Propiciación

Las Doctrinas de la Cruz  •  Sermon  •  Submitted
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La satisfacción de las justas demandas de Dios en relación al pecado humano y su castigo a través de la muerte sacrificial de Jesucristo sobre la cruz, por la cual la pena del pecado es cancelada y la ira de Dios es alejada. [Propiciar significa “apaciguar y volver favorable” o “conciliar”. La propiciación es “lo que propicia; sacrificio expiatorio”. Por este término se entiende que la muerte de Cristo apaciguó la justicia divina y efectuó la reconciliación entre Dios y el hombre.].

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INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

Mis queridos hermanos, doy gracias a Dios nuevamente por la oportunidad que me brinda de poder, en esta mañana, enseñar y compartir Su Palabra con ustedes. Es un privilegio Servir al Todopoderoso, a nuestro Dios y Señor, al igual que una responsabilidad muy grande.
Hoy quiero
Hoy quiero compartir una tema muy importante que hace parte de las doctrinas o enseñanzas fundamentales que como creyentes en Cristo, debemos conocer. El tema de hoy va dirigido tanto a inconversos o incrédulos, como a creyentes nuevos que llevan pocos días o meses, así como hermanos que llevamos años en el evangelio.
A modo de introducción quiero que por un momento recordemos algunos episodios de nuestra infancia: Dónde crecimos, los juegos que jugábamos, nuestros amigos, los juguetes que tuvimos, los paseos que hicimos… Listos, ¿ya estamos recordando más o menos algunas de estas cosas?
Bueno, ahora quién de nosotros fue un hijo o una hija muy obediente?, eso de que mejor dicho era súper juicioso, que siempre hizo caso a todo lo que nuestros padres nos mandaban hacer, que era pues el mejor estudiante en el colegios, que primero hacía las tareas y luego salía a jugar, que nunca se le voló a los papas y siempre pedía permiso para salir… quién de nosotros fue ese hijo? NADIE, verdad?
Bueno, ahora quién de nosotros fue un hijo o una hija muy obediente?, eso de que mejor dicho era súper juicioso, que siempre hizo caso a todo lo que nuestros padres nos mandaban hacer, que era pues el mejor estudiante en el colegios, que primero hacía las tareas y luego salía a jugar, que nunca se le voló a los papas y siempre pedía permiso para salir… quién de nosotros fue ese hijo? NADIE, verdad?
Creo que todos en algún momento le faltamos a nuestros padres, el algún momento no fuimos obedientes, nos salimos sin permiso, dañamos cosas en la casa cuando nos decían que no jugáramos, mejor dicho, les dimos dolores de cabeza a nuestros padres, ¿verdad?
Creo que todos en algún momento le faltamos a nuestros padres, el algún momento no fuimos obedientes, nos salimos sin permiso, dañamos cosas en la casa cuando nos decían que no jugáramos, mejor dicho, les dimos dolores de cabeza a nuestros padres, ¿verdad?
Y cuando esto sucedía, si nuestra falta era grave, ¿qué nos pasaba? Nos felicitaban?, NOO!!! nos castigaban, varias veces nos pegaron, eso sí con lo que cayera: un palo, rejo, cable, chancleta, correa, rejo etc… Fue una infancia hasta un poco traumada, creo.
Y cuando esto sucedía, si nuestra falta era grave, ¿qué nos pasaba? Nos felicitaban?, NOO!!! nos castigaban, varias veces nos pegaron, eso sí con lo que cayera: un palo, rejo, cable, chancleta, correa, rejo etc… Fue una infancia hasta un poco traumada, creo.
Bueno, ahora quién de nosotros fue un hijo o una hija muy obediente?, eso de que mejor dicho era súper juicioso, que siempre hizo caso a todo lo que nuestros padres nos mandaban hacer, que era pues el mejor estudiante en el colegios, que primero hacía las tareas y luego salía a jugar, que nunca se le voló a los papas y siempre pedía permiso para salir… quién de nosotros fue ese hijo? NADIE, verdad?
Ahora, recuerden una vez más, una falta que hayamos cometido, donde nuestro papá nos haya advertido que NO hiciéramos eso o aquello, y justo nosotros, como éramos tan obedientes, fuimos tan de malas que nos paso lo que mi papá me había dicho que no hiciera. ¿Cuál era la reacción de mí mamá? “Su papá se lo advirtió, no?, ahora espere que llegué, que su pela se la van a dar!”. En ese momento uno empezaba a sudar frío, mejor dicho ya se le venía a la mente el rejo, la correa, el palo, la chancla… y ¿cuál era nuestra reacción? “Hay mamí, por favor hable con mi papá, por favor!, que mi papá no me valla a pegar, maa! yo hago lo que su merced me pida!, por favor se lo ruego...
Ahora, recuerden una vez más, una falta que hayamos cometido, donde nuestro papá nos haya advertido que NO hiciéramos eso o aquello, y justo nosotros, como éramos tan obedientes, fuimos tan de malas que nos paso lo que mi papá me había dicho que no hiciera. ¿Cuál era la reacción de mí mamá? “Su papá se lo advirtió, no?, ahora espere que llegué, que su pela se la van a dar!”. En ese momento uno empezaba a sudar frío, mejor dicho ya se le venía a la mente el rejo, la correa, el palo, la chancla… y ¿cuál era nuestra reacción? “Hay mamí, por favor hable con mi papá, por favor!, que mi papá no me valla a pegar, maa! yo hago lo que su merced me pida!, por favor se lo ruego...
Creo que todos en algún momento le faltamos a nuestros padres, el algún momento no fuimos obedientes, nos salimos sin permiso, dañamos cosas en la casa cuando nos decían que no jugáramos, mejor dicho, les dimos dolores de cabeza a nuestros padres, ¿verdad?
Nuestra reacción inmediatamente era de acudir a nuestra mamá, o nuestro hermano mayor, para que intercediera por nosotros, para que no nos fueran a castigar, que no me fueran a pegar, ¿verdad? Cualquier cosa con tal de que la ira de nuestro papá fuera apaciguada a través de mi hermano o mamá, y así evitar que nos castigaran.
Nuestra reacción inmediatamente era de acudir a nuestra mamá, o nuestro hermano mayor, para que intercediera por nosotros, para que no nos fueran a castigar, que no me fueran a pegar, ¿verdad? Cualquier cosa con tal de que la ira de nuestro papá fuera apaciguada a través de mi hermano o mamá, y así evitar que nos castigaran.
Y cuando esto sucedía, si nuestra falta era grave, ¿qué nos pasaba? Nos felicitaban?, NOO!!! nos castigaban, varias veces nos pegaron, eso sí con lo que cayera: un palo, rejo, cable, chancleta, correa, rejo etc… Fue una infancia hasta un poco traumada, creo.
Ahora, recuerden una vez más, una falta que hayamos cometido, donde nuestro papá nos haya advertido que NO hiciéramos eso o aquello, y justo nosotros, como éramos tan obedientes, fuimos tan de malas que nos paso lo que mi papá me había dicho que no hiciera. ¿Cuál era la reacción de mí mamá? “Su papá se lo advirtió, no?, ahora espere que llegué, que su pela se la van a dar!”. En ese momento uno empezaba a sudar frío, mejor dicho ya se le venía a la mente el rejo, la correa, el palo, la chancla… y ¿cuál era nuestra reacción? “Hay mamí, por favor hable con mi papá, por favor!, que mi papá no me valla a pegar, maa! yo hago lo que su merced me pida!, por favor se lo ruego...
Nuestra reacción inmediatamente era de acudir a nuestra mamá, o nuestro hermano mayor, para que intercediera por nosotros, para que no nos fueran a castigar, que no me fueran a pegar, ¿verdad? Cualquier cosa con tal de que la ira de nuestro papá fuera apaciguada a través de mi hermano o mamá, y así evitar que nos castigaran.
De manera similar mis hermanos, fue lo que nuestro Señor Jesucristo hizo por nosotros en la CRUZ, Él Señor voluntariamente intercedió por nosotros para Apaciguar la ira de Dios que estaba sobre nosotros por el pecado. Cristo satisfizo por completo la ira de Dios con su propia muerte, con Su Sangre que fue derramada por nosotros en la Cruz del Calvario, para que de esa manera el castigo que nosotros merecemos por el pecado, sea quitado, y no solo el castigo fue quitado, sino también el Señor Jesús, nos reconcilio con nuestro Padre Celestial.
Lo acabo de decir mis hermanos, lo podemos comprobar en nuestro pasaje principal, vamos por favor a:
Romanos 3.25 RVR60
25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
Así que, para los que toman nota, vamos a ver tres (3) puntos importantes para entender mejor la Doctrina de La Propiciación:

1.La Necesidad de la Propiciación: la ira de Dios está en contra del pecado del hombre (malas noticias)

Éxodo 32.9–14 RVR60
9 Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz. 10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande. 11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? 12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre. 14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
Salmo 7.11 RVR60
Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días.
Éxodo 32.10–14 RVR60
10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande. 11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? 12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre. 14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
En el contexto de este pasaje, el pueblo de Israel llevaban poco tiempo de haber salido de la tierra de Egipto, donde Dios los libró de la Esclavitud de forma maravillosa. En ese momento se encontraban en el Monte Sinai, donde Dios le dio a Moises las tablas de los 10 mandamientos, y como Moises se tardo varios días en descender, el pueblo por medio de su hermano Aaron, decidió construir un becerro de oro con aretes y joyas para adorarlo. Cuando Moises descendió del Monte Sinaí con las tablas del pacto, Dios le dijo que se habían corrompido, por que hicieron el becerro de oro para adorarlo y de inmediato el Señor se airó en contra de ellos al punto en que los iba a destruir. Sin embargo vemos que Moises intercedió por ellos, rogando al Señor en oración que no los consumiera, que tuviera en cuenta el pacto que le había hecho a sus Padres Abraham, Isaac y Jacob, donde les dijo que la tierra prometida sería de sus descendientes.
Éxodo 32.11–14 RVR60
11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? 12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre. 14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
En el contexto de este pasaje, el pueblo de Israel llevaban poco tiempo de haber salido de la tierra de Egipto, donde Dios los libró de la Esclavitud de forma maravillosa. En ese momento se encontraban en el Monte Sinai, donde Dios le dio a Moises las tablas de los 10 mandamientos, y como Moises se tardo varios días en descender, el pueblo por medio de su hermano Aaron, decidió construir un becerro de oro con aretes y joyas para adorarlo. Cuando Moises descendió del Monte Sinaí con las tablas del pacto, Dios le dijo que se habían corrompido, por que hicieron el becerro de oro para adorarlo y de inmediato el Señor se airó en contra de ellos al punto en que los iba a destruir. Sin embargo vemos que Moises intercedió por ellos, rogando al Señor en oración que no los consumiera, que tuviera en cuenta el pacto que le había hecho a sus Padres Abraham, Isaac y Jacob, donde les dijo que la tierra prometida sería de sus descendientes.
Así que vemos La Ira de Dios en acción como consecuencia del pecado del hombre, de hecho en el
Salmo 7.11 RVR60
11 Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días.
Sal
Vamos allá por favor, la palabra de Dios dice que: “Dios está airado contra (¿Quién?) el impío, es decir el pecador, (¿Cuando?) todos los días.
Ahora, quiero que pensemos lo siguiente:
¿Será que nosotros somos diferentes al pueblo de Israel?
Honestamente creo que no.
¿De dónde nos ha sacado Dios, dónde estábamos antes de conocerlo?
Y ahora miremos, lo fácil que le fallamos a Dios. Pensemos cuál es el becerro de oro que hemos construido, al cual estamos adorando antes que a Dios. De hecho, como el pueblo, ante ese becerro nosotros nos alegramos, muchas veces le damos lo mejor, nos inspira a hacer las cosas, nos esforzamos por agradarlo, cautiva nuestra atención porque ese becerro brilla, es muy llamativo… Pero en realidad se nos olvida que Dios es quién merece todo de nosotros.
Es hora de desechar el “becerro de oro” que hay en nuestra vida, que nos ciega del esplendor de nuestro Señor. Soltemos ese oro que nos lleva a la perdición y busquemos fervientemente del tesoro que hay en los cielos.
La Palabra de Dios nos enseña que no hay uno bueno, no hay quien busque a Dios, no hay quien hago lo bueno. Por lo tanto mis hermanos si Dios no nos hubiere provisto de Su Hijo, estaríamos en serios problemas, serían MALAS NOTICIAS, no tendríamos esperanza.
El Apóstol Pablo también hablo de la ira de Dios y la culpabilidad del Hombre, vamos por favor a:
Romanos 1.18 RVR60
18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
Pablo está argumentado que todos los hombres somos culpables, tanto judios como gentiles (todas las demás naciones sobre la tierra) y que estamos bajo la ira de Dios, pues antes de conocer a Cristo, nosotros éramos hombres y mujeres impíos, en cuya vida predominaba el pecado.
Sin embargo hermanos, vamos a ver lo que Dios ha hecho por nosotros:

2. La provisión de la propiciación: Jesucristo el sacrificio expiatorio.

La promesa del AT

Vamos por favor ahora a:
Isaías 53.5–6 RVR60
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Isaías 53.10–12 RVR60
10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. 12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
El profeta Isaias, aproximadamente 700 años antes de la venida de nuestro Señor Jesús a la tierra, profetizo al pueblo de Israel como El Mesías nacería, padecería, y como Dios lo quebrantaría, es decir, Dios Padre aplastó a Su Hijo al punto en que lo mato. Estaba escrito que Cristo pondría Su Vida en expiación por el pecado, en otras palabras El Señor quito el pecado mediante el sacrificio de Su Propia vida para darnos a nosotros Vida Eterna.
El alma del Señor Jesucristo fue afligida hasta el punto en que la ira de Dios fue satisfecha. El verso 11 así lo revela, Cristo apaciguo la ira de Dios, nos impartió su Justicia santa y tomó las iniquidades mías y las de ustedes hermanos; y ¿todo esto para qué? para salvarnos de la ira de Dios, del castigo del pecado, de la condenación del infierno. La sangre del Hijo de Dios fue derramada hasta la muerte, murió en medio de dos ladrones, llevó nuestros pecados en su cuerpo y oró por sus transgresores. Imaginemos esto por un momento hermanos, ustedes creen que uno al verse burlado, golpeado, maltratado y afligido, uno va a orar por las personas que le causaron esto? NO!, para nada, pero nuestro Señor SÍ lo hizo.
Así que hermanos a manera de apli
Conociendo como nuestro Señor Murió en la Cruz por mí,
La muerte de Cristo en la Cruz, no fue un acontecimiento más en su vida. Fue la consumación de Su Obra perfecta a la que había sido encomendado por Su Padre, es la muestra sublime de obediencia, sumisión, servicio y amor que el Señor por voluntad propia quiso revelar a un vil pecador como yo.
Roguemos a Dios hermanos, que el Espíritu Santo abra nuestro entendimiento para que podamos comprender la Cruz, y así doblegar nuestras vidas por completo a Cristo para atender ese llamado que Dios nos ha hecho. Esta es mi oración hermanos por la vida de cada uno de ustedes y por la mía. Si entendiéramos verdaderamente estas bendiciones maravillosas que recibimos por gracia de parte de nuestro nuestro Padre Celestial, hermanos, nuestras vidas serían diferentes, viviríamos vidas transformadas que sólo buscan glorificar el nombre de Dios.

El cumplimiento del NT

El apóstol Juan en una de sus cartas nos enseña que El Señor Jesús es la provisión de la Propiciación, vamos por favor a:
Romanos 3.21–26 RVR60
21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
1 Juan 2.2 RVR60
2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Nuestro Señor Jesús, ¿es la qué? PROPICIACIÓN! Entonces, según el Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, la palabra propiciación significa:

Satisfacción de la → JUSTICIA de Dios mediante un → SACRIFICIO. Dios es santo y su reacción vindicadora (Sal 7:11; → IRA DE DIOS) solo se aplaca al quitar el pecado que la causó.

En otras palabras, Cristo aplacó la ira de Dios al quitar nuestros pecados mediante el sacrificio de Su Propia vida, ya que la causa de la ira de Dios es el pecado. De esta manera la Justicia de Dios fue completamente satisfecha con la muerte del Cordero de Dios perfecto y sin pecado.
Luego Juan dice que el Señor Jesús no solo apaciguo la ira de Dios al quitar nuestros pecados, sino también los de todo el mundo. En este punto es importante considerar que: aunque aparentemente existe una expiación universal de los pecados de la humanidad, está expiación es eficaz sólo para aquel que recibe el evangelio, y ¿qué es el evangelio? Las buenas nuevas de Salvación, y específicamente el evangelio es Cristo, donde deber haber convicción de pecado, arrepentimiento y fe en el Hijo de Dios.
Así que la posición que debemos tomar es la que un teólogo afirma, y quiero compartir:
300 citas para predicadores de los puritanos Cristo Debe Ser Ofrecido a Todos

Aunque no haya una expiación universal, aun así en el mundo hay un mandamiento de ofrecer a Cristo a toda la humanidad, se trate de personas elegidas o reprobadas, y un mandamiento de que todos puedan recibirlo libremente, sin importar cuán grandes pecadores sean o hayan sido.

La Salvación es ofrecida a todos los hombres, pero sólo serán salvos aquellos que en su corazón se reconcilian con Dios, confesando sus pecados en arrepentimiento y depositando toda su confianza en Cristo para Salvación de vida eterna.
Finalmente, el tercer punto a considerar es:

3.La Motivación para la Propiciación: El Amor de Dios

Vamos por favor unas hojitas más adelante a:
1 Juan 4.10 RVR60
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Entonces mis hermanos, ¿en qué consiste el amor de Dios? En que Él nos amo a nosotros, y además nuestro Padre Celestial no Escatimo a Su Propio Hijo para enviarlo en Propiciación por nuestros Pecados.
Recordemos que uno de los atributos de Dios es Su Inmutabilidad, es decir que Dios NO cambia. Nuestro Padre Celestial es Santo y Justo, y en su Justicia el debe castigar el pecado; y es nuestro pecado el que provoca Su Ira Santa, sin embargo el Señor ideó la manera de que Su Propia Ira fuera apagada o apaciguada; y la manera en que lo hace es enviado a Su Hijo para para satisfacer Su Justicia por medio del Sacrificio de Cristo en la Cruz. Aquí vemos como El Señor Jesús, enviado por Su Padre, cumple con las demandas de un Dios Santo y Justo, y también el Señor Jesús cumplió con las demandas de la Santa Ley de Dios.
El cuerpo y sangre de Cristo en la cruz, es el sacrificio con la que el Padre se complació no solamente para perdonar nuestros pecados, si no también para reconciliarnos.
Vallamos a:
2 Corintios 5.19 RVR60
19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Maravilloso como Dios de manera perfecta en la cruz nos perdona, nos justifica, apacigua Su Ira, y nos reconcilia. El , en el verso 8 al 12 dice:
Ver también ; ; ; ;
Salmo 85.2–3 RVR60
2 Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; Todos los pecados de ellos cubriste. Selah 3 Reprimiste todo tu enojo; Te apartaste del ardor de tu ira.
Salmo 103.8–12 RVR60
8 Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. 9 No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. 10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. 11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. 12 Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Romanos 5.6–8 RVR60
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
; ; ;
Por un momento imaginemos sí Dios nos pagará conforme a nuestros pecados! La verdad que tenemos un Dios perfecto, amoroso, benebolente, fiel, paciente que es grande en misericordia.
Miqueas 7.18–19 RVR60
18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. 19 El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.
Mis queridos hermanos, a modo de repaso quiero que por favor reflexionemos seriamente en lo siguiente:
; ;
Aún hay becerros de oro en mi vida, que brillan cautivando todo mi atención, energía, tiempo y corazón? Recordemos que esos becerros de oro deben ser derretidos en el fuego y esparcidos en el polvo, para que más adelante no me hagan desviar del camino.
Romanos 5.6–8 RVR60
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7 Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
En esta semana consideremos lo que nuestro Señor tuvo que padecer antes y durante su crucifixión, las burlas, los golpes, su rostro desfigurado, el saber que su piel fue levantada por todos los latigazos que recibió en la espalda, la corona de espinas en su cabeza, el peso de la cruz que tuvo que cargar en ese camino al calvario, los clavos que perforaron sus muñecas y sus pies, su agonía, el sentir que el Padre lo abandono porque en ese momento se hizo pecador, siendo él santo y justo, y su última exclamación antes de morir. Pensemos en todas estas cosas hermanos, para que le demos cada día las gracias al Señor por todos los padecimientos que sufrió por mí y por ustedes, para regalarnos la Salvación, y para que no hagamos vana la cruz y Su Sacrificio al seguir llevando vidas sin cambio, sin un arrepentimiento genuino donde el Espiritu Santo obre en mi vida para moldearme cada vez más a la imagen de Cristo.
Hermanos, por favor, en el amor de Cristo, les pido que realmente tomemos la vida cristiana con responsabilidad, con seriedad, porque lamentablemente al tomar con tanta liviandad nuestro cristianismo, estamos haciendo que el nombre de Dios sea blasfemado entre los incrédulos, podemos hacer que las personas digan lo que dijo Gandi: “Yo no creo en Cristo por los Cristianos”.
Sí realmente valoramos la muerte de Cristo en la cruz, el haber tomado nuestro lugar, el habernos Justificados siendo nosotros culpables, por favor, verdaderamente llevemos vidas donde nos humillemos ante su presencia todos los días, donde reconozcamos que sin Cristo nada somos y nada podemos hacer, donde realmente nos preocupemos por tener una relación diaria con Él por medio de la oración y Su Palabra, creciendo en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo para experimentar vidas nuevas, vidas que le agradan a Dios en todo lo que hagamos.
Oremos...
;
2 Corintios 5.19 RVR60
19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
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