Aprendiendo de Cristo el Maestro.

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ESCUCHANDO Cristo, el Maestro

Introducción I

Hermanos, si yo les dijera que voy a dar un taller para aprender a estudiar la Biblia ¿qué dirían? ¿Que voy a predicar o que voy a enseñar? Y les digo que voy a utilizar el texto que está en Lucas 15:1-7 que relata la parábola de la oveja perdida para comunicar el evangelio a los niños, ¿estoy predicando o estoy enseñando? Evidentemente son cosas distintas porque su objetivo es distinto.
Mr 11:1 dice “Y sucedió que cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y predicar en las ciudades de ellos.”
Este texto, y muchos otros, como Mateo 4:23 y 9:35 d‌ice claramente que Cristo enseñaba y predicaba. ¿Esto es una redundancia o es que son cosas distintas? Dice lo que dice, ni más ni menos. Las palabras griegas que usa son distintas y tienen matices y significados distintos. Cristo enseñaba (didaskö ) y predicaba (kërussö), hacía las dos cosas, enseñaba y predicaba. Son cosas distintas que en un momento determinado se juntan y parece que son lo mismo. Al mirarlas de cerca a la luz de la Biblia, nos damos cuenta que no.
‌Me propongo en este día y en el próximo que veamos qué es cada una para luego tener criterios para determinar si mi hermano es capaz de hacer lo uno o lo otro o las dos cosas. Hoy nos vamos a detener en la primera de estas palabras: enseñar. Cristo enseñaba.
En primer lugar explicaré qué es enseñar, y luego nos detendremos en el ejemplo del Maestro y reconocer en Él, aquellas características y cualidades que debe tener un maestro. Y aunque el objetivo es reconocer este don en los hermanos, aquellos que tienen inquietudes por colaborar en la Escuela Dominical deben estar atentos también. Pero no solo ellos, cada uno de nosotros está llamado a enseñar, todo lo que Cristo nos ha mandado, a instruir a nuestros hijos, etc.

¿Qué es enseñar?

Dice el Diccionario General de la Lengua Española Vox (enseñar). Algunas de sus acepciones son:
‌ETIM Voz patrimonial del latín vulgar insignare ‘marcar’, ‘designar
enseñar tr.
1 Comunicar conocimientos, ideas, experiencias, habilidades o hábitos a una persona que no los tiene.
2 Hacer ver de forma práctica, mediante una explicación o una indicación, cómo funciona, cómo se hace o cómo sucede una cosa.
3 Servir [una cosa] de experiencia o ejemplo
‌Pero también es
impartir habilidades o conocimiento a. Marcos 1:21 “Entraron* en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo entrando Jesús en la sinagoga comenzó a enseñar.
Instruirser o llegar a ser informado con instrucciones o direcciones para alguna tarea. Mateo 28:15Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Y este dicho se divulgó extensamente entre los judíos hasta hoy.
Ahora bien, en nuestras biblias leemos la palabra enseñar y sus derivados, pero ¿qué palabras se usan en las lenguas originales para hablar de enseñar, enseñanza, maestro?
Algunas palabras importantes del AT y la descripción de cada una, son las siguientes:
(1) bîn, «separar». Esta palabra se usa a menudo significando «enseñar». Sugiere la habilidad del maestro para separar lo necesario de lo que no es importante, proceso en el cual el maestro resuelve problemas difíciles tanto espirituales como de otro tipo usado así en Daniel 8:16 “Y oí una voz de hombre entre las márgenes del Ulai, que gritaba y decía: Gabriel, explícale a éste la visión.” Salmo 119:34 “Dame entendimiento para que guarde tu ley y la cumpla de todo corazón.” El que enseña es capaz de separar lo importante de lo accesorio.
(2) zāhar, «brillar». Esta palabra se usa cuando Moisés ilumina al pueblo acerca de los principios dados por Dios Éxodo 18:20 “Y enséñales los estatutos y las leyes, y hazles saber el camino en que deben andar y la obra que han de realizar.” El maestro ilumina al estudiante, mostrando el camino.
(3) lāmaḏ, «golpear». Usada muchas veces en el AT, esta palabra indica disciplina en la enseñanza, según aparece Isaías 2:3 “Vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; para que nos enseñe acerca de sus caminos, y andemos en sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor.” La obediencia era el resultado más esperado de este tipo de instrucción, junto a una consecuencia con la voluntad de Dios.
(4) rāʾāh, «alimentar a un rebaño». Este término expresa el sentido de responsabilidad que debe sentir el maestro por sus discípulos Proverbios 10:21 “Los labios del justo apacientan a muchos, pero los necios mueren por falta de entendimiento.” Eclesiastés 12:11 “Las palabras de los sabios son como aguijones, y como clavos bien clavados las de los maestros de colecciones, dadas por un Pastor.” ¿Por qué? Porque en la enseñanza se establece una relación entre el maestro y sus discípulos cercana, intensa y profunda.
(5) yārāh, «echar». Indica la responsabilidad del maestro de echar o presentar nuevas ideas a sus alumnos. De esta palabra deriva la palabra normal para «ley» (tôrāh) como aparece en pasajes tales como Sal. 19:8; 2 R. 14:6. Otras palabras del AT son sāḵal, «ser sabio»; yāḏāʿ, «mirar»; (hifil, «hacer conocer»); nāḇaʿ, «hervir» (derramar palabras).
Según el diccionario Diccionario Bíblico Lexham (Palabras griegas para “maestro” y “enseñar”)
Los términos griegos para “enseñar” y “maestro” son:
• διδάσκαλος (didaskalos): la palabra más común para “maestro” en el Nuevo Testamento; De esta raíz vienen las palabras didáctica, que es la parte de la pedagogía que se ocupa de cómo enseñar..
• διδάσκω (didaskō): el término más común para “enseñar” en el Nuevo Testamento; la cual lleva la idea de entregar la enseñanza y discutirla. El énfasis está puesto en el instructor e implica una idoneidad para la labor. La palabra se usa en pasajes tales como Mateo 28:19–20Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” o Efesios 4:11 “Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,”
Puede significar realizar, ejecutar, demostrar o exhibir; valuar o aprobar; instruir o enseñar. Es utilizado para denotar la transmisión de una información o conocimiento, enseñar una habilidad o afirmar una verdad. Presupone destreza en el maestro. A menudo se refiere a la enseñanza de Dios o del Espíritu Santo para denotar revelación o inspiración.
• καθηγητής (kathēgētēs): un hápax legómenon que, según Luz, básicamente significa “guía” o “líder”, pero que también se usa para profesores privados y filósofos. Mateo 23:7–10“y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí. Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni dejéis que os llamen preceptores; porque uno es vuestro Preceptor, Cristo.” (Mt. 23:7–10 (Bauer et al., “καθηγητής, kathēgētēs”; Luz, Mateo 21–28, 104, 106);
El verbo κατηχεω (katequéo), “sonar desde lo alto”, estaba restringido al relato, narración, información o instrucción. Tenía connotación didáctica. Es a partir de este concepto de autoridad que la iglesia desarrolló y perpetuó los catecismos y el acercamiento catequístico a los credos, la doctrina y la práctica de la enseñanza.
El término παιδευω (paideúo) se refiere a la educación, disciplina, formación dirigida del carácter de los alumnos (generalmente para los niños y jóvenes). Llegó a significar una forma de educación, una instrucción buscando el bien del alumno y una meta que alcanzar.
La enseñanza es básicamente un acto comunicativo, en el que una persona que sabe algo, lo transmite a otra que no lo sabe, de tal manera que esta persona lo comprende, lo asimila y lo puede aplicar en distintos contextos. Quien enseña hace accesible a otro del conocimiento, la habilidad, la experiencia, las ideas que posee. Se hace entender, el alumno es capaz de entender y conocer eso nuevo por la explicación del maestro. Enseñar lleva aparejado la existencia de un maestro y de un alumno, y la relación que se establece entre ambos. Moisés y Josué, Elías y Eliseo; Pablo y Timoteo.
La persona que enseña tiene que tener la habilidad para comunicar verbalmente los conocimientos, sus ideas, sus experiencias, sus habilidades… veremos hoy algunas de ellas.

Cristo, el Maestro, nuestro modelo

Lo primero que tenemos que decir, es que Cristo enseñaba y predicaba mientras estuvo con nosotros. Eran dos acciones eran parte del ministerio público del Señor. Solo dos textos de los muchos que hay.
Mateo 4:23 “Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Mateo 9:35 “Y Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.”

Asistamos a una clase que dio Cristo el Maestro.

Vamos a asistir a una clase del Señor ya que dice de sí mismo que es el Maestro y nadie como Él para mostrarnos qué es enseñar y qué es ser un maestro.
Mateo 7:28–29 “Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas.”

Lo siento, hemos llegado tarde. Lo que vemos es la reacción de la gente al ver a Cristo enseñando.

Lo primero que dice es que las multitudes se admiraban de su enseñanza, y como dice Mathew Henry por el contenido de su enseñanza y también por su manera de enseñar.
Según William Hendriksen, en su comentario del Evangelio de Mateo, “En nuestro idioma es muy difícil, quizás imposible, reproducir el sabor exacto del pintoresco verbo usado en el original para describir el estado del corazón y la mente de la gente. Además de “estaban admiradas” se han ofrecido las siguientes traducciones: “quedaron asombradas” (VM), “maravilladas”, “atónitas”, “se espantaban” (Casiodoro de Reina, 1569). El Amplified New Testament dice: “estaban atónitos y abrumados con perpleja admiración”. Todas estas traducciones ayudan mucho. El sentido original es “sacados fuera de sí por la impresión”. El tiempo del verbo muestra que este estado de asombro no fue solo una experiencia momentánea, sino que duró largo rato.”
Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2007), 400.
Esta fue la impresión que produjo en la gente Cristo cuando enseñaba. Admiremos al Maestro enseñando y aprendamos qué es enseñar con mayúscula.
Y la razón que da es que estaban viendo que lo hacía como uno que tiene autoridad y no como los escribas.
Estas personas percibían en el Señor una autoridad que no veían en los escribas. Cristo tenía autoridad para hablar porque es el Hijo de Dios. Venía de parte de Dios, hablaba lo que Dios le había dado, y eso era evidente para los oyentes, y Mateo lo registra. Veremos que Cristo no habla desde un lugar impuesto por la fuerza y el miedo, sino con la humildad de carácter y el ejemplo. Ellos veían coherencia entre el discurso pronunciado y la vida que llevaba. Pero de esto hablaremos hoy.
Hemos llegado al final, cuando ya el Señor había terminado. ¿Qué hacemos? Creo que nos hemos perdido una gran ocasión para escuchar al Maestro. Si esta gente está así, entonces es que sería interesante volver a ver de alguna manera al Señor hablar.
Bueno no está todo perdido, y como a veces en la tele o en un vídeo de Youtube, vamos a verlo desde el principio. Mt 5:1-2

El Contexto: lugar, oyentes, momento…

Le damos al mando, en este caso vamos a los momentos previos al discurso, a la ambientación del momento en el que se enseñó. ¿Dónde estaban? ¿Quienes lo vieron? ¿En qué circunstancias se llevó a cabo?
Mat 5:1-2 LBLA Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a El. (2) Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
En primer lugar, estaba rodeado de una multitud, en un monte. ¿Cómo miraba Cristo a las multitudes? Con compasión, esta era la actitud con la que miraba y trataba a las personas, por eso hizo lo que hizo. El maestro muestra compasión por las almas a las que va a dirigirse Mat 9:36 Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor.
El Maestro no solo soltó la lección. No fue allí, hizo lo que tenía que hacer y venga a otra cosa. Cristo miró a las multitudes y las veía con compasión. Éste es un rasgo de aquel que enseña, y que lo distingue de los escribas, que lo que buscaban era dar información sin alma, Mat 23:4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Mar 12:40 que devoran las casas de las viudas,...
Por tanto, alguien que enseña, según el ejemplo del Maestro es alguien que muestra compasión por las almas, no solo de los inconversos, sino de sus hermanos a quienes enseña. Aquí tenemos la motivación para enseñar. No la pena, sino la compasión. Y esto no es solo para los hombres que van a estar aquí, que lo es y tiene que estar visible de manera evidente, sino para todos nosotros, porque en alguna manera enseñamos como veremos cuando nuestro hermano se detenga en la segunda parte. El amor de Cristo y su compasión por las almas debe ser el combustible que nos empuje a enseñar, compartir con otros la Biblia.
Segundo, vemos el lugar que sube al monte. El Maestro no sólo enseñaba en la sinagoga, como en Mt 4:23, que leímos, sino también podía hacerlo en cualquier lugar como vemos en. Marcos 4:1–2Comenzó a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a Él una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas en parábolas; y les decía en su enseñanza:”
En una sala, en el Templo, …
En este caso estaban en un monte.
El Señor sabía que la multitud no podía esperar a estar en la sinagoga. Era el momento propicio porque entendía que era lo que la gente necesitaba en ese momento. Era capaz de hacerlo en un monte ante muchísima gente, al igual que lo hacía estando con el grupo reducido de sus discípulos. Seguro había aprendido a vencer su timidez, si la tenía. Y aunque no sea lo más importante, podemos suponer que tenía una gran voz, que podía proyectarla de tal manera que todos podían oírle.
Acompañando el verbo “enseñaba”, hay dos expresiones más que indican que Jesús enseñaba y no predicaba.
La primera es que dice el texto que Jesús se sentó, adoptando la postura de un rabí judío cuando enseñaba la ley. Igual que en la barca, según Mr 4:1-2.
La segunda Barclay observa que la expresión “abrió su boca” se emplea cuando el maestro comienza una enseñanza solemne y cuando abre su corazón para compartir algo muy personal e importante. Y así era la ocasión, el Maestro tenía algo sumamente importante que comunicar. Y para eso, abre su boca.
Por tanto, el maestro se toma en serio la enseñanza. No es hacerlo de cualquier manera, ni por salir del paso. Es cierto que hay imprevistos, y que no siempre tienes todo preparado. Pero no es la norma. La enseñanza de la PD es algo serio que exige un gran sentido de la responsabilidad de esfuerzo, de sacrificio y de preparación.
No tenemos descripciones precisas del lugar pero al ser un monte, yo me lo imagino en una especie de colina, en la que el Señor estaba abajo y la gente sentada en la ladera, haciendo una especie de anfiteatro. Pero realmente no lo sabemos.
Estaban en un lugar informal, pero el momento era solemne. Cristo enseñó así. Y la gente lo percibió así. El maestro no solo enseña con las condiciones óptimas, como a todos nos gustaría enseñar, en un sitio cerrado, con sillas cómodas, con buena iluminación, un buen equipo de sonido, con toda la gente atenta, y un auditorio de personas interesadas y atentas; sino que es capaz de hacerlo en condiciones menos favorables. Me puedo imaginar incluso a algunos niños que podrían estar cansados o a alguno que les costaba oir. La dificultad para proyectar la voz y que todos le escucharan. Hermanos, para Cristo lo importante eran las almas a las que necesitaba ministrar.
El maestro tiene la capacidad de adaptarse al lugar donde va a enseñar, se toma en serio la labor de la enseñanza, se sacrifica y se esfuerza por hacer de tal manera que sea Dios agradado.

La enseñanza, el lenguaje utilizado.

Cuando el maestro enseña usa el lenguaje que está formado por palabras, oraciones, ideas,... Y para comunicarlas el Maestro “abrió su boca” para hablar. Vemos en estos tres capítulos que usa un lenguaje sencillo, con palabras sencillas, frases sencillas, gramaticalmente correctas, fáciles de entender y expresiones que eran conocidas por todos los oyentes, para hablar de los ciudadanos del reino de los cielos y de cómo se vive en ese reino. Fíjense que expresiones como “bienaventurados”, que para nosotros es un poco difícil de comprender porque no lo usamos habitualmente, para aquellos que le escuchaban sí tenía todo el significado, porque además de estar en su lengua materna, la habían aprendido desde pequeños en la sinagoga, y en las casas, era una palabra de uso común entre ellos.
Nuestro amado Maestro acercó a la gente que tenía delante verdades espirituales que nos cuesta a nosotros explicar, a toda clase de personas usando un lenguaje sencillo, llano, fácil de entender. Era el auditorio que tenía en ese momento. En otras ocasiones el lenguaje que usó era distinto, por ejemplo en su encuentro con Nicodemo en Juan cap 3.
Si Cristo pronunciase esta lección hoy, ¿hablaría así, o usaría un lenguaje accesible para todos hoy? Creo que usaría un lenguaje correcto, educado, nada chabacano, gramaticalmente bien empleado, sin florituras, ni adornos innecesarios, pero sí sencillo, llano y directo de tal manera que toda clase de personas pueda entenderlo, incluso los niños.
Enseñar es ser capaz de hacerse entender por toda clase de personas, y lo hace usando un lenguaje comprensible para el auditorio que tiene delante. Un maestro es capaz de hacer esto: se esfuerza para que aquello que enseña lo pueda aprender toda clase de persona y para ello utiliza un lenguaje comprensible para el auditorio que tiene delante. Coger las palabras difíciles que están en las Escrituras y hacerlas comprensibles hasta la persona más sencilla que lo escucha. Sin que se pierda nada del significado original.
El maestro utiliza el lenguaje dependiendo del auditorio que tiene delante. En una conferencia para pastores no se utiliza el mismo tipo de palabras que en una conferencia para gente mayor o un campamento de niños.

El contenido y forma de su enseñanza

¿De qué habló? ¿Qué quería enseñar? ¿Cuál era el contenido?
No es mi intención hacer un estudio del Sermón del Monte ni mucho menos. Pero miremos a vuelo de pájaro los asuntos que trató.
En el capítulo 5, les habló la identidad de los habitantes del reino. Luego asuntos relacionados con la interpretación de la ley, con expresiones “oísteis que fue dicho”... “pero yo os digo” que tenían que ver con el cumplimiento de la ley, el odio, el adulterio, el juramento, la venganza y el amor.. En definitiva las relaciones entre las personas y cómo nos afecta esto a nuestra relación con Dios. y lo que piensa Dios de esto en las Escrituras. ¿Esto interesaba a la gente? Sí desde luego, porque aquella sociedad estaba influenciada por la interpretación que los fariseos, saduceos y escribas hicieron de la ley un cúmulo de preceptos y mandatos de hombres, que cargaban con pesadas cargas a quienes los escuchaban. Cristo eleva el listón para que se vieran insuficientes y vinieran a Él buscando su ayuda y su gracia transformadora. Lo hizo no como quien quiere añadir peso, sino con tal ternura que mostró la incapacidad humana para lograr una salvación por obras.
El Señor no era ajeno a las dificultades de la vida diaria que afrontaban sus oyentes. Era consciente de lo que estaba pasando a su alrededor. No les habla de la historia del pueblo de Dios, ni de cómo están aquellos que viven en otros lugares del imperio romano. Les hablaba de sí mismo, de ellos mismos y su relación con Dios.
Por otro lado, leemos que los que enseñaban la ley y los profetas: los fariseos, los escribas y los saduceos habían interpretado mal la ley y aquí vemos que Cristo demuestra su autoridad, explicando y aplicando correctamente la ley dada por Dios, “pero yo os digo”. Esto le generó una gran inquietud que los llevaría a querer matarlo. Sin embargo, la cara de asombro de aquellos oyentes tendría que ser increíble, y los llevaría a reflexionar sobre sí mismos.
En el capítulo 6 habló de la observancia de la religión ante los hombres, la ofrenda, la oración, el ayuno, la ansiedad que surge por la vida diaria…
En el capítulo 7, las actitudes justicieras, la regla de oro, las alternativas en la vida, el día del juicio. Terminando con una apelación a aplicar a su vida todo lo que habían escuchado para afrontar con tranquilidad el día malo.
¿Ven hermanos los temas que trata? Son cuestiones de la vida diaria. ¿Significa esto que el maestro no va a hablar de grandes verdades teológicas? No, el Señor conecta los asuntos de la vida diaria con las Escrituras, y sobre todo centra su mensaje en Dios, no en ellos. Hace el mensaje significativo para ellos. Hay una relación directa entre sus vivencias y las enseñanzas del Maestro.
Un detalle, fíjense que no los llamó al arrepentimiento, ni a que buscasen al Señor en fe, que creyesen en él como Salvador, como vemos en la predicación de Pedro en Hechos 2. Esto es enseñar.
Lo que vemos es un discurso directo, sencillo sin divagaciones ni vanas repeticiones. Sencillo y al grano.
En resumen: habló del reino de Dios, utilizando las Escrituras. Esto es mucho más evidente en el capítulo 5. Pero si usan una concordancia en cadena como la que hay en la LBA de estudio, verán las referencias al AT que aparecen en los dos capítulos siguientes. El Señor Jesús conocía bien las Escrituras. Recuerden que el evangelio de Mateo está dirigido a los judíos que habían aprendido el AT.
Pero no solo conocía la Biblia sino que se las había aplicado a sí mismo cuando por ejemplo se enfrentó con el diablo en el desierto. Las aplicaba con sabiduría, compasión y misericordia y verdad al corazón de aquellos a quienes enseñaba, teniendo en cuenta la situación en la que se encontraba.
Por tanto, de esto deducimos que el maestro conoce en profundidad la Biblia. Hermanos una persona que se levante aquí para enseñar debe conocer la Biblia, su contenido, debe ser capaz de interpretarla y de aplicarla con sabiduría a su propio corazón y al corazón de sus oyentes. Debe conocerla en profundidad, para poder aplicarla en cada situación. Pero nosotros no estamos formados para ello. Lo que quiero decir, es que no puede ser un neófito el que enseñe y predique, sino uno que se esfuerza en estudiar, en prepararse, en el estudio del contenido, la interpretación, la exposición, la aplicación de las Escrituras al corazón de los oyentes.
Hermanos y hermanas que enseñamos habitualmente. No podemos dejar de prepararnos y aprender. No podemos dejar de estudiar, de formarnos, de profundizar en las Escrituras. ¡Cuanto más uno que se levante y ocupe este púlpito!
Ellos tenían intérpretes de la ley: los escribas, y los fariseos. Estos maestros les habían enseñado durante años y años. Ellos conocían la ley, los profetas y los salmos, y seguramente lo hacían con una autoridad ganada a fuerza de la imposición y de una supuesta “superioridad moral”. Pero vino Cristo y puso las cosas en su sitio dando el sentido como el autor original de la ley, que es, quiso darles. Y esto fue absolutamente maravilloso ¡guagu! Aquel menospreciado por ser “hijo de un carpintero”, sin maestro conocido entre los fariseos, pero que era el Autor de esa ley, vino y nos trajo luz para poder disipar las tinieblas.
Por eso el maestro no debe ser alguien que interprete las Escrituras añadiendo o quitando nada de lo que Dios ha revelado. Lucas 20:21 “Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que hablas y enseñas rectamente, y no te guías por las apariencias, sino que enseñas con verdad el camino de Dios.
Mat 23:4 Los escribas y fariseos Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. “ Los maestros de entonces,
El Maestro estaba haciendo usando la Escritura para hacer lo que dice el Sal_19:8 Los preceptos del SEÑOR son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del SEÑOR es puro, que alumbra los ojos. Estaba hablando así intencionalmente porque seguramente habían religiosos escuchando, y Él los confrontó, sacando lo que hay en el corazón. Y no solo a la clase religiosa sino a cada uno de los oyentes. Por eso estaban maravillados.
Debe enseñar lo que Dios ha dicho, sin quitar ni añadir nada. Este texto nos enseña además que el Maestro no se guiaba por las apariencias, sino que hablaba con verdad. El Maestro iba más allá de la conducta externa. ¿recuerdan al joven rico? Cristo le enseñó que no solo son las apariencias sino que hay que mirar el corazón, donde están las motivaciones, los pensamientos, los deseos profundos. La verdad de Dios expresada en Su palabra, ilumina es luz para caminar. El maestro es un capacitado para arrojar luz a lo que enseña.
El maestro ilumina la mente, da luz al entendimiento a través de las explicaciones que da sobre la Palabra de Dios.Y lo hizo, utilizando lo que sucede en la vida diaria, como herramientas para que ellos reflexionaran sobre lo que Dios decía en cada una de estas situaciones. Hablaba no para que cambiaran la conducta, sino para que examinaran su corazón a la luz de la PD que estaban recibiendo. En ocasiones para corregir un camino, otras para tomar una decisión correcta, otra para aprender una habilidad, otra para motivar de manera adecuada….Y hacerlo.
Hermanos, y lo hizo también ilustrando su enseñanza. Lo hace utilizando ejemplos e imágenes que eran conocidos por todos. Por ejemplo cuando utilizó el cuidado que Dios tiene de aves y plantas para recordar el cuidado que Dios tiene de nosotros, Mt 6:25-34. el uso de la polilla y la herrumbre, Mt 6:19. Pero también El Señor usa también distintos recursos literarios para comunicar su mensaje. Por ejemplo las parábolas, las comparaciones, las hipérboles (exageraciones) y un largo etc. que permiten al oyente pensar y meditar en lo que está oyendo.
Hermanos míos amados, el discurso del Señor no fue frío, monótono, plano, serio,... Era un discurso adornado con ilustraciones que enriquecían la mente y el corazón de los oyentes. Fresco, asombroso, que impactó el corazón de muchos. Un discurso que generó reacciones en los oyentes.
Un maestro hace esto, estimula la cuirosidad haciendo un uso generoso de ilustraciones 5:13-16; 6:26-30 7:24-27 y de ejemplos concretos 5:21-6-24. De modo que el Señor ilustró el discurso con recursos literarios que los oyentes conocen y que refuerzan lo que está enseñando. Utiliza de manera adecuada imágenes, ideas, noticias, hechos, frases, comparaciones, que los oyentes conocen para reforzar su mensaje. Estos recursos bien utilizados nos ayudan a recordar lo aprendido. Es capaz de adornar sus palabras con ejemplos, citas, ilustraciones, imágenes… Seguro que en los días posteriores, los oyentes al ver los pájaros o los lirios o la hierba del campo, se acordarían de las palabras del Maestro. como por ejemplo en las parábolas.
Esto nos recuerda que el maestro es un gran observador, que es capaz de relacionar los hechos diarios que le suceden con las enseñanzas de la Biblia, las guarda, y luego las utiliza. No es una persona con atención dispersa, sino que va sacando fotografías, estableciendo puentes entre la Escritura y su vida diaria. ¿Recuerdan las observaciones del escritor de Proverbios sobre las hormigas?
Y por último lo más importante, hablaba con autoridad porque su mensaje venía directamente del Padre Juan 8:26 Tengo mucho que decir y juzgar de vosotros, pero el que me envió es veraz; y yo, las cosas que oí de El, éstas digo al mundo. Cristo hablaba lo que el Padre le había dicho que dijera y que están recogidas en el la Ley y los profetas. Él nos dio a conocer al Padre, no solo sus hechos sino sus palabras. Cristo hablaba lo que se decía de Él en las Escrituras y continuamente apela a ellas en sus enseñanzas.
Habla con la autoridad de ser el Hijo Amado del Padre, pero también con la autoridad de que era consecuente con sus ideas. Él vivía lo que predicaba.
Aquellos hermanos que van a enseñar tienen que hablar de tal manera que reflejen que hablan de parte de Dios, el mensaje de Dios y no su propio mensaje.

Conclusión

Enseñar en instruir, modelar, iluminar, es transmitir un conocimiento, experiencia, habilidad que una persona tiene a otra que no, de tal manera que pueda comprenderlo, asimiliarlo y hacerlo parte de sí mismo.
Para ello el maestro:
Mira con compasión a la otra persona, no creerse superior.
Tiene la capacidad de adaptarse al auditorio, al entorno, y a las circunstancias.
Tiene un alto sentido de la responsabilidad.
Conoce las necesidades de sus oyentes.
Utiliza un lenguaje sencillo, frases sencillas, comprensibles a los oyentes.
Adapta el discurso o que pretende enseñar a quien ha de ser enseñado.
Conoce la Biblia, la estudia, profundiza en ella, la interpreta correctamente y la aplica a su propia vida
No añade ni quita nada a las Escrituras. Es capaz de decir lo que dice, ni más ni menos.
Ilumina a los demás a partir del texto. Da nueva luz sobre un texto porque lo analiza desde distintos ángulos.
Confronta al oyente con lo que Dios dice.
Ilustra, enriquece, su discurso es fácil de recordar.
Es un gran observador.
Es coherente con lo que dice. Lo que hace, es lo que dice.
Habla de parte de Dios, y lo muestra en la manera de hacerlo.
Un llamado a aquellos que no tienen a Cristo como Salvador. Es posible que pienses, como muchos que Cristo es sólo un gran maestro. Cristo es mucho más que El Maestro. Cristo no solo se sentó sólo a enseñar, sino que vivió de tal manera que sus acciones mostraron su perfección en la obediencia a su Padre. Su mensaje es el más importante que debes conocer, porque estaba acompañado de una vida, que todos podían verla. Cristo es la persona más importante que debes seguir. Mucho más que cualquier consejero de internet, o personaje en las redes sociales.
Cristo se sentó, sí, y habló de un reino que se está instalando en los corazones de los hombres, mujeres y niños. Y solo los ciudadanos de ese reino estarán con Él por la eternidad, porque su deuda judicial con el Dios Justo ha sido satisfecha. Son personas que han sido rescatadas de las garras y el poder del diablo. Allí se vive seguro ahora y en la eternidad, porque tendrás a Dios como tu Pader Celestial, al que podrás acudir siempre que quieras, vivirás tranquilo porque él ha prometido cuidarte y proveer todo lo necesario, tendrás una multitud de hermanos con los que podrás servir a los demás y al Dios que te amó tanto que envió a lo que más quería a su único y perfecto Hijo para pagar con su propia sangre tu rescate. Te aseguro que no hay mayor muestra de amor. ¿Cómo lo sé? Porque resucitó al tercer día. Para entrar en ese reino tienes que entrar por la puerta angosta, que es Cristo. ¿Cómo entras? Reconociendo tu pecado, suplicando el perdón por ellos y apropiándose por la fe, creyendo de todo corazón que Cristo murió en tu lugar en la cruz del Calvario, para pagar por ti, y librarte de la condenación eterna. Hazlo hoy vete a Cristo, ahí en lo profundo de tu corazón, habla con Él, y cree .
Hermanos esto es enseñar, según el Maestro nos dio ejemplo. Tomemos nota, oremos para que el Señor nos dé sabiduría y discernimiento para ver estas cosas en los hermanos que están en esta congregación, y pidamos que provea.
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