Juzgar tentativo 1

Juzgar Tentativo  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 42 views
Notes
Transcript

Juzga 1

Juzgado I Si tienes tiempo en la iglesia aprendes algo que quizá es común en todas: querer juzgar a las personas. No se como aprendimos eso, pero así es. Quizá es por las reglas que dicen tenemos que seguir; te esfuerzas por cumplirlas pero no puedes. Tienes 3 faltas y los demás 12 faltas, entonces te olvidas de tus 3 y empiezas a hablar de las de los demás ¿Puedes creer que se vista así? ¿Mira con quien viene? Si no vienes de una iglesia, quizá te has sentido juzgado por las personas. Al llegar piensas que no encajas aquí por tu pasado y en cuanto se enteren te van a juzgar. Eso de juzgar se puede tratar desde opinar, hasta hablar descaradamente mal de alguien. Mucho del juicio puede ser inofensivo, ves alguien y te formas una opinión de esa personas, no lo dices, pero lo piensas. Alguien dijo: ‘Honestidad es decir todo lo que uno piensa’ y le contestaron; ‘eso es ser estúpido, si dices lo que piensas te quedas sin amigos’. Eso es otra cosa. En nuestra mente tenemos pláticas imaginarias, vemos alguien y decimos: “Nadie se pondría ese amarillo, pero…’ ‘a esa edad yo no me pintaría así’. Algunas veces nuestro juicio puede ser muy dañino; quizá eres tu quien ha sido víctima de este tipo de juicio; en la secundaria un maestro te dijo: ‘eres un bueno para nada’ y eso afecto tu estima, ser juzgado por una autoridad. Pensamos que nuestro juicio es correcto, que los demás tienen cosas que están mal. Vemos alguien que anda mal y decimos: ¡Alguien tiene que hacer algo! Ves alguien mal y te llega el sentido justiciero y piensas que tienes que hacer algo. Por la costumbre podemos pensar que juzgar es inofensivo, y otras veces pensamos que es necesario. Aunque una voz en nuestra mente nos dice: ¡No juzgues a nadie! Si alguien de la iglesia te juzga, le dices: la Biblia dice que no debes juzgar; Jesús dijo que no juzgues. De repente estás en un dilema porque es algo común de hacer; por ejemplo en este momento estás pensando en lo que acabo de decir y me estás juzgando: no estoy de acuerdo, yo lo diría mejor de otra manera, etc. Muchas veces se dice en automático, no lo podemos evitar. Algunas veces te mete en problemas: tu hija lleva al novio punk a casa, piercings, ojeras negras. En cuanto se va le dices a tu hija: ese joven tienen algo mal, no está bien. Tu hija responde: ¡Papá lo estás juzgando por su exterior! Y tu dices: ¡Claro que lo estoy juzgando y lo seguiré haciendo por algo soy tu padre! Otras veces sientes que no debes juzgar, pero no puedes evitarlo así que para no decirle nada directamente, se lo cuentas a los amigos. No se trata de juzgarlo sino de comentar su situación para orar por el o por ella. No lo quieres juzgar, pero es evidente que está mal, alguien tiene que hablar con esa persona. Por otra parte están las personas que han sido juzgadas. Las veces que vas por la calle y las personas te ven por el rabo del ojo y piensas ¿Que me ven? Será por mi dinero, por el tatuaje que tengo, porque no tengo tatuaje, lo gordo, lo flaco y sientes el escáner ZZZZ. No te dicen nada, sólo te ven. El sentimiento es horrible. Tal vez te han juzgado por la forma como educas a tus hijos. La suegra llega a la casa y dice un comentario: ¡Así no educamos a nuestros hijos en la familia! Y te sientes juzgada por la manera como educas a tus hijos. Te sientes juzgado cuando en la reunión pides una cerveza y los demás refresco, sientes las miradas que dicen: ¡Borracho! O quizá es lo contrario, todos con la cerveza, menos tú y te quedan viendo y te preguntan: ¿No me digas que eres cristiano? Y te sientes juzgado. Llegas con el novio que es de pocos recursos lo presentas a tus amigas en el juego de canasta y te quedan viendo con cara de: ¡Tan desesperada amiguis! O ella es güera y el no es moreno, es...negro. Todos hemos sentido eso; lo peor de sentirse juzgado es que no nos dan oportunidad de explicarnos: Ok, alto ahí, vi sea mirada así que déjame explicarte, deja que te diga la historia completa, aguanta y te diré porque hago lo que hago; si supieras tendrías compasión de mi. Cuando te han juzgado, pueden decir que te quieren ayudar y lo hacen por tu bien; pero tu dices: ¡No lo hacen por mi bien! ¡No quieren lo mejor para mi! Sólo me quieren juzgar y lo hacen usando la Biblia, a Dios, o algo religioso. ¡No se interesan en mí, sólo quieren juzgarme! Quieren que sea como ellos. La verdad es que después de escuchar su juicio, nunca, nunca respondemos así: ‘Lo que me acabas de decir, me ha hecho sentir tan mal, humillado que ¡Quiero cambiar!’ ¡Es más, quiero ser como tu! Juzgarme no me cambia, no me hace querer ser mejor persona y en definitiva no quiero ser como tu. La verdad es que hemos estado mal en ambos casos, cuando juzgamos y cuando hemos sido juzgados. La Biblia toca este tema, aún así hay confusión, la Biblia dice: ¡No juzgues! Por una parte pensamos que si no lo hacemos, esas personas seguirán en su error y van a terminal mal. Por otra parte es bueno que las personas nos confronten, pero cuando nos confrontan decimos que no tienen el derecho de confrontarnos. ¿Que hacemos? ¿Por qué la confusión? Esta dinámica puede ser tan destructiva en las relaciones, el matrimonio, entre padres e hijos, en la sociedad, en la amistad. Porque no hemos entendido esto del juzgar, hay personas en la sociedad que se sienten rechazados por la iglesia, se han sentido juzgados y aislados, se han sentido así porque tenemos los versos que prueban que tenemos la razón. El problema es que cuando se sienten juzgados ¡No se acercan! Se alejan. Pero insistimos: ¡Dejen eso! ¡Tienen que cambiar! ¡Tienen que hacerlo de esta manera! Eso sucede porque no hemos entendido el principio; por eso ellos no cambian sino que corren en dirección contraria, igual que tu cuando te sientes juzgado. Jesús habla de este tema tan importante. En el libro de Mateo, encontramos este pasaje en que Jesús dice: No juzguen. Pero en este pasaje Jesús nos lleva a una plática mas intensa. Esto es lo que veremos en las siguientes semanas ¿Cuando es permitido juzgar y cuando no? ¿Cuando es pecado? ¿Como confrontar a alguien que está mal sin juzgarlo? Jesús nos presenta este tema en su manera característica, siendo poco claro. En ocasiones decía algunas cosas que la gente no comprendía y Jesús no lo explicaba, no lo aclaraba sino que lo dejaba para que las personas pensaran y dejar cierta tensión. Por ejemplo dijo esto: “Es tan difícil que los ricos entren en el reino de los cielos.” Las personas le preguntan ¿Que quieres decir? ¡Explícate! ¿Es un problema ser rico? Después Jesús aclaraba las cosas. En este pasaje hace lo mismos, aunque después nos explica sobre el juicio. Si estás aquí por primera vez, y dijiste: si alguien me quiere obligar a hacer algo o me ve mal ¡Nunca más regresaré! Si has estado en lugares así y te han juzgado; que bueno que estás aquí porque si los cristianos hubiéramos entendido esto desde antes, no te hubieras ido de la iglesia. Mateo 7:1 “No juzguen a nadie…” Esta es la primera parte, si solamente leemos eso, debemos pensar ¿Que quiere decir? ¿Quiere eso decir que si estoy haciendo algo mal, nadie me puede decir nada? ¡No importa que este mal! Porque la Biblia dice que no deben juzgar a nadie. Pero el verso continúa: 7:1 “No juzguen a nadie, (Condena basado sólo en tu opinión) para que nadie los juzgue a ustedes…” Aquí la pregunta es: ¿Ser juzgados por quién? ¿Quien nos va a juzgar? ¿Dios? ¿Las personas que estamos juzgando? Jesús no responde, porque ese no es el punto principal que quiere aclarar. Los que se sientan en la silla del juez, solamente juzgando, tengan cuidado porque los van a juzgar también. Y ellos preguntan ¿Dios me va a juzgar? Jesús responde: tal vez, no lo sé. ¿Mis amigos me van a juzgar? Quizá ¿Mis enemigos? No sé. Lo que tienes que saber es: “Si quieres ser juez de alguien se te va a regresar”. 7:2 Porque (esta es la explicación) tal como juzguen se les juzgará y (mitad del verso) con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes. Y decimos: ‘espera, espera, quizá no te has dado cuenta de que nuestro juicio es correcto, justo,  tenemos razón, esa persona esta retorcida, está mal ¡alguien se lo tiene que decir! ¡Alguien tiene que hablar con esa persona! Hay muchas cosas que no debemos hacer y ella...los hace todos, hasta demás. Jesús dice: Claro que está retorcida, pero tu no juzgues...a menos que quieras que de la manera como juzgas seas juzgado. Por lo que viene más adelante, entendemos que Jesús está diciendo: El punto no es que no opines de nadie, tampoco está diciendo que nadie tienen nada malo en su vida y que no hagas nada. Esta es la manera amable de Jesús de decir: ‘quiero que apliquen la regla de oro cuando juzguen.’ Esto es importante, ‘quiero que juzguen a otros de la misma manera como ustedes quieren ser juzgados por los demás; quiero que juzguen de la manera como quieres que tu Padre Celestial te juzgue.’   Si sabes que se te juzgará igual ¿Como juzgarías a la gente? Yo sé como quiero que me juzguen y como quiero que Dios me juzgue. Quiero que considere todas las agravantes, dónde nací, como me criaron, lo que tuve, las carencias, lo que pase de niño, la inseguridad, las carencias... En otras palabras: quiero que cuando Dios me juzgue considere todas las cosas por las que tuve que pasar, que sepa los detalles. Quizá después de tanto hablar, Jesús me abrace y diga: pobre Ismael, con razón fuiste tan idiota, no tenías alternativa. Me dará un pañuelo y dirá: Es increíble que hayas logrado tantas cosas con tan poca alternativa, con lo que viviste. Se voltea a San Pedro y le dice: Ya no le hagan ninguna pregunta a este muchacho, directo al reino. Al ser juzgado quiero comprensión, quiero que digan: De verdad esta mal lo que hace...pero quizá hay otro lado de la historia que no sabemos, por eso no digamos nada, no seamos tan duros porque no sabemos toda la historia.  ¡Así quiero ser juzgado! 7:2 “porque tal como juzguen se les juzgará y con la medida que midan a otros se les medirá a ustedes” Imagina la audiencia, están escuchando esto y surgen más preguntas, pero Jesús los lleva todavía más lejos, estira su razonamiento y proceso de pensamiento. Mateo 7:3 “¿Por qué te fijas (¿Por que te preocupa?) en la astilla que tiene tu hermano en el ojo…” ¿Es verdad que tiene algo en el ojo? O sea ¡Tiene un problema, hay algo mal! ¡ha, entonces tengo razón! Este tipo tiene un problema, vez, tengo razón esa persona está mal y tengo que decírselo. Lo que Jesús dice es: antes de que juzgues ¿Porque te interesa? ¿Que te preocupa? ¿Porque sientes que debes hacer algo? Esto es importante. ¿Que hace que siempre quieras juzgar a los demás? De esta forma Jesús nos lleva a pensar lo siguiente: ¿Que hay en ti? ¡No en ellos! ¿Que esta mal en ti que sientes la necesidad de sacar la astilla en el ojo de tu hermano? ¡Quizá hay algo mas importante en ti que en ellos! ¿Porque el pecado de ellos te hace sentir como te sientes? ¿Porque el interés en sacar la astilla de tu hermano? 7:3 “...y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?” ¿Porque tanta motivación para ver sus problemas...pero no los tuyos? Y nosotros decimos: Yo se la respuesta a esta pregunta: ¿Cual problema? ¡Yo no tengo problemas! Yo estoy bien, ellos están mal y no lo pueden ver. Mi corazón está tan puro que puedo verlos mejor que ellos mismos. Jesús dice: No es cierto, di la verdad ¿Porque tu interés en la astilla? Cuando tienes una viga en tu propio ojo que no quieres ver. Eso nos lo pregunta. Aquí empieza a tomar sentido todo el asunto. Cuando veo algo en ti que me molesta, debo verme primero en el espejo antes de decir algo. Cuando veo en ti algo que me hace querer juzgarte, hablar de ti con alguien más. Lo que debo hacer es preguntarme ¿Que tengo yo? ¿Que tienes tu que me refleja a mi? Jesús dice: ¿Porque tanto interés en ellos, cuando tu tienes algo en tu propio ojo? Termina la frase de la siguiente manera: 7:4 “¿Como puedes decirle a tu hermano: ‘déjame sacarte la astilla (la astillititita del ojo’. Cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¿Como puedes hacer eso? Si tu respuesta es: Momento, espera ¡No tengo nada en mi ojo! O dices: el problema de ellos es mayor que el mío. En ellos el pecado es mayor. En esos momentos cuando estás seguro que ellos son los que tienen que hacer algo, cuando empiezas a sentirte Kaliman, supermán, te justificas, y sientes que eres el brazo justiciero de Dios. Cuando estas frente a esas personas te enojas tanto y te empiezan a salir los versos de memoria, los mandamientos para justificarte tu enojo, te diré algo: detente ¿Por qué lo que ves en ellos te hace enojar? ¡Quizá es el reflejo de algo que tú tienes! Quizá piensas: Ah, ahora resulta que tengo que ignorar todo el pecado, la maldad, la injusticia; ahora resulta que si veo algo malo, no debo hacer nada. Si, después vas a decir que todo es culpa mía, el del problema soy yo. Te diré: detente, no estoy diciendo eso. Nuestra primera reacción al ver algo mal en los demás, sus faltas, pecados, no debe ser quitárselos, sino debe ser ir al espejo y vernos a nosotros mismos y decir ¿Que hay en ellos que se refleja en mi vida? Si esa fuera nuestra primera reacción, entonces podemos ser mejores y Jesús dice: ellos podrán ser mejores. 7:5 ¡Hipócrita!… Un hipócrita en este contexto, es el que ve algo en alguien más y no va al espejo a verse a si mismo; es la persona que juzga sin verse a si mismo, es quien busca la astilla en los demás en lugar de en sí mismo. Jesús dice: ¡No estoy negando que hay un problema en ellos! ¡Ellos tienen una astilla en su ojo! ¡Tienen un problema! Pero antes que puedas ayudarlos, tienes que verte como estás tú. Ese debe ser tu primera reacción, no ir a los demás. Jesús dice: Si haces eso, si eres demasiado justo, si eres inseguro que no quieres verte en el espejo, si confías sólo en ti para juzgar a los demás...entonces eres un hipócrita. No es cierto que mucha gente dice de los que vamos a la iglesia: los cristianos son hipócritas ¿Porque lo dicen? No es que no reconozcan que tienen una astilla en su ojo, que tienen un problema, sino que han visto nuestra falta de voluntad y nuestra negación a tratar con la viga que nosotros tenemos. Podemos justificarnos diciendo: pero es que a Dios no le agrada ese pecado, Dios no está de acuerdo con su estilo de vida; diré: es verdad, es cierto, pero primero veamos el espejo. Si no nos vemos nosotros primero en el espejo perdemos autoridad y la oportunidad con las personas que necesitan hacer algo en sus vidas. Eso sucede entre esposos, entre hijas y madres, sucede entre padres e hijos, entre jefes y empleados, entre vecinos, pasa en todos lados. Porque cuando te sientas en la silla del juez, sabes que no eres perfecto, sabes que tienes errores, sabes que tienes tentaciones que no puedes dejar, hay algo que te cuesta; pero cuando vienes a querer ayudarme a sacar la astilla del ojo y veo que tienes cosas al igual que yo, no me dan ganas de que me ayudes. Eso no me ayuda, me hunde más en mi situación, porque no te puedo escuchar, porque padeces de lo mismo que me acusas. Y tu le dices; te vengo a decirte esto porque alguien te lo tiene que decir ¡Estás mal! ¡No te das cuenta! No puedes ver el problema. Quizá tienes razón pero ¡Tu también estás igual! No te quieres ver en el espejo, no quieres ver tu problema ¡Tu no eres mejor que yo! ¿Porque te tengo que escuchar papá? ¿Porque te tengo que escuchar mamá? ¿Porque te tengo que escuchar amigo, hermano? ¿Porque tengo que oírte abuelo?  Reconozco que tengo un problema pero…¿Te has visto al espejo últimamente? Si no lo haces, me empujas a justificarme y no sucede nada bueno. Jesús dice: ‘Hay una solución’. 7:5 “...saca primero la viga de tu propio ojo…” ¿Porque dice: primero? Porque hay un segundo, un después. Cuando hay algo que me irrita de los demás, hay la probabilidad que tengo algo pendiente en mi vida; eso no quiere decir que los demás estén bien, hay algo mal, alguien tiene que hablar con ellos, pero primero debo verme al espejo. Jesús dice: ¿Quieres hacer algo al respecto? ¿Quieres sacar la paja ajena? ¿Quieres ayudar? Decimos: Claro no soporto a la gente que no hace nada en sus vidas, hagamos algo ¿Que quieres que haga? Lo primero que debes hacer es… ¿Llamarlos? No ¿Hablar de ellos para que se avergüencen? No ¿Regañarlos? NO ¿Confrontarlos? NO. Entonces ¿que debo hacer? Primero ve a verte al espejo. ¡Pero son ellos los del problema! ¿Como los puedo ayudar a ellos? Jesús dice: Yo sé, sólo quiero preparar alguien para que los ayude. Y decimos: Estoy listo. Ok, entonces mírate en el espejo.  ¡Yo no soy del problema! ...eso dices tú. Lo que Jesús está enseñando es que nuestra primera reacción como esposas, esposos, es que cuando veo algo que se necesita arreglar, primero debo verme a mi mismo y decir ¿Dios que hay en mi que tengas que arreglar? ¿Que hay en su ojo que también está en el mío? ¡Mírate al espejo!  7:5 “...y entonces verás con más claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.” ¿Porque necesitas ver claramente? ¿Porque debo sacar primero mi viga? Porque hay algo después; para que puedas sacar la astilla. ¿Pero entonces, si tienen algo que está mal? ¡Claro! Nunca he dicho que no, no digo que su conducta me agrade, no digo que no vivan en desobediencia, no digo que estén bien y tu mal, pero ellos me preocupan al igual que tu. Por eso quiero que estés preparado para que no los hundas más en su comportamiento y la única manera de hacer eso es primero quitando la viga de tu ojo. Es entonces que mamá, papá, hermano y sólo entonces que veremos claramente para poder ayudar a esas personas. Tratar con mi pecado, me hace un candidato perfecto para hablar con ellos sobre su pecado. Cuando veo en el espejo si hay algo en mí, cuando estoy dispuesto a hacer algo, cuando estoy dispuesto a que Dios explore mi vida, entonces soy el candidato perfecto para hablar con ellos de su astilla. Si no lo hago, entonces no estaré ayudando, sino juzgando de manera equivocada. ¿Como puedo ver esas astillas en mis ojos? Para algunos es más fácil que para otros; primero debes ver las emociones que la astilla ajena levanta en ti ¿Te enoja? El enojo es tu problema, no de ellos. ¿Su pecado te pone celoso? Ella no debería ponerse ese vestido tan… ¡Quizá es porque tu no puedes ponerte ese vestido! El no debería comprarse ese carro, ¡Quizá porque tu no puedes hacerlo! Ese traje de baño se le ve mal de tan bien… lo dices porque antes tu podías ponerlo y ahora...no.   Mientras no desnudes tu problema, celos, no los podrás ayudar. ¿Porque te enoja? Porque Dios y yo somos uno mismo y si no le gusta a Dios, tampoco a mí.  ¡Tu no eres Dios! Si el pecado de alguien mas te enoja debes ver porque estás enojado; quizá sea por la viga que tienes en tu ojo. Algunas veces el pecado de otros nos atemoriza; si su pecado te amenaza; es tu viga, tu problema ¡Trátalo! Si no lo quieres admitir o reconocer, serán los celos y el enojo quien los juzgue y eso no hará que las cosas cambien. Primero debemos mirarnos al espejo. En el matrimonio estás enojado con tu pareja, frustrado, los dos creen en Dios, pero no concuerdan. Crees que el/ella te hace enojar, pero es tu viga y ese es tu problema, ese es asunto tuyo; debes verte al espejo hasta que veas si hay algo en ti y lo quites. Si detectas la viga en tu ojo y la quitas, entonces serás el candidato perfecto para ayudar a otras personas con sus astillas. Tus hijos te enloquecen y sabes que están mal, tienes razón; pero es tu reacción la que está mal. Ellos están mal...pero quizá tu también. Y al juzgarlos los hundes más. Mientras no veas ese trozo de emoción, o pecado en ti no podrás ayudar a nadie. Ahora bien, si eres tu el que está siendo juzgado y dices: Eh, ahora si que nadie me diga nada porque la Biblia dice que no deben juzgar. Sabes algo, quizá, quizá una de esas personas que te dice algo, en verdad que te quiere ayudar, y te invita a desayunar, te regala libros, quizá uno de ellos se acercó, y no te quiere juzgar, sino que ya ha estado donde tu estás y sabe a donde te diriges y te quiere mucho como para dejarte solo. Es posible que exista ese tipo de personas en tu vida, es posible tener ese tipo de gentes como amigos; mientras sigas escondiéndote diciendo: no me juzguen, no me juzguen; nunca aprenderás porque no escuchas, no crecerás porque te escondes detrás de algo que no esta en la Biblia. Sólo que has aprendido a protegerte a esconderte de la verdad que Dios quiere que veas. Quizá tienes tiempo de conocer a Dios y dices: ‘si Dios me quiere decir algo que me lo diga’, pero no has podido escucharlo. Quizá necesitas que alguien de carne y hueso que te aprecia y que ha estado donde tu estás y sabe lo que se siente te diga algunas cosas porque te quiere ayudar… así que también es para ti ¡Mírate al espejo! Lo peor que puedes hacer es alejarte de todos los que te dicen algo, te confrontan con la verdad, porque después de todo, la Biblia dice que no juzgues, pero dice que nos ayudemos unos a otros a quitar la viga de los ojos, después de vernos al espejo. Es fácil juzgar a las personas así que dile a Dios: Ayúdame a que mi primera reacción sea verme al espejo; que antes de juzgar pueda detenerme y ver si hay algo de esa astilla en mi ojo. Cuando sea nuestra primera reacción, imagina lo que puede hacer un grupo de este tamaño con nuestros amigos; podremos ayudarlos, y si han tomado un camino equivocado, que los lleva a la destrucción en esta vida y la vida venidera, puedan recibir el perdón de nuestro buen Dios. No juzguen...pero la oración termina; juzga de la misma manera, misma medida como se te medirá.
Cuando Dios limpia tu corazón, entonces podrás ver claramente y quitar la astilla en los ojos de los demás.
--
2
JUZGAR 2 Una familia asiste a una iglesia, se sienten cómodos pero se enteran de que el líder, pastor o sacerdote tiene una relación ilícita; se preguntan ¿Qué hacer? Saben que no es bueno permanecer en ese lugar, pero también algunos que saben la situación les dicen: ‘tenemos que mostrar amor, no juzgues al pastor, líder, sacerdote ¡Hay que ayudarle!’  La pregunta es ¿Qué hacer? ¿Cuál es la respuesta? ¡Salir corriendo pero ya! Quizá digas ¿No es eso juzgar? ¡Claro que sí, y es lo correcto! Antes de que salgas corriendo y sentirte juzgado, escucha esto: ¡Jesús hacía eso! En una ocasión alguien me dijo: ¿Pregúntate qué haría Jesús? Eso es cierto, pero también que para algunas cosas no tienes que preguntar ¡La Biblia registra qué es lo que hizo Jesús! Al leer los evangelios vemos ue confrontaba a los líderes religiosos. Sí, los que se sabían la Biblia de memoria, les decía: ¡Hipócritas, ladrones, tumbas blanqueadas! Y mientras les decía eso, pasaba un borracho y decía: ‘nos vemos al rato en casa de Zaqueo’. Otro día al ver a Mateo que trabajaba para el gobierno romano, considerado traidor y ladrón le dice: ‘ven, sígueme, quiero que seas parte de mis amigos’. Y decimos, Jesús ¿Qué haces? Tratas de manera diferente a las personas; con los líderes religiosos eres muy severo, los confrontas públicamente, les dices ladrones y no te juntas con ellos. Por otra parte te juntas con ladrones, prostitutas; los invitas a comer ¿Por qué haces eso? ¿No te parece que juzgas a las personas? Jesús podría responder ¡Claro que sí! De eso se trata, ¿Por qué te incomoda? Hay algo de las escrituras que no entendemos; los cristianos hemos pensado que no se debe juzgar de ninguna manera. Eso vimos la semana pasada. Es horrible ser juzgado porque no te dejan defenderte y te destroza la vida; entonces se mete la idea de que nunca debemos juzgar. Pero al leer el NT, no es eso lo que encontramos. Es más, en la Biblia se nos da la idea de ser jueces; pero hay dos grupos de personas: primero a quienes no podemos juzgar y otro al que sí. Los cristianos hemos revertido los grupos; queremos juzgar a quienes no vienen a la iglesia. Tal vez esa es la razón por la que -si vienes por primera vez- te fuiste de una, porque en cuanto te asomaste, te sentiste juzgado; hasta usamos palabras como: paganos, infieles, incircuncisos, del mundial.  Somos muy buenos para ver quien no está en nuestro círculo de fe y lo juzgamos, por eso no se quieren acercar ¡Porque los juzgamos! Pero si están dentro de la iglesia, aunque vivan en pecado, no hay que juzgarlos, no le digas nada, porque es nuestro hermano en Cristo. Esta tarde veremos un pasaje que cambiará nuestra manera de pensar. Hemos hecho lo contrario a lo que la Biblia enseña; no es raro que tengamos mala reputación en la sociedad, porque las personas se sienten juzgadas. Antes de que huyas quiero decirte que en ocasiones, juzgar es amar. Es lo más amoroso que puedes hacer; te niegas a juzgar...te niegas a amar. Pablo escribe varias cartas, de algunas se tienen sólo referencias pero no se tienen en la Biblia. Pablo empieza la iglesia en Corinto y deja una persona encargada para poder seguir sus viajes. De vez en cuando les escribe para animarlos y dar instrucciones. No sabemos qué tan grande era la iglesia, se reúnen en casas, quizá no son más de 30 personas; de influencia griega, y la idea de un solo Dios, un Salvador que murió en la cruz es nuevo para ellos. Le llega la noticia a Pablo de que algo anda mal, un miembro de la iglesia que ha aceptado la sangre de Jesús en perdón por sus pecados, está saliendo con su madrastra, no salen de compras, más bien tienen una relación íntima. Y eso hasta en estos tiempos es escandaloso. Es más para los de Corinto también lo era. El tipo se acuesta con la esposa de su papá, se cree que estaba muerto, ojalá que el padre estuviera muerto. Pablo les escribe y les dice: ¡Me enteré que hay alguien en la iglesia que se acuesta con su madrastra! Aparentemente era un secreto a voces. La carta, normalmente era leída en público delante de toda la iglesia. Pablo les dice: ¡Sáquenlo! Y los hermanos dicen ¿Pero, no sería eso juzgarlo? Pablo responde: Claro que sí ¡Sáquenlo! 1ª Corintios 5:1 “Es ya del dominio público que hay entre ustedes un caso de inmoralidad sexual, que ni siquiera entre los paganos se tolera, a saber, que uno de ustedes tiene por mujer a la esposa de su padre.” En otras palabras: ustedes son lo que sigue a inmoral. Esto es cuando la persona adopta un estilo de vida desagradable a Dios por decisión propia. No es que fue un resbalón, se arrepiente y decide no hacerlo nunca más. Lo contrario, sabe que está mal, decide vivir así y no quiere cambiar. 1ª Corintios 5:2 “¡Y de esto se sienten orgullosos!…” Piensan que se ven ‘monos’ juntos, que es divertido ¡Eso no lo puedo creer! 1ª Corintios 5:2 “¿No debieran, más bien, haber lamentado lo sucedido…” Dolerse, entristecerse ¡No enojados, ofendidos! Tristes. ¿Qué piensa este joven? ¡El camino que lleva esta pareja los lleva al desastre! 1ª Corintios 5:2 “...y expulsado de entre ustedes al que hizo tal cosa?” Aquí encontramos 2 ideas que parecen contrarias. Esto es incómodo ¿No es cierto? Así que por favor, regresa la siguiente semana, porque hoy quedará inconcluso. Pablo dice debieron hacer dos cosas: Lamentarse, ponerse tristes, dolerse; y Sacarlo, expulsarlo de la iglesia Y decimos: momento, momento; si nos pone tristes, entonces deberíamos retenerlo, mostrar amor de hermanos. Pablo dice ¡No, ustedes hasta se sienten orgullosos! Debió ponerlos tristes y ¡Expulsarlo! Pablo, ¿No es eso juzgar? Pablo responde: ¡Claro que sí, por eso mando esta carta! 1ª Corintios 5:3 “Yo, por mi parte, aunque no estoy físicamente entre ustedes, sí estoy presente en espíritu, y ya he juzgado, como si estuviera presenta, al que cometió este pecado.” Pablo, Pablito ¿No sabes que los cristianos no juzgamos? Pablo dice: Soy de los primeros cristianos y mira qué estoy haciendo ¡Estoy juzgando! No sólo lo pienso, lo escribo y lo mando para que quede registro. Para que sepan qué pienso de esto: lo estoy juzgando y deben sacarlo de la iglesia. Pablo sigue, puede que te espante y no quieras regresar, pero no termina aquí, así que regresa la otra semana. 1ª Corintios 5:4 “Cuando se reúnan en el nombre de nuestro Señor Jesús, y con su poder yo los acompañe en espíritu entreguen a este hombre a Satanás.” ¿Qué, qué, qué, qué, qué? ¡Quiero que lo entreguen a Satanás! Pablo, qué paso con eso del amor, paciencia, amabilidad, misericordia de Dios. Qué pasó con eso de que Dios es amor. Pablo dice: ¡Espero que lo entreguen a Satanás! Esto es terminología legal, es como decir: Satanás, de ahora en adelante tu eres responsable por la vida de Pancho; Pancho, ahí te vez. Te seguiremos mandando predicas, pero no puedes seguir aquí. ¿Te sorprende? ¿Piensas que es juzgar? Sabes que el mismo que escribe esto, unos capítulos después escribe el capítulo del amor; pero en este momento escribe sobre entregarlo a Satanás. La pregunta es ¿Pablo, como reconcilias estos dos puntos diferentes? ¡Parecen excluyentes! Pero…¿Recuerdan a Jesús con los fariseos? Les decía que no quería nada con ellos y al mismo tiempo buscaba a Mateo y lo incluye entre sus amigos más cercanos ¿Cómo solucionaremos esto? El problema es que no los cristianos no hemos podido entender esta parte, no de manera intencional, sino que lo vemos de manera simplista: ¡No juzgues, no critiques! Aunque esté mal, no lo hagas y menos si viene a la iglesia. ¡La Biblia no dice esto! Ahora veamos porque Pablo dice esto; es el principio que debemos entender 1ª Corintios 5:5 “Para destrucción de su naturaleza pecaminosa a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor.” ¿Qué quiere decir? Pablo dice: La razón por la que es necesario que lo saquen, es porque ¡Estoy interesado en él! Me preocupa esta persona; quiero que lo juzguen para que a fin de cuentas pueda vivir las consecuencias del pecado, y el pecado lo lleve a buscar a Dios y cuando toque fondo, aquí estaremos para ayudarlo. Pablo sabía lo que tu y yo: El pecado no es justo, es peligroso, como un cáncer que se expande; y las consecuencias del pecado es lo que llevara de regreso a Dios. La motivación de Pablo, no es el castigo, no dice: Castiguemos a este hombre ¡No! Lo quiere restaurar. Pablo dice: Lo quiero restaurar y al entregarlo a Satanás (quizá no sepamos plenamente el significado de esto) al estilo de vida que quiere vivir, pues que lo haga y cuando esté herido, aquí estaremos para restaurarlo. Por eso te entregamos a Satanás. ¡Algunas veces juzgar es lo más amoroso que podemos hacer! 1ª Corintios 5:6 “Hacen mal en jactarse ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?” En el NT la levadura se usa en referencia al pecado o la maldad. Cuando pones una naranja podrida entre las buenas, éstas se pudren más rápido, no es que las buenas sanan a la podrida. 1ª Corintios 5:7 “Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad.” No sólo es malo para ustedes tenerlo en el grupo, lo es para él. Porque va a creer que está bien lo que hace, pensará que puede estar con un pie en los dos lados y su proceso se alargará. Además es malo para ustedes, porque mientras lo tengas aquí, el pecado empieza a expandirse entre las personas. Todos van a querer hacer lo mismo. Por el bien de él, tenemos que sacarlo, y cuando regrese lo recibiremos con los brazos abiertos, además es por el bien de ustedes. 1ª Corintios 5:7 “Porque Cristo, nuestro Cordero Pascual, ya ha sido crucificado.” Además, somos seguidores de Cristo, creemos que Jesús murió por nuestro pecado; nuestro pecado envió a Jesús a la cruz ¿Por qué quieres tener a uno que voluntariamente vive en pecado, pecado por el cual Jesús murió? Ahora bien, no me refiero a que un hermano se pasó un semáforo, tiró basura y por eso ¡Ahora te vas con Satanás! Me refiero a quien diga ‘Jesús, murió por mi pecado, mi pecado envió a la cruz a Jesús, por eso puedo pecar a gusto.’ Lo que Pablo quiere evitar es que vayamos los domingos a la iglesia, agradecer a Dios por morir por mis pecados y por otra parte querer vivir en el pecado que mató al Salvador. Pablo no está enojado con esa persona, pero es necesario sacarlo para que pueda regresar.  Además ¿Por qué ignorar o no enfrentar a quien voluntariamente se involucran en cosas que no están bien?  Es como decir: seguiré cometiendo los pecados que mataron a Jesús. Si no lo sacan, se van a acostumbrar y dejarán pasar estas cosas; si usan el perdón de Jesús como excusa para seguir su estilo de vida, seremos culpables; Jesús nos dirá: no ayudaron a esa persona, sino que la solaparon y por no juzgarla, las consecuencias son mayores. Esto no es para castigarlos, sino para guardarlos a ellos y la iglesia; porque el pecado no juega limpio, traerá dolor y sufrimiento; pero cuando regrese estaremos aquí para ayudarle. Después, como que algo pasa por la mente de Pablo y piensa: ‘quizá el error fue mío, tal vez entendieron mal la última carta que les mandé y quieren aplicar mal, algo que les dije’. Es ahora donde se refiere a la otra carta que no tenemos copia. 1ª Corintios 5:9 “Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales.” ¿Recuerdan la otra carta? Porque ahora voy a aclarar esa otra carta. 1ª Corintios 5:19 “Por supuesto, no me refiero a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores, o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este mundo.” No hablo de las personas de este mundo ¡Ellos no tienen relación con Jesús como Salvador! Y Pablo cotorrea: en ese caso ¡Tendrían que salir de este mundo! Jajaja No se junten con inmorales y ese tipo de personas. Y aquí es la confusión de los cristianos, pensamos que no debíamos juntarnos con ellos, pero teníamos derecho a juzgarlos; y no a los de la iglesia; Pablo dice ¡No es eso lo que dije! Pablo aclara: no, no, ustedes no tienen porque juzgar a las personas que no son cristianas ¡Porque no hay punto en común! No son iguales, no hay algo en que los dos estén de acuerdo. Si ellos no creen ¿Cómo los puedes juzgar? ¿Por qué juzgarlos? ¡No los quieras meter en algo que tu vives, y ellos no! Cuando menos no lo hagas juzgándolos. Hacer eso es tonto. Ah, entonces ¿Qué querías decir? Y ahora Pablo nos explica 1ª Corintios 5:11 “Pero en esta carta quiero aclararles (lo que escribí en ese entonces) que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho, estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.” Ellos dicen: ¡Wow, lo tenemos al revés! Criticamos a los que no son cristianos porque no están bien, pero a los hermanos que hacen cosas peores, los consideramos porque son hermanos y no los juzgamos. Pablo dice: ¡Es lo contrario! No tienes razón para juzgar a los de afuera; pero si alguien dentro del grupo, que cree en Jesús y quiere seguir viviendo en los pecados por los cuales Jesús murió ¡A esta persona júzgala! Por eso vemos a Jesús juzgando y alejándose de los líderes religiosos, pero se juntaba a comer con Zaqueo, Mateo, María Magdalena. Podemos decir: ¡Pero si los dos son culpables de lo mismo! Sí, pero uno es de afuera y el otro de adentro. Jesús diría: no vine por los de adentro, sino por los de afuera, no por los sanos sino por los enfermos; y no tengo mucha paciencia con los de adentro que quieren jugar, prefiero que lo saquen, que viva en el pecado que quiere y cuando regrese, recíbanlo con los brazos abiertos y así será un mejor cristiano. Porque ya no consentirá el pecado que mandó a Jesús a la cruz ¿Esto es diferente verdad? 1ª Corintios 5:12 “¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera?” ¡No tengo nada que hacer juzgando a los de afuera! Amigos, no es de nuestra incumbencia juzgarlos ¡No tenemos punto en común! 1ª Corintios 5:12-13 “¿No son ustedes los que deben juzgar a los de adentro? (Implicación: sí) Dios juzgará a los de afuera. Expulsen al malvado de entre ustedes.” ¡Dios juzgará a los de afuera! ¿Quién juzgará a los de afuera? ¡Dios! Así que cuando quieras juzgar a los que no vienen a la iglesia, a quienes no han aceptado a Jesús como Salvador ¿Qué papel quieres jugar? ¡El de Dios! En eso somos culpables, nos gusta hacerlo, nos reunimos para juzgar a quienes no tienen relación con Jesús y después nos preguntamos ¿Por qué no quieren venir a la iglesia? ¡Porque los juzgas! Por otro lado solapamos a los de adentro. Pablo dice: juzguen entre ustedes, rindan cuentas uno al otro. Tienen que elevar el estándar de vida; ya que aman a Jesús que murió por sus pecados, si encuentran alguien que dice creer en Jesús, lo ha aceptado y al mismo tiempo vive en los mismos pecados como estilo de vida ¡Alguien tiene que hablar con esa persona! En un caso extremo ¡Mándenlos al estilo de vida que viven! Para que las consecuencias de su pecado sea evidente y cuando toque fondo y regrese lo podamos recibir y restaurarlo. Seguirá con heridas del pecado, pero quedará libre de las consecuencias del pecado. 1ª Corintios 5:13 “Dios juzgará a los de afuera. Expulsen al malvado de entre ustedes.” ¿Qué vas a hacer? Debemos juzgarnos unos a otros, esto no es cacería de brujas y no se trata de castigo ni condenación. Imagínate como vería la sociedad al cristianismo, si al acercarse a Jesús lo primero que reciben sería ¡Nunca juicio! Nunca exigirles que vivan en un estándar que no han aceptado y ni siquiera están de acuerdo. No tenemos nada que exigirles, al contrario, lo primero que deben recibir es: amor incondicional, tal como tu y yo lo recibimos de Dios cuando llegamos. Y una vez dentro, y aceptado, vez alguien que insiste en vivir fuera de lo que Dios nos pide, debemos decirle: Cada vez que insisten en vivir a tu manera, estás crucificando a Jesús, porque ese pecado fue lo que lo llevó a la cruz.  Cuando haces eso, festejas el pecado; es como decir que el pecado es bueno, los domingos entendemos que ese pecado llevó a Jesús a la cruz; por esa cruz yo ya no soy esclavo del pecado, pero lo sigo siendo. Si esa persona te dice ¡Me estás juzgando! Dile: ¡Claro que te estoy juzgando! ¡Eso es lo que debo hacer, porque eres de ‘Casa’! No es un castigo, es tratar de salvarte, si no quieres hacer caso y te enorgullece lo que haces, pues es mejor que lo hagas bien, no finjas. ¡Ve y vive como quieres! Que cuando toques fondo, te recibiremos bien, te queremos de regreso, porque eres uno de los nuestros, pero no puedes festejar el pecado y adorar al Salvador al mismo tiempo. Ahora escucha esto ¡Lo que no debes hacer con esos versos! Si tu esposo es un perdido...y cristiano no le quieras decir ¡No puedes vivir en esta casa! Ismael dijo que te saque, que eres inmoral y otras cosas peores. Este verso no aplica para la familia ¡La familia es otro principio! No es para padres, hijos ¡No es así! El problema con la familia es que cuando la persona vive en pecado, eso afecta las emociones, no somos neutrales; estamos enojados y quieres usar este principio para castigar, no para restaurar; mientras quieras castigar, es porque tienes una viga en el ojo y no importa que la otra persona tenga una astilla, hay algo en tu ojo y tienes que ir al espejo. Esto es para la iglesia, y si dices: ¡De eso vengo escapando, todos me juzgaban! Quiero decirte que si vienes de una iglesia que castiga de esta manera, es porque no han entendido el principio ¡No es para castigar! Es para restaurar y proteger. Es porque te queremos y no importa si te enojas conmigo, me dejes de hablar te sientas ofendido; estoy dispuesto a sacrificar mi relación contigo de manera que te puedas proteger, salvar de las consecuencias del pecado en que vives. Te juzgaré, porque es lo más amoroso que puedo hacer. ¿Qué tiene que ver esta historia conmigo? Quizá digas, crecí en una iglesia y me fui, no me sacaron ¡Yo me salí! Pero después el pecado me arrastró y por eso estoy de regreso. ¡De eso se trata! Pablo dice ¡Hagamos eso! Apresuremos el proceso, de manera que cuando toque fondo, pueda regresar. Algunas veces lo más amoroso que puedes hacer es juzgar. Pero recuerda no vayas a casa queriendo hacer algo, no quieras aplicar esto, no te emociones y sientas que al fin tienes herramientas para la venganza, si lo sientes, es por la viga en tu ojo. Si no puedes esperar para salir y hablar con cierta persona ¡Cuidado! Si eso te motiva, hay un problema. La pregunta es ¿Cuando veas esto en tu iglesia, cuál debe ser tu primera reacción? Un corazón triste que se lamenta. Cuando el pecado de tu amigo te rompe el corazón, es que estás listo para hablar, pero cuando el pecado de tu amigo, hermano, padre, esposa, hijos te duela es porque estás listo; pero si te violenta, enoja...hay tarea que hacer. Cuando te duele el pecado, es tiempo de platicar de esos asuntos, porque algunas veces, juzgar es lo más amoroso que podemos hacer.
-
3
Juzgar 3 Estudiamos sobre juzgar, quizá pensábamos que no podíamos juzgar a nadie, a no meternos en lo que no nos importa; ya vimos que eso es un mito, de acuerdo con lo que la Biblia enseña. Sólo que debemos saber a quién juzgar y a quién no; además de revisar la condición de nuestra vida antes de hacerlo. En ocasiones juzgar es lo más amoroso que puedes hacer; sentarnos a ver cómo la persona que apreciamos desgracia su vida sin hacer algo ¡Eso no es amar! Ahora veremos cuando, cómo y por qué hacerlo. Hoy veremos quizá el pasaje más famoso del NT que lo explica. La mayoría de las personas nos escudamos en la frase: ‘no me importa, no es de mi incumbencia, no debo juzgar’. A veces es con tal de evitar la responsabilidad de involucrarnos en la vida de las personas. La lógica es la siguiente: si no tengo el derecho de juzgar, entonces tampoco es mi responsabilidad rescatarlo de sus errores. No debo juzgar, si no juzgo, tampoco hago algo por ellos. El problema es que, si tengo que hablar con ellos, eso representa tiempo, dedicación, escucharlos y después de todo, no tengo la certeza de que funcione. Por eso es mejor esconderse y no juzgar. Así evitamos involucrarnos en la vida de las personas de la manera como nuestro Padre quiere que nos involucremos. Mateo 18:21 “¿Qué les parece? La forma como empieza es interesante; Jesús pregunta a los oyentes ¿Qué creen ustedes? ¿Qué piensan? Ahora bien, si eres discípulo sabes que no tienes que contestar, porque no importa lo que digas, seguro estás equivocado; y Jesús te usará para empezar a decir una parábola que tampoco entenderás y te verás mal. Jesús empieza con esta pregunta, después dice una historia con que la gente se identifica o entiende, porque es algo actual, de la época. Mateo 18:12 “...si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas ¿No dejarías las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada?” Se pierde, quizá buscando pastos nuevos, lejanos; el pecado la atrapa. Quizá en la actualidad diríamos: ‘yo no iría, tengo 99 más’. Además si las dejo me las roban, una oveja no es mucha pérdida. Pero en esa cultura y época, el pastor, dueño o cuidador de las ovejas que saliera cada mañana con 100 y regresa con 99 y no regresar a buscarla ¡Era impensable! Lo que Jesús dice y el público entiende es que si cuentas las ovejas y te falta una, dejas las 99 en un lugar seguro y pasas el tiempo necesario buscando la oveja perdida ¡No regresas a casa si te falta una oveja! Mateo 18:12 “Y si llega a encontrarla…” No dice, y cuando la encuentre, porque puede que no lo haga. El intento no asegura el éxito. Mateo 18:13 “...les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron…” El público dice: ¡Claro, así se hace! ¡Es lo que se debe hacer! En nuestro contexto sería como si pierdes las llaves del carro, aunque tengas otra de repuesto, no te quedas tranquilo; cuando menos tratas de recordar dónde la pudiste dejar. No dices: umm cuando menos tengo el carro. Si pierdes la T/C no dices: umm, aun tengo el dinero. Así Jesús aunque tiene 99 ovejas no se sienta y dice: aún tengo la mayoría; se enfoca en la que está extraviada, y cuando la encuentra celebra en grande; no por las 99 que nunca se perdieron, sino por la que encontró.Los que escuchan están de acuerdo con esta explicación ¡Así es! Primero empezó preguntando ¿Ustedes qué piensan? Ahora toda la audiencia está diciendo ¡Claro, estamos contigo! ¡Te entendemos predicador! Mateo 18:14 “Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.” Por los capítulos anteriores sabemos que había algunas personas que creían en ÉL como Mesías, lo reconocen como Hijo de Dios, ahora también están de acuerdo que un pastor no regresaría a casa sin las 100 ovejas. De la misma manera, con pasión y compromiso tu Padre Celestial no quiere que ninguno de estos pequeños hijos se pierda y que nadie lo salga a buscar. Se pierde un hijo ¡Hay que buscarlo! Eso también lo entienden. Si tienes 4 hijos y se te pierde uno, no dices ¡Mujer, aun tenemos los otros 3! Jesús teje la historia; primero es una oveja, ahora es un hijo; esto nos pone emocionales. Los que oyen piensan ¡Claro, ningún padre quiere que se le pierda un hijo! Así Dios no quiere que le pase algo a sus hijos. Tu Padre Celestial quiere que si uno de sus hijos se extravía; no se refiere a una ubicación en el espacio, sino que pierde la fe, deja de creer o está en una crisis en su vida; tu Padre Celestial no quiere que ninguno de sus hijos pequeños se pierda. Nosotros pensamos: Si Dios (el buen pastor) pierde un hijo, Dios lo buscará. Al continuar la historia vemos que Jesús no habla de ovejas, sino que es una ilustración; tampoco habla de hijos, sino de las personas en general que se extravían: en la sociedad, antros, grupo, clubes, religiones. Lo podemos decir así: Dios entiendo lo que dices; ellos son como ovejas y se pierden; si alguien de mi grupo empieza a extraviarse, perderse en áreas peligrosas, abandona la fe, se pierde en las riquezas, igual que alguna oveja, entonces tú como Padre Celestial que no quiere que se pierda, tú vas y lo buscas como buen pastor que eres y lo traerás. Fin de la historia. ¿De eso se trata? Sí, el Padre se preocupa por las personas que se extravían. Ahora Jesús amplia el contexto de lo que está hablando. Mateo 18:15 “Si tu hermano peca contra ti, ve…” La idea es que alguien peca…¿Qué  dice después?  ¡Ve a buscarle! Y decimos: Jesús, no quiero ofenderte, pero como que quiere decir otra cosa; por la ilustración que das lo que querías decir es: si mi hermano -no de sangre-, sino alguien cercano, peca contra ti, ora por él diciendo ‘Padre Celestial, esta persona está desgraciando su vida, no puede seguir haciendo lo mismo, terminará mal; por eso oro para que tú que ere el buen pastor, vayas, lo encuentres y lo traigas de regreso, en el nombre de Jesús, amén. Jesús diría, tienes razón en parte. Pero, hay algo más; para que Yo lo pueda traer, tengo que usar alguien, y adivina ¡Eres tú! Quiero que seas mis manos y pies Mateo 18:15 “...si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta.” Es algo entre tu y el/ella. En otras palabras: eres tú quien tiene que juzgar: este amigo está mal, está en problemas, pero no sólo hables con tus amigos, tampoco quiero que ores -nada más-, ¡Ve y dile sus faltas! Y decimos ¡Creo que mejor oro por el! ¿Por qué? Porque no me importa, no es de mi incumbencia, no es mi asunto; además no somos tan amigos como para decirle esas cosas, no se todos los detalles y ¿Quién soy yo para juzgar! ¿Sabes que hay detrás de ese argumento? Cuando no tengo el derecho de juzgar, tampoco es mi responsabilidad restaurar. Si no juzgo, no soy responsable de siquiera intentar rescatar a esta persona. Jesús dice: en este caso, tienes que juzgar, porque si lo haces, entonces tomas la responsabilidad de confrontar y mostrarle sus faltas para poder rescatarlo. Algunos quizá hemos intentado hacer esto y no nos fue tan bien. Por eso decimos: ‘lo intenté, pero no me hacen caso, no va a cambiar, no hará algo’. Mateo 18:15 “Si te hace caso, has ganado a tu hermano.” Recuerda Mateo 18:13 “Y si llega a encontrarla…” Quizá no te oiga...pero si lo hace, has ganado a tu hermano, lo que quiere decir que has salvado a tu hermano de perderse y de las consecuencias. Si vas a hablar con tu hermano, tienes el potencial de ser las manos y voz de Jesús; tienes el potencial de ser el pastor de la historia, el potencial de que Dios te use para salvar a esta persona de las heridas o la destrucción futura. Mateo 18:16 “...pero si no,…” Y esta es la razón por la que no lo hacemos; pensamos que no van a escuchar y preferimos pensar que no nos importa. Cuando entendemos que sí nos incumbe, decimos que no tiene caso, porque no nos van a escuchar. Mateo 18.16 “...lleva contigo a uno o dos más…” ¿Para qué? Ya lo vi solito, le empecé a decir que tenía que dejar de vivir así, y se enojó, me pidió que no lo molestará, que no me importa; y ahora se supone que tengo que llevar a otra persona, para que la humillación sea con testigos ¿Me tengo que exponer otra vez? Pensé que el hecho de hablar era una sola vez; es más mis amigos me dijeron que ya lo dejara, que no hiciera nada más, porque nunca va a cambiar. Ahora Jesús nos dice que llevemos alguien más ¿Por qué? Porque son como ovejas perdidas, como niños perdidos. Si estás en un estacionamiento y vez un niño correr solito hacia la carretera, no le dices: ¡Niño, cuidado, no corras por esa calle!...PUM, upss; bueno lo intenté, no quiso escuchar ¡No harías eso! Seguro correrías y gritarías, pararías el tráfico. En esa cultura, se te pierde una oveja, la buscas y no por 5 minutos, sino por todo el tiempo que sea necesario. Jesús está diciendo: ‘quiero que sepan cómo se interesa Dios por las personas, cómo mi Padre quiere encontrar y rescatar a las personas que ama. Y no quiero que seas negligente y te des por vencido. No quiero que te escudes diciendo: ¡No es mi asunto, no me importa! Mateo 18:16 “Lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos.” Primero ve, si no te escucha, lleva alguien más para que sea testigo. Mateo 18:17 “Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia” Y decimos: pensé que hablar era suficiente; pero bueno, fui otra vez con alguien más y nos fue igual, dijo que lo deje de molestar, no quiere hacer algo, no quiere escuchar, por eso ahí lo dejamos. Pero, ¿Qué hace Dios? ¡El no se rinde! Además nosotros como hijos queremos reflejar el corazón de Dios, siendo sus manos y pies ¿Por qué? Porque así es el corazón de Dios ¿Cuantas veces se dio por vencido contigo? ¿Cuando se rindió contigo? ¿Cuantas veces hemos sido atrapados en el mismo pecado? La Biblia es clara ¡El no se rinde! Así que una platica, una visita, un momento humillante, no es suficiente; debemos ser como buen pastor que no se rinde, como un padre. Si no quiere escuchar ¡Dilo a la iglesia! Cuando Jesús dijo esto ¿Ya había iglesia? ¡No! La iglesia como institución no existía, aparece hasta Hechos. Entonces se refiera al grupo, la asamblea. Lo que dice es: Si vas sólo, después lleva alguien más, si no quiere hacer caso, entonces ve a ese grupo, que conocen su situación y que aprecian a esta persona, ve con ellos, quizá el grupo de música, el de los viernes, el de matrimonios, los que salen juntos al cine, ve con ese grupo y diles: ¡Tenemos que hacer algo por Pancho! Si alguien dice: es que no nos importa, Jesús le responde: ¡Sí te importa! Ahora pensamos ¡Nadie hace eso! Además ¿Qué otra cosa puedes decir? Es inútil, es un caso perdido, no quiere hacer nada; pero ¿Qué si fuera tu hermano de sangre? ¿Qué harías si fuera tu hermana? Alguien que amas ¿Si fuera tu hijo? ¿Cuando te rendirías? ¿Cuando te darías por vencido? ¡Nunca, nunca! Ese es el punto que quiere Jesús que veamos. Ve con los amigos de esta persona y platiquen, a lo que decimos: y si tampoco quiere escuchar ¿Qué hacemos? En ocasiones podemos pasar años orando, ayunando, pero si nos negamos a ir y hablar con la persona, estaremos actuando a medias. Mateo 18:17 “...y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado”. Si has leído Mateo sabes cómo Jesús trata a los recaudadores de impuestos y pecadores ¡Sabes a qué se refiere! Mientras esté adentro del grupo quiero que lo juzgues; porque en ocasiones juzgar es amar; ve tras ellos; pero si después de hacerlo con los amigos, o el grupo y no quiere escuchar, entonces, trátalo como a uno de afuera; porque a los que son de afuera los tratas de manera diferente. Lo peor que puedes hacer, lo último que debes hacer es ¡No hacer nada! Es decir: no me importa, no debo juzgar; porque si te niegas a juzgar, estás rechazando la responsabilidad de rescatar a esa persona. Cuando hay alguien en peligro, no puedes solamente observar, haces lo que puedes, de la misma manera, muchos de nosotros nos sentamos al lado de las personas que amamos y vemos sus vidas fuera de control y nos sentamos en las gradas diciendo: ojalá Dios envíe alguien para ayudarlo, lo hablamos con otros, pero no como chisme, sino para orar. Jesús dice ¡Haz algo! Si no lo haces, Pancho va a desgraciar su vida. Lo que hacemos normalmente es escondernos detrás del ¡No me importa! Al hacer eso ignoramos nuestra responsabilidad de rescatarlo. Esto no es fácil, si lo has intentado ¡Sabes que es difícil! Al aplicar este principio seguro no te fue bien. Más bien fue un desastre, no es cómodo. Quizá fue tu hermano, tu mamá, novia, amigo, quienes vinieron a hablar contigo y tu reacción fue de: me estás juzgando, además me hicieron sentir súper mal, no usaron las palabras correctas. Si alguien te ha querido rescatar, eso es lo que dices. Fueron insensibles, me lastimaron. Déjame decirte algo: la persona que te confronta es mejor amigo que el que sólo se sienta a hablar de ti. Amy Winehouse. Prov 27:6 Quien te confronta aunque sea medio bruto, no supo hacerlo suavecito; pero te aseguro que son mejores amigos que la persona que se esconde detrás de una excusa diciendo ‘no es de mi incumbencia, se está desgraciando la vida pero...a mi qué me importa; ya está grandecito’. ¿Cuantos han visto operaciones de rescate? Desde un barco o helicóptero mandan los salvavidas y cuando los rescatistas avientan los salvavidas, no son exactos; algunas veces caen lejos, otras los golpea, quizá les duele, tal vez se enojan. Cuando hay alguien en peligro, no solo los ves ¡Haces algo! Les tiras algo para que se aferren a la vida y sean rescatados. Así es Jesús, como un pastor tras la oveja, como un padre tras sus hijos, como un extraño salvando alguien más. Cuando veas a tu hermano, familia, amigo, compañera dirigiendo su vida a un despeñadero, aunque creas que no va a cambiar ¡Haz algo! Si no te oye a la primera, tírale otra cuerda, si no te escucha a la segunda, avienta otra cuerda más, no te des por vencido; así como tu Padre Celestial no se da por vencido. El rescate lo hacemos no porque sea algo bonito, sino porque se necesita hacer ¡Es necesario! Deja de escudarte diciendo: no me importa; Jesús dice: ¡Si te importa! No te quedes viendo ¡Haz algo, di algo! Si rehusas juzgar, dejas tu responsabilidad de rescatarlo, no sólo veas lo que pasa ¡Metete! Efesios 2:4 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, 5 nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!” Cuando estabas muerto en pecado, Dios no dijo: está mal y no tiene remedio, lástima, es un caso perdido. Miraré como destruye su vida ¡No! Cuando estabas muerto no sólo vio, sino que hizo algo, no sólo se arriesgo y lo intentó, sino que ¡Dio su vida por medio de Jesús para rescatarte! Murió en la cruz y todo por tu cochino pecado y aún así no nos arrepentimos fácilmente, le dimos la espalda, no lo escuchamos. Tu Padre Celestial dice: te voy a juzgar para poder involucrarme, y ahora que te he salvado, eres mi hijo y quiero que hagas lo mismo que hice por ti. Es tu trabajo, tu responsabilidad, no te escondas diciendo que no te importa, que no es tu responsabilidad. No sólo te quedes viendo ¡Haz algo!
-
4
JUZGAR 4 Estamos estudiando sobre lo difícil de ser juzgado y la postura que muchas veces tomamos de no juzgar a nadie. Vimos que en ocasiones juzgar es lo más amoroso que podemos hacer; la otra alternativa es sólo ver cómo alguien desgracia su vida. Si no juzgo, rechazo la posibilidad de ayudar a esa persona. Hoy veremos el otro lado de la historia, cuando tu eres el juzgado ¿Cómo respondes? ¿Sabes algo? En algún momento serás juzgado o ya lo fuiste. Es difícil cuando eres juzgado injustamente; la persona que aprecias te juzgó mal: porque eres rico, no eres rico, el color de tu piel, tu forma de vestir; cómo educas a los hijos, no eres buena madre, te pasas de buena madre, no eres femenina, eres muy femenina, no eres masculino, eres muy macho, te crees inteligente pero no lo eres, eres arrogante, eres pasivo, eres agresivo, inseguro…etc. Cuando te juzgan injustamente no te dan oportunidad de aclarar o responder, porque no les importa, sólo te quieren juzgar. Te acusan de hacer algo ilegal en el trabajo, pero eres inocente y mientras aclaras las cosas, tu reputación ya se fue a la basura. Te acusan de algo que no hiciste y tu nombre es asociado con eso toda tu vida. Te juzgan por ser muy espiritual o nada espiritual, te ven con desprecio porque hablas de la Biblia, o porque no hablas de la Biblia; te acusan de que tomas mucho, te acusan de que no tomas nada, eres inmoral o eres muy moral. ¿Qué haces cuando te juzgan injustamente? ¿Cómo respondes? ¿Cómo has respondido? Esto es importante porque estar bajo juicio durante mucho tiempo es una posición peligrosa. No podemos ver claramente el peligro de ser juzgado durante mucho tiempo. Quizá conoces alguien que fue juzgado injustamente por mucho tiempo y eso afectó su manera de ver la vida o de actuar; ser juzgado injustamente en la niñez, te repetían algo que terminaste creyéndolo y dudaste de quién eres realmente;de tus capacidades, de poder triunfar, de poder casarte, de tener una familia; porque después de todo, tus amigos o la familia te lo dijo constantemente: ¡Qué está mal contigo! ¿Por qué no puedes ser normal? ¿Por qué no te casas? Ser juzgado por mucho tiempo nos afecta. Es difícil no darle poder a quien nos juzga. Lo último que quieres hacer es demostrar que están equivocados, no te quieres poner a la defensiva, porque ¡No hay manera de salir bien librado! Si lo hace dicen: ‘si no fueras culpable, no estarías a la defensiva’, ‘quién nada debe, nada teme’, si fuera una persona segura, no le importaría lo que dicen de él’. Es peligroso sentirse juzgado y no saber cómo responder o qué hacer. Una persona que se siente juzgada, puede dejar sus principios por esa presión. Hay cristianos que no soportan el juicio: ¡Eres religioso! ¡Te crees mejor porque no tomas ni fumas! Y eso no es cierto, nunca los has hecho sentir inferiores. Por eso cuando lo dicen te lastiman, y si no sabes qué hacer o quieres demostrar que están equivocados, harás lo que ellos quieren que hagas y les darás el poder, de tal manera que empezarás a tomar decisiones por lo que ellos dicen. Estar en la silla de los acusados es peligroso cuando no sabes qué hacer. Hay mujeres y hombres que por la forma como fueron juzgados por sus padres, no saben cómo reaccionar ante una relación. La niña vio cómo su padre engañaba a su mamá, ahora como esposa, no confía en el esposo y lo acusa, le revisa la ropa, le huele los calcetines, lo acusa de ser infiel. El esposo dice: ‘nunca he sido infiel, pero me acusa constantemente de serlo, eso me hace sentir juzgado, sus amigas me miran feo, no me hablan, ya tengo esa reputación sin siquiera ser culpable. Si de por si me acusa de algo que no es cierto y el veredicto es culpable, de nada me sirve ser inocente, así que como ya soy declarado culpable, pues lo voy a hacer, para disfrutar del juicio. ¿Qué haces? ¿Dejar de ser lo que eres, y ser lo que ellos quieren que seas? Porque no puedes hacer es fingir. Fingir que no importa, si se ríen, también nos reímos, si se burlan, apechugamos y por fuera reímos y fingimos que no hay problema, que no pasa nada. ¡No hay problema, es mi mamá, es mi papá! Y la herida la tragamos y fingimos que no pasa nada. Fingir es lo más dañino que puedes hacer, cuando no lo confrontas y rehusas hacer algo, es como un cáncer que empieza a crecer por dentro y es una manera sutil de dar poder a la persona que te juzga falsamente. ¿Qué hacemos? ¡No podemos cambiarlos! ¡No podemos controlarlos! No podemos hacer que cambien su opinión; demostrar que están equivocados es ponerse a la defensiva, y eso dará la impresión que tienes algo que esconder, muestra inseguridad, y quizá hasta valida lo que dicen. ¿Qué haces? ¿Qué haces cuando no escuchan? ¿Qué haces cuando te das cuenta de que le das poder sobre ti? Empiezas a actuar de manera diferente, a dudar y pensar que quizá, tienen razón; empiezas a compensar, haces cosas que nunca harías, pero las haces sólo para que dejen de juzgarte injustamente. ¿Como salir de esa zona? ¡No puedo hacer nada para que cambien su opinión de mí! Pareciera que no hay salida y no hay esperanza, así que lloremos juntos y vámonos. Si no eres cristiano y vienes por primera vez, que bueno que estás aquí. Como seguidor de Jesús, sabemos que Él entiende este dilema de manera única, de la manera como ninguno de nosotros lo podrá jamas entender. Jesús nuestro salvador, durante sus 3 años de ministerio público, estuvo rodeado de personas que lo juzgaron injustamente, erróneamente; lo acusaron ser borracho, mentiroso, blasfemo, de romper las leyes de Dios, desviar a la gente, apoyar a Roma y después de querer traicionar a Roma, lo acusaron de juntarse con lo peor, de no entender las escrituras. De manera constante lo sentaron en la silla de los acusados. Pero en todo su ministerio, nunca les dio el poder sobre ÉL. Al final de su vida lo arrestan y acusan falsamente de muchas cosas, tuvo un juicio injusto, lo declaran culpable y lo crucificaron, muere por algo que nunca hizo. En medio de todo ese infierno, de ese sufrimiento y agonía; Jesús, el acusado injustamente, nunca les dio poder sobre ÉL ¡Ni una sola vez! ¿Cómo hizo eso? ¿Es algo que podemos hacer? ¿Lo podemos y debemos hacer? ¿Cuál es la lección que tengo que aprender? ¿Lo pueden hacer las madres solas, los adolescentes y jóvenes? ¿Se puede hacer con la suegra? ¿Es posible? ¿Cómo lo hizo? En la historia de esta tarde veremos cómo respondió Jesús; pero antes imaginemos ¡Cómo pudo haber reaccionado! De qué otra manera pudo tratar a las personas que lo acusaron injustamente. Jesús conocía el corazón de los hombres, sabía lo que las personas pensaban, sabía todo lo que habían hecho en lo secreto. Si tu supieras eso ¿Cómo reaccionarías ante las acusaciones? Jesús pudo decir: ‘Poncho Pilato: me acusas de ser mentiroso, pero dime ¿Qué me dices de la salida con la Sobeida? ¿Las declaraciones de impuestos ante Roma? Pudo decir a los líderes religiosos que lo acusaban: váyanse al infierno y hubiera sido literal. Cuando piensas lo que Jesús pudo haber hecho al ser acusado injustamente, si fuéramos nosotros seguramente hubiéramos hecho otra cosa; porque la verdad es que cuando nos acusan injustamente, algunas veces tenemos conversaciones imaginarias, casi siempre confrontando a quien nos acusa, ante muchas personas, los humillamos, y en un momento se paran delante de las personas y nos piden perdón, se disculpan, lloran, pero todo esto sucede...en tu mente. Entonces podemos imaginar que Jesús, siendo Hijo de Dios pudo haber hecho algo similar, con aquellos que lo acusaban injustamente y hubiera pasado. Él tenía el poder que desearíamos tener, pero lo que vemos en los evangelios es que nunca uso su poder para lograr cosas personales y de alguna manera sabemos que tenía el derecho, la autoridad y poder para hacerlo. La mayor parte de su vida adulta fue juzgado injustamente y no dio poder a esas personas. ¿Cómo lo hizo? ¿Podemos aprenderlo? ¡Claro! Al escuchar la narración, seguro reaccionarás como lo hice yo diciendo: ‘Dios, no sé si pueda hacer eso, se oye bien, pero es idealista, es muy difícil, sólo aparece en la Biblia, no creo que funcione en mi oficina, en la casa, con mis padres y definitivamente, no funcionará con mi esposa’. Si hay alguna posibilidad de sacar algo bueno de lo malo, si hay algo positivo que se puede obtener de ser juzgado injustamente...esta es la única manera. Lo que veremos es muy interesante, es la escena cuando Jesús es crucificado. No hay palabras, imagines que puedan describir lo que sucedió, pues son muchas las emociones. Lo hemos visto en películas, pero es una idea, no podemos entender los sonidos, los olores, el clima y cada quien se hace una imagen mental de lo que pudo haber pasado. La narración más cercana quizá es de Lucas, quien escribe después de entrevistar a muchos testigos oculares. Lucas 23:35-39 “La gente, por su parte, se quedó allí observando,(JESÚS ESTÁ MURIENDO Y SE QUEDAN A VERLO) y aun los gobernantes estaban burlándose de él. —Salvó a otros —decían—; que se salve a sí mismo, si es el Cristo de Dios, el Escogido.(MESÍAS IMPOSTOR) 36 También los soldados se acercaron (A QUÉ SE ACERCAN) para burlarse de él. Le ofrecieron vinagre 37 y le dijeron: —Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo. (REY FALSO, MENTIROSO) 38 Resulta que había sobre él un letrero, que decía: «ÉSTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.» (LA BURLA UNA VEZ MÁS) 39 Uno de los criminales (HASTA LOS CRIMINALES LO QUIEREN JUZGAR) allí colgados empezó a insultarlo: —¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! (ERES UN FALSO SALVADOR)” Todo esto pasó después de lo que Jesús dijo: Lucas 23:34 “—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen.  Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.” ¿Perdonarlos? ¿No saben lo que hacen? Jesús no quiero contradecirte pero...te están matando, gracias a una acusación injusta. Durante 3 años te acusaron injustamente, ahora te arrestan, golpean como a un esclavo, te arrastran a una loma y te clavan a una cruz. Jesús creo que estás en negación. Toda tu vida en esta tierra, la gente que creaste, a quienes pudiste deshacer como a cucarachas con una sola palabra, te están matando y resulta que tus últimas palabras son: Padre perdonémoslos, porque no saben quién soy y no saben quién eres.  Perdonémoslos porque están ciegos, engañados; si supieran quien eres y quién soy. Perdonémoslos porque son ignorantes, inseguros, se sienten amenazados; así que no tomemos esto en cuenta, ni contra ellos, porque hacen lo que creen que está bien, están actuando por sus propias inseguridades. Padre, sabemos que son pecadores y me han juzgado de manera injusta, pero aún así, no tomemos en cuenta este pecado, porque nosotros tenemos la panorámica completa, sabemos que no tienen ni idea de lo que han hecho. Si hay alguna manera de sacar una victoria, de darle un final feliz, es no darles el poder sobre nosotros. La única manera de hacerlo es por medio del perdón. Quizá digas: el problema es que a mi me juzgan a cada rato, cada vez que llego a la escuela, que entro a la casa, que llego a la iglesia, cuando me ven con mi novio, me juzgan porque no tengo dinero, porque no cuido a mis hijos como ellos quieren, me juzgan diciendo que estoy en la iglesia equivocada, en la liberal. Sé que están mal, pero me duele cuando me juzgan injustamente. Sólo tienes dos opciones: o los perdonas o les das poder para que te lastimen. Si quieres tener la victoria, entonces sólo hay una opción ¡El perdón! En Marcos, vemos otra parte de la crucifixión de Jesús. Marcos 15:37-38 “Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. 38 La cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” Esto es increíble, la cortina del templo dividía el lugar santo del santísimo que era el lugar más sagrado. El sumo sacerdote podía entrar sólo una vez al año para ofrecer sacrificios por el perdón de los pecados del pueblo. Ese día se conoce como el: Yom Quipur = YOM-día y Quipur-perdón. La cortina medía más o menos 10 metros de alto y tenía 10 cm de grosor, dicen que para colgarlo se necesitaron 300 hombres. Detrás de la cortina estaba el arca del pacto. La cortina representaba la separación entre el Dios santo y los hombres pecadores. La separación del hombre debido al pecado. Cuando el sacerdote entraba le amarraban una cuerda a la pierna, porque si tenía pecado, Dios lo mataba y nadie podía entrar a sacarlo, hasta el siguiente año, por eso la cuerda. Al entrar el hombre más santo del país, llevaba un animal que ofrecía en sacrificio; los pecados del pueblo se ponían en el animal a cambio del perdón. Esto era cada año. Esta es la cortina que se rompe cuando Jesús exhala su último aliento, queriendo decir: la barrera entre Dios y los hombres que lo acusan injustamente, es quitada. La Biblia dice que cuando Jesús murió, hubo un gran terremoto, quizá al caer parte del techo la cortina se rompe, en el momento que Jesús es juzgado injustamente, al morir por cosas que nunca hizo, en ese momento Dios dice: a pesar de lo que merecen, a pesar de lo injusto que han tratado a mi Hijo, estoy abriendo la puerta para que puedan tener una relación conmigo; y esa puerta nunca se cerrará otra vez. Todo esto sucede en el momento en que el Hijo de Dios fue tratado de la peor manera posible. Así podemos saber que hay una forma de tener la victoria cuando eres juzgado injusta y falsamente, por medio del perdón. Sí, hay una manera de no darles poder sobre ti y es perdonándolos. Sí, hay una manera de evitar la complejidad de ser juzgado, y querer probar que están equivocados, o cuando te conviertes en algo que no eres. Sí, hay una salida a través del perdón. Marcos 15:39 “ Y el centurión, que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver cómo murió...” Este soldado romano seguro había visto muchas muertes, en la guerra, accidentes, enfermedades, asesinatos, en la cruz, dolorosas, instantáneas, largas, pero al ver la muerte de Jesús dijo: Marcos 15:39 “...dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” En otras palabras: ¡Nos equivocamos! Matamos al hombre equivocado. Al verlo morir, no cuando vio cómo Jesús se defendió, no cuando Jesús azotó con látigo en el templo, no cuando Jesús justificó su conducta, no cuando vio a Jesús discutir con los fariseos en la corte ¡No! Cuando vio cómo Jesús murió, ahí llega a la conclusión ¡Hicimos mal, matamos al enviado de Dios! Si hay alguna batalla que ganar, será por medio del perdón, y abrir la puerta a la relación con quienes nos juzgaron injustamente. Cuantos conocemos historias de relaciones restauradas, cuando una de las personas normalmente la que ha sido juzgada injustamente busca el acercamiento con una actitud de perdón. Cuando te han juzgado injustamente, la manera de revertir y sacar algo bueno de todo eso es a través del perdón y abriendo la puerta a la relación. Es negarte a cerrar esa puerta, rehusar darle poder a la persona que te ha juzgado mal. Así como mi Salvador me deja entrar a su presencia y no cierra la puerta, por eso haré lo mismo con las personas que me juzgan injusta y falsamente; no cerraré la puerta y no guardaré amargura, no me convertiré en lo que quieren que sea, sólo para darles razón; no reaccionaré siendo lo que no soy, sólo para probar que no tienen la razón. Pelearé por seguir siendo quien soy y perdonaré, porque así es la única manera de estar en la silla de los acusados injustamente y no convertirme en lo que no quiero ser. Si crees que esto es para los súper mega hiper espirituales, escucha esto Lucas 6:35 “Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien…” Jesús lo que quieres decir es que no les echemos la basura a su patio, que no les hagamos daño, no digas cosas malas de ellos, ignora a tus enemigos ¿No podemos solo ser neutrales? ¿No es eso suficiente? Jesús dice ¡No! Porque ignorarlos y no responder te mandará a un extremo no saludables; porque estos versos no son por el bien de tu enemigo ¡Son por tu bien! ¿Por eso debo amarlos y hacerles bien? ¿Qué tal ignorarlos y no hacerles daño? ¡Ámalos y busca la manera de hacerles bien! Nuestra objeción es ¡No van a cambiar! ¡No hará ninguna diferencia! Nuestro Padre dice: ¡No quiero cambiarlos a ellos, quiero protegerte a ti! Trato de cuidarte, enseñarte cómo actuar cuando te juzgan injustamente.  Quiero enseñarte cómo no darles poder sobre ti ¡De ellos YO me encargo! No te digo que los ames para que se sientan amados, sino que los ames porque es lo mejor que puedes hacer por ti mismo. Lucas 6:35 “... y denles prestado sin esperar nada a cambio.” ¡Esto es demasiado! No le presto dinero ni a mis amigos. Ahora checa esto: Lucas 6:35 “Así tendrán una gran recompensa…” ¡Vaya, hasta que oímos algo justo! Ojalá sea una gran recompensa por amar a mis enemigos, si es dinero...mucho mejor...aunque pensándolo bien ¿Si los perdono, no es como que si ellos reciben una recompensa? Algo que no merecen. Jesús dice: ¡No, tú eres el que recibe la recompensa! Porque después de todo, serás tú el que esté bien, cuando todo termine. Ni permitirás que ser juzgado te lleve a puntos no saludables, estarás de pie, serás justificado y tendrás recompensa: Lucas 6:35 “Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados.” Cuando eres juzgado por las personas: eres muy religioso, muy liberal, muy codo, muy rudo; es como si ellos decidieran quién eres tú; están diciendo: necesitas ser como yo: balanceado, inteligente. Jesús te dice quién eres realmente. Cuando haces esto, eres hijo, hija del Altísimo, porque Dios es bondadoso con los ingratos y malvados. Si hay alguna manera de sacar una victoria en esos momentos, es a través del perdón, es abrir la puerta para la relación. Rehusa darles poder y cuando los perdones, así reflejas que te comportas como tu Padre Celestial. Lo que haces en los momentos que eres juzgado injustamente es lo más importante que puedas hacer como cristiano. Lo que hagas aquí refleja al mundo que te rodea que Dios es real y es tu Salvador y eres hijo del Altísimo. La forma como respondes cuando eres juzgado injustamente, puede ser la oportunidad más grande de que tu familia, en tu trabajo, escuela, vecindario, vean a Jesús. Tu respuesta al ser juzgado injustamente puede ser lo que Dios use en la vida de otras personas, de manera más poderosa de lo que tu puedas hacer en toda tu vida. Esto lo sabemos porque así fue la respuesta de Jesús, al ser juzgado injustamente, su forma de actuar lo preparó para ser el salvador del mundo. Si hay algo bueno que puedes sacar del ser juzgado injustamente, es a través del perdón. Eso dice Jesús. ¡Esto no es fácil! Pero a fin de cuentas eso evitará que des poder a las personas que te juzgan. Cuando perdonas, defines lo que Dios dice que eres: un hijo, una hija de tu Padre Celestial.
Related Media
See more
Related Sermons
See more