¿Qué Hago Para Tener Vida Eterna?

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Introducción

Muchos hemos tenido la experiencia de prepararnos para un viaje:
Empacamos
Apagamos las luces
Cerramos las ventanas y puertas
Prendemos la alarma
…pero de pronto cuando hemos salido - suele escucharse la pregunta, ¿Apagué la estufa?
Nos aseguramos de todo, pero hubo una cosa importante que nos hizo. Nos hizo falta hacer algo que podría haber destruido nuestro hogar.
Hoy estaremos estudiando un pasaje donde un joven viene a Jesús preocupado porque quería saber ¿qué cosa le faltaba?
Pero no se refería a una cosa que le faltaba antes de hacer un viaje.
Se refería a que es lo que le faltaba para “heredar la vida eterna”.
Hoy estaremos considerando:
El joven
La actitud del joven
La respuesta de Jesús
La respuesta del joven

El joven

En esta historia tenemos un encuentro de Jesús con un hombre:
Marcos 10:17 NBLA
17 Cuando Jesús salía para irse, vino un hombre corriendo, y arrodillándose delante de Él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Mateo lo describe como un hombre joven.
Mateo 19:20 NBLA
20 El joven dijo*: «Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía?»
Marcos también lo describe como un hombre que era dueño de muchos bienes.
Marcos 10:22 NBLA
22 Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Había prosperado en su economía.
La Biblia no nos dice en que consistían sus bienes pero es probable que haya sido un hacendado, un empresario, o quizá un terrateniente.
En términos modernos podríamos decir que era un hombre joven con una carrera profesional bien pagada.
Existen personas jóvenes que en sus primeros trabajos como ingeniero de computación están percibiendo un salario de arriba de $150,000 / año.
Sería la clase de joven que en su primer trabajo está ganando mucho más que lo que sus padres ganaron en su último año de trabajo.
La fortuna de este joven va a ser muy importante para entender la lección que Dios nos quiere enseñar.

La actitud del joven

Marcos va más allá que solo describir al hombre y nos permite conocer la actitud con la cual vino a Jesús.
Uno podría esperar que una persona con una gran fortuna pueda pensar que tiene todo lo que necesita para esta vida. No tiene necesidad alguna.
Pero, veamos como viene a Jesús:
Marcos 10:17 NBLA
17 Cuando Jesús salía para irse, vino un hombre corriendo, y arrodillándose delante de Él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Notemos las acciones del joven.
Corre
Se arrodilla
La hace una pregunta sincera a Jesús.
La acción de correr no era una acción digna sobre todo para un hombre de sociedad.
Los niños corrían.
Los esclavos corrían para cumplir una tarea u orden.
Pero, los hombres de sociedad, hombres mayores (padre de familia), no corrían puesto que era una acción infantil o algo que hacía la servidumbre en el hogar.
Al llegar a Jesús se arrodilla.
Se pone en una posición de sumisión ante Jesús.
Aunque es un hombre influyente (gracias a su fortuna) viene con una actitud de humildad ante Jesús.
Pero, en el momento que abre su boca nos damos cuenta de su actitud interior.
“Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”
En el mundo antiguo era común llamar a los rabinos “Maestro” o “Rabí”. Pero, él agrega un calificativo y le llama “Maestro bueno”.
Pero, al igual que la madre que va de viaje y hace un recorrido mental por toda su casa para ver si no le hizo falta nada - este hombre tiene una gran inquietud espiritual.
Su inquietud es por saber que debe hacer para heredar la vida eterna.
Para muchos parece ser sorprendente que una persona tan adinerada tenga un interés en pensar en cosas espirituales.
Suponemos que su interés sería como acumular más bienes.
Como evitar pérdidas.
Pero, vemos en este joven cierta medida de sensibilidad espiritual.
Llegamos a la conclusión que la respuesta no la ha podido encontrar en los muchos bienes que tiene.
Sus tantos bienes le han podido dar cierta medida de seguridad terrenal, comodidad en esta vida, pero no pueden hacer nada para aliviar su incertidumbre en cuanto a la vida después de la muerte.
Lo otro que vemos es que para este joven, la vida eterna se hereda haciendo algo.
La vida eterna es el producto de las obras.
En otras palabras, nosotros podemos obtener la vida eterna por medio de nuestras obras.
Antes de juzgar a este joven rico, déjeme y le muestro algunos pasajes:
Deuteronomio 8:1 NBLA
1 »Todos los mandamientos que yo te ordeno hoy, tendrán cuidado de ponerlos por obra, a fin de que vivan y se multipliquen, y entren y tomen posesión de la tierra que el Señor juró dar a sus padres.
Proverbios 7:2 NBLA
2 Guarda mis mandamientos y vivirás, Y mi enseñanza como la niña de tus ojos.
Ezequiel 20:11 NBLA
11 ’Les di Mis estatutos y les hice conocer Mis decretos, por los cuales el hombre vivirá si los cumple.
En muchas ocasiones la palabra de Dios nos dice que la clave para tener vida es cumplir la ley de Dios.
Esto era un concepto muy conocido por los judíos piadosos en tiempos de Jesús.
Así que el hombre, según esta manera de pensar, está buscando aquella cosa singular que debe hacer (que aún le falta) para heredar la vida eterna.

La respuesta de Jesús

Jesús le responde al joven, y lo hace en tres partes.
Marcos 10:18 NBLA
18 Jesús le respondió: “¿Por qué Me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.
Marcos 10:19 NBLA
19 »Tú sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”».
Marcos 10:21 NBLA
21 Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y Me sigues».
En 10.18 Jesús quiere que el joven entienda como es que se ha referido a Jesús.
El joven vino a Jesús y le dijo “Maestro bueno”.
Jesús aclara que el único que es bueno es Dios.
Así que si el joven insiste en llamar a Jesús bueno, está dispuesto a reconocerlo como Dios.
Aparte de esto, el joven ha venido con una pregunta espiritual acerca de como obtener la vida eterna.
El que otorga la vida eterna es Dios.
Por tanto, solo Dios puede decirnos que es lo que necesitamos para obtener la vida eterna - pues es él quien la da.
En 10.19 Jesús cita los mandamientos de la segunda tabla de la ley.
Recordemos que la primer tabla de la ley acerca de no tener ídolos, no tomar el nombre del Señor en vano, guardar el día de reposo, etc., tienen que ver con el deber del hombre hacía Dios.
Pero, la segunda tabla de la ley tiene que ver con el deber del hombre para con el prójimo - no mentir, no matar, no cometer adulterio, honrar a los padres, etc.
Así que Jesús pasa lista a estos mandamientos en cuanto al trato del joven rico hacía su prójimo.
¿Recuerdan lo que dijimos que solo Dios puede decir lo que debemos hacer para heredar la vida eterna? Es por eso que Jesús cita los mandamientos porque son los mandatos que Dios mismo le dio a Moisés para Israel.
En 10.21 Jesús le dice al joven que una sola cosa le hace falta.
Esto es importante porque no existe ningún mandamiento que nos ordena a vender lo que tenemos y darlo a los pobres.
Jesús no está citando ningún mandamiento.
Pero, esto es asombroso porque nos enseña una lección acerca de la identidad de Jesús.
Jesús no es un mero hombre.
Jesús no es un mero profeta o maestro religioso.
Jesús es Dios.
Solo Dios nos puede decir lo que tenemos que hacer para heredar la vida eterna.
Así que Jesús analiza el corazón del joven y le dice exactamente lo que necesita hacer para heredar la vida eterna.
Y es lo mismo que va a hacer Jesús en cada una de nuestras vidas.
Él nos conoce y sabe lo que impide que obtengamos la vida eterna.

La reacción del joven

El joven vino a Jesús con sinceridad pero nos damos cuenta que su reacción a la respuesta de Jesús no fue la que esperamos.
Cuando Jesús le menciona los mandamientos de la segunda tabla de la ley el joven responde:
Marcos 10:20 NBLA
20 «Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud», dijo el hombre.
El joven sinceramente cree que ha guardado completamente la segunda tabla de la ley.
No lo juzguemos.
Muchas veces somos prontos para juzgar al joven diciendo que es imposible guardar la ley de Dios.
Pero, demos al joven el beneficio de la duda y supongamos que si ha guardado completamente la segunda tabla de la ley.
Él con completa seguridad responde a Jesús diciendo que la ha cumplido.
Pero, nos debemos preguntar, si el joven ha cumplido la segunda tabla de la ley, al pie de la letra, ¿por qué es que siente inseguridad acerca de su destino eterno?
Hay algo que aun le falta.
Hay un obstáculo para que él reciba la vida eterna.
Lo otro que vemos es que el joven ya no le dice a Jesús “Maestro bueno”.
Notemos que ahora solo le dice “Maestro”.
Creo que ha entendido lo que le dijo Jesús de que solo Dios es bueno.
Por tanto, el joven tiene una decisión que tomar:
Solo Dios es bueno.
…o Jesús es Dios y vuelvo a referirme a él como “Maestro bueno”.
…o Jesús solo es un maestro como los muchos que hay en Israel y debo solo referirme a él como “Maestro”.
El joven llega a su conclusión y no acepta la verdadera identidad de Jesús - no lo reconoce como el Dios eterno.
Ahora, veamos cómo responde el joven cuando Jesús le dice que le hace falta una sola cosa.
Jesús lo miró con amor.
De hecho, Dios no hecha fuera a nadie que viene a él con sinceridad.
Así que la reacción que va a tener el joven no es a causa del rechazo de Jesús porque Jesús lo trató con ternura / amor.
Marcos describe el desenlace de esta historia:
Marcos 10:22 NBLA
22 Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Lo único que le hacía falta al joven era vender todas sus posesiones y darla a los pobres.
Después de hacer esto podía venir con completa libertad y seguir a Jesús.
De esta manera iba a heredar la vida eterna.
Pero, el joven no estuvo dispuesto a hacer esto porque tenía muchos bienes.
Con esto, Jesús no está enseñando un principio universal - que para ser salvos necesitamos hacernos pobres; vender todo lo que tenemos y darlo a los pobres.
Más bien, Jesús con esto quiso resumir los dos mandamientos que resumen toda la ley de Dios.
Mateo 22:37–39 NBLA
37 Y Él le contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 »Este es el grande y primer mandamiento. 39 »Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Con estas palabras, Jesús nos dice que la primer tabla de la ley que se refiere a nuestro deber con Dios se resume en amar a Dios todo lo que somos - corazón, alma, y mente.
Y de la misma manera, la segunda tabla de la ley se resume con amar al prójimo como a nosotros mismos.
Lo curioso de esto es que si amamos a Dios sobre todas las cosas, es posible cumplir la segunda tabla de la ley.
El que ama a Dios sobre todo va a vivir conforme a sus mandamientos.
Así que, ¿qué es lo que le faltaba al joven rico?
El joven rico se fue porque tenía muchos bienes.
No estuvo dispuesto a vender sus bienes y darlo a los pobres - pero, ¿por qué?
Porque amaba demasiado sus bienes.
Amaba demasiado su fortuna.
Su amor por lo que tenía era mayor que su amor por Dios, su amor y deseo por la vida eterna.
Así que jamás iba a heredar la vida eterna si su amor por Dios no estaba por encima de todas las cosas.

Conclusión

Lo mismo sucede con nosotros.
El hombre no viene a Dios porque ama demasiado su vicio, su pecado, su vida en contra de la voluntad de Dios, su propia voluntad.
El hombre no viene a Dios porque no puede poner a Dios por encima de todas las cosas y mucho menos someterse a su voluntad.
Pero, quien puede poner a Dios por encima de todas las cosas?
Nadie.
Nadie ama a Dios por encima de todas las cosas.
Es por eso que necesitamos que Dios cambie nuestro corazón - un corazón que ame a Dios por encima de todas las cosas y así podremos heredar la vida eterna.
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