Si Cristo sufrio por mi, yo con gusto sufro por El.

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Esta escrito que el Mesías tenía que padecer…
Cuando nuestros primeros padres ofendieron a Dios, Dios impuso una pena, una penitencia por ese pecado, Cristo se hace hombre y para poder salvar a la humanidad entera, era necesario que tomara sobre cuerpo la pena impuesta a toda la humanidad, por eso afirma la sagrada escritura que era necesario que Cristo padeciera; el tenía que pagar por nuestra culpa para podernos redimir, de esto podemos concluir varias cosas primero:
1. Los dolores de Cristo son mis pecados.
Primero los padecimientos de Cristo, son a causa de nuestros pecados… El no tenía culpa alguna, pero asumió completamente la pena de manera que es algo real, todos tus pecados y los míos, son los que han clavado a Cristo, los que le han hecho padecer…
“He aquí el Corazón que ha amado a los hombres con tanto extremo que no ha perdonado desvelos, hasta agotarse y consumirse por testificarles amor, y por toda correspondencia solo recibe de la mayor parte de ellos ingratitudes, significadas en los menosprecios, desacatos, sacrilegios y frialdades con que me tratan en este Sacramento de amor”.
2. Segundo que, si él debía padecer siendo inocente, nosotros con más razón debemos padecer por nuestros propios pecados.
El dolor va estar siempre presente en nuestras vidas, en distintos momentos, uno pude usarlo para salvarse o para condenarse: a lado de Cristo había dos ladrones, los dos sufriendo uno reniega de Cristo y se burla de el, el otro con humildad acepta ese dolor por sus propios pecados y alcanza esta promesa: hoy estarás conmigo en el paraíso.
Todos los días tenemos algo que ofrecer por Cristo, la enfermedad la vejez, la familia, la pobreza, uno puede renegar de ello y desafiar a Dios como el mal ladrón, o uno lo puede ofrecer como penitencia para alcanzar la salvación de Cristo.
San José Isabel flores: Si Cristo murió por mí, yo también muero dichoso por él, pues nosotros debemos de decir, si cristo sufrió por mí, yo también tengo que sufrir por él.
Padre, yo soy tan Pobre que único que le puedo ofrecer a Cristo es algo de mi dolor…
3. Es necesario estar dispuesto a sufrir con él para prepare para la guerra.
Hoy que suenan vientos de guerra, por el mundo en que en nuestro mismo México a guerras a pedazos como dice el Papa Francisco, no debemos de olvidar esta gran verdad que estamos en medio de otra gran guerra, si no nos hemos concentrado solo en los uniformes y no quien está detrás. Cuando los nazis invadieron Polonia, un anciano dijo al Papa, si Polonia no se convierte el demonio volverá con otro uniforme.
La lucha no es entre naciones o facciones es una lucha entre los Ángeles de Dios y los ángeles caídos entre el bien y el mal.
Cada uno con sus armas, el mal envenenando nuestra cultura, con las modas, la música, los comportamientos anti cristianos, invitándonos a gozar en esta vida para sufrir para siempre en la que viene con el diablo y sus amigos.
El bien, con su Iglesia, con los sacramentos, con la palabra de Dios con María, invitándonos a sufrir un poco con Cristo para gozar por siempre con Cristo y sus Ángeles.
No temamos a dolor, no temamos a la guerra, temamos solo al pecado que destruye todo…
Balam
¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo condenaré a quien el SEÑOR no ha condenado?
Pero Israel peco, se entregó a la prostitución con las hijas de Moab.
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