Oseas - Miqueas e Isaías

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aproximadamente 740–701 a. de J.C.
Oseas profetizó durante los reinos de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequias, reyes de Judá; y Jeroboam II, Rey de Israel. Contemporáneo con Isaías (Isaías 1:1), Amós (Amós 1:1), y Miqueas (Miqueas 1:1), Oseas fue un profeta del reino del norte conocido como Israel, y sus mensajes fueron principalmente para las diez tribus, con solamente una referencia ocasional a Judá. El fondo histórico para su profecía se encuentra en 2 Reyes 14 hasta 16, y 2 Crónicas 26 hasta 32.
Sus mensajes fueron dirigidos contra la declinación creciente de Israel hacia la idolatría, por lo que el reino cayó en cautividad asiria al final de su profecía. Él presentó el pecado de Israel (la idolatría) como adulterio espiritual con la lección de su propia esposa, quien era una mujer pecadora y una esposa infiel.

¶2 Cuando por primera vez el SEÑOR habló por medio de Oseas, el SEÑOR le dijo: Anda, toma para ti a una mujer ramera y engendra hijos de prostitución; porque la tierra se prostituye gravemente, abandonando al SEÑOR.

4 Y el SEÑOR dijo a Oseas: Ponle por nombre Jezreela, porque dentro de poco castigaré a la casa de Jehú por la sangre derramada en Jezreel, y pondré fin al reino de la casa de Israel.

5 pues su madre se prostituyó;

la que los concibió se deshonró,

porque dijo: «Iré tras mis amantes,

que me dan mi pan y mi agua,

mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida».

23 La sembraré para mí en la tierra,

y tendré compasión de la que no recibió compasiónb,

y diré al que no era mi puebloc:

Tú eres mi pueblo,

y él dirá: Tú eres mi Dios.

6 Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento.

Por cuanto tú has rechazado el conocimiento,

yo también te rechazaré para que no seas mi sacerdote;

como has olvidado la ley de tu Dios,

yo también me olvidaré de tus hijos.

Isaias

13 No traigáis más vuestras vanas ofrendas,

el incienso me es abominación.

Luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas:

¡no tolero iniquidad y asamblea solemne!

14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas señaladas las aborrece mi alma;

se han vuelto una carga para mí,

estoy cansado de soportarlas.

9 A mis oídos el SEÑOR de los ejércitos ha jurado:

Ciertamente muchas casas serán desoladas,

grandes y hermosas, pero sin moradores.

10 Porque diez yugadas de viña producirán solo un bato de vino,

y un homer de semilla producirá solo un efa de grano.

21 ¡Ay de los sabios a sus propios ojos

e inteligentes ante sí mismos!

22 ¡Ay de los héroes para beber vino

y valientes para mezclar bebidas,

23 que justifican al impío por soborno

y quitan al justo su derechob!

Isaias predica de Cristo

En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo.

2 Por encima de Él había serafines; cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.

3 Y el uno al otro daba voces, diciendo:

Santo, Santo, Santo, es el SEÑOR de los ejércitos,

llena está toda la tierra de su gloria.

4 Y se estremecieron los cimientos de los umbrales a la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

5 Entonces dije:

¡Ay de mí! Porque perdido estoy,

pues soy hombre de labios inmundos

y en medio de un pueblo de labios inmundos habito,

porque han visto mis ojos al Rey, el SEÑOR de los ejércitos.

¶6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en su mano, que había tomado del altar con las tenazas;

7 y con él tocó mi boca, y dijo: He aquí, esto ha tocado tus labios, y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado.

8 Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí.

9 Y Él dijo:

Ve, y di a este pueblo:

«Escuchad bien, pero no entendáis;

mirad bien, pero no comprendáis».

10 Haz insensiblea el corazón de este pueblo,

endurece sus oídos,

y nubla sus ojos,

no sea que vea con sus ojos,

y oiga con sus oídos,

y entienda con su corazón,

y se arrepienta y sea curado.

11 Entonces dije yo:

¿Hasta cuándo, Señor? Y Él respondió:

Hasta que las ciudades estén destruidas y sin habitantes,

las casas sin gente,

y la tierra completamente desolada;

12 hasta que el SEÑOR haya alejado a los hombres,

y sean muchos los lugares abandonados en medio de la tierra.

13 Pero aún quedará una décima parte en ella,

y esta volverá a ser consumida

como el terebinto o la encina,

cuyo tronco permanece cuando es cortado:

la simiente santa será su tronco.

Miqueas

Oíd ahora, jefes de Jacob

y gobernantes de la casa de Israel.

¿No corresponde a vosotros conocer la justiciab?

2 Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo,

que les arrancáis la piel de encima

y la carne de sobre sus huesos;

3 que coméis la carne de mi pueblo,

les desolláis su piel,

quebráis sus huesos,

y los hacéis pedazos como para la olla,

como carne dentro de la caldera.

4 Entonces clamarán al SEÑOR,

pero Él no les responderá;

sino que esconderá de ellos su rostro en aquel tiempo,

porque han hecho malas obras.

9 Oíd ahora esto, jefes de la casa de Jacob

y gobernantes de la casa de Israel,

que aborrecéis la justiciab

y torcéis todo lo recto,

10 que edificáis a Sión con sangre

y a Jerusalén con iniquidad.

11 Sus jefes juzgan por soborno,

sus sacerdotes enseñan por precio,

sus profetas adivinan por dinero,

y se apoyan en el SEÑOR, diciendo:

¿No está el SEÑOR en medio de nosotros?

No vendrá sobre nosotros mal alguno.

2 Pero tú, Belén Efrata,

aunque eres pequeña entre las familias de Judá,

de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel.

Y sus orígenes son desde tiempos antiguos,

desde los días de la eternidadc.

3 Por tanto, Él los abandonaráa hasta el tiempo

en que dé a luz la que ha de dar a luz.

Entonces el resto de sus hermanos

volverá a los hijos de Israel.

4 Y Él se afirmará y pastoreará su rebaño

con el poder del SEÑOR,

con la majestad del nombre del SEÑOR su Dios.

Y permanecerán,

porque en aquel tiempo Él será engrandecido

hasta los confines de la tierra.

5 Y Él será nuestra paz.

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