, lo que nos impulsa a permitir que Dios diga a nuestros hijos: “Estos son mis hijos amados”.

Otro elemento, transcendente en nuestra Doctrina, es que aquí está probada la Santa Trinidad. Dios Padre habla. Dios Hijo está presente. Dios Espíritu Santo se manifiesta.

Lo que ocurrió cuando Jesús fue bautizado, fue el argumento de Juan para proclamar que Jesús era el Mesías, “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

También nuestro Señor, usa el sello de aprobación del Padre, para responder a los incrédulos, quienes cuestionaban su autoridad: "Mi juicio es según la verdad, porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió." (Juan 8.16)

El cielo habló, el Padre lo confirmó, el Espíritu Santo lo ungió, Jesús, verdadero hombre nacido de la virgen María, también Verdadero Dios, tiene la autoridad completa para cumplir su misión: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores."

2. EL BAUTISMO DE JESÚS REVELA CÓMO LOS PECADORES SOMOS SALVADOS.

Mateo 3: 13-15

13 Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, a Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan procuraba impedírselo diciendo: —Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: —Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces se lo permitió.

Uno de los principios de interpretación bíblica, también llamada Hermeneútica, es que en la Escritura los pasajes más oscuros son explicados por otros más claros.

Este es uno de esos casos. Dijimos al comienzo que era poco comprensible para nuestra mente humana, que Jesús, no teniendo pecados de que arrepentirse, 13 Vino de Galilea al Jordán, a Juan, para ser bautizado por él, si Juan predicaba y administraba un Bautismo para arrepentimiento.

El texto muestra que 14 Juan procuraba impedírselo. La razón de San Juan Bautista es porque él tenía la misma pregunta, además de que reconocía la santidad absoluta de Jesús cuando dice: 14…—Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

San Juan Bautista, durante su ministerio había predicado que él era el precursor del Mesías, de quien "No era digno de desatar las correas de su sandalias".

También afirmó que él bautizaba con agua, pero “Quien viene detrás de mí, más poderoso que yo, les bautizará con Espíritu Santo y fuego”. Juan fue el primer sorprendido al ver a Jesús venir a él para que lo bautizara.

La respuesta del Señor a Juan es clara y llena de grandes bendiciones para él y para nosotros: 15 Jesús le respondió: —Permítelo por ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces se lo permitió.

(1) El Señor enseña a Juan quien es el que manda: 15—Permítelo por ahora (2) Juan acata la autoridad de Jesús: 15… Se lo permitió.

Jesús estaba confirmado, Juan lo estaba aceptando, que ciertamente Jesús es el Mesías. Es Jesús quien tiene la autoridad, en los cielos y en la tierra. Él es más poderoso que San Juan Bautista.

Pero Jesús, también está mostrando su humildad, su estado de humillación, por causa nuestra. Todo en armonía con el Plan que Dios trazó de salvar a la humanidad.

El corazón del mensaje de hoy. Lo que responde a todas las preguntas sobre la razón que tuvo Jesús, sin tener pecado, para aceptar humildemente ser bautizado por Juan, está en esta expresión: 15… Porque así nos conviene cumplir toda justicia.

El texto griego usa la palabra: δικαιοσύνη. La traducción es Justicia. Pero no la justicia de los hombres, sino la que es perfectamente recta y justa. Es la justicia de Dios, lo que Dios exige.

Cuando se habla de la justicia de Dios, la mayoría de las veces es para referirse a que: “Nadie puede escaparse del juicio de Dios que condenará a todos los malvados”. Eso es la verdad de la ley, pero es la mitad del mensaje de Dios.

La Biblia también expresa la buena noticia. El evangelio es la buena noticia de Dios para salvación: "Al que no conoció pecado (Cristo), por nosotros Dios le hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en él." (2 Corintios 5.21)

CONCLUSIÓN

Jesús en su bautismo está pintando un cuadro hermoso. Él estaba comenzando públicamente a tomar nuestro lugar. El lugar de todos los pecadores. Jesús iniciaba la ruta que terminaría en la Cruz. En la Cruz donde ofrecería su vida para darnos vida abundante y eterna.

Jesús es nuestro sustituto perfecto. Jesús cumplió toda justicia en nuestro lugar. Jesús pagó por nuestros pecados. Jesús es nuestro Redentor. “Dios cargó sobre Jesús el pecado de todos nosotros y el castigo que nosotros merecíamos”.

Cuando fuimos bautizados recibimos la totalidad del amor y la misericordia de Dios. Ese día milagrosamente, por la Palabra, estuvo presente el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Ese día, sin importar la edad que teníamos, recibimos, por la obra de Cristo, el perdón de los pecados, la salvación, la vida eterna y la seguridad de ir a los cielos. ¡Soli Deo Gloria! ¡Amén!

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