El rol de los hombres en la iglesia

1 Timoteo: La casa puesta en orden  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Jesús respondió: —¿No han leído las Escrituras? Allí está escrito que, desde el principio, “Dios los hizo hombre y mujer” (Mt 19:4 NTV)
Estas palabras del Señor Jesucristo constituyen una de las declaraciones más categóricas sobre el origen del hombre y su naturaleza de ser creado. Es una de las formas en las que el Señor está validando el relato de la creación de Génesis y desmontando al mismo tiempo la idea de que los primeros capítulos de la Biblia no son más que un mito.
Pero hay algo más en esta afirmación y es la realidad de que hombres y mujeres, aunque son iguales en dignidad por el hecho de ser ambos la imagen y la semejanza de Dios, son al mismo tiempo distintos en cuanto a sus roles  que desempeñan en la relación de unos y otros. Es una especie de diversidad en medio de igualdad, lo que llamamos muy acertadamente: complementarismo.
Y esta es quizás una de las verdades más atacadas en los últimos tiempo, al punto de que ya parece un atentado contra la cultura pensar en que hombres y mujeres son diferentes pero no como uno que enfrenta al otro sino en el sentido de uno complementando al otro para cumplir un propósito y un plan en la familia, en la sociedad y por supuesto, también en la iglesia.
En efecto, es parte de la sabiduría de Dios y de su diseño, que las cosas funcionen dentro del marco del complemento, y tal como mencionamos, esto también atañe lo relacionado con la iglesia y el culto público.
El pasaje que hoy abordaremos trata justamente de este asunto. De cómo el apóstol Pablo le recomienda a Timoteo que ponga en orden también los roles en la iglesia y especialmente durante el culto.
La primera instrucción fue amplia al respecto de la oración como algo que es importante mientras la iglesia está reunida, y no podemos perder eso de vista porque las siguientes instrucciones están relacionadas a ese mismo contexto. Pongámoslo de la siguiente manera:
Los versículos 1-7 del capítulo 2 de la carta, abordan el tema fundamental de la oración; allí vemos su naturaleza, el alcance, las motivaciones que la impulsan y también algo de la forma y quiénes deben liderarla.
Enseguida, el apóstol encara el rol de los hombres y las mujeres en el culto; los hombres deben encargarse de liderar con pureza y las mujeres deben evitar convertir la adoración en un especie de exhibición de modas o una competencia por el liderazgo.
Y este es el argumento que quiero proponerles para la porción de hoy:
Los hombres y las mujeres son llamados a adorar a Dios considerando los roles que el mismo Señor ha asignado a cada uno.
Y lo vamos a desarrollar a la luz de los siguientes puntos:
El rol de los hombres: liderar con pureza (8)
El rol de las mujeres: conducirse con modestia (9-10)

El rol de los hombres: liderar con pureza

Tal como vimos la semana pasada, este versículo 8 nos muestra algunos aspectos interesantes sobre cómo es la oración y veíamos que esta debía considerar una postura correcta, pero este pasaje también es fundamental para entender la idea que el autor está desarrollando con relación a poner en orden el culto y la estructura misma del pasaje.
Pablo se dirige específicamente al género masculino y la instrucción tiene tres elementos:
Un pedido de que los hombre lideren la oración en la iglesia
Un pedido para que los hombres lideren con pureza
Un pedido para que los hombres dejen de lado la ira y el ánimo contencioso
Aunque estas son cosas que se pueden aplicar tanto a hombres como a mujeres, no olvidemos que Pablo está dando instrucciones para corregir las conductas extraviadas particularmente  de la iglesia de Éfeso.
No sabemos si había recibido alguna información sobre peleas o abuso de liderazgo por parte de los hombres de la iglesia o si ellos estaban eludiendo la responsabilidad de liderar delegando a las mujeres mientras ellos se dedicaban las cosas de la vida; lo cierto es que aquí la instrucción es precisa: no debe darse lugar al desorden porque a largo plazo es algo que no va a salir bien. Un pequeña desviación en la raíz podría traer como resultado un árbol completamente torcido en el tiempo
También es posible que los hombres tuvieran comportamientos bruscos y trato duro con sus esposas y entre ellos mismos y luego se presentarán al culto como si nada ocurriera; como si dijeran en su interior: son cosas de hombres y los hombres somos así.
Esto lo traemos de lo que era propio de la cultura de la época en el que las mujeres eran tratadas como ciudadanas de segunda categoría y podría ser que los hombres creyentes quisieran tratarse entre ellos con rudeza y a sus esposas de forma no pura y santa.
La realidad es que todo lo que se hace por el Señor debe hacerse con pureza y santidad.
Un hombre que da un trato brusco y tosco a su esposa y otros no puede pretender venir a dirigirse con ternura y tono manso ante el Señor, con cosas incompatibles.
Si los hombres actúan como sacerdotes del hogar y por extensión como quienes dirigen el culto y la adoración, deben estar dispuestos que sus manos estén limpias y sus corazones puros.
No se nos está pidiendo que seamos perfectos y que vengamos al culto sin absolutamente ningún pecado; pero tampoco podemos normalizar el ser de una cara aquí y de otra en el trabajo, en la casa y con los amigos; eso es algo que no agrada al Señor.
Y tal vez alguien esté pensando que como ellos no participan de la dirección del culto, entonces eso no es para ellos; pero yo creo que Pablo está aquí animando a los hombres que asisten al culto a que sean quienes animan a sus esposas y a sus hijos a participar de la adoración congregacional, por lo que esto es un llamado para todos los hombres creyentes.
A veces nos sentimos demasiado cómodos con que las mujeres en la iglesia tengan responsabilidad espiritual. Que sean quienes más oran, quienes más leen la biblia, quienes más practican piedad y creemos que podemos vivir de los réditos de su devoción; pero eso es un error.
A veces he escuchado con tanta naturalidad: —nuestra iglesia tiene más mujeres que hombres, lo cual es normal, porque los hombres tienen menos tiempo y les cuesta un poco más— pues bien, que se haya “normalizado” no significa que sea lo que se espera. Tanto hombres como mujeres son llamados a la adoración, pero se espera que los hombres asuman su rol de líderes y sacerdotes de sus casas.
Tener una esposa piadosa es una bendición, pero debe ser al mismo tiempo un estímulo para los hombres de buscar activamente estar al frente, liderando su casa, ejerciendo el sacerdocio del hogar.
La Biblia enseña que el que no provee para su propia casa es peor que un incrédulo (1 Tim 5:8) y esto hablando de lo material y lo que perece ¿cuanto más importante crees que es proveer lo espiritual, aquello que no perece?
No podemos pensar como hombres que nuestra única meta es traer el dinero a casa para comer y pagar las cuentas; nuestra responsabilidad y llamado va mucho más allá y es el de tirar la carretilla espiritual de nuestro hogar y eso debe reflejarse en nuestros compromisos con la iglesia local.
Cuando los hombres descuidan su rol, las mujeres se ven tentadas y obligadas a asumir una carga que si bien la pueden soportar, no es lo ideal a largo plazo porque no es como Dios ha diseñado las cosas y pronto comenzarán a ver las consecuencias.
Las mujeres terminan con la carga de las decisiones, de cómo criar a los hijos, de cómo administrar; ellas llevan las frustraciones por lo que no sale bien, lidian con las responsabilidades y encima con tener que arrastrar al resto de la familia en pos del  Señor; mi querido hermano que estás aquí, no se como veas esto, pero desde la perspectiva bíblica es un despropósito y un tiranía.
Cuando los hombres descuidan su rol, la escena es más o menos como la de David enviando a su siervo Urias, Heteo (2 Samuel 11) a la guerra con instrucciones específicas de ir al frente de la batalla para asegurarse de que muriera en el campo.
Los hombres que no ejercen liderazgo bíblico ponen en peligro a los que estamos supuestos a proteger.
Por el contrario, los hombres que lideran con sabiduría, amor y pureza; liberan a sus esposas para poder servir con mayor gozo en las áreas para las que han sido plenamente equipadas.
Soy consciente que muchas de estas cosas pueden sonar extrañas, pero el problema no está en las verdades que siempre han estado aquí en la Palabra sino en las muchas mentiras que hemos creído de la cultura que nos rodea y del sistema de este mundo en general.
Es mi oración que el Señor nos incomode y nos ayude a reconocer si es que ha habido descuido de nuestra parte y nos arrepintamos y volvamos al Señor.
Espero que podamos ver lo importante que es este llamado y también que nadie es suficiente para estas cosas. Como hombres muchas veces nos creemos la mentira de la autosuficiencia, que podemos resolverlo con nuestras fuerzas, pero la verdad es que necesitamos del Señor y nos necesitamos unos a otros.
No es un pecado reconocer nuestras faltas y nuestra debilidad ante Dios y también entre otros como parte del proceso de ayudarnos y soportarnos unos a otros.

Formas prácticas en que los hombres pueden ejercer liderazgo espiritual

La adoración es importante y el culto congregacional es una de las principales formas de practicarlo. Toma la iniciativa. Si esto no es importante para ti, nada más lo será. Eres quien debe animar y liderar a la familia a participar del culto y prepararse para ello. Fallar aquí es fallar en todo lo demás.
Si vas de vacaciones o estás fuera de la iglesia, busca un lugar donde congregarte. No le comuniques a tu familia que se puede prescindir del día del Señor.
Si tienes hijas, sé un modelo para ellas de lo que se espera de un esposo piadoso: provee cuidado y también pureza. Eres el hombre más cercano que tendrán en su vida.
Si tienes hijos, modela para ellos masculinidad. Enséñales que el trabajo es duro pero que se puede disfrutar de él. Muéstrales cada vez que tengas oportunidad cómo es un matrimonio y un liderazgo masculino bíblico. Si modelas abuso u holgazanería, eso cosecharás.
La oración es vital, es de lo que Pablo habla principalmente en este pasaje y por eso debes procurar ser quien tome la iniciativa por la oración.
Prepárate cuanto puedas en conocer y estudiar la Palabra. Involúcrate en grupos de estudio bíblico, lee buenos libros, haz preguntas; toma la iniciativa de capacitarte porque si tu rol es liderar, la herramienta es la Palabra de Dios, no tu propia sabiduría.
Involúcrate en las actividades de servicio de la iglesia. Sé intencional en ir al frente y marcar el camino para el resto de tu familia.
Si estás casado con una no creyente, no olvides 1 Corintios 7. Ama a tu esposa como Cristo a Su  iglesia, con amor sacrificial, dando todo por ella. No actúes de manera áspera sino con paciencia, sabiendo que el amor del Señor sobrepasa toda comprensión. Sé ejemplo de piedad, de rectitud y de gracia.
Si estás soltero, ora para que el Señor te ayude a estar preparado. Busca relaciones con otros hombres, e incluso con matrimonios de los que puedas ser enseñado. También considera las palabras de Pablo a Timoteo: a las mujeres mayores trátalas como a madres y a las más jóvenes como hermanas, con toda pureza.

Unas palabras a las mujeres

Es posible que si eres una mujer estés pensando en lo oportuno que es escuchar esto pero lo difícil que puede ser verlo en la realidad. Es posible que en cuanto a las cosas del Señor veas una gran brecha entre tu esposo y tú e incluso otros hombres que te rodean; pero hay cosas concretas que puedes hacer para alentar el liderazgo de tu esposo.
Puedes orar para que el Señor lo ayude a asumir su rol y tener una mayor convicción de lo que la Biblia enseña sobre su llamado.
Puedes también animarlo a la lectura de la Palabra y tomar la iniciativa en la devoción familiar.
Puedes estimularlo a que rinda cuentas y se reúna con otros hombres como parte de su proceso de santificación
Puedes estimularlo a tomar la iniciativa en reuniones familiares, en orar por los alimentos o alguna ocasión especial
Una actitud prudente, paciente y modesta, en lugar de la tentación a juzgar y ridiculizar también puede ser de mucha ayuda.
Si tu esposo es un no creyente, puedes aplicar también 1 Cor 7, y el sabio consejo del Apóstol a esperar pacientemente la salvación del Señor, siendo ejemplo de piedad y de buenas obras, para que sean ganados por su conducta casta y respetuosa y sabiendo también que Dios trae bien espiritual al cónyuge incrédulo por medio del creyente.
Y por último, no olvides que se trata de una lucha entre la carne y el espíritu. Que la tentación después de la caída va a ser el desinterés o el abuso y que debemos confiar en el trabajo del evangelio, en que el Señor hace lo que nosotros no y no somos el Espíritu Santo.
Amados hermanos de Iglesia Bíblica Soberana Gracia; varones y mujeres que están aquí, puede ser que todo esto suene aplastante, que nos veamos lejos del estándar; pero el Señor no nos ha llamado a nada para que Su gracias no nos capacite.
No quiero que salgas de aquí sin esperanza y desanimado por lo difícil que se ve el muro de enfrente; pero no se trata de nosotros sino de lo que el Señor ha hecho en nosotros. Él es fiel y perdona todos nuestros pecados cometidos hasta aquí y también nos da en Cristo lo necesario para seguir corriendo esta carrera.
Hay una cosa segura, en algún momento volveremos a fallar; pero la mano misericordiosa del Señor estará allí para sostenernos. Tenemos al Espíritu Santo, tenemos al Señor y nos tenemos unos a otros; tenemos de parte de Dios lo necesario para darle gloria a Él como hombres que el aman y sirven de todo corazón.
Que Dios no ayude.
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