No temamos al mañana - Dios está en el pasado presente y futuro - Salmo 78-1-8

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No temamos al mañana

Dios ha sido fiel en el pasado, por lo cual estoy seguro.

Pasaje:                 Salmo 78:1-8

Enseñanza:         Observar a Dios en las tres perspectivas de tiempo, me ayuda a tener confianza, de manera que puedo organizarme en el presente y proyectarme para el futuro. No temeré lo que suceda mañana ya que Dios es fiel y la existencia de mis futuras generaciones están en las manos de Dios.

Proposición:       Dios ha dejado una ley, la cual estoy llamado no solo a cumplirla, sino a enseñarla, no solo para perpetuar una tradición sino para dar a mis hijos esperanza de vida.


Memoria, la esperanza y el esfuerzo:   Pasado, presente y futuro - memoria, esperanza y esfuerzo, - puede ennoblecernos y bendecirnos. Es por asociar todos estos estratos de tiempo con Dios que tendremos una perfecta armonía  para ofrecer a Dios y a los que vienen detrás de nosotros.

·         Es por dejar toda nuestra vida y decisiones en las manos de Dios, como nuestro pasado se convierte en un mejor recuerdo.

·         Es en Dios en quien nuestras esperanzas y expectativas para el futuro se establecerán sabiamente.

·         Es por el cumplimiento de Sus mandamientos, que lograremos la consagración del presente.


I. CUANDO NOS OBSERVAMOS LAS COSAS PASADAS, HONRAMOS A DIOS RECONOCIENDO SU PRESENCIA ALLÍ.  Podemos ver Su presencia con más claridad cuando miramos hacia atrás durante un largo tramo de días, y vemos  las emociones de la agonía o éxtasis alejándose, que cuando vemos  pasar la vida a prisa y en medio del bullicio.  

II. VIVA EN EL PRESENTE CON UNA OBEDIENCIA INQUEBRANTABLE. Después de todo, la memoria y la esperanza son para ayudarnos a encajar en nuestro tiempo presente. Tanto  la memoria y la esperanza, debe impulsarnos a cumplir los mandamientos de Dios, para así inclinar nuestro ser a Dios mismo. Un pasado lleno de bendición exige el sacrificio de desarrollar un corazón amoroso y manos responsables. Un futuro justo, seguro, soberano, y una esperanza de que lo sujeta todo, debería impulsarnos a servir a Dios con fuerza y perseverancia.

III. VIVA EL FUTURO, CONFIANDO EN DIOS.  La esperanza debe a los recuerdos, los pigmentos con los cuales se pinta cada uno de esos recuerdos.  Pero en todas nuestras esperanzas terrenales hay una sensación de incertidumbre que activa la alarma, así como las expectativas. Aquel, cuya visión sólo funciona hacia adelante dependiendo de los bajos niveles terrenales,  y se alimenta sólo por la experiencia y el recuerdo, nunca podrá decir: "Espero con certeza, y sé que mi esperanza se cumplirá". Pero los que esperan y se establecen en Dios tiene una esperanza cierta, suficiente, y que llena todo el futuro.

En los versículos 5 y 6 podemos contar 5 generaciones:

1.       Los padres.

2.       Sus hijos.

3.       La generación venidera.

4.       Los hijos que le nacerán. (los que se levantarán)

5.       Sus hijos.

El versículo 5 comienza diciendo que “ÉL estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel”. La pregunta es ¿para qué?.

El mismo versículo 5 al final y el 6 al inicio la responden: “para que la notificasen”, “para que lo sepa la siguiente generación”….   De manera que en todas sus generaciones, nunca perdieran de vista su historia.

Alguien dijo una vez: “un pueblo que no recuerda es un pueblo que ha dejado de existir y ha renunciado a la esperanza de su futuro” (Pastor David Luzuriaga).

Cómo usamos los conceptos que encontramos en el versículo 7:

·         Pasado – Memoria – Meditación en los beneficios de Dios – “no se olviden de las obras de Dios”

·         Presente – Esperanza – Obediencia a los testimonios de Dios – “guarden sus mandamientos”

·         Futuro – Esfuerzo – Fe – “pongan en Dios su confianza”

Cuando miramos al pasado podemos recordar con gozo cuando Dios estableció su ley y su gracia en nuestro corazón.  El pasado es un fiel testigo que nos dice a cada momento que ese mismo Dios que estuvo allí siempre, no ha cambiado, sigue siendo el Dios soberano y poderoso de siempre. El pasado nos hace ver Su gracia y paciencia para con nosotros. Meditemos pues en las obras de Dios. Recordemos y seamos agradecidos.

Ante las vicisitudes y requerimientos del mundo presente, la única esperanza que nos queda es guardar los mandamientos de Dios. El obedecer Su Palabra nos traerá vida, desarrollará en mi vida una santidad práctica que será mi escudo día a día. Guardando la palabra de Dios, limpiaré mi camino. En meditar en su palabra, no seré removido y seré como árbol plantado junto a corrientes de agua, que tiene fruto permanentemente.

La meditación en cómo Dios ha obrado en mi pasado, me ayudará para sentar un buen testimonio y esperanza en el presente. De tal manera que podré proyectarme para el futuro. Cualquier acto que demande esfuerzo, será menos pesado si considero que el mismo Dios del pasado me seguirá guiando y bendiciendo en los proyectos futuros. Podré caminar en FE, porque en Dios he puesto mi confianza.

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