Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios, porque estos no saben que hacen el mal.
No te des prisa en hablar,
ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios.
Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra;
por tanto sean pocas tus palabras.
Porque los sueños vienen de la mucha tarea,
y la voz del necio de las muchas palabras.
Cuando haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque Él no se deleita en los necios. El voto que haces, cúmplelo.
Es mejor que no hagas votos, a que hagas votos y no los cumplas.
No permitas que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero de Dios que fue un error. ¿Por qué ha de enojarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos?
Porque en los muchos sueños y en las muchas palabras hay vanidades; tú, sin embargo, teme a Dios.