El amor…el fruto de la santificación (2)

Tesalonicenses  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 1 view
Notes
Transcript

Introducción

El pasado domingo culminamos nuestra reflexión del capítulo tres de la primera carta de Pablo a los tesalonicenses. Y hoy queremos comenzar el capítulo 4.
Pero hay un detalle muy importante al cual me gustaría que prestáramos atención en nuestro estudio.
En la versión de la biblia NBLA los últimos tres versículos del capítulo tres forman parte de una sección que comienza en el versículo 11 de ese capítulo y continúa en el capítulo 4 hasta el versículo 12 de ese capítulo. A esta sección los traductores de esta versión le titularon: Exhortación a la santidad.
Recordemos que originalmente esta es una carta. Y una carta no está divida en capítulo y versículos. Pero sí, los escritores, al igual que lo hacemos nosotros hoy día, escribían en bloques, dejaban espacios, etc.
Y aunque la mayoría de las traducciones respetan la división de capítulos y versículos que se introdujo en algún momento de la historia al texto bíblico, sí se toman la libertad de identificar secciones y colocarles diferentes subtítulos que identifican lo que ellos entienden es el tema principal de esa sección.
Así que según la NBLA gran parte del capítulo 4 está estrechamente relacionado a los últimos versículos del capítulo 3. Lo que significa que hay una misma línea de pensamiento.
El capítulo 3 culminó recordándole a los tesalonicenses que ellos tienen un Padre y un Señor. A Dios Padre y al Señor Jesucristo. Y que por lo tanto nuestro rol es de hijos y siervos. Así que el llamado es a someternos fielmente cada día en obediencia al amor de nuestro Padre Celestial y a la instrucción de nuestro Señor Jesucristo.
Para que como resultado Él nos haga crecer y abundar en amor los unos por los otros y por los demás. Y que ese amor afirme nuestros corazones irreprensibles en santidad para estar preparados para recibirlo el día de su regreso.
Ahora, todas estas cosas son cosas que solo Él puede lograr en nosotros. Solo Él, a través de su Espíritu Santo puede lograr que en nosotros crezca y abunde el amor. Solo Él puede afirmar nuestros corazones irreprensibles en santidad.
Claro, Él lo puede hacer solo si nosotros permanecemos en Él. Solo si nos mantenemos unidos como ramas al tronco que es Él. Solo si procuramos mantener una comunión constante con Él. Solo si vivimos cada día humildemente delante de nuestro Dios.
Así que todo eso Él lo va a ser solo en corazones dispuestos.
Hay una obra maravillosa que Él quiere hacer en nosotros pero esto requiere una actitud correcta departe de nosotros.
El barro tiene que estar en la rueda del alfarero. El oro tiene que estar en el crisol del joyero. La madera tiene que estar en el torno del ebanista.
Nosotros creemos en la obra soberana del Espíritu Santo sobre nuestras vidas y a la misma vez creemos en nuestra responsabilidad. Ambas cosas van de la mano. Son inseparables.
Por lo tanto, en el capítulo 4 Pablo lleva a la práctica esto de abundar y crecer en amor y de ser afirmados irreprensibles en santidad.
Por eso, de una petición a Dios pasa ahora a un ruego a los creyentes.

Un ruego y una exhortación

1 Thessalonians 4:1 NBLA
1 Por lo demás, hermanos, les rogamos, y les exhortamos en el Señor Jesús, que tal como han recibido de nosotros instrucciones acerca de la manera en que deben andar y agradar a Dios, como de hecho ya andan, así abunden en ello más y más.
He aquí la esencia de la predicación. Por eso no nos cansamos de predicar la Palabra cada semana. Por eso creemos que la predicación es la cúspide de la reunión de los santos. Porque la predicación es un ruego y una exhortación que le hace el predicador a la iglesia para que nos esforcemos en vivir la vida que Él quiere que vivamos. O mejor dicho, que nos esforcemos en permitirle a Él vivir su vida a través de nosotros.
Para que todos tengamos la actitud y la postura correcta ante su Palabra y nos sometamos a ella en humildad y obediencia. Porque solo así veremos su gloriosa obra transformadora en nosotros.
Pablo les recuerda que cuando estuvo con ellos fue meridianamente claro y fiel en enseñarles la forma correcta de andar y agradar a Dios.
Porque Pablo fue fiel a la Gran Comisión de Jesús.
¿Qué dice la Gran Comisión? ¿Cuál fue el mandato de Jesús a sus discípulos?
Mateo 28:19-20 (NBLA)
19 »Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
[¿y qué mas?]
20 enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado…
Enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado.
Hacer discípulos no es otra cosa más que enseñarle a la gente, con nuestro vida y testimonio, a vivir la vida que Dios quiere que ellos vivan.
Y Pablo lo hizo fielmente con los tesalonicenses. ¿Y la cuál fue la evidencia? El informe de Timoteo.
Y aunque Pablo celebra que los tesalonicenses lo están haciendo, en base al informe de Timoteo, le pide algo más.
Aunque sé que ya andan de esa forma, viviendo vidas que agradan a Dios, les ruego y les exhorto a que así abunden en ello más y más.
Que abunden en ellos más y más.
Esto parece una exageración, ¿no? Que abunden más y más.
¡Oye, pero este Pablo es insaciable! ¡Este Pablo es demasiado de exigente!
No hermanos. No es que Pablo sea insaciable. No es que Pablo sea demasiado exigente.
Es que Pablo descubrió lo que es vivir de gloria en gloria.
Mire como le dice a los corintios:
2 Corinthians 3:17–18 NBLA
17 Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad. 18 Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu.
Pablo sabía cuál era la meta. Cuál era el propósito de Dios para con sus hijos: la santificación. Que cada día nos parezcamos más y más a Jesús, el ser humano perfecto.
¿Quieres saber cuán es el propósito de Dios con tu vida? ¿Quieres saber cuál es Su voluntad? ¿Quieres saber cuál es Su plan contigo?
¡Aquí está!
Que abundes más y más en vivir la vida que Dios quiere que vivas. Que abundes más y más en vivir una vida que agrada a Dios.
Esto significa que la vida cristiana no es estática sino progresiva. Nunca podremos decir que ya llegamos. Nunca podremos decir que ya mi vida es lo que Dios quiere que sea. Nunca podremos decir que ya alcancé el nivel de obediencia que Dios quiere. Nunca podremos decir que ya alcancé el nivel de integridad que Dios quiere. Nunca podremos decir que ya alcancé el nivel de adoración que Dios quiere.
Pablo lo entendió claramente cuando le dice a los filipenses:
Philippians 3:12–14 NBLA
12 No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Sí, amados, todavía puedes ser un mejor cristiano. Todavía puedo amar más a Dios. Todavía mi vida puede agradar más a Dios. Todavía puedo leer más la Biblia. Todavía puedo orar más. Todavía puedo ser más obediente. Todavía puedo ser más íntegro. Todavía puedo ser más generoso. Todavía puedo ser un mejor pastor. Todavía puedo ser un mejor hermano en la fe. Todavía puedo amar más a mi esposa. Todavía pueda amar más a mis hijas. Todavía puedo discipular mejor a mis hijas. Todavía puedo honrar más a mis padres. Todavía puedo ser un mejor empleado. Todavía puedo ser un mejor empresario. Todavía puedo ser un mejor ciudadano. Todavía puedo ser un mejor contribuyente. Todavía puedo obedecer más la ley. Todavía puedo amar más a mis vecinos.
Todavía puedo ser más como Jesús.
Por lo demás, hermanos, les ruego y les exhorto a que nunca se conformen con la manera en que están andando y agradando a Dios. Todavía pueden abundar en ellos más y más.

Porque esto es lo que Él quiere

1 Thessalonians 4:2 NBLA
2 Pues ustedes saben qué preceptos les dimos por autoridad del Señor Jesús.
Ustedes saben, le dice Pablo a los tesalonicenses, que todo lo que les enseñé no son ideas mías. No son inventos míos. No son filosofías humanas. Es lo que el Señor Jesús quiere y demanda de nosotros sus siervos.
Related Media
See more
Related Sermons
See more