Hasta que Cristo sea formado en ustedes

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Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Jn 17:3
Los primeros tres capítulos son acerca de la doctrina. Es el conocimiento de la revelación de Dios y de su inmensurable gracia, de cómo salva a los individuos y al mismo tiempo constituye un pueblo, llamado la iglesia, para que le adore; sin embargo, a partir del capítulo cuatro, la carta se torna algo más práctica. Pablo da instrucciones morales. De comunión y de conducta para los hermanos de Éfeso, sin embargo, Pablo estaba claro en entender que los simples mandatos son de por sí inoficiosos si no son precedidos de un entendimiento correcto de quién es Dios.
Eso hace la diferencia entre el cristianismo y una vida meramente moral. Por un lado, los moralistas solo se centran en las formas externas de conducta, pero en el cristianismo, nuestras acciones son precedidas de un entendimiento y dicho entendimiento no es otra cosa que el Evangelio de Jesucristo.
Pero el conocimiento por sí solo no produce piedad de manera automática, es un error pensar de esa manera, de hecho, es un error muy común en la iglesia de hoy. Es por eso que tenemos a muchos creyendo que todo lo que pueden hacer en esta vida es llenarse de teología, lo cual no es malo, pero en cambio, sus vidas no reflejan el carácter de los que profesan piedad.
Es por eso entonces que Pablo usa esta oración, que como vimos ya había iniciado en el versículo 1 del capítulo 3, pero que había interrumpido para aclarar algunas cosas acerca del misterio que él siendo judío estaba anunciando a los gentiles; sin embargo, ahora vuelve a retomarla y bien hacemos en detenernos a considerarla.
Esta oración de Pablo es vital porque es la transición entre el contenido teológico puro de la doctrina de la Gracia y cómo esa doctrina es llevada a la práctica. El conocimiento no puede bajar de la mente al corazón a menos que se tenga oración.
De paso, este es un texto importante para nosotros porque nos muestra que estas grandes doctrinas que nosotros conocemos y que son hermosas no tendrán ningún provecho si no produce una mayor vida de oración y nos llevan a la transformación permanente de nuestras mentes y corazones. Así que, alguien que conoce las doctrinas de la Gracia y no ora para la aplicación de ese conocimiento a su vida, es una contradicción de términos, está vació y todo el conocimiento será infructuoso.
Este es justamente el argumento que quiero proponerles: Para poder vivir coherentemente lo que creemos necesitamos que el amor de Cristo sea formado en nosotros.
Veremos entonces la estructura de esta oración de Pablo a la luz de tres encabezados: (1) a quién está dirigida la oración (2) el contenido [las peticiones] de la oración y (3) La Doxología.

A quién es dirigida la oración

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra
Como mencionamos hace un momento, Pablo retoma la oración que había comenzado en el versículo 1, es una oración elemental pero cargada de mucho significado para los hermanos de Éfeso y también para nosotros.
Lo primero que identificamos en esta oración es como Pablo conecta el hecho de que Dios ha hecho de judíos y gentiles un solo pueblo como el motivo de su oración. Es a causa de la revelación de ese conocimiento que Pablo eleva esta plegaria en favor de los hermanos de Éfeso.
Es una oración en un espíritu humilde pero fervoroso. Aunque la Biblia menciona en varias ocasiones posturas distintas al momento de dirigir nuestras oraciones, el orar de rodillas es una postura asociada a la humildad, la solemnidad y el reconocimiento del Señorío de Dios sobre todas las cosas.
No podemos pretender que vamos a dirigirnos a Dios el Padre de los cielos de manera irreverente o desgarbada, eso es, como diría el comentarista William Hendriksen, casi un acto de abominación ante el Señor.
Esta es una oración dirigida al Padre. Y al menos dos cosas que Pablo identifica de este Padre:
- Es el Padre de nuestro Señor Jesucristo
- Es el Padre de todas las familias de la tierra
No cabe duda que la intención de Pablo es dejar claro aquí que este no es solo Padre de los judíos solamente, sino de todos aquellos que han sido redimidos con Cristo que se han unido a él por medio de la fe.
Esta oración sigue el modelo de Cristo quien nos enseñó diciendo: padre nuestro, que estás en los cielos. Pero Pablo no solo lo identifica como el Dios de todas las cosas en los cielos, sean ángeles o principados, sino en la tierra, de todas los que por medio e Cristo han venido a ser parte de su misma familia, de su mismo pueblo, de su mismo templo.
Ahora el Apóstol procede a presentar los motivos de su oración ante el Padre…

El contenido de la oración

Una petición de fortaleza

para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu
Es interesante la manera en que Pablo intercede por los hermanos de Éfeso. La palabra os dé son precisamente las que identifican a los sujetos de su oración, por quiénes él ahora está orando e intercediendo.
Pablo está preso mientras escribe esta carta, pero su oración no es por su liberación, es por causa de los hermanos, y tampoco es para que el Señor les dé cosas materiales o tangibles, no, es para que el Señor los llene de bienes espirituales, conforme a las riquezas de su gracia.
Con cuanta frecuencia nos alejamos de este modelo de oración. Nos centramos en nosotros mismos o en nuestras necesidades, o cuando por fin decidimos pedir por alguien, casi siempre nos vemos tentados a pedir para que el Señor les supla bienes materiales.
Lo primero que pide aquí es fortaleza.
Que los hermanos sean fortalecidos en el espíritu, o mejor leído, por el Espíritu. Ellos debían ser fuertes internamente para retener todas estas verdades. Vendrías vientos y soplarían calamidades que harían que atentarían contra su fe, pero ellos debían ser fuertes.
Pedir fortaleza no es pedir algo abstracto o sin sentido. Cuando oramos así por alguien, es nuestro deseo que el Señor haga permanecer firme a aquel por quién intercedemos. Esta fue la oración de Cristo por Pedro cuando Satanás lo había pedido para zarandearlo coma trigo (Lc 22:31), que su fe no faltara.
Sabemos que Padreo negó al Señor, sabemos que se alejó por un poco de tiempo, pero Dios había escuchado el ruego del Señor y Pedro fue restaurado. Que el Señor nos conceda esta sensibilidad y orar por los débiles o los que han desfallecido a causa de tantos padecimientos; podemos estar seguros que el Señor nos escuchará y dará conforme a sus riquezas de gracia fortaleza y fe según su voluntad.
para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones
otra manera de ver cómo es que el hombre interior es fortalecido, es pensar en Cristo morando en el creyente. Nosotros somos débiles externamente, flaqueamos, desfallecemos, somos tentados, pero cuando Cristo ha hecho morada en nosotros, habita en nosotros, entonces ahora dentro de nosotros somos fuertes, y como el mismo Pablo diría en otro lado; aunque este hombre exterior se vaya deteriorando, el interior se va fortaleciendo, el interior que es según Cristo. (2 Cor 4:16)

Para comprender y conocer el amor de Dios

a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento
La siguiente petición de Pablo está ligada a la primera. El ser fortalecido y tener a Cristo como nuestra morada, traerá como resultado el que podamos echar cimientos firmes en el amor de Dios y entonces, solo entonces seremos capaces de comprender todo cuando de ese amor se extiende y cuál es su alcance.
La ilustración empleada por pablo aquí es la de un edificio y un árbol, el primero con fundamento y el segundo teniendo como raíz el amor de Dios.
Es evidente que el edificio que se construirá sobre ese fundamento y los frutos del árbol que crecerán, serán marcados por ese mismo amor.
Como vemos aquí, la base de nuestra fe no es tanto el conocimiento en sí mismo, sino cómo por medio de ese conocimiento llegamos a entender el amor de Dios. Lastimosamente muchos han descuidado este asunto tan importante y el amor es lo último que puede verse en sus vidas.
Cuando nosotros somos cimentados en amor, nuestra relación con Dios será basada en se amor, nuestra relación con el prójimo estará basada en ese amor e incluso nuestra relación con nuestros enemigos y los que nos hacen daños.
El conocimiento por sí mismo no puede mostrar nada de Dios al mundo, ellos están cegados por el príncipe de este mundo, peor el amor, cuando mostramos el amor de Dios, dicho amor excede todo conocimiento. Esa debe ser nuestra meta.
Habrá un momento en el que ya no tendremos más conocimiento, todo eso acabará incluso cuando Cristo se manifieste en su plenitud; pero el amor de Dios permanecerá en nosotros para siempre.
A esto es a lo que se reduce nuestra vida de fe, a que, teniendo a Cristo morando en nosotros, podamos vivir movidos por el verdadero amor de Dios.

Para ser llenos de la plenitud de Dios

para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Finalmente, Pablo llega al clímax de su oración. Él ora para que los hermanos de Éfeso y todos nosotros por extensión, seamos llenos de la plenitud de Dios.
Esta es una expresión gloriosa, ¿qué es lo que significa?
La oración de Pablo es progresiva: debemos ser fortalecidos por el Espíritu para que Cristo more en nosotros y luego podamos conocer el amor verdadero de Dios y entonces, solo entonces, seremos llenos de toda la plenitud de Dios.
La dimensión de esta verdad es sobrecogedora: Dios tiene el deseo de llenarnos completamente de él. Que necios somos al creer que todo lo que necesitamos es conocimiento y nada más. Eso e son ver más allá de nuestras narices.
Todo lo que al Padre pertenece, su amor, su misericordia, su bondad, su santidad, su mansedumbre, su paciencia, su justicia, todos sus atributos comunicables están a nuestra disposición para ser llenos de ellos por medio de Cristo.
Esto es todo lo que debemos desear y perseguir en esta vida, ser llenos de la plenitud de Dios. Somos tan superficiales, nos sentimos vacíos por la ausencia de cualquier cosa insignificante, pero podemos vivir tranquilos estando vacíos de Dios. Esto es inaceptable.
El clamor de David en el Salmo 42:1-2 no debería apartarse de nuestros labios:
Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía, Mi alma tiene sed de ti, Dios de la vida; ¿Cuándo vendré a presentarme ante ti, mi Dios?
Me temo que nos hemos quedado mediocremente bañándonos en las aguas de la orilla de un mar en el que Dios nos llama a ir con él hasta lo más profundo, solo por temor de no perder de vista nuestra propia zona segura. No hay un lugar más seguro que él, el deseo por Dios implicará renuncia y esa es la que nuestra mediocridad no quiere considerar.
Dios quiere que seamos llenos de su plenitud.

Doxología

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
Finalmente, el Apóstol termina con una nota de doxología. Una alabanza para la Gloria de Dios.
Esta no solo es una forma de terminar la oración, es una consecuencia de todo lo que Pablo ha expresado. Es una ALELUYA con todas sus fuerzas por la gratitud.
Pablo desea que Dios incluso haga más en nosotros entendiendo que él siempre nos da más de lo que pedimos o incluso de lo que nuestra mente puede concebir. ¿Habrá mejor manera de descansar en la voluntad de Dios?
Creo la causa más grande por la cual las personas no cultivan vidas de oración es porque no creen en el poder de Dios. Oramos a veces de manera rutinaria o porque es una obligación, pero no lo hacemos confiando en el poder de Dios. Es por eso que a veces Dios responde y ni siquiera nos damos cuenta, porque no nos acordamos haber pedido con fe y con una confianza inquebrantable en el poder de Dios.
Ese poder no es algo que tengamos que buscar fuera de nosotros para verlo en acción, ya ha operado en nosotros, nos ha salvado, nos ha redimido, nos ha transformado; ¿acaso no puede hacer más por nosotros este Dios poderoso?
Finalmente, este es el Dios que debe ser alabado por la iglesia. Este es el propósito para el cual este pueblo existe, para dar Gloria a Dios por su grandeza y poder manifestado en nosotros.
Algunas aplicaciones:
- De nada nos servirá conocer todas las doctrinas y tener todo el conocimiento de la teología si por medio de la oración ese conocimiento no transforma nuestros corazones.
- Toda nuestra vida se reduce a vivir fundamentados en el amor de Cristo que ha sido derramado en nuestros corazones. Nuestras relaciones y todo cuanto hacemos debe estar movido por el Eterno amor de Dios.
- Nuestras oraciones deben descansar en una inquebrantable confianza en el poder de Dios y que él obrará en nosotros incluso más alá de lo que pedimos y podemos comprender.
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