El Mesías Abandonado

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Marcos 15:33–34 NBLA
33 Cuando llegó la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. 34 Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que traducido significa, «Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has abandonado?».

Introducción

Desde el siglo cuatro los cristianos han tenido la costumbre de reunirse el viernes, antes del domingo de resurrección para recordar la muerte de Jesús.
En algunas iglesias sabemos que llega este viernes (llamado viernes santo) porque no comen carne.
En otras comunidades se celebra una procesión donde va una persona vestida de Jesús y tratan de recrear el camino hacía la cruz.
Para muchos, este tiempo es más que nada un evento que se repite cada año, sin un significado importante.
Pero, nosotros venimos a este lugar para poder reflexionar sobre un aspecto teológico de lo que ocurrió en el momento de la crucifixión que eventualmente resultó en la muerte de Jesús de Nazaret.
Aparte de esto, nosotros creemos que la muerte de Jesús se recuerda / proclama celebrando la comunión / la cena del Señor - y no por una procesión del camino hacía la cruz, ni las estaciones de la cruz.
Por eso, el día de hoy hemos cantado himnos que se enfocan en la muerte de Jesús, nuestra reflexión se basa en el texto bíblico que habla de lo mismo, y al final participaremos de los elementos que representan el cuerpo de Jesús y la copa del nuevo pacto en su sangre.
Hoy queremos ver solo dos versículos del evangelio según Marcos. Hoy queremos responder dos preguntas:
¿Por qué hubo oscuridad sobre la tierra el día de la crucifixión?
¿Por qué dijo que Jesús que Dios lo había abandonado?

¿Por qué hubo oscuridad sobre la tierra el día de la crucifixión?

Jesús fue crucificado a la hora tercera (9 AM).
Marcos 15:25 NBLA
25 Era la hora tercera cuando lo crucificaron.
Luego leemos en Marcos 15.33:
Marcos 15:33 NBLA
33 Cuando llegó la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena.
Pasaron tres horas (de la hora tercera a la hora sexta, 12 PM).
El sol brillaba en con todo su esplendor.
Había mucha gente alrededor de la cruz, a plena luz del día.
Jesús, mientras estaba colgado sobre la cruz, podía sentir los rayos del sol sobre su rostro.
Después de haber cargado la cruz hasta Gólgota, exhausto / cansado, y ahora sufriendo los intensos rayos solares.
Pero, a partir de las 12 PM sucede algo sorprendente.
Marcos registra que por espacio de tres horas (hasta la hora novena, 3 PM) hubo oscuridad sobre toda la tierra.
En el momento en que el sol estaba en su cenit (el punto más alto, que es el mediodía), caen densas tinieblas sobre la tierra.
Los israelitas conocían las escrituras y sabían que las tinieblas siempre estaban asociadas con el juicio de Dios.
La novena plaga en Egipto (Ex 10)
Las tinieblas que puso Dios entre los hebreos y los egipcios, antes de cruzar el mar rojo (Josué 24)
No fue un eclipse, no fue una tormenta de arena, fue un acto sobrenatural de Dios.
Por tanto, esto tuvo que haber producido terror en la mente y corazón de los que estaban al pie de la cruz.
El juicio de Dios se estaba derramando.
La presencia de las tinieblas era una indicación de que Dios estaba juzgando.
Pero, hay un pasaje de la Biblia que profetiza este momento de tinieblas.
Amós 8:9–10 NBLA
9 »Y sucederá que en aquel día», declara el Señor Dios, «Yo haré que el sol se ponga al mediodía Y que la tierra en pleno día se oscurezca. 10 »Entonces cambiaré sus fiestas en llanto Y todos sus cantos en lamento. Pondré cilicio sobre todo lomo Y calvicie sobre toda cabeza. Haré que sea como duelo por hijo único, Y su fin, como día de amargura.
La tierra se ha cubierto de tinieblas porque Dios está derramando su juicio…pero, ¿qué dice Amós?
La tierra se ha cubierto de tinieblas por el duelo de la muerte de un hijo único - el Hijo unigénito de Dios está a punto de morir sobre la cruz.
En otras palabras, el juicio de Dios está siendo derramando sobre el Hijo unigénito de Dios.
Jesús está muriendo, porque está la ira de Dios está siendo derramada sobre él.
Pero, si Jesús es libre de pecado, inocente, sin culpa, ¿por qué está siendo juzgado? ¿Por qué está recibiendo el juicio de Dios?
2 Corintios 5:21 NBLA
21 Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
Este es el glorioso intercambio.
Jesús que no conoció pecado, llevó nuestro pecado.
Él pagó el precio por nuestro pecado al recibir la ira de Dios.
Es por eso que ahora nosotros somos declarados justos.
El inocente murió en lugar de nosotros - pecadores / enemigos de Dios.

¿Por qué clamó Jesús diciendo que Dios lo había abandonado?

Pero la pregunta que nos va a tomar un poco más de tiempo tratar de entender es, entender lo que dijo Jesús desde la cruz:
Marcos 15:34 NBLA
34 Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que traducido significa, «Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has abandonado?».
Marcos registra lo que dijo Jesús en arameo y luego lo traduce.
Notemos que se dirige a Dios y quiere saber por qué ha sido abandonado.
Necesitamos reflexionar sobre esta expresión de Jesús.
Algunos tenemos la experiencia de ser abandonados.
El abandono puede manifestarse cuando un padre de familia deja a su esposa e hijos y se marcha del hogar - esto es abandono.
Pero, esto no puede ser el abandono del cual habla Jesús.
La comunión que existe entre el Padre y el Hijo jamás puede ser interrumpida.
De hecho, en Juan vemos que Jesús sabía que aun en el momento de su muerte, el Padre estaría con él.
Juan 16:32 NBLA
32 »Miren, la hora viene, y ya ha llegado, en que serán esparcidos, cada uno por su lado, y me dejarán solo; y sin embargo no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Y sabemos que este es el caso, porque aun en los momentos más intensos de su agonía, Jesús puede elevar su voz al cielo y decir “Dios mio, Dios mio”.
Jesús está en comunión con el Padre. En ningún momento dejó de ser el Hijo amado del Padre.
Más bien, podemos decir que el abandono del Padre consiste en esto:
El Padre dejó que su Hijo experimentará el sufrimiento de la cruz.
El Padre dejó que su Hijo viviera los sufrimientos, las blasfemias, las burlas, los insultos, de los que lo crucificaron.
El Padre no intervino para impedir que su Hijo fuera crucificado y que eventualmente entregara su vida en la cruz.
El Padre permitió que su Hijo bebiera hasta la última gota - la copa de la ira de Dios porque solo así podría pagar el precio para obtener el perdón de nuestros pecados.
Solo así podría morir el justo en nuestro lugar para declararnos justos.
Solo así podría ser el sacrificio aceptable a Dios por nuestra redención.
Ahora, nosotros asociamos este grito de abandono con un grito de desesperación.
Es cierto, fue un grito de dolor.
Fue un grito de agonía.
Pero, no olvidemos que Jesús usó las palabras del Salmo 22.
Jesús estaba inmmerso en las Escrituras - y al exclamar el Salmo 22 - tenga por seguro que tenía en mente el Salmo 22 en su totalidad.
Lejos de ser un Salmo de desesperación, veamos como inicia y como termina:
Inicia con los sufrimientos de la cruz.
Salmo 22:1–2 NBLA
1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor? 2 Dios mío, de día clamo y no respondes; Y de noche, pero no hay para mí reposo.
Pero, culmina con un canto de victoria.
Salmo 22:18–22 NBLA
18 Se reparten entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echan suertes. 19 Pero Tú, oh Señor, no estés lejos; Fuerza mía, apresúrate a socorrerme. 20 Libra mi alma de la espada, Mi única vida de las garras del perro. 21 Sálvame de la boca del león Y de los cuernos de los búfalos; respóndeme. 22 Hablaré de Tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré.
Salmo 22:31 NBLA
31 Vendrán y anunciarán Su justicia; A un pueblo por nacer, anunciarán que Él ha hecho esto.
Así que al venir en este viernes, no venimos como quienes estamos de luto por uno que ha fallecido.
Venimos a recordar a alguien que murió y sufrió los horrores de la crucifixión y una muerte tan cruel.
Pero, también reconocemos que esta misma muerte trajo luz y vida a la humanidad, adquirió el perdón de los pecados para los que creen en su nombre, y dio a luz a un pueblo - a un pueblo comprado por la sangre preciosa de Jesús.
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