Cómo amar a tu esposa: El trato entre cónyuges

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He quedado fascinado estos días con pensar en el poder que nuestras palabras tienen.

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Cómo amar a tu esposa: El trato entre cónyuges
Jueves 19 de Septiembre 2023 - Iglesia Senda Antigua & Transmisión Cesar, Cristian & Willy de la Cruz
LECCIÓN 02
ORACIÓN
“Háblanos Tus Palabras Cristo. Enséñanos a este hora. Tú, oh Señor, que puedes lograr cualquier cosa con facilidad, te suplicamos que seas Tú el Maestro en esta Iglesia siempre y que Tus Palabras penetren nuestros corazones hasta lo más profundo y que veamos con claridad Tu voluntad, Tu plan, Tu deseo, Tu gran misericordia para con nosotros Señor. Gracias Cristo. Amén.”
BIEN PEGADOS
Génesis 2:24 dice:
“El hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.”
Hay un secreto increíble que necesitamos saber acerca del amor matrimonial.
Si alguno quiere tener un matrimonio duradero y lleno de amor, necesitamos un ingrediente especial: Un pegamento permanente… como el Poxipol.
Quizá estés pensando: “¡Ay! ¿Dios quiere que mi cónyuge y yo nos peguemos las manos para poder caminar siempre juntos?”.
No exactamente. Dios tiene un tipo de pegamento más profundo.
Génesis 2:24 ordena al hombre a permanecer pegado a su esposa.
Eso es parte de lo que significa “unirá”.
Cuando esposo y esposa están pegados el uno al otro con el pegamento de Dios, constituyen un matrimonio tan unido que perdurará.
Enamorarse —el lado emocional del amor— es muy semejante al pegamento que uno usas en el colegio, el resistol.
No es bastante fuerte como para mantener unido al matrimonio.
Aun en las mejores relaciones, los sentimientos van y vienen.
No producen una unión inquebrantable ni un matrimonio que dure toda la vida.
Pero hay otro tipo de pegamento.
Es como un pegamento de calidad industrial.
Es lo único que mantiene unido al matrimonio.
Es el pegamento a toda prueba que se llama “compromiso”.
Ah, alguien quizá esté pensando: “Quiere decir tener una ceremonia de casamiento.” ¡No!
Dar el “sí” delante del pastor, firmar un acta matrimonial es una parte muy importante, pero compromiso del que me refiero es mucho más profundo.
Compromiso significa decidir darte diariamente a tu pareja, y luego darse los dos a Dios como una unidad.
Usar ese tipo de pegamento es soldar a dos personas con tanta fuerza que pueden resistir todas las presiones, los tirones, los estiramientos y los retorcijones que la vida les depara.
—PARA LOS SOLTEROS—
Algún día probablemente aparezca tu príncipe azul o tu dulce princesa.
Eso será como fuegos artificiales iluminando el cielo.
Como música a tus oídos cuando él o ella diga algo.
Y jurarás que te encuentras en el cielo cuando estás con esa persona especial.
Eso es enamorarse, y es una experiencia hermosa.
Pero formar un matrimonio sólo con ese sentimiento es como tratar de pegar dos ladrillos con el pegamento que usamos en el colegio, el resistol.
Estarás listo para ponerte serio en cuanto al matrimonio únicamente cuando puedas responder afirmativamente a esta pregunta importante: “¿Estoy listo para pegarme a esta persona permanentemente?”.
Cuando tú y tu amado comparten el lazo del compromiso a Dios y uno al otro, los fuegos artificiales y la música no desaparecerán. Sencillamente no serán tan importantes como el pegamento permanente.
Iremos viendo más lo que significa “llegar a ser una sola carne”.
EL TRATO ENTRE CÓNYUGES
REVELA NUESTRA MADUREZ ESPIRITUAL
La mejor manera de medir nuestra madurez espiritual es a través de la forma en que tratamos al cónyuge y a la familia.
El Señor dijo que lo que hacemos con el hermano más pequeño lo hacemos a Cristo.
Mateo 25:40 dice:
“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”
Una de las ironías más grandes de la vida es que los seres humanos lastiman más a aquellos a quienes más aman.
Por ejemplo, si una esposa daña la pintura del vehículo de la familia por descuido, lo más probable es que recibirás de su esposo una fuerte reprimenda.
Pero si fue una persona ajena a la familia, probablemente el mismo hombre se exprese así: “No te preocupes. De todas formas ya necesitaba pintura nueva”.
No es que no amemos a nuestro compañero matrimonial; pero sin pensar dos veces, la tendencia es tratarlo mal con suma facilidad.
Lucas 11:5-8 dice:
“5Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes,
6porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante;
7y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?
8Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.”
En este pasaje que acabamos de leer, Jesús explica que si una persona es molestada por un amigo a medianoche, recibirá lo que está pidiendo, lo recibe más por su importunidad, que por ser un amigo.
Si fuera un vecino conocido, tal vez le diríamos: “¿En qué puedo servirle?”.
En cambio, a un amigo se le dice con toda confianza: “¡No me molestes!”.
A las personas más íntimas les hablamos con dureza y de tal manera que no lo haríamos con algún conocido.
Es más fácil hablarle ásperamente al compañero matrimonial que un hermano de la iglesia.
¿Por qué? Porque cuando estamos con las personas de nuestro círculo íntimo, dejamos a un lado nuestras pretensiones y pantallas.
Allí somos realmente lo que somos.
Desafortunadamente pasamos la vida creyendo que somos diferentes.
¡Qué engaño pensar que somos el don de Dios para la humanidad!
—(es que se sacó la lotería este pueblo al nacer aquí yo..etc..)
En la calle somos amables, amistosos, dulces y pacientes.
Mas en nuestras casas somos como un tigre.
Por eso, la mejor forma de saber cómo somos, quiénes somos, y qué madurez espiritual tenemos, es a través del trato con las personas en nuestro hogar, especialmente con el cónyuge y los hijos.
Con no tenemos pretensiones.
Un ejemplo de esto es lo que sucedió con cierta pareja.
Ella llamó a su esposo y me contó que había tenido un accidente automovilístico.
Entonces el esposo empezó a interrogarla:
-¿Fue tu culpa?
-No.
-¿Llamaste a la policía?
-Sí.
-¿Conseguiste el número de licencia de manejar del conductor?
-Sí.
-¿Tenía seguro del otro vehículo?
-Sí.
-¿Apuntaste el número del seguro?
-Sí.
-Bien. No vayas admitir ninguna culpabilidad.
Cuando el hombre término, su mujer le preguntó: -¿Eso es todo lo que quieres saber?
Luego de meditar por un momento, el esposo dijo: -Mmm, sí, creo que si.
Entonces ella le dijo: -Tal vez te interesaría saber que estoy en el hospital con los dos brazos quebrados.
Ese fue el final de la conversación.
Esa relación terminó en divorcio y es una muestra triste de lo mucho que lastimamos a los que más amamos.
Que Dios abra nuestros ojos para ver la realidad de nuestra condición.
DOS SUGERENCIAS IMPORTANTES
1- El primer año de casados
Una muestra de la importancia que Dios otorga a la relación matrimonial la encontramos en este pasaje, vayamos a Deuteronomio 24:5:
“Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó.”
El Señor estableció un año de luna de miel para los recién casados.
El nuevo esposo no debía salir a trabajar ni ir a la guerra durante este tiempo.
Seguramente Él sabía que en su casa tendría suficiente trabajo (y a veces guerra) desarrollando la nueva relación.
En nuestra época es casi imposible hacer eso, porque aunque alguien tuviera el dinero para hacerlo, muy pocos tienen esa visión.
No obstante, creemos que vale la pena tomar en cuenta esta norma bíblica, en el sentido que la nueva pareja considere bien lo que hará durante su primer año de casados.
Deben evitar meterse a situaciones insoportables o batallas que no podrán ganar.
En la mayor parte de los casos de divorcio, este se produce durante el primer año, o bien, en este año se siembran las semillas que lo provocarán.
2- Evitar las bromas
Hay un refrán que dice: “Entre broma y broma, la verdad se asoma”.
Muchas veces decimos lo que sentimos por medio de bromas.
Generalmente lo que decimos bromeando no lo diríamos hablando en serio.
Si queremos decir algo no es recomendable hacerlo por medio de una broma.
Hay formas indicadas para decir la verdad de lo que pensamos.
Por otro lado, si una persona únicamente está jugando, y no siente realmente lo que dice por medio de una broma, de todas maneras sembrará una duda en el corazón de la otra persona.
Siempre quedará la duda de si algo se dijo en serio, o no.
¿Cuál es la necesidad de eso? Ninguna.
Entonces evitemos las bromas, que van a causar más daño que beneficio.
TAREA:
-Leer Génesis 2:18-25
-Leer el Folleto Lección 02
-Responder esto (está en el Folleto):
PARA DIALOGAR: ¿Con qué tipo de pegamento estás contando para mantener unido tu matrimonio del futuro?
PARA ORAR: “Señor, enséñanos cada día por el resto de nuestra vida lo que significa un compromiso auténtico y lleno de amor.”
PARA HACER: Escriban una nota para donde detallen las cosas para hacer que muestran lo que es el pegamento permanente del compromiso matrimonial.
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