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1 Timoteo: La casa puesta en orden  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Las mujeres y la enseñanza en la iglesia
Dios es un Dios de orden y su creación revela esa realidad.
Una de las cosas que vemos en Génesis 1 es que en principio toda la tierra estaba “desordenada y vacía” y el Señor comienza a poner todas las cosas en su lugar con el poder de Su Palabra: ¡Y dijo Dios…!
Podemos ver ese orden todos los días la forma en que Dios comunica Su gloria por medio de estos arreglos. El ajuste fino del universo, el ciclo del agua, el funcionamiento de nuestros organismos y sistemas, las células, el ADN, las reacciones moleculares, las leyes físicas y podría continuar. Todo ello nos conduce a un asombro por saber que el que ha estado detrás de todas las cosas es, en efecto, un Dios de orden.
Sin embargo, cuando las disposiciones de orden de Dios comienzan a reñir con nuestros intereses y nuestro deseo de hacer nuestra voluntad por encima de cualquier cosa, en ese momento nos rebelamos y fabricamos mentiras, buscando crear una nueva realidad, un nuevo orden, basado en nuestra propia sabiduría, pero que no funciona.
Parte de eso es lo que vemos en la sociedad de hoy en términos culturales. El orden de Dios para la familia, solo por citar un ejemplo, ha sido abandonado gradualmente y lo mismo en las relaciones con cualquier forma de autoridad, trayendo como resultado una sociedad cada vez más caótica y tendiente a la anarquía y el caos.
Ese mismo Dios también dejó un orden establecido para Su pueblo, para Su iglesia. Dio dones, estableció autoridades y disposiciones que están en armonía con todo lo creado.
Tal como hemos visto en sermones anteriores, un área en la que la iglesia debe reflejar el orden de Dios es en el rol que los hombres y las mujeres ejercen en el culto.
También hemos visto que se espera que los hombres asuman el liderazgo en las oraciones y en sus deberes en el contexto de la iglesia local. Sobre las mujeres también vivimos como su forma de vestir podría comunicar un deseo por tener una posición o estatus, pasando por encima del orden de Dios, y hoy llegamos al punto crucial de la enseñanza. De acuerdo con el orden de Dios para la iglesia, ¿quiénes son los autorizados para encargarse de la enseñanza y el liderazgo en la congregación?
Ese es el siguiente tema que Pablo aborda, y aunque es un texto a menudo desafiante y objeto de mucha controversia, veremos cómo el contexto nos ayuda a entender mejor la instrucción que el Apóstol quiere transmitir y también cómo espera que sea puesta en orden la enseñanza en la casa de Dios por medio de ella.
Dios comunicó orden al crear a Adán y Eva y espera que ese mismo orden se vea reflejado en Su iglesia.
Vamos a desarrollar esta idea a la luz de los siguientes encabezados:
El mandato de poner en orden la enseñanza
Los argumentos a favor de poner en orden la enseñanza

El mandato de poner en orden la enseñanza

Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia.
Esta es la segunda instrucción específica dirigida a las mujeres de Éfeso en este capítulo. La primera era en relación con su vestido y está en relación con su posición durante la enseñanza.
No tenemos motivos para pensar que ambas cosas estaban desconectadas una de otra. Parece ser que el problema en el fondo que se quiere corregir es el mismo.
Se puede ver de esta manera: Las mujeres que estaban vistiendo lujosamente y con tanta opulencia, no solo estaban cayendo en el pecado de la inmodestia, sino también en una intención de tomar el control y la autoridad de la iglesia debido a su posición e incluso llegar a enseñar.
Aunque estas palabras se leen fuertes en nuestro tiempo, debemos entender que es posible que nuestro juicio esté siendo afectado por todo lo que nos rodea culturalmente. Debemos resistir la tentación de ver a Pablo como un misógino, machista y retrógrado, porque entonces vamos a tomar uno de dos caminos: defender la Biblia tratando de justificar el argumento con el fin de que encaje en nuestro tiempo, o el otro camino, que es el de rechazar el texto y considerarlo como algo que “no es palabra de Dios”, lo cual es peligroso.
Partimos de la idea de que toda la Escritura es inspirada por Dios y que tiene relevancia para todo tiempo y época y, por lo tanto, todos sus principios están vigentes para nosotros hoy.
Con esa nota en mente vamos a tratar de entender entonces qué y por qué se está dando esta instrucción a la iglesia.
La instrucción es clara. Las mujeres deben asumir una posición de escuchar la enseñanza en lugar de querer tomar la vocería y el liderazgo.
Esta no es una prohibición referente a que la mujer no hable en lo absoluto o tenga algún tipo de participación en algún servicio de la iglesia. En 1 Cor 11:5 vemos que las mujeres podían orar e incluso profetizar en la iglesia de Corinto, siempre que se diera en el marco del orden y sin usurpar la autoridad establecida.
Así qué, “permanecer callada con toda obediencia”, tiene que ver con no tomar parte de la enseñanza pública.
Aunque Reina Valera traduce “sujeción” en lugar de “obediencia”, la idea que debe ser entendida no es la de subyugación o alguna opresión en contra de su voluntad, disminuyendo o degradando su dignidad. La palabra que se usa para sujeción (upotaso), da la idea de ponerse, voluntariamente, bajo autoridad. Estar contentas con la estructura del orden dentro de la iglesia.
Esto es algo que se ve en diferentes áreas. Es lo que uno le pediría a un hijo o lo que se espera de las esposas en el contexto de la familia. Incluso, en el contexto social, en nuestras relaciones con el gobierno y las autoridades debe existir el mismo sentido.
El orden de autoridad no existe para empoderar o degradar a nadie, sino para reflejar la belleza de la creación por medio del orden y la armonía.
Esta instrucción podía estar siendo impulsada también por el espíritu de la época.
La ciudad de Éfeso, cultural y, religiosamente hablando, había recibido una fuerte influencia proveniente del paganismo del que habían sido rescatadas en el que había un culto marcado a la feminidad donde se promovía ideas relacionadas con un espíritu superior en las mujeres y “dador de vida” en honor a Artemisa de Éfeso. Un autor de nombre Rick Streland cita varios estudios al respecto del asunto:
En términos de la vida de culto en Éfeso, está claro que las mujeres desempeñaron un papel significativo y ocuparon cargos importantes en muchos cultos. La mitología de Éfeso [incluyendo el mito de que Éfeso fue fundada por mujeres guerreras conocidas como amazonas ] reforzó su estatus en el culto de Artemisa. Según Pausanias, desde los primeros días, si no originalmente, las mujeres amazónicas residían en el lugar sagrado y realizaban rituales a Artemis allí (7.2.4). La actividad culta para las mujeres fue más prominente en Asia Menor que en otros lugares (Ramsay 1900: 67). Kearsley señala que las quince mujeres que eran  archiereiai  («los principales sacerdotes» o «sumos sacerdotes») en Éfeso es el grupo más grande conocido de cualquier ciudad (1986: 186).
Adicional a eso, las ideas previas al gnosticismo que siempre estaban hurgando en los orígenes de las cosas y las genealogías, mezcladas con una devoción a Artemisa (Diana, para los romanos), en la cultura de Éfeso era popular la idea de que incluso el hombre provenía de la mujer y no la mujer del hombre.
Algunas mujeres al convertirse al cristianismo podían estar siendo tentadas por esta idea y movidas a un empoderamiento en el culto, una paganización que iba en contra del orden establecido por Dios.
Es por eso que el otro aspecto de la instrucción de Pablo es que la mujer no ejerza dominio sobre el hombre, que no enseñara ni ejerciera autoridad.
Algunos sugieren que aquí Pablo se refería a”una mujer” en particular, para defender la idea de que no es una prohibición general; pero eso es difícil de probar, especialmente considerando que los versículos anteriores muestran que él está contrastando el rol de los hombres en general, con el de las mujeres en general, en el contexto del culto público.
Ahora bien, cuando Pablo dice “no permito”; podemos estar pensando en que es una declaración arrogante o alguna atribución de más autoridad que la que debería tener, pero puede ser que esté explicando que eso no es algo que él enseñe. Algunos podrían estar apoyándose en la idea de que el Apóstol lo permitía en otras iglesias y por eso era legítimo, lo cual necesitaba una aclaración.
En 1 Corintios 11:16, también tuvo que hacer una aclaración en ese mismo sentido y sobre el mismo tema, pero con otras palabras:
Pero si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni la tienen las iglesias de Dios. Pero si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni la tienen las iglesias de Dios.
Tal como lo vemos, las corrientes que han intentado atentar contra el orden de Dios no son nuevas. Satanás tuvo éxito cuando logró que el orden establecido en la creación se invirtiera y ahora invierte lo necesario en seguir atacando esa misma verdad.
Este pasaje parece mostrar, con suficiente claridad, que el orden de la creación que se extiende al matrimonio, donde el hombre es el encargado de liderar, también se extiende a la iglesia.
La tentación que enfrenta las mujeres a ejercer dominio, no es nueva, de hecho, en Génesis 3 leemos que una de las consecuencias que el pecado trajo al mundo fue precisamente una guerra por el poder:
Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti». (Gen 3:16)
Las mujeres deben mantenerse en orden con su rol en la iglesia y no ceder a las mentiras de este mundo y también porque es lo que está de acuerdo con el mandato de Dios.
Ahora, se debe aclarar que este pasaje no es una prohibición a la evangelización o a compartir el evangelio, lo cual es un llamado a todos los creyentes.
Las mujeres pueden servir en todas las áreas en la iglesia que no representen una posición de autoridad, gobierno o dominio, lo cual excluye el ser ordenadas como pastoras, que era posiblemente la aspiración de algunas mujeres pudientes de Éfeso.
Algunas de las reuniones se hacían en las casas de estas mujeres de las que hablamos en el sermón pasado, y el ser anfitrionas podría ser entendido como una licencia para tomar el lugar de ser puestas como líderes de la congregación y eso debía ser evitado; más adelante veremos que se dan los requisitos para evaluar correctamente quiénes debían servir en el ministerio pastoral.
Ahora bien, la razón por la que las mujeres de esta iglesia estaban buscando posiciones de liderazgo obedecía a algunas influencias y enseñanzas que habían comenzado a difundirse en la iglesia y Pablo ahora responde con argumentos bíblicos a cada una de esas mentiras pero afirmando también la verdad de Dios.

Los argumentos a favor del orden la enseñanza

El apóstol Pablo presenta 3 argumentos para dejar en firme el rol de los hombres y las mujeres en la iglesia, y dichos argumentos no son personales, tampoco culturales, y menos basados en su apreciación personal. Veamos:
Una perspectiva correcta del orden de Dios
Una perspectiva correcta del pecado
Una perspectiva correcta del diseño de Dios para la mujer

Una perspectiva correcta del orden de Dios

Porque Adán fue creado primero y después Eva: Esta referencia de Pablo tiene como propósito refutar la mentira de la filosofía pre-gnostica de que Adán provenía de Eva, porque la mujer, como la diosa griega Diana es la dadora de vida y de ella proceden todos los hombres.
Esto, por supuesto, es una mentira que debía ser resistida con la verdad. El hecho de que la mujer fuera creada a partir del hombre deja clara la intención de Dios de comunicar el orden correcto de las cosas. La idea se ve más clara en 1 Cor 11:8-10:
Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, 9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10 Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.
Hay una relación clara aquí entre el orden de la creación y el orden de autoridad y esto proviene del Señor. No es una cuestión de primacía, ni de señorío, es una cuestión de complemento y como tanto lo hemos insistido, de orden.

Una perspectiva correcta del pecado

Y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
El siguiente argumento de Pablo es una comprensión del pecado. No debe entenderse aquí que Eva fue la que pecó y que Adán fue inocente, entonces las mujeres no deben liderar porque son más tendientes a ser engañadas. Esa no parece ser la idea del texto. Después de todo, cuando el Señor apareció en el huerto, a quien llamó para rendir cuentas fue a Adán y cuando se habla de la entrada del pecado, se dice que fue por el pecado de un hombre.
La idea aquí parece ir más en dirección de que cuando los roles se invirtieron, las consecuencias que eso trajo fueron catastróficas y que la estrategia del enemigo sigue siendo la misma: engañar acerca de cuál es el lugar y la posición de cada uno.
A los de Corinto Pablo les habló sobre este engaño y la astucia del diablo en ese respecto:
Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, las mentes de ustedes sean desviadas[a] de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo. (2 Cor 11:3).
Puede ser que la mentira en Éfeso estuviera siendo: —Los hombres son los responsables de todo mal, son el origen del problema; si las mujeres toman el control, entonces, todo lo demás se arregla— pero Pablo les muestra que eso también es una mentira y un engaño, que no debían usarlo como argumento.
Como vemos, en ambos casos Pablo está refutando las mentiras de la cultura con la Palabra de Dios.
Y ese debe ser nuestro llamado. El mundo, que está bajo la influencia del maligno, nos bombardea con toda clase de mentiras acerca de lo que es un hombre o una mujer; pero si creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, debemos usarla como la espada de la verdad y resistir con ella el error.
Satanás triunfa cuando logra convencernos de que vivir de acuerdo a nuestro rol en la familia, en la iglesia y la sociedad, no es una prioridad.
El caso en el mundo comenzó el día que un hombre y una mujer fueron engañados y seducidos a abandonar sus roles.

Una perspectiva correcta del diseño de Dios para la mujer

El versículo 15 es un texto desafiante y han surgido múltiples interpretaciones a lo largo de la historia; sin embargo, si seguimos la idea de que Pablo está refutando las mentiras que venían del paganismo sobre Adán y Eva y sobre el origen del mal, es apenas apropiado pensar que en este caso Pablo continúe con la misma línea apologética: probar que tener hijos, ejercer la maternidad, vivir en fe y santidad, ser modestas, ser mujeres conforme al diseño de Dios, es mejor. Antes que todo, debemos decir que Pablo no está afirmando aquí la salvación por medio del parto o tener hijos. Él ha enseñado, y justamente en la carta a los Efesios, que la salvación es por la gracia de Dios solamente (Ef 2:1-10); al mismo tiempo, algunas mujeres, por la providencia Divina, no llegan a tener hijos y eso no hace que se pierdan, por lo que descartamos esa idea.
Ahora bien, en los días de Pablo comenzó a surgir una idea que más adelante serían profundizadas en el gnosticismo, que el casarse o tener hijos era algo que hacía perder la salvación. En el capítulo 4 se lee:
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participaran de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. (1 Tim 4 1-3; énfasis añadido)
Algunas de estas ideas fueron después desarrolladas por Marción y Apeles, también uno llamado Taciano que fue discípulo de Justino Mártir y luego se apartó. Ellos enseñaban que el matrimonio era fornicación y que mantenerse célibes era una virtud que acercaba a la salvación. Esto, por supuesto, fue condenado como herejía por los padres de la iglesia (Tertuliano e Ireneo) y como vimos, también por el mismo Pablo.
Con eso en mente, la idea de Pablo en este texto parece ir más en dirección de refutar las herejías de estos falsos maestros y afirmar que la salvación es el fruto de permanecer en la fe y en santidad y que no viene por la abstinencia o el celibato, que engendrar hijos no es algo que lleve a un creyente a perder su salvación. Dicho de otra manera: la mujer no se pierde si tiene hijos. Si permanece en la fe, en santidad y obediencia al Señor con modestia, y aun teniendo hijos, ella está evidenciando el fruto de su salvación.
Otra posible interpretación va por el lado de la influencia de Artemisa de Éfeso y la idea de que ella era vista como la salvadora de las mujeres en los partos. Por lo que Pablo pasa a dejar claro que el Señor es quien preserva a los suyos y que la verdadera salvación está en hacer y vivir conforme a Su voluntad.
Cualquiera que sea el camino que decidamos recorrer para entender este pasaje, hay una cosa que es clara: el Señor espera que las mujeres asuman con gozo el rol que les ha sido asignado por diseño y que permanezcan en ello en fe y santidad y modestia.
Lastimosamente, incluso hoy la idea de la maternidad es vista como una desventaja frente a los hombres porque deben dejar de trabajar o limitarse por lo que significa un embarazo o un parto y en consecuencia muchas mujeres están decidiendo no tener hijos para no ceder ventaja en la carrera de competir con los hombres.
Dios ha diseñado las cosas de tal manera que las mujeres puedan encontrar gozo y verdadera seguridad en el cumplimiento de su rol.
La maternidad, el abrazar con gozo, el rol de mujer no tiene por qué ser visto con menosprecio o como estar en una posición inferior; la mujer es más elevada no cuando está más cerca de igualar al hombre, sino cuando está más cerca la voluntad de Dios y el llamado que Dios le ha asignado.
Hay quienes maliciosamente leen esto como: que la mujer se calle y que vaya a su casa a tener hijos; pero esto está muy lejos del verdadero sentido del pasaje.
La verdadera intención es proteger a la mujer y proteger también el orden en la iglesia, tratando de preservar el orden de Dios, el cual fue establecido desde la creación.
A las mujeres que son presionadas a tomar liderazgo y dominio no se les está dando una camino hacia la liberación, sino que se les está poniendo sobre los hombros una carga mayor y adicional a la que ya llevan como resultado de diseño único y eso en lugar de liberar, esclaviza.
Pablo está aquí tratando de evitar que las mujeres sean llevadas por el engaño de la cultura.
Satanás siempre ha susurrado al oído descontento y la idea de que las mujeres alcanzarán el clímax de su realización si logran ganar la guerra por el poder. La mentira ya no es: serás como Dios, ahora es: serás como los hombres. Puedes tener dominio y control de todo.
Lo que Dios ha diseñado es mejor. Lo que Él ha hecho es bueno y bueno en gran manera.
El pecado convirtió el gozo de ser creados a Su imagen en un descontento por hacer nuestro propio diseño y las cosas a nuestra manera; pero eso no está destinado a salir bien y de hecho, la historia desde el Edén es que nunca ha salido bien.
Las mujeres experimentan verdadera libertad cuando asumen con gozo el rol único que se les ha asignado por diseño.
Ellas pueden ser y hacer cosas que para los hombres son imposibles y de eso se trata el ser complementos el uno del otro.
La gran conclusión de todo esto es:
Dios estableció un diseño desde la creación para el hombre y la mujer y se espera que la iglesia, en su modelo de liderazgo, refleje dicho diseño.
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