Mano de obra calificada

Éxodo: De la esclavitud a la libertad  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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En el mundo del arte, se dice que solo unos pocos privilegiados tienen la destreza necesaria para transformar lo ordinario en extraordinario.
Un caso muy conocido es el de un gran bloque de mármol que había sido extraído de una cantera en Carrara, Italia. A mediados del siglo XV, un escultor llamado Aguatino Di Duccio, había comenzado a esculpir la enorme piedra, pero luego de varios años abandonó el proyecto sin terminarlo por encontrar aparentes defectos de material. Varios artistas fueron consultados para terminar la obra, pero nadie accedía al considerar que en efecto la piedra no tenía las condiciones para terminar. Pasaron 25 años para que un joven escultor que un no llegaba a los 30 años lo tomara como encargo para la Catedral de Florencia y en 1504 la obra terminada fue exhibida en la Piazza della Signiora de Florencia.
El “David” de Miguel Angel es una obra tallada de 5,17 metros que es un símbolo del arte del renacimiento y una de las escultura más importantes que jamás la mano humana haya concebido, especialmente por la manera tan detallada en que recrea las expresiones, proporciones y músculos haciendo de esta una obra de extraordinaria belleza.
No cabe duda, se requiere d Euán destreza única para transformar lo ordinario en extraordinario pero ¿cuanto crees que sería necesario en aquellos que Dios involucraría en la construcción del lugar donde Dios haría reposar Su presencia?
Hemos visto ya que Dios ha estado dando a Moisés instrucciones sobre la construcción del tabernáculo y cada uno de los elementos y nos hemos asombrado con lo que cada uno representa, conviene ahora preguntarnos ¿quienes se van a encargar de trabajar en estas cosas?
Hasta ahora, vemos como únicamente los sacerdotes tenían acceso al tabernáculo y a los elementos, el pueblo ha permanecido al margen, pero en este pasaje veremos cómo Dios involucra al pueblo por medio del uso de sus habilidades para que estos trabajen dedicadamente en construir una casa para él.
Y es en ese sentido que quiero proponerles el argumento para nuestro sermón:
Dios capacita por medio de Su Espíritu a Su pueblo para que sirvan en Su obra.
Y desarrollaremos este argumento y el pasaje que nos compete en dos encabezados:
El Dios que capacita para el trabajo
El Dios que pide descanso del trabajo

El Dios que capacita para el trabajo

Tal Como vemos, tenemos un cambio significativo aquí. Hemos visto mucho acerca de los sacerdotes y los detalles del mobiliario del templo, pero ahora dos figuras importantes aparecen, dos nombres que no nos eran comunes hasta ahora. Llamados por el Señor de manera específica y a quienes se les encomendaría la labor de liderar el trabajo de construcción del tebarrnaculo. Veamos algunos aspectos de este llamado
Fueron llamados específicamente por Dios u por sus nombres: Bezalel y Aholiab
No tenían ninguna dignidad especial más allá de ser Israelitas
Habían sido capacitados por Dios, entendemos desde mucho antes, tal vez en Egipto, con habilidades únicas que iban a ser requeridas para el levantamiento del tabernáculo y el mobiliario.
No sabemos nada de Bezalel, pero de Aholiab sabemos por Éxodo 38:23 que era experto en tintes, telas y lino torcido, por lo que asumimos que Bezalel sería experto en madera y orfebrería.
Ambos fueron llenos del Espíritu de Dios para llevar a cabo la tarea, pues aunque era un trabajo común, era para el único Dios verdadero
Eran los encargados de hacer todo lo que Dios le había encomendado a Moisés hasta ahora: el tabernáculo, el interior de l tienda, mobiliario, vestiduras de los sacerdotes etc.
El verso 6 sugiere que Dios puso sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón. Esto es, que había puesto disposición resuelta para el trabajo en el resto del pueblo que ya tenía alguna habilidad particular.
Varias cosas muy interesantes podemos inferir en términos prácticos a partir de aquí:
Aunque los sacerdotes estaban involucrados en unas tareas específicas, no eran los únicos llamados a servir.
Dios capacita con Su Espíritu a todo el que llama independiente de cual sea su campo de acción, tanto a los que sirven en el culto como a los que sirven fuera de la iglesia
No existe una separación entre el trabajo en en la iglesia y el que hacemos fuera de ella. Esta es una dualidad peligrosa que nos hace pensar que sólo los que sirven en la iglesia están sirviendo al Señor.
También es interesante ver que es Dios quien da la capacidad para crear, para servir y para producir. No hay ninguna habilidad que poséanos que no provenga de la providencia generosa del Señor.
Tal vez estés preguntándote en qué servir al Señor y puede ser que estes perdiendo de vista que Justo el lugar donde estás ahora, en tu trabajo o en casa, es el lugar donde puedes agradar y servir al Señor.
Nótenos además que la manera en que Dios describe la capacidad dada a los que llamó a servir se refiere a capacidad de crear, de construir, de inteligencia, de sabiduría; todo esto viene del Señor. El ejercicio de todas estas cosas da gloria al Señor. Cuando trabajamos con excelencia, cuando creamos, cuando producimos, estamos extendiendo la gloria de Dios quien puso estas cosas en nosotros. Esto nos conduce a ser altamente productivos en cualquier lugar donde andemos. Como creyentes, somos llamados a trabajar con excelencia en cualquier cosa que hagamos porque no la hacemos para los hombres si no para el Señor.
Esto debe conducirnos a atesorar más el ser diferentes a otros, a estar contentos con lo que el Señor nos ha dado y regocijarnos con lo que ha dado también a otros. Eso no significa que no debamos perseverar en perfeccionar nuestros dones, sino todo lo contrario. Las habilidades dadas por Dios son diferentes de un individuo a otro. Algunos tienen habilidades manuales, otros conjnicacionales, otros físicas y de fuerza, otros de agudeza, resistencia, inventiva etc. y todas ellas provienen del Señor.
Y una cosa más que no quiero pasar por alto, es que nunca debemos menospreciar las habilidades que el Señor nos ha permitido adquirir a lo largo de nuestra vida porque nunca sabremos el momento en el que el Señor lo va a requerir para una obra específica en el avance de Su Reino.
Pero, hay una advertencia que el Señor hace en este contexto y es que todos los involucrados en la obra debía tener el cuidado de alternar correctamente los ciclos de trabajo y descanso y especialmente Ninfa violentar el día de reposo. Lo que nos lleva al siguiente encabezado:

El que Dios pide descanso del trabajo

A simple vista puede ser muy difícil de notar una relación entre la sección anterior y este llamado a observar el sábado; algunos incluso han llegado a sugerir que es un comentario accidental y debía ir en otro lugar, pero si consideramos lo cuidadoso que ha sido el autor en componer el libro, es apenas pertinente pensar que aquí hay algo que se quiere comunicar. La idea más natural es esta:
La construcción del tabernáculo va a requerir trabajo arduo y persistente; pero no siquiera algo tan sagrado como construir el arca, debe ser un motivo para no guardar el día del Señor.
Pero ¿cual es la razón de esta exhortación tan enérgica? Aquí de nos agrega información valiosa:
“Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.” ‭‭Éxodo‬ ‭31‬:‭17‬ ‭RVR1960‬‬
En el verso 12 y 17 de agregan las palabras “será por señal.
Hasta el momento una señal identificaba a los judíos como herederos del pacto con Abraham, la circuncisión ; pero aquí se pone de manifiesto una señal que identificaría al pueblo como el pueblo de Dios y es que a diferencia de los otros pueblos, este apartaría un día de cada siete para dedicarlo exclusivamente a la adoración a Dios y consagrarlo para Él.
Esto nos deja un mensaje importante: El pueblo de Dios sería conocido por su adoración.
Algunas implicaciones prácticas a la luz de la relación entre trabajo y descanso que vemos aquí:
Aunque no somos llamados a guardar el día de reposo de la misma manera que el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, si sigue estando vigente para nosotros reunirnos el primer día de la semana para celebrar la resurrección de Cristo y unirnos a otros en adoración.
Cuando descansamos de nuestro trabajo estamos siguiendo el patrón establecido por Dios quien no quiso que fuéramos máquinas entregadas al activismo.
Dios sabe que el trabajo tiene el potencial de convertirse en ídolo en nuestros corazones y el descanso por mandato nos previene de este mal.
Para un creyente no debería ser fácil no congregarse el día del Señor.
Me temo que con mucha frecuencia nos excusamos en cosas que parecen buenas razones para dejar de estar reunidos al rededor del culto con otros hermanos un domingo por la mañana.
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