Perseverancia, la conquista de uno mismo

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Ser cristiano es perseverar

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La vida no es una carrera de velocidad sino de resistencia

Corriendo una maratón: no es velocidad, es resistencia.
Después de haber corrido media maratón en enero, algunos me preguntaban que si había ganado!! No sabía cómo responder, el 95 % de los corredores no lo hacen para llegar de primeros sino para al menos llegar.
Las carreras de distancia se convierten en un diálogo y a veces lucha de uno mismo, hay tiempo suficiente para arrepentirse y si no te has preparado lo suficiente te pasarás arrepintiendo toda la carrera.
Me sorprende lo semejante que es la vida cristiana con una maratón.
En la vida cristiana no necesitas correr para llegar primero, necesitas saber llegar.
Esto contrasta con la generación acelerada, cambiante e inmediata en la que vivimos.
¿Has notado que siempre son más los que empiezan que los que terminan?
Lo que eso significa es que la vida cristiana se trata de perseverar, de resistir.
Hay gente que empieza rápido, quieren resultados inmediatos y buscan un crecimiento exponencial acelerado; la vida cristiana no es eso.
No hay atajos en la vida cristiana, debes hacer todo el recorrido.
Los atajos en la vida cristiana son una trampa. Si los tomas te desvías del camino y cuando lo retomas estarás en el mismo punto del que saliste, a veces más atrás.
Necesitamos aprender a perseverar. ¿Cómo resistimos una carrera tan larga y exigente?
Hebreos 12:1–2 NTV
1 Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. 2 Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Debido al gozo que le esperaba, Jesús soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ésta representaba. Ahora está sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios.
Este texto Bíblico nos da tres técnicas para llegar al final perseverando.

Para perseverar despójate del peso innecesario

El peso que no se trata de algo malo. Esto puede llegar a ser lo más sutil y difícil de quitarnos, el problema es que genera peso.
Este peso es tan sutil y peligroso que no nos damos cuenta el momento en que se nos convierte en un peso.
¿Por qué se convierte en un peso?
Porque nos conformamos y el conformismo se vuelve un peso que no nos deja avanzar. Lo que es bueno puede ser un contrapeso de lo mejor.
Porque perdemos de vista la realidad y el vivir de las ilusiones o de falsas expectativas se convierte en un peso. Lo que es ideal puede ser un contrapeso de lo real.
Porque nos llenamos de métodos y saturamos el recorrido con presiones que impiden el disfrute de la carrera. La religiosidad puede ser un contrapeso de la libertad.

Para perseverar despójate del pecado

El pecado es el peso original que fue puesto sobre nosotros para que no podamos correr.
No eres capaz de despojarte del pecado por tu propia fuerza, determinación o capacidad. Necesitas a Jesús.
Solo el sacrificio de la cruz puede quitarte el pecado. No lo puedes hacer por ti mismo. Si tienes pecado y quieres quitártelo necesitas acudir a Cristo.
Puedes intentar tus métodos, fórmulas y estrategias; puedes intentar el ejercicio, la metafísica o la astrología, pero el pecado seguirá ahí.
La palabra que se usa aquí para pecado también significa culpa y la culpa es un peso excesivo para correr, sencillamente la culpa no te deja correr.
El pecado no te dejará perseverar, por eso cada día debes ir a la cruz.

Para perseverar fija la mirada en Jesús

Mira su ejemplo: Él soportó la cruz porque su vista estaba más allá de las circunstancias.
Sigue sus pasos, camina con Él. Permítele ser tu coach en esta carrera porque Él ya corrió y no solo llegó sino que ganó.
Permite que sea formado en ti. Poner la mirada en Jesús no es conocer una teoría sino a una persona.
Poner la mirada en Jesús para perseverar significa que no la pondrás en los seres humanos, por eso, aunque te fallemos, seguirás perseverando.

El cielo te alienta

Cuando la familia te espera para darte ánimo: uno de los momentos más significativos de la carrera fue cerca del final, cuando me encontré a mi familia gritando y animando. Me dio una energía que no sabía que podía sentir a esa altura de la carrera.
Hebreos 12 es la continuación de Hebreos 11. El autor acaba de hacer un repaso del salón de la fe de la historia Bíblica. Cada uno de ellos no solo fue un símbolo de fe y alcanzaron cosas impresionantes para Dios, sino que ellos son testigos de tu carrera. Ellos son una nube de testigos.
La próxima vez que te sientas cansado, desanimado y quieras desistir recuerda que a los lados del camino por donde estás avanzando está tu familia, todos ellos ya corrieron y llegaron a la meta, están gritando y dándote ánimo para que no te rindas.
Romanos 15:4 NVI
4 De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza.
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