EL DEBER Y EL PRIVILEGIO DE HABLAR CON DIOS

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INTRODUCCIÓN.

Cada uno de nosotros ha escuchado hablar, predicar o enseñar, en más de una ocasión, sobre la importancia de orar, de hablar con Dios. Sin embargo, pensamos que orar es algo que podemos o no hacer. No lo vemos como un mandato, sino como una opción, lo que podemos hacer o no.

Pensar de esta manera contradice la Escritura, en la que vemos que la oración, es parte del ejemplo a seguir que nos dejó Cristo, pero también San Pablo dice que debemos hacerlo siempre, sin cesar.

Hace muchos años, 28 para ser exactos, un fraile católico, Guillermo Rendón, a quien compartí el Evangelio, hablando sobre la oración, me dijo: “Pastor, el mundo está en pie, no hay una destrucción total, porque muchos cristianos, han dedicado su vida, a la oración”.

En este día, el último del año, nuestra Iglesia fue convocada a orar, a interceder por Estados Unidos de América, la nación en la cual vivimos, trabajamos y crecen nuestras familias, además de que aquí, somos alimentados por la Palabra de Verdad.

Nuestra nación, creo que hoy más que nunca antes en toda su historia, necesita que los fieles ciudadanos del Reino de Dios, oremos por ella, porque nuestro corazón está de luto, por las matanzas de inocentes, por la crisis en la economía, por las amenazas terroristas, pero también para que, como oro Jesús, sea librada del maligno.

En esta Carta que San Pablo, inspirado por Dios, escribe a Timoteo, dice que los cristianos deben orar por todos. Orar por las personas. Orar por los gobernantes. Orar por la Iglesia. Orar por los incrédulos. Orar por los que han renunciado a la fe. Orar por los que creen que ser cristiano es un asunto social. En fin, la Biblia nos ordena orar por todos sin excepción.

¿Por qué debemos orar por todos los hombres?

1- Orar es Bueno y Agradable a Dios

San Pablo está diciendo textualmente que orar “es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Dios el Salvador ama a todos.

El deseo de Dios, basado en su amor y la provisión que hizo para todos los humanos, es que todos sean salvos. Sabemos que no todos serán salvos, pero esto no nos da el derecho ni de excluir a nadie, ni de dejar de orar.

La Palabra nos dice que es bueno, además de que Dios quiere que lo hagamos, porque creemos que hay un solo Dios, esta es la verdad clave del cristianismo bíblico.

Las personas de los tiempos de Pablo, como en nuestra era, está invadida de muchos Por eso somos urgidos por el Señor, el Creador de Todos y para quienes Él provee la salvación, a interceder por todas las personas.

2- Orar para compartirles de Jesucristo

Nuestro texto, enseña que hay “un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.

Cristo es el mediador, entre Dios y toda la humanidad, Él es el único medio de Salvación.

Debemos orar para que todos conozcan a Cristo Salvador y, a través de Él, tengan vida en Su Nombre.

Es Jesucristo, quien “se dio a sí mismo en rescate por todos”. Cristo murió por todos. El Salvador no excluyó a ninguno, llevó los pecados de todos; entonces, los cristianos debemos dar a conocer esta noticia, orar por ellos y compartir con ellos el Evangelio.

La palabra Rescate, significa el precio para librar un esclavo. La muerte de Cristo nos salva. Jesucristo pagó con su muerte, el precio para liberar a todas las personas de la esclavitud al pecado.

Conclusión.

Hermanos, por el amor de Dios, el único Dios, por Jesucristo el único mediador, el que murió por todos, y por nuestra responsabilidad como creyentes, como Iglesia, estamos en la obligación, pero también disfrutamos del privilegio, de hablar con Dios en oración, para interceder por esta nación, por nuestra Iglesia, por cada hermano, por todas las personas, sin hacer distinciones, sin excluir a nadie.

No podemos pensar que uno u otro, son tan pecadores, que no merecen la oración del pueblo de Dios. Nadie es tan santo que merezca el amor de Dios. Nadie es tan pecador que tampoco lo merezca. Jesús es para todos, como la oración es para todos.

Dios ha provisto en Cristo la salvación para todos y todos necesitamos del perdón y la salvación que Cristo ganó por toda la humanidad, la cual pagó con su sangre derramada en la cruz.

Siguiendo el hermoso mandato de Jesús, imitando su ejemplo, es que estamos orando en este día y espero que en cada día.

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