La poderosa sangre del Cordero - de donde viene - como sea efectiva en mi - quebrantar mi yo

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La poderosa sangre del Cordero

Pasajes:               Hebreos 9:14

Enseñanza:        Lo único que impide que el creyente ande victoriosamente en comunión con Dios y lleno del Espíritu Santo, es el pecado. Solo el poder de la sangre de Jesucristo puede limpiarle del pecado y darle libertad y victoria. ¿Qué es lo que da a la sangre su poder ante Dios y a favor de los hombres?

Proposición:      Debemos conocer el de donde viene el poder de la sangre del Cordero, cómo experimentar su poder, y cual debe ser mi posición para tenerla a favor.  Solo de ese modo, la Sangre del Cordero es efectivamente poderosa.

Introducción: A la sangre del Cordero se le atribuyen en la Biblia:

1.       Las hazañas de los hombres.

2.       Por su poder reconcilia al hombre con Dios – Colosenses 1:20

3.       Por su poder hay perdón de pecados y vida eterna para los que depositan su fe en Cristo – Colosenses 1:14;  Juan 6:54

4.       Por su poder Satanás es vencido, por su poder hay una continua limpieza de todas nuestras maldades 1 Juan 1:17.

5.       Por su poder somos libertados de la tiranía de una mala conciencia para servir al Dios vivo y verdadero  Hebreos 9:14

6.       Por su poder, el más indigno, tiene libertad para entrar en el santuario de la presencia divina y morar allí continuamente. Hebreos 10:19

¿De donde viene el poder de la sangre?

1.     LA DISPOSICION Y HUMILDAD DEL CORDERO.

Apocalipsis 7:14 dice que viene “del Cordero”, no dice “del guerrero”.

Lo que da a la sangre preciosa su eficacia ante Dios y ante los hombres es la disposición mansa de aquel que la vertió siendo la sangre misma la suprema manifestación de su mansedumbre.

El titulo de “El Cordero” en primer lugar es una descripción representativa de su obra, la de ser un

sacrificio por nuestro pecado.  Cuando un judío quería reconciliarse con Dios, debía rociar sobre el altar la sangre de un cordero. Jesús es el prototipo divino de aquellos corderos.  Juan 1:29 dice “he aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.

Pero el “cordero” tiene un significado más profundo.

·         Manso y humilde de corazón Mateo 11:29

·         Benigno y pacífico, sometido siempre a la voluntad del Padre Juan 6:38, para que los hombres  fuésemos bendecidos y redimidos.

Otro que no hubiese sido el Cordero habría pataleado y resistido ante el trato que recibió de los hombres.

·         Sin embargo por obediencia al padre y por amor de nosotros lo hizo así. Filipenses 2:8.

·         La gente hizo lo que quiso, pero por amor de nosotros El se sometió todo el tiempo:

o   Cuando le injuriaban, El no injurió.

o   Cuando sufría, El no amenazó.

·         Cuando la voluntad del Padre y malicia de los hombres señalaron el camino tenebroso del Calvario, el manso cordero inclinó voluntariamente su cabeza en señal de aceptación.

·         Isaías al profetizar le vio como un cordero: “Como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca,” Isaias 53:7.

Los azotes, injurias, latigazos, la subida al calvario, la enclavada en la cruz, la lanza en su costado, el derramamiento de su sangre, nada habría acontecido si El no hubiera sido el Cordero.

Todo por pagar el precio de mi pecado.

Así no solo es el Cordero por haber muerto en la cruz, sino por que murió en la cruz por ser “el Cordero”.

Miremos siempre esta sangre y recordemos la profunda entrega y humildad del Cordero, pues es así que la sangre tiene su gran poder ante Dios. Hebreos 9:14 dice: “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”.


 

La segunda pregunta.

¿Cómo podemos experimentar todo su poder en nuestras vidas?

2.     TENIENDO LA MISMA ACITUD DEL CORDERO, SU SANGRE PUEDE SER EFECTIVA EN MI.

Mientras miramos al Codero con su cabeza inclinada en cruz, por nuestra culpa, el corazón mismo nos da la respuesta. 

Sólo teniendo esa misma actitud que le gobernó durante toda su vida y doblando la cerviz con espíritu quebrantado como El lo hizo.  Cuando estemos dispuestos a tener la misma naturaleza que el Cordero podemos conocer toda la plenitud de su poder en nuestras vidas.

Filipenses 2:5  Podemos ser partícipes de su naturaleza porque por su muerte, ésta nos ha sido transferida.

Todo el fruto del Espíritu Santo que se dice en Gálatas 5:22-23: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, ¿qué es sino la expresión del carácter mismo del Cordero? Y con este carácter, el Espíritu Santo nos quiere llenar a fin de que Jesucristo sea reproducido en cada uno de nosotros.


 

¿Estamos dispuestos?

3.     QUEBRANTANDO EL “YO” Y CONFESANDO NUESTRO PECADO

Solo cuando ese “yo” duro, inflexible, defensor de sus derechos y resistente a los demás sea quebrantado, podemos adquirir esa naturaleza mansa, tener el sentir del Cordero y su preciosa sangre nos podrá alcanzar con su poder purificador.

Podemos orar largamente pidiendo limpieza por algún pecado y para que la paz sea restaurada en nuestros corazones.

Pero sino estamos dispuestos a ser quebrantados respecto al asunto en cuestión y ser hechos partícipes de la humildad del cordero, nada sucederá.

Cada pecado que cometemos es el resultado de este indómito “yo”, que no quiere ceder en su actitud orgullosa.

No hallaremos paz por medio de la sangre hasta que estemos dispuestos a descubrir el origen de cada pecado y a cambiar completamente la actitud indebida que lo causó, mediante un arrepentimiento específico que tiene que ser siempre humillante.

Esto quiere decir que no solamente tenemos que tratar de sentir la humildad de Jesús, sino que tenemos que andar en la luz y estar dispuestos a recibir de Dios la revelación de cualquier pecado que haya en nuestras vidas.

Luego encontraremos que El nos pedirá el cumplimiento de toda clase de actos costosos de arrepentimiento y rendición, y muchas veces sobre cosas que nosotros llamamos “triviales” e “insignificantes”.

Pero su importancia puede calcularse por lo que cuesta a nuestro orgullo corregirlas.

Quizás sea una confesión determinada a una persona o una restitución.  Mateo 5:23-24.

Es posible que tengamos que achicarnos cediendo sobre alguna cosa nuestros supuestos derechos. Si Jesús no tenia derechos, ¿los tendremos nosotros?.

El puede indicarnos la necesidad de ir a la persona a quien hemos hecho daño y confesarle el pecado, aun el peor pecado “estar resentido”.   Jesús nunca se resintió de nada ni de nadie, ¿tendremos nosotros derecho de estarlo con alguien?

Así experimentaremos el verdadero quebrantamiento y seremos hecho partícipes de la humildad del Cordero.  Cada vez que estemos dispuestos a hacerlo, su sangre nos limpiará de todo pecado y andaremos con Dios en vestiduras blancas y corazones llenos de su preciosa paz.

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