La Ultima Accion del Amor de Cristo

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Las ultimas demostraciones del amor de Cristo aqui en la tierra.

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John 13:1–17 RVR60
1 Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, 3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, 4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6 Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? 7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. 8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. 9 Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos. 12 Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. 15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. 17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

La Ultima Accion del Amor de Cristo

La pascua conmemoraba la liberación de las tinieblas y de la esclavitud de Egipto; Lo que Faraón era para los israelitas, Judas lo fue para Jesucristo, y las consecuencias fueron muy parecidas.

Aquí, en la Cena, Cristo mostró a sus discípulos con acciones su amor hacia ellos. Era la despedida y quiso dejar claras sus acciones de amor para que ellos las practicaran también.

1) Lo que Hizo:

«Se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó… y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido».

Lavar los pies de los invitados era trabajo para un esclavo. «Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo» (Fil. 2:7).

Ésta fue la actitud del Señor Jesús desde el comienzo. «Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mt. 20:28).

El Señor quiere que nuestros pies que simboliza “nuestro andar” estén, al igual que nuestro corazón, limpios.

2) Cuándo lo hizo.

«Sabiendo que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre (v. 1) … que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba» (v. 3).

Este acto de humillación y servicio personal fue echo poco antes de la agonía en Getsemani, la deserción de sus discípulos recién lavados, la terrible muerte de la Cruz y de la gloria que iba a seguir.

Saber todo esto no impidió que Él se humillara a Sí mismo para tener consideraciones especiales para con los suyos.

Él no se agradó a Sí mismo, sino que por nosotros vivió y murió.

3) Cómo lo hizo.

Lo hizo con amor. «Habiendo amado a los suyos… los amó hasta el fin» (v. 1).

El amor brotaba y palpitaba en su corazón y sus palabras, goteaba en todo su ser. Su muestra era como el de una madre. todo lo hizo voluntariamente.

Ni la ley ni la costumbre demandaba que ÉL lavara los pies de ellos. Lo hizo de su propia voluntad y elección.

Fue una expresión de la realidad y profundidad de su gracia y amor, solo buscaba dar bendición. Lo hizo con perfección.

Podemos estar bien seguros de que cuando Él les lavó los pies debían quedar bien limpios. Todas sus palabras son perfectas. «La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado» (1 Jn. 1:7).

4) Por qué lo hizo.

«Os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis así» (v. 15). Haya en vosotros también el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús (Fil. 2:3–5).

El lavamiento de los pies es una cuestión muy delicada, y tiene que ser hecho en el Espíritu de Jesús.

Porque no es placentero para la carne y la sangre que se le señalen sus faltas. Hay una forma de tratar que puede ser más ofensiva que provechosa.

Reprender a un hermano o a una hermana de una manera poco amable es como lavar sus pies en agua helada

Cuidemos también de que el agua no esté hirviendo de ira.

Toma en cuenta que la vida es más difícil para algunos cristianos y les es dificil en ocasiones mantener los pies limpios “el andar” porque en su trabajo diario tienen caminos más sucios que recorrer, porque están más frecuentemente en contacto con las influencias sucias del mundo.

Por humillante y penosa que sea la obra, el ejemplo de Cristo nos enseña que en ocasiones es necesario manifestar las Acciones del Amor de Cristo.

Probablemente haya algunos que, como Pedro, estén dispuestos a decir: «No me lavarás los pies jamás», pero una pequeña explicación puede transformar todo en una experiencia dichosa.

Pero ¡ay del que rehusé aceptar la bendición ofrecida por medio de la humillación de Cristo! No tendrá parte con Él (v. 8; Jn. 3:5).

¿Sabéis lo que os he hecho?

Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. 15Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis

Juan 13:8 (RVR60)
8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.

Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas.

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