Llamamiento general y particular

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Introducción
Una defensa del Calvinismo UNA DEFENSA DEL CALVINISMO

Algunas veces, cuando veo en la calle a algunos de los personajes más malvados, siento como si mi corazón fuera a estallar en lágrimas de gratitud ¡porque Dios nunca me ha permitido actuar de la manera que ellos lo han hecho! He pensado que si Dios me hubiera dejado solo y no me hubiera tocado por Su Gracia, ¡cuán gran pecador hubiera resultado yo! ¡Hubiera corrido hasta los últimos límites del pecado y me hubiera zambullido en las propias profundidades del mal! No me habría detenido ante ningún vicio o insensatez, si Dios no me hubiese detenido. Siento que yo hubiera sido un verdadero rey de los pecadores, si Dios me hubiera dejado solo. No puedo entender por qué razón he sido salvado excepto sobre la base que Dios quiso que así fuera.

A pesar de todo mi esfuerzo, no puedo descubrir ningún tipo de razón dentro de mí que justifique que yo sea partícipe de la Gracia Divina. Si en este momento estoy con Cristo, se debe solamente a que Cristo Jesús puso Su voluntad en mí y esa voluntad era que yo debía estar con Él allí donde Él está y que yo compartiera de Su gloria. No puedo poner la corona en ninguna otra parte sino sobre la cabeza de Él, cuya Gracia poderosa me ha salvado de descender al abismo.

Contemplando mi vida pasada, veo que el amanecer de todo provino de Dios, efectivamente de Dios. Yo no utilicé ninguna antorcha para iluminar al sol, sino que el sol me alumbró. Yo no di comienzo a mi vida espiritual; no, yo más bien daba patadas y forcejeaba contra las cosas del Espíritu. Cuando Él me atrajo hacia Sí durante un tiempo, yo no corrí tras Él; había un odio natural en mi alma hacia todo lo santo y lo bueno. Los requerimientos de amor dirigidos a mí, se desperdiciaban; las advertencias se las llevaba el viento; los truenos eran despreciados. En cuanto a los susurros de Su amor, ellos eran rechazados como si fuesen menos que nada y vanidad.

Pero ahora puedo decir que estoy seguro que, en lo que a mí concierne, “Él solamente es mi salvación.” Fue Él quien hizo volver mi corazón y me hizo ponerme de rodillas ante Él

Acabo de citar las palabras de la autobiografía de Charles Haddon Spurgeon, conocido por la iglesia como el Gran Príncipe de los Predicadores, pastor del Tabernáculo en Inglaterra. Sin embargo, hay una pregunta que debemos hacernos, y es,
¿Qué hace que uno como Charles Spurgeon, que no tenía ningún interés en las cosas divinas, se vuelva en una persona que defendió el evangelio y lo predicó con pasión?
¿Que hace que una persona crea en el evangelio?
¿Por qué nosotros creemos y los demás no?
No voy a tocar el punto del Libre Albedrío, pues es tema de la siguiente lección; pero, es de preguntarse qué es lo que nos hace creer en Cristo, y por qué no todos lo hacen. Entonces, la pregunta sigue sin ser resuelta:
¿Cómo puede ser traído de vuelta a Dios el hombre pecador?
Hay algo que se conoce como la “regeneración bautismal”, el cual algunos sostienen que es la manera en la que la gente debe venir a Cristo. Otros piensan, enseñan y practican la famosa “Oración del Pecador”, la cual incitan al pecador (mayormente no arrepentido) a que repita una oración, o que “acepte a Jesucristo como su Señor y Salvador”. Incluso hasta se invita a que levanten la mano, o que pasen al frente en un llamado al final de la prédica. Y, aunque esto puede sonar muy bonito, y parecer inofensivo, la realidad, sin embargo, es que tales cosas no aparecen en las Escrituras.
El día de hoy hablaremos acerca de una de las doctrinas más importantes en materia de la Soterología, a saber, el Llamamiento del ser humano a la vida. En otras palabras, según el TULIP, la Gracia Irresistible. Qué es y cómo opera, es lo que trataremos el día de hoy. Y hay al menos tres cuestiones que se abordará el día de hoy con relación a Venir a Cristo, las cuales son:
La Invitación a venir a Cristo
El por qué algunos no vienen a Cristo
Qué impedimentos existen para venir a Cristo

La invitación a Venir a Cristo

Los puritanos enseñaron que el llamado de Cristo a venir a Él es universal, es decir, dirigido al mundo entero, a casa ser humano.
Matthew 11:28 NBLA
»Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.
Mark 16:15 NBLA
Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura.
1 Timothy 2:4 NBLA
el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.
Thomas Boston (1676-1732) dijo:
Esto predicaré siempre: que todos, bajo la pena de la condenación, están obligados a venir a Él, y que serán bienvenidos en Su venida, cualquiera que sea el caso.
Richard Baxter (1615-1691) exclamó
¿Enviará el Dios vivo un mensaje tan importante a Sus criaturas y ellas no obedecerán? Escuchen, pues, todos lo que viven según la carne; el Señor que les da el pan y la existencia, les ha enviado un mensaje desde el cielo, y este es Su mensaje: Vuélvanse, vuélvanse, ¿por qué perecerán?
Si había gente que entendieran las Doctrinas de la Gracia, y que las predicaran con fervor fueron los puritanos. De ellos aprendimos y recibimos confesiones, credos y tratados teológicos acerca de la Fe Reformada, con todas sus doctrinas. Ellos defendían la elección incondicional, la corrupción del hombre, y sin embargo, escribieron muchos sermones evangelísticos para llamar a la gente al arrepentimiento. Se sabía que había domingos que la gente iba a las iglesias de Spurgeon, de Richard Baxter, de Thomas Watson a escucharlos predicar, y en cada sermón, estos cedros terminaban con un llamado al arrepentimiento y a la santidad. Ellos entendían la parte “todos los que es8tán cansados y cargados,” (Mt. 11.28) Jesús no estaba haciendo distinción entre elegidos y no elegidos. No estaba diciendo que únicamente aquellos que gozaban del don de Dios de la fe se acercaran. Tampoco está diciendo que aquellos en quienes el Espíritu haya comenzado la obra de regeneración son los únicos que pueden venir a Cristo. Nuevamente, es un llamado general.
Is. 55.2-3, 6-7
Isaiah 55:2–3 NBLA
»¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, Y su salario en lo que no sacia? Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno, Y se deleitará su alma en la abundancia. »Inclinen su oído y vengan a Mí, Escuchen y vivirá su alma. Y haré con ustedes un pacto eterno, Conforme a las fieles misericordias mostradas a David.
Isaiah 55:6–7 NBLA
Busquen al Señor mientras puede ser hallado, Llámenlo en tanto que está cerca. Abandone el impío su camino, Y el hombre malvado sus pensamientos, Y vuélvase al Señor, Que tendrá de él compasión, Al Dios nuestro, Que será amplio en perdonar.

Llamado General de venir a Cristo

Matthew 22:1–14 NBLA
Jesús comenzó a hablarles otra vez en parábolas, diciendo: «El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo. »Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir. »De nuevo envió otros siervos, diciéndoles: “Digan a los que han sido invitados: ‘Ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está preparado; vengan a las bodas’ ”. »Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios, y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron. »Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad. »Luego dijo* a sus siervos: “La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos. ”Vayan, por tanto, a las salidas de los caminos, e inviten a las bodas a cuantos encuentren”. »Aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de invitados. »Pero cuando el rey entró a ver a los invitados, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de boda, y le dijo*: “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?”. Pero el hombre se quedó callado. »El rey entonces dijo a los sirvientes: “Atenle las manos y los pies, y échenlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes”. »Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos».
Este pasaje ha generado mucha controversia, pues se interpreta erróneamente argumentando que se enseña la pérdida de la salvación. Pero si leemos el contexto, Jesús habló esta parábola para describir la razón de por qué había unos que no creía con el ejemplo de la higuera (Israel) seca (Mt 21.18-32) y por eso la autoridad de Cristo fue cuestionada (Mt. 21.24-32). Después, para explicar esta reacción, Jesús usa dos parábolas: la de los labradores malvados (Mt. 21.33-46), y en seguida la parábola del banquete de bodas (Mt. 22.1-14). El argumento de la parábola es que, si bien la invitación del evangelio se alcanza para todo ser vivo, la realidad es que los que no creen “ya han sido condenados” (Jn. 3.36).
¿Podemos decir, entonces, que el llamado falla?
No hay nada malo en el llamado de Dios a la humanidad a creer en el evangelio. De hecho, “el llamado universal dignifica a sus oyentes como seres humanos dotados de inteligencia, personalidad y responsabilidad moral.” (Joel Beeke, Una teología puritana, 570.)
Cuando invitas a gente a una boda y la gente rechaza la invitación, ¿significa que la invitación fue insuficiente para que asistieran a la boda? ‘Muestra una falta de sinceridad en la persona que invita a la gente? No. El problema no está en el agente que invita, sino en las personas que lo rechazan.
Notemos cómo lo expresan los Cánones de Dort, caps. 3-4, artículos 8-9:
Todos los que son llamados por el evangelio son sinceramente llamados. Porque Dios ha declarado encarecida y verdaderamente en Su Palabra lo que le será aceptable; a saber, que todos los que son llamados cumplan con la invitación. Además, seriamente promete vida eterna y descanso a todos los que vengan a ÉL y crean en Él… No es culpa del evangelio, ni de Cristo ofrecido en éste, ni de Dios… que aquellos que son llamados por el ministerio de la palabra se nieguen a venir y ser convertidos. La culpa cae sobre ellos.
La invitación del evangelio es universal. No obstante, nadie puede venir a Cristo únicamente respondiendo al llamado general. Como tuvimos ocasión de ver, nadie en la condición caída y radicalmente corrupta de su alama y corazón tiene la capacidad de acercarse a Dios y responder a ese llamado general; sin embargo, la culpa es nuestra por no responder a ese llamado.
Entonces, ocurre otro llamado especial; a saber, el Llamamiento interno o eficaz

Llamamiento eficaz

En Hechos 16 se nos ayudará a comprender este llamado eficaz de Dios.
Acts 16:11–34 NBLA
Así que, saliendo de Troas, navegamos con rumbo directo a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. De allí fuimos a Filipos, que es una ciudad principal de la provincia de Macedonia, una colonia romana; en esta ciudad nos quedamos por varios días. El día de reposo salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde pensábamos que habría un lugar de oración. Nos sentamos y comenzamos a hablar a las mujeres que se habían reunido. Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía. Cuando ella y su familia se bautizaron, nos rogó: «Si juzgan que soy fiel al Señor, vengan a mi casa y quédense en ella». Y nos persuadió a ir. Mientras íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha esclava que tenía espíritu de adivinación, la cual daba grandes ganancias a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba: «Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes les proclaman el camino de salvación» Esto lo hacía por muchos días; pero desagradando esto a Pablo, se volvió y dijo al espíritu: «¡Te ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella!». Y el espíritu salió en aquel mismo momento. Pero cuando sus amos vieron que se les había ido la esperanza de ganancia para ellos, prendieron a Pablo y a Silas, y los arrastraron hasta la plaza, ante las autoridades. Después de haberlos presentado a los magistrados superiores, dijeron: «Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y proclaman costumbres que no nos es lícito aceptar ni observar, puesto que somos romanos» La multitud se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas, ordenaron que los azotaran con varas. Después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero que los guardara con seguridad; el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo. Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos. Al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron. Al despertar el carcelero y ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar, creyendo que los prisioneros se habían escapado. Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: «No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí» Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, y después de sacarlos, dijo: «Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?». Ellos respondieron: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa». Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. El carcelero los tomó en aquella misma hora de la noche y les lavó las heridas, y enseguida fue bautizado con todos los suyos. Llevándolos a su hogar, les dio de comer, y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los suyos.
Vemos una historia sumamente conmovedora, en la cual tres personas reciben liberación a causa de la obra evangelítisca de Pablo y sus colaboradores.
Lidia, vendedora de púrpura (clase alta; Hch. 16.11-15)
Adivina (clase baja; Hch. 16.16-18)
Carcelero y su familia (clase media; Hch. 16.29-34)
Pero de estas tres personas, la que nos interesa estudiar es la que experimentó Lidia, la vendedora de púrpura.
Acts 16:14–15 NBLA
Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía. Cuando ella y su familia se bautizaron, nos rogó: «Si juzgan que soy fiel al Señor, vengan a mi casa y quédense en ella». Y nos persuadió a ir.
No confundamos el término “que adoraba a Dios”, como si Lidia ya tenía una inclinación a obedecer el evangelio. Este término es usado en la Biblia para describir la actitud que se tenía para con judaísmo. Lo mismo se dice de Cornelio. Dice Hechos 10.1-2Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo judío y oraba a Dios continuamente.” (énfasis mío) Este término “temeroso de Dios” era una manera de decir que Cornelio era afín a la religión judía, pero que no había sido circuncidado todavía. Era un prosélito, pero aún no abrazaba toda la fe y las prácticas de los judíos. Lo mismo era Lidia.
Hechos 16 nos dice que Lidia creyó en el mensaje de Pablo porque “el Señor abrió su corazón para que recibiera”. Esto es una obra sobrenatural y totalmente soberana de parte de Dios. John Flavel (1628-1691) comentó sobre la necesidad de este llamado eficaz en el corazón del hombre, y dijo:
Si embargo, ni toda la predicación en el mundo puede efectuar por sí misma y por su propia virtud esta unión con Cristo, salvo que un poder sobre natural y extraordinario la acompañe con ese fin y propósito. Dejen que Boanerges y Bernabé prueben su valor, y que los ángeles del cielo sean los predicadores; hasta que Dios se acerque el alma no puede venir a Cristo.
Joseph Alleine (1634-1668) reflexionó acerca de su propia incapacidad como predicador para salvar a los pecadores perdidos, y dijo:
¿Debo ir y hablar a una tumba, y esperar que el muerto me obedezca y salga? (…) ¿Haré que el ciego vea?
Veamos algunos pasajes que hablan de esto.
John 1:12–13 NBLA
Pero a todos los que lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.
John 3:3–6 NBLA
Jesús le contestó: «En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios». Nicodemo le dijo*: «¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?» Jesús respondió: «En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. »Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
Romans 10:17 NBLA
Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.
De modo que, el llamado eficaz es esa obra poderosa de Dios que actúa en nosotros que luego provoca que escuchemos ese llamado y, por consiguiente, vengamos a Cristo. Así como Lázaro fue llamado por su nombre y salió de la tumba, así el Espíritu hizo que nuestra sordera espiritual sanara para escuchar a Dios llamarnos por nuestro nombre, y salir de la tumba.
Por lo tanto, hay tres aspectos del llamado eficaz de Dios

Es un llamado a seguirlo activamente

Gracia persuasiva implica
Negarse a sí mismo (Fil. 3.9)
Confiar en Cristo (Ro. 3.25)
Apropiarse de Cristo (Jn 1.12)

Es un llamado a seguirlo como es ofrecido en el evangelio a los pecadores

Es venir a Cristo como somos, pecadores
William Perkins (1558-1602) dijo que:
La aguja fina de la ley debe perforar primero el corazón, antes de que el hilo escarlata del evangelio se establezca dentro.

Es un llamado solo a través del Espíritu Santo

1 Corinthians 12:3 NBLA
Por tanto, les hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: «Jesús es anatema»; y nadie puede decir: «Jesús es el Señor», excepto por el Espíritu Santo.
John 6:37 NBLA
»Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que viene a Mí, de ningún modo lo echaré fuera.
John 6:44 NBLA
»Nadie puede venir a Mí si no lo trae el Padre que me envió, y Yo lo resucitaré en el día final.
John 6:63 NBLA
»El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo les he hablado son espíritu y son vida.

Impedimentos para venir a Cristo

Negar el Cristo de la Biblia (Jn 5.38-39)
Conversión falsa
Desesperación debido a grandes pecados
Apatía espiritual
Desesperación a causa de rebeldía
Confusión sobre la elección
Ignorancia del llamado del evangelio
Incredulidad
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