El Pastor y Rey de tu Vida

Él es su pastor, y pueden llamarlo así. Hubo un tiempo cuando David fue pastor; fue tomado de cuidar las ovejas con sus corderitos (Sal 78:70–71 LBLA), de modo que conocía por experiencia los cuidados y tiernos afectos de un buen pastor hacia su rebaño. Recordaba la necesidad que tenían de un pastor, y la bondad que era para ellos tener uno que fuera hábil y fiel; una vez aventuró su vida para rescatar un cordero

«Me restaura cuando me desvío». Ninguna criatura se pierde tan pronto como una oveja, tan propensa es a descarriarse, y después tan torpe para encontrar el camino de regreso. Los mejores santos son conscientes de su tendencia a descarriarse como oveja perdida