Dios me ha adiestrado para esto

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Concepción, Octubre 5 del 2003.

Dios me ha adiestrado para esto

Pasaje:                      Salmo 18:32 – 34

32        Dios es el que me ciñe de poder,

Y quien hace perfecto mi camino;

33         Quien hace mis pies como de ciervas,

Y me hace estar firme sobre mis alturas;

34         Quien adiestra mis manos para la batalla,

Para entesar con mis brazos el arco de bronce.[1]

Enseñanza:

Dios ha hecho lo necesario para cada uno de sus hijos tenga éxito en la tarea de predicar el evangelio de salvación.

Sujeto:                      

3 Cosas que Dios ha hecho para que todo hijo suyo se desempeñe exitosamente en su  responsabilidad de madre.

Bosquejo:

V. 32.

ME ROBUSTECE PARA SOPORTAR LOS VIENTOS CONTRARIOS QUE INTENTAN DESVIARME.

V. 33.

ME DA LA LIGEREZA PARA CAMINAR CON RAPIDEZ Y CON SEGURIDAD EN LOS PEÑASCOS DEL TERRENO.

Me da la gracia de un ciervo, que es elogiado en otros pasajes:

1.    Se cuenta entre los animales limpios Dt. 14:5.

2.    Es aprobado para comerlo.  Dt. 12:15

3.    Se servía en la mesa de Salomón.  1 Rey. 4:22-23

4.    Es tímido y cariñoso.  Prov. 5:19

V. 34.

ME ENSEÑA ESTRATEGIAS PARA VENCER EN LA BATALLA.

DA DESTREZA A MIS MANOS PARA USAR LO QUE NUNCA HE USADO.

INTRODUCCIÓN.

                        Una de las batallas más largas y duras del creyente ha sido tratar de vivir sobre las expectativas que demanda el ser hijo de Dios.  Sobre el paso del tiempo, diferentes costumbres se han introducido a la iglesia cristiana y han marcado el nivel hasta donde los hijos de Dios deben llegar.

            Esta noche, estamos recordando en celebración una de las fechas más llamativas y conmemoradas del mundo, el día de la madre.  Espero que las hermanas hayan tenido un día fabuloso y hayan pasado la mejor experiencia con su familia.

            Tratando de pensar en un paralelo de relación entre la iglesia, el creyente y una madre, creo que he llegado a la conclusión de que en muchas de las ocasiones la madre es la persona dentro del hogar que siempre está llevando sobre sus hombros la carga de vivir sobre las expectativas que el resto del mundo exige, o por lo menos quienes conforman su mundo.

            En esta larga semana, he tenido que atender a mi esposa que está en cama por cuidados propios del embarazo.  No ha sido un tarea fácil.  Aunque de pequeño nací y crecí en medio de una familia que me enseñó todo lo necesario para desarrollarme dentro del hogar, estos días me han revelado lo duro y sacrificado de los deberes de una madre, dueña de casa y esposa.  Incluso al elaborar este estudio tuve que parar varias veces para apagar el arroz del almuerzo, llevar a Tiare al baño, ir a comprar pan para la once, etc. En verdad es agotador.  Ahora entiendo más del esfuerzo de mi madre y de mi esposa.

           

            Creo que el ser madre es una de las labores para lo cual debería existir un manual ilustrado.  Sin duda, sé que Dios ha diseñado a la mujer no solo para ser madre biológicamente sino que le ha dado todo lo necesario para desarrollar todo un ministerio con cada uno de sus hijos, y en algunas ocasiones hasta con el esposo.

La primera cosa que Dios ha hecho para que la mujer se desempeñe exitosamente en su  responsabilidad de madre es:

V. 32.

ME ROBUSTECE PARA SOPORTAR LOS VIENTOS CONTRARIOS QUE INTENTAN DESVIARME.

  • Como hija de Dios y hacedora de Su voluntad, siempre estamos bajo la mira de Satanás para desviarnos.

  • Como buenos hijos de Dios debemos retornar a la presencia de Dios para saciarnos de su agua de vida.

  • La misma palabra de Dios es nuestro canal de riego.

  • Nos da poder para continuar en la batalla.

  • Endereza nuestra vereda para que lleguemos a la meta deseada.

Fíate de Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas.   Prov. 3:5-6.

Debemos regresar a la misma presencia de Dios cuando vemos que hemos perdido el rumbo o cuando el cansancio nos ha agotado hasta desistir de continuar y queramos regresar.

Sólo así aseguraremos nuestras fuerzas. Una madre que quiere llegar al tope de las expectativas por si sola, se encontrará con la triste realidad del   fracaso.

            Debemos buscar como el ciervo las corrientes de las aguas para saciar nuestra sed de Dios, de su palabra, de su Espíritu.

La segunda cosa que Dios ha hecho para que la mujer se desempeñe exitosamente en su  responsabilidad de madre es:

V. 33.

ME DA LA LIGEREZA PARA CAMINAR CON RAPIDEZ Y CON SEGURIDAD EN LOS PEÑASCOS DEL TERRENO.

Me da la gracia de un ciervo, que es elogiado en otros pasajes:

Es hermoso ver que el hijo obediente de Dios es comparado a un siervo.

Mis pies como de ciervas = Rapidez, agilidad.

Para escapar de las trampas del enemigo. Para entrar en zonas escabrosas a rescatar a una cría y aun no perder su ligereza.

Para llegar alto en el cumplimiento de las expectativas de Dios sin sentir vértigo y resbalar.

Hay muchos creyentes que se sienten en altos cargos y pretenden haber llegado solos.  Es allí que debemos agradecer a Dios por este gran privilegio y pedir de su humildad para saber mantenernos sirviendo a nuestros hermanos y agradando a Dios.

Una madre quien es una hija de Dios es comparada a un ciervo

- Se cuenta entre los animales limpios Dt. 14:5.

- Es aprobado para comerlo.  Dt. 12:15

- Se servía en la mesa de Salomón.  1 Rey. 4:22-23

- Es tímido y cariñoso.  Prov. 5:19

La tercera cosa que Dios ha hecho para que la mujer se desempeñe exitosamente en su  responsabilidad de madre es:

V. 34.

ME ENSEÑA ESTRATEGIAS PARA VENCER EN LA BATALLA.

DA DESTREZA A MIS MANOS PARA USAR LO QUE NUNCA HE USADO.

Como David que su instrucción desde niño fue pastoril, NO PARA LA GUERRA.

Pero le da gracias a Dios que aunque no se entrenó para la guerra, Dios le envió a librar guerras y le dotó de destreza, sabiduría, agilidad.

Hoy en día hay muchas madres jóvenes que ven sus deberes como una gran batalla, y lo son.

Pero Dios ha diseñado espiritualmente a la mujer para librar esa gran batalla y salir exitosas, siempre bajo el mando de Dios.

Nuestra única responsabilidad es la de siempre presentarnos delante de Dios para recibir esa instrucción personal.  Debemos acudir a Dios en busca de ese recurso fortalecedor y eterno de la presencia de Dios, real y diaria en todas las esferas de la vida.

Las hermanas mayores, quienes ahora pueden ver a sus hijos comprometidos en los caminos del Señor, pueden atestiguar que la batalla no ha sido fácil.  Varias veces han sentido correr por sus mejillas las lágrimas de la derrota y del desánimo. Pero Dios ha regado su sendero con esas mismas lágrimas y ahora están cosechando el fruto de su labor.

CONCLUSIÓN.

La bendición más grande que Dios nos ha dado es la salvación. A través de esta podemos caminar hacia la misma presencia de Dios. En este camino enfrentaremos todo tipo de experiencias. Sentiremos la alegría de la victoria sobre Satanás, pero a veces la frustración y penas de no ver nuestros anhelos realizados pueden dejarnos sin aliento para seguir.

En esos momentos en cuando debemos volver a los fundamentos básicos de nuestro llamado a la vida cristiana.

Dios es quien:

-          Nos robustece para resistir los vientos contrarios que intentan desviarnos.

-          Nos da la agilidad para caminar con rapidez y seguridad en lo escabroso del sendero.

Nos enseña estrategias para vencer en la batalla, aunque no seamos llamados a ser soldados.


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[1]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

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